Epónimas anatómicas

POR P. D. RODRÍGUEZ RIVERO


Doctor en Ciencias Médicas e la Universidad Central de Venezuela.

Médico Colonial de la Universidad de Paris.

Miembro de Número de las Academias Venezolanas

de Medicina y de la Historia.

Antiguo Interno de los Hospitales Civiles de Caracas.

en el primer Concurso.

De la Sociedad de Historia de la Medicina, de Paris.

De la Sociedad de Medicina e Higiene Tropicales, de Paris. Condecoraciones con el Busto del Libertador, la Medalla de Instrucción Pública. Oficial de la Legión de Honor.

PRÓLOGO

Los orígenes de “EPONIMIAS ANATOMICAS” remontan a algunos años atrás. En efecto, en 1909 publicó el doctor RODRÍGUIEZ RIVERO, en Puerto Cabello, su “MEMORANDUM DE NOMBRES PROPIOS ANATOMICOS”, acogido con tanto entusiasmo por la crítica científica, que la edición quedó, a poco, totalmente agotada.

Enriquecida con numerosos datos vió la luz una segunda edición en 1913, en Santander (España), obteniendo el mismo franco éxito de la anterior.

No hubo sin embargo el autor de contentarse con tan señalado triunfo sino que, luego a luego, puso de nuevo manos a la obra con noble afán de perfeccionarla aún. Y de que lo ha logrado es fácil percatarse al recorrer las paginas de este libro en que, a lo novedoso del plan primitivo, y a su utilidad indiscutible, viene a sumarse hoy un copioso aporte de datos biográficos que completan felizmente la obra, dándole un toque de amenidad nunca reñida ni aun con la decantada aridez anatómica.

Sin duda que la característica más resaltante de “EPONIMIAS ANATOMINAS”, la que la consagró desde su etapa inicial de memorándum como novedad de positivo valor, es su estructuración de forma de compendio anatómico en que el detalle morfológico y la localización topográfica son fácilmente hallados por el lector, con solo acudir al nombre propio que la posteridad con justicia – así hay que creerlo al menos en la mayoría de los casos- ha asociado indisolublemente a la región o detalle solicitados. En tal sentido la labor ampliadora realizada en la presente edición es considerable, a tal punto que juzgo aventurado el pensar que se pueda señalar omisión alguna, siquiera de mediana importancia, en la enumeración actual. Con ello ha ganado la obra grandemente en eficacia como lo comprobará todo aquel que, ante una falla de la memoria y sin tiempo para inquirir en los grandes tratados el lado fugitivo que lo atormenta, hallare, que la hallará, orientación segura y rápida en las páginas de este compendio.

Como instrumento de trabajo viene pues a remediar una necesidad imperiosa bien conocida del estudiante en víspera de examen, y del práctico cuyas diarias actividades mantienen un tanto apartado de los senderos del clasicismo.

Pero conjuntamente ofrece “EPONIMIAS ANATOMICAS” otro aspecto interesante al cual ya me he referido, pero que conviene enfocar debidamente. Quiero hablar de las noticias biográficas, relativas a los autores epónimos citados en el texto. Breves las unas, cual corresponde a lo poco que la historia de la medicina ha logrado recoger de positivo acerca de la vida de algunos de los precursores; pletóricas las otras, de hechos, de comentarios, y hasta de anécdotas; todas reproducen con exactitud la fisonomía moral de los ilustres biografiados, dándole colorido y animación al conjunto.

Y de fijo que, al estudiante, le será más fácil después de leer los episodios de la vida agitada de un Astley COOPER, pongamos por ejemplo, retener en la memoria la presencia del ligamento arciforme que lleva el nombre el aquél, entre los detalles dignos de mencionarse en la descripción del ligamento lateral interno de la articulación del codo.

Si de algún libro pude decirse que refleja fielmente el temperamento mental de su autor, es éste. Porque en realidad campean en la obra dos directivas que son, cabalmente, las mismas que encontramos presidiendo la actividad científica del doctor RODRIGUEZ RIVERO.

Cirujano experto que llegó a hacer del lugar de su residencia por muchos años, Puerto Cabello, un centro quirúrgico de renombre, el amor por la Anatomía que le inculcara su maestro, el Doctor PABLO ACOSTA ORTIZ, se manifiesta en todo su ardor en la presente recopilación de datos descriptivos que, días tras día, con el mismo entusiasmo del principio, fue juntando y cotejando hasta su completa catalogación.

Historiador versadísimo en el campo de la evolución de la medicina, investigador infatigable de los archivos patrios y autor de importantes obras referentes a la medicina y a la cirugía venezolana, lógico era verle asumir la tarea de juntar en un solo manojo las dos disciplinas, la anatómica y la histórica, brindándole a la bibliografía médica nacional una nueva y valiosa contribución, merecedora del más franco aplauso.

Felicito cordialmente al doctor RODIGUEZ RIVERO por el excelente y nutrido volumen que tan acertadamente ha concebido y realizado y que constituye un interesantísimo auxiliar de la enseñanza de la Anatomía, y una fuente generosa de consulta.

Caracas, junio de 1938.

D. LUCIANI.

Profesor de clínica Quirúrgica de la Escuela e Medicina de Caracas.-
De la Academia Nacional de Medicina.

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