Frida Kahlo: enfermedad, sentimiento y arte en su obra pictórica (1907-1954)1

Dra. Consuelo Ramos de Francisco, Dr. José Francisco

1Presentado como Trabajo Libre en IX Congreso Nacional de Historia de la Medicina. Caracas. Octubre, 2008.

* Individuo de Número de la SVHM y miembro del profesorado de la UCV.

Lo único bueno que tengo
es que ya voy empezando
a acostumbrarme a sufrir.
Frida Kahlo

RESUMEN

Frida Kahlo: 1907(¿1910?)-1954, pintora mexicana, de agitada, increíble y traumática biografía, figura mítica llena de magnetismo. Tercera esposa del famoso muralista mexicano Diego Rivera, quien la describió como: “... ácida y tierna, dura como el acero y delicada y fina como el ala de una mariposa, adorable como una bella sonrisa y profunda y cruel como la amargura de la vida”. Se comentan sus principales problemas de salud: poliomielitis, grave accidente de tránsito, traumas psicopatológicos y 32 intervenciones quirúrgicas, además de otras afecciones y frustraciones, surcadas por el dolor, reflejados en su obra pictórica llena de realismo y gran colorido. Se revisan hechos relevantes signados por tragedia y enfermedad: nacimiento e infancia, poliomielitis, accidente, matrimonio, abortos, su obra artística, amputación de la pierna y muerte. Su diario es un fiel documento médico, que evidencia las realidades más desoladoras con alegrías y tristezas. Fallece el 13 de julio de 1954, a causa de una embolia pulmonar y de profunda tristeza.

Palabras clave: Frida Kahlo. Arte y enfermedad. Psicopatología. Fibromialgia. México. Dolor. Historia de la medicina.

ABSTRACT

Frida Kahlo: 1907(1910)-1954, Mexican painter, of anxious, incredible and traumatic biography, full mythical figure of magnetism. Third wife of the famous Mexican muralist Diego Rivera, who described it like: “… acid and tender, it lasts like the delicate and fine steel and like the wing of a butterfly, adorable like a beautiful deep and cruel smile and like the bitterness of the life”. Her main problems of health are revised: poliomyelitis, serious traffic accident, psychopathologic traumas and 32 surgery operations, in addition to other affections and frustrations, furrowed by pain, reflected in its full pictorial work of colorful great realism. Relevant facts signed by tragedy and disease are reviewed: birth and childhood, poliomyelitis, traffic accident, marriage, abortions, her artistic work, amputation of the leg and death. Her diary is a faithful medical document, that demonstrate the most devastating realities with joys and sadnesses. She died July 13, 1954, because of pulmonary embolim and deep sadness.

Key words: Frida Kahlo. Art and disease. Psychopathology. Fibromyalgy. Mexico. Pain. Medicine history.


INTRODUCCIÓN

En 2007 se cumplieron cien años del nacimiento de la bella y misteriosa pintora mexicana Frida Kahlo, por lo que en su país natal, así como en el mundo entero, se prepararon muestras, eventos, películas y homenajes para conmemorar esta gran efeméride. Como ejemplo, una aerolínea francesa en sus vuelos a México exhibía películas sobre Frida, así como el menú ofrecido a sus clientes llevaba nombres alusivos a la pintora. Cabe resaltar la muestra de las obras de arte que organizó el Palacio de Bellas Artes de México, en homenaje a sus cien años “Frida Kahlo 1907-2007. Homenaje Nacional”, donde se mostraron 354 piezas, entre óleos, dibujos, acuarelas, grabados, cartas y fotografías, la mayor muestra sobre Frida jamás exhibida. Según informó el Instituto Nacional de Bellas Artes de México (INBA), Frida, es considerada por los críticos como la artista mexicana más conocida en el mundo. Cuando cerró esta exposición en agosto de 2007, los organizadores estimaron que se sobrepasó la cifra de 450.000 visitantes. La exposición “Frida” no sólo rompió el récord de asistencia en cuanto a exposiciones en el Palacio de Bellas Artes, sino que se ha convertido en una de las exposiciones pictóricas más visitadas en México.

