Palabras en el acto de instalación del IX congreso de historia de la medicina

Dra. Isis Nezer de Landaeta

Individuo de Número de la SVHM. Presidente del IX Congreso.

De acuerdo con Schipperges, “en la Historia de la Medicina cada una de sus épocas ha tenido que definir de nuevo lo que el médico es en realidad y en qué consiste la preocupación por la cultura humana, en la medida en que ésta se halla vinculada a la conservación de la salud”. Esa preocupación por lo que será de la humanidad, aparece entonces estrechamente ligada al futuro de la medicina y le corresponde a la Historia ayudar a la prevención de ese futuro, teniendo en cuenta la esencial relación que existe entre el pasado y el porvenir, es decir, entre el conocimiento de ese pasado, la Historia, los proyectos y esperanzas de la humanidad.

De aquí que reconozcamos la relevancia del papel de las materias humanísticas en la formación de un médico integral. En el momento actual, la Historia de la Medicina constituye una de las pocas, si no la única, de las asignaturas de carácter humanístico en el plan de estudios de la Facultad de Medicina de nuestra Universidad, en contraste con una de las misiones más importantes que le competen a ésta, como es la de inculcar valores para la adecuada formación de ciudadanos como hombres de criterio, poseedores de una sólida cultura. Asumiendo el compromiso de mantener la vigencia y el interés por el estudio de la Historia de la Medicina, la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina contempla entre sus actividades la realización periódica de reuniones como el presente IX Congreso que ha sido bautizado con el nombre del Dr. Francisco Plaza Izquierdo, quien fue Miembro Emérito de nuestra Sociedad y permanente benefactor de la misma, en un acto que nos honra a todos, al reconocer los relevantes méritos de Dr. Plaza Izquierdo.

Por todo lo anteriormente expresado, la Sociedad de Historia de la Medicina ha solicitado, muy expresamente, la activa participación de las Cátedras correspondientes de las Escuelas de Medicina Razetti y Vargas en la realización del Congreso, en una demostración de su interés por estimular la presencia de los estudiantes y su entusiasmo por estos temas. Se evidencian entonces dentro de los objetivos de este Congreso, no sólo la necesidad de conocer y difundir investigaciones y proyectos de desarrollo sobre la materia, sino también de propiciar un fecundo encuentro entre los miembros de la Sociedad, los investigadores, los estudiantes y otras personas interesadas en los aspectos históricos de la medicina y de la salud.

Me es particularmente grato, a nombre del Comité Organizador de este IX Congreso Venezolano de Historia de la Medicina “Dr. Francisco Plaza Izquierdo”, darle la bienvenida a todos los participantes, a nuestros ponentes y conferencistas que aceptaron gentilmente nuestra invitación y a todas la demás personalidades que nos acompañan en este acto. Antes de dejar en el uso de la palabra al Dr. Eduardo Morales Briceño, quien se referirá a los aspectos más sobresalientes de la vida y la actuación del epónimo del Congreso, deseo agradecer a todas las personas e instituciones que han colaborado para hacer posible que el mismo se lleve a cabo: al Centro Médico de Caracas, al Centro de Especialistas Unidos y a la Clínica Atías por su comprensión y generosidad, a Tamayo y Compañía, al Consejo de Desarrollo Científico y Tecnológico de la Universidad Central de Venezuela por su inmediata y favorable respuesta y al FONACIT, cuyo apoyo nos permitirá entre otras cosas, editar las memorias del Congreso, pero es necesario reconocer que es la gran generosidad de la Academia Nacional de Medicina al permitirnos la utilización de sus espacios, la que hace posible la actividad de nuestra Sociedad y la realización de este Congreso. A todos ellos, nuestra infinita gratitud.

Como todos aquellos que se han visto envueltos en el compromiso que significa la organización de un Congreso saben, los mejores resultados del mismo van a depender de los integrantes de un buen Comité Organizador: los Drs. Luis Herrera García, quien merece una especial mención por su interés y dedicación, Francisco Plaza Rivas, Consuelo Ramos de Francisco, Leopoldo Briceño-Iragorry, Daniel Sánchez Silva y Julián Viso Rodríguez, a quienes agradezco el empeño y la disposición que han permitido que este evento tuviera lugar. Debo igualmente expresar mi gratitud a la Dra. Nora Bustamante y al Dr. Juan José Puigbó por su estímulo constante y a los Drs. Daniel Bracho y Miguel González Guerra por su oportuna y eficaz colaboración y a nuestra secretaria Sra. Iraida Araujo. Pero ha sido el Dr. José Francisco, Presidente de la Sociedad quien ha dirigido realmente la organización del evento, con la incondicional ayuda de Consuelo. Vaya a ellos nuestro reconocimiento.

Con este Congreso aspiramos a contribuir a ese conjunto de esfuerzos que muchos estudiosos de la Historia de la Medicina se encuentran realizando, a estimular la investigación histórica. Sobre todo propiciar un encuentro cordial y fructífero de quienes comparten la concepción de que la medicina es una teoría histórica, que no avanza sin el apoyo del conocimiento anterior, por lo que el estudio de su historia es básico para su progreso. Todos aquellos para quienes tiene valor el saber no utilitario y la consideración histórica del hombre.-

Caracas, 28 de octubre de 2008