Con motivo de participar en los eventos: “41º Congreso Internacional de Historia de la Medicina” y en el “X Congreso Internacional Salud y Enfermedad” (2008), realizados en Ciudad de México, visitamos de nuevo su bella casa azul de Coyoacán (Figura 1) tuvimos en nuestras manos la excelente biografía “Frida” de Hayden Herrera y el libro de Teresa del Conde y Magali Tercero “Frida Kahlo una mirada crítica”. Además revisamos los libros de Raquel Tibol basados en fuentes de primera mano (“Su luz más íntima”, 2005), pudimos asistir, por casualidad, a una pequeña, pero interesante exposición fotográfica sobre Frida, en la ciudad de Puebla, así como la disponibilidad y revisión de una copiosa literatura sobre tan interesante personaje. Fueron elementos suficientes para motivarnos a escribir este ensayo, el cual compartimos con la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, en su IX Congreso Nacional. Hoy existe sobre Frida una valiosa y abundante literatura biblio-hemerográfica, llena de apreciaciones, interpretaciones y análisis, donde se diría que falta poco por agregar, pero la revisión de su obra pictórica a la luz de una interpretación psicopatológica, llena de realismo y de gran colorido, así como y la revisión y relectura de su compleja historia clínica, el penoso estado de salud físico que le acompañó toda su vida y la densa obra de sus biógrafos constituyen motivos suficientes para escribir este artículo de revisión en el cual intentamos acercarnos a su historia médica. Indiscutiblemente, su vida quedó marcada por el sufrimiento físico, por la genialidad y la enfermedad, Frida vivió intensamente, pero también Frida marcó a México, marcó a la mujer, al pensamiento, a la pintura de su época y a las generaciones posteriores con sus “pinturas emocionales y realistas.” La obra artística de Kahlo es una síntesis de su vida que ha desatado toda una pasión, todo un mito. En este trabajo nos referiremos especialmente a su enfermedad, a su sufrimiento, intentando hacer una breve revisión psicopatológica.

Figura 1. Casa Museo en Coyoacán
Figura 1. Casa Museo en Coyoacán

Infancia y juventud

Magdalena Carmen Frida Kahlo y Calderón conocida como Frida Kahlo: mujer de interesante, apasionante y agitada vida, de fascinante leyenda, pintora mexicana, probablemente la artista más idolatrada de su tiempo. De impresionante magnetismo, dramática, “casi bella” (1), quienes la conocieron la describen de ojos almendrados, brillantes, de mirada resplandeciente, penetrante e inteligente, ojos protegidos por cejas muy negras y pobladas, las cuales formaban una línea continua a través de su frente; de mirada triste y a veces seductora, de risa franca y espontánea. Vestía ropa llamativa, de exuberantes colores, prefería los trajes regionales: güipil, rebozos, faldas largas típicas mexicanas, atuendo especial que complementaba con hermosos y coloridos collares y zarcillos que lucían muy bien en su delicada y pequeña figura, tal como se evidencia en la gran cantidad de fotografías existentes, así como en las descripciones biográficas y en sus autorretratos, no obstante su risa ligera y exagerada, su irreverencia y atrevido comportamiento rompían el prototipo de mujer de la época. Hoy es una figura de poder mitológico.

Personaje de agitada, sufrida e increíble biografía, que encierra una extraordinaria mujer, que revela muchas cualidades. Nace el 6 de julio de 1907 en la población de Coyoacán, Ciudad de México y muere el 13 de julio de 1954 en su misma casa, donde 47 años antes había nacido. Sobre su fecha de nacimiento según algunos biógrafos y según señalaba la propia Frida que había nacido en 1910, con el inicio de la Revolución Mexicana; bien lo expresaba la misma Frida “pertenezco al surgimiento del México moderno.” Fue la tercera hija de Guillermo Kahlo, fotógrafo de origen germano-húngaro, de origen judío y de la dama mexicana Matilde Calderón y González, de ascendencia española e indígena y de marcada formación católica.

Sin embargo, el estudio de Gaby Franger y Rainer Huhle (2) que refiere datos, comentarios y anécdotas sobre su familia, sostiene que su padre fue una personalidad muy influyente en su vida, su familia formó parte de la leyenda comentada por la propia Frida en su autobiografía. Estos autores sostienen que su padre probablemente nació en Pforzheim, pequeña ciudad de Alemania y que sus abuelos pertenecieron a la burguesía local y eran de religión luterana.

Revisar y hurgar en su vida es verla a través de su pintura. Cuentan que cuando la señalaron como pintora surrealista, ella acotó: “No puedo ser surrealista, mi pintura es realista, ella refleja mi propia vida.” Su niñez y adolescencia transcurren en un México de cambios políticos. De su infancia, en su casa natal de Coyoacán, cuenta que fue de gratos y difíciles recuerdos, de ella recuerda a su amiga imaginaria, con quien acostumbraba a jugar, situación que representará más tarde en una de sus obra “Las dos Fridas” (1939). Al poco tiempo de nacida, su madre enfermó y la niña fue amamantada por una nodriza indígena, escena plasmada en su obra “Mi Nana y yo”(1937) Sobre ello refería la propia Frida: “Me crió una nana cuyos senos se lavaban, cada vez que iba a mamar”, situación que muchas veces comentó y que la hacia sentirse muy orgullosa de su herencia mexicana. Sus hermanas mayores Matilde y Adriana, cuidaron de ella y de la más pequeña, Cristina. Tuvo además dos hermanas por parte de su padre, María Luisa y Margarita, quienes fueron enviadas a un convento, cuando su padre se casó con su madre (3).

Su madre, Matilde Kahlo y su padre, eran muy débiles de salud, sufrieron de “ataques,” descritos como decaimiento, debilidad y hasta pérdida del conocimiento, los cuales se hicieron más frecuentes en la edad madura. Frida se inició en el colegio entre los tres y cuatro años de edad, donde asistía con su hermana menor Cristina. Su conducta traviesa, rebelde, muchas veces de burla y hasta de “maldad”, la caracterizaron en sus primeros años. De niña fue gordita. Lamentablemente a los seis años Frida contrajo poliomielitis y tuvo que permanecer cerca de nueve meses en su cuarto, “Todo comenzó con un dolor terrible en la pierna derecha, desde el muslo hacia abajo” recordaba: “Me lavaban la piernita en una tina con agua de nogal y pañitos calientes” (1,3,4). Este padecimiento la caracterizaría como una niña enferma y débil, situación que influiría en su salud el resto de su vida. El sufrimiento y las secuelas de la poliomielitis marcaron su existencia. La pierna delgada y atrofiada, así como dolor, mucho dolor, le van a acompañar siempre. Justo en este periodo, quizá a causa de su reposo y la soledad en su habitación de enferma, es cuando crea fantasías con su amiga imaginaria de su misma edad: “No recuerdo su imagen, ni su color” decía. “Pero si se que era alegre, se reía mucho, sin sonidos. Era ágil y bailaba…Yo la seguía en todos los movimientos y le cantaba. Le contaba mis problemas secretos…Han pasado 34 años desde que viví esa amistad mágica y cada vez que la recuerdo, se aviva y se acrecienta más y más dentro de mis mundos” (1, 4).

Tras una convalecencia larga recupera su salud, con ejercicios físicos en bicicleta y en la piscina. Asistía a clases de deportes y logró triunfos en natación. No obstante su pierna quedó muy delgada, lo que hizo que usara botas con un tacón más alto. Esa situación hizo que sus compañeros de la escuela y niños vecinos la apodaran “Frida Kahlo, pata de palo”. Frida tardó muchos años en lograr cambios y superar sus traumas. La poliomielitis fue sólo el comienzo. Durante toda su vida odió las secuelas de esa enfermedad.

En 1922, en su adolescencia, ya esbelta, “una adolescente frágil,” ingresa a Escuela Nacional de Preparatoria de Ciudad de México, una prestigiosa institución educativa mexicana, fundada en 1868, que recién empezaba a admitir mujeres como alumnas. Entre sus compañeros se encontraba la crema de la juventud mexicana. El país vivía un proceso de importantes cambios políticos, con el presidente Álvaro Obregón a la cabeza del gobierno y José Vasconcelos como Secretario de Educación Pública. Era un clima de activismo y progreso político en el México de entonces. Allí sus juegos y travesuras de joven, sus inquietudes artísticas y políticas y su activa participación en la escuela; la convirtieron en cabecilla de un grupo formado mayoritariamente por varones jóvenes, rebeldes, con quienes realizó innumerables travesuras. Su modo de ser fascinaba a sus amigos y prefería jugar con ellos en los pasillos, que integrarse con sus compañeras. Para muchas, Frida era una “tomboy”, rebelde. Tenía amigos en varias pandillas de la preparatoria y compartió con un grupo literario, donde conoció a Salvador Novo y otros destacados intelectuales de la época (elitistas, puristas y vanguardistas) Se integró en un grupo de jóvenes conocidos como “los cachuchas” que debían su nombre a la gorra que utilizaban y en el que participaban siete hombres y dos mujeres. Una de ellas era Frida y con ellos experimentó la lealtad de la amistad. Se ha dicho que, en algún momento, Frida fue expulsada, situación que se manejó directamente con el Dr. Vasconcelos, en la Dirección General de Educación. Fue ávida lectora, inteligente, sabía usar la jerga de la calle y podía refinar su lenguaje. Deseaba estudiar Medicina, por lo cual cursó algunas materias que le conducirían a estos estudios. Su deseo se vio frustrado, pues tuvo que trabajar en el estudio fotográfico de su padre, para contribuir al mantenimiento de su casa. Fue precisamente en esa escuela donde entraría en contacto con su futuro marido, el conocido muralista mexicano Diego Rivera, a quien se le había encargado pintar un mural en el auditorio. Frida se enamoró locamente de Diego Rivera. Veía en él a un hombre “bondadoso, cariñoso, sabio y encantador,” Rivera fascinaba a Frida, no obstante, fue varios años después, cuando se estableció esa relación. Antes Frida fue novia del jefe de “los cachuchas,” Alejandro Gómez Arias, brillante orador y primer amor de Frida, romance que se inicia en 1923. Entre ambos existió una bella relación amorosa, de la cual da fe un grupo de cartas íntimas llenas de dulces recuerdos. Según Arias, Frida se entregó a una aventura amorosa con él. Ella siempre fue perseguida por el dolor, que la obligó a largas estancias en cama, incluyendo dolorosos abortos, que frustraron su maternidad (5,1).

El accidente

En la tarde del 17 de septiembre de 1925, a los 18 años de edad, sufre uno de esos accidentes que provocan horror y secuelas para toda su vida, cuando inesperadamente el autobús donde viajaba, chocó con un tranvía, el cual se incrustó en el autobús de madera. El bus, que se dirigía a Coyoacán, estaba casi lleno, Alejandro Gómez la acompañaba. Ocurrió en una esquina, frente al mercado de San Lucas. En el impacto, un pasamanos se incrustó en la delgada figura de Frida, lo que le produjo una hemorragia grave, según relata Alejandro Gómez: “Algo extraño pasó. Frida completamente desnuda. El choque desgarró su ropa,” Un hierro se incrustó en su cadera y atravesó su vientre, estaba bañada en sangre. Varias personas fallecieron en el accidente. Frida fue trasladada al hospital de la Cruz Roja, donde la operaron por primera vez. Durante un mes no se sabía si sobreviviría. Encerrada en una serie de cajones y forrada en yeso, sin saber si podría caminar. Había perdido el sentido. Su hermana Matilde era quien la visitaba y la atendía, tal como lo manifiesta en su diario; ánimo, fue lo más importante que le dio Matilde. En una ocasión Frida le contó a Alejandro: “en este hospital la muerte baila alrededor de mi cama por las noches”. Después del accidente, el dolor, la entereza y la tristeza se convirtieron en los temas centrales de su vida. Convaleciente del accidente, en su casa de Coyoacán inicia su obra pictórica. Su primer autorretrato data de 1926, se lo regala a Alejandro y se ha señalado que fue una especie de súplica visual. La obra es oscura y melancólica, pero se representa como una mujer bella, frágil y llena de vitalidad, con un hermoso vestido color vino, para ese entonces Frida tiene 19 años. Su padecimiento continúa, y van a ser múltiples las recaídas. Un año después del accidente un cirujano ortopédico descubrió que tres vértebras estaban fuera de lugar, por lo que tiene que usar corsé de yeso que la mantuvo inmóvil durante varios meses. A eso se sumaba un aparato ortopédico en el pie derecho. Después de la poliomielitis Frida hizo grandes esfuerzos por movilizarse. Tras el accidente tuvo que aprender a estar quieta, pero también tuvo que hacer grandes esfuerzos por volver a caminar, a desplazarse por si sola. No obstante, se inclina por la pintura, para ocupar largas horas del reposo forzado.

Con motivo de su exposición en New York (1938) contaba a una amiga: “Nunca pensé en la pintura hasta 1926, cuando tuve que guardar cama a causa del accidente…Con unas pinturas y pinceles de mi padre y un caballete especial que mandó hacer mi madre para poder pintar acostada. Así empecé a pintar” (3). Por las secuelas del accidente, se sometió a treinta y dos operaciones; recurriendo al tequila para calmar el dolor. En muchos de sus cuadros quedan reflejados estos años de sufrimiento. A menudo se pintaba a si misma con un collar de espinas, clavos o con cortes en el cuerpo, a modo de expresar su dolor. Ella decía: “Mi pintura lleva un mensaje de dolor. Ha completado toda mi vida. He sido mi propia modelo” evidenciado en una proclividad al autorretrato (1,2,7).

Su vida con el artista o su segundo accidente

A finales de 1927 Frida se encontraba bastante recuperada, pero el dolor en su pierna derecha persistía; había interrumpido sus estudios y volvió a sus andanzas con artistas y compañeros. Participaba en movimientos políticos del momento y en círculos intelectuales. En 1928 Frida se afilió al Partido Comunista. Por su amistad con Tina Modotti, conoce de cerca de Diego Rivera y sustituye su viejo amor de Alex, por Diego. Para ese momento Rivera tenía 41 años y era un renombrado artista mexicano (Figura 2). Rivera no estaba comprometido. Su matrimonio con la bella Lupe Marín ya estaba terminado. Recién casados, viven en el elegante paseo de Reforma en Ciudad de México. Frida era la niña bonita de Rivera, de quien adoraba su frescura y candidez. En 1930, después de tres meses de embarazo Frida sufrió un aborto, situación que plasmó en un célebre dibujo con Diego niño dentro de su vientre, visible por rayos X, titulado: “Frida y la operación cesárea”. Este fracaso como madre la afecta profundamente. A esto se suman las aventuras amorosas de Diego con su asistente Ione Robinson (1930), bajo esta situación, comentó una vez: “Sufrí dos accidentes graves en la vida”… “el primero cuando me atropelló el tranvía y el otro accidente es Diego” (1 ).

Figura 2. Frida con su marido Diego Rivera (1932)
Figura 2. Frida con su marido Diego Rivera (1932)

La creciente reputación de Rivera en los Estados Unidos, los llevó entre 1931 y 1934, a pasar la mayor parte del tiempo entre las ciudades de New York y Detroit. A Rivera le gustaba Estados Unidos, Frida soñaba con regresar a México, con este motivo pinta algunos cuadros, entre ellos “Mi vestido cuelga ahí” 1933) propiedad de la Galería Hoover de San Francisco, el “Autorretrato entre México y Estados Unidos” (1932), “Frida y el aborto” (1932), entre otros, todos portadores del dolor físico y psicológico de Frida. Entre 1937 y 1939, el revolucionario ucraniano León Trosky vivió exiliado en la casa de Frida y Diego en Coyacán. De esa situación se dijo que tuvo un romance con el líder comunista. Tras su asesinato a manos del stalinista Ramón Mercader, miembro de la NKVD. Fue acusada junto con Diego Rivera como autores del crimen, por lo cual les arrestaron, pero finalmente fueron dejados en libertad (6,7).

En 1938 el poeta y ensayista del surrealismo André Bretón califica su obra de surrealista en un ensayo que escribe para la exposición de Kahlo en la galería Julián Levy de Nueva York. No obstante, ella misma declara más tarde: “Creían que yo era surrealista, pero no lo era. Nunca pinté mis sueños, pinté mi propia realidad”(3). En 1939 expone, gracias a Bretón, en la galería Renón et Collea de París. Su estancia en la capital francesa la llevó a relacionarse con el pintor malagueño Pablo Picasso y aparecer en la portada del Vogue francés. Para entonces Frida era conocida en el mundo entero. A partir de 1943 dio clases en la escuela La Esmeralda de México, DF (1) y participaba en los círculos de intelectuales de su país.

Enfermedad, sentimiento y arte en su obra pictórica

Frida Kahlo se movió en el ambiente de los grandes muralistas mexicanos de su tiempo y compartió con ellos triunfos e ideales; creó una pintura absolutamente personal, calificada por muchos como ingenua, surrealista y profundamente realista a la vez, expresionista y metafórica al mismo tiempo, producto de su exaltada sensibilidad y de los traumáticos acontecimientos que marcaron su vida. Frida fue motivo de muchas historias clínicas con omnipresencia del dolor. No sólo por su padecer incontable y sus dolorosos problemas de salud, fue su realidad, una realidad traumática física y psicológica que golpearon su vida. Como señaláramos, el accidente en el tranvía ocurrido en 1925, la dejó con lesiones permanentes debido a que su columna vertebral quedó fracturada, así como diversas costillas, cuello y la pelvis, su pie derecho se dislocó quedando aplastado, su hombro se fracturó y un pasamano le atravesó el vientre, introduciéndosele por el costado izquierdo. La medicina de su tiempo solo podía ofrecer reposo, yeso, operaciones quirúrgicas, corsés de distintos tipos y mecanismos de “estiramiento”. El aburrimiento que le provocaba su dolorosa postración la llevó a pintar. En 1926, aún convaleciente, pintó su autorretrato, el primero de una larga serie, en la cual expresará los eventos de su vida y sus reacciones emocionales ante los mismos. La mayoría de sus pinturas las realizará en su cama de convaleciente y en el baño. Sin embargo su gran fuerza y energía por vivir le permitieron una importante recuperación. La pintura formó parte de la lucha que Frida Kahlo sostuvo por su vida y constituyó una manera de controlar, de contar y de autocreación “soy el motivo que más conozco” señalaba. Mientras se recuperaba, recaía y se volvía a reestablecer. Cabe mencionar aquí su cuadro La columna rota (Figura 3, 1944), después de haber sido sometida a otra intervención quirúrgica que la deja nuevamente encerrada de una especie de caja o aparato, en este autorretrato Frida se pinta quebrantada y alejada de la realidad (1,3,7).

Figura 3. La columna rota (1944)
Figura 3. La columna rota (1944)

La fotógrafa Lola Álvarez Bravo, amiga de Frida señaló en alguna oportunidad: “Frida es la única pintora que se dio luz a sí misma. Frida “murió” en el accidente. La lucha entre las dos Fridas, la muerta y la viva se daba siempre dentro de ella” y se evidencia en su obra (7). Tras la recuperación, que le devolvió la capacidad de caminar, una amiga íntima la incorporó en los ambientes artísticos de México donde se encontraban, entre otros, la conocida fotógrafa, artista y comunista Tina Modotti y el futuro marido de Frida, Diego Rivera. La artista contrajo matrimonio con Rivera el 21 de agosto de 1929. Su relación consistió en amor, aventuras con otras personas, vínculo creativo, odio y un divorcio en 1940, separación que solamente duró un año, casándose de nuevo con Diego el año siguiente. Fue una relación patológica. La infidelidad de Diego la hizo muy infeliz. Sin embargo Frida estuvo siempre aferrada sentimentalmente al pintor.

Poco después de su divorcio con Diego Rivera, Frida Kahlo terminó un autorretrato que refleja dos personalidades: “Las dos Fridas” (1939). Con este cuadro (Figura 4), asimila la crisis marital, a través de la separación entre la Frida en traje de tehuana, el favorito de Diego y la otra Frida, de raíces europeas, la que existió antes de su encuentro con él. Los corazones de las dos mujeres están conectados por una vena, la parte europea rechazada de Frida Kahlo, amenaza con perder toda su sangre, pintura a la cual nos referiremos nuevamente (l,3).

Figura 4. Las dos Fridas (1939)
Figura 4. Las dos Fridas (1939)

Su matrimonio fue comentado por amigos e intelectuales y lo llamaron “la unión entre un elefante y una paloma”, pues Diego era gordo, alto, enorme y ella era pequeña, delgada y frágil. Durante su matrimonio, otro trauma psicológico se sumó a su vida: los embarazos frustrados, probablemente debidos a las lesiones que dejó el trágico accidente, situación que la golpeó mucho ya que ella siempre deseó procrear un hijo de Diego Rivera, situación traumática que tardó muchos años en aceptar. (Diego y yo, 1949) (3,7). A pesar de las infidelidades de Diego con otras mujeres -incluida una hermana de la pintora- él ayudó y amó a Frida en muchos aspectos. Existen innumerables fotografías que exhiben la difícil relación. Fue él quien le sugirió a Frida que vistiera el traje tradicional mexicano, largo y colorido y con joyería exótica. Este estilo marcó e identificó a Frida como un símbolo propio, como una mexicana rebelde, auténtica que se identificaba con su patria, pero con una personalidad propia, firme. Él amaba su pintura y fue también su mayor admirador. Frida, a cambio, se dice que fue la mayor crítica de Diego y el amor de su vida.

Frida escribió su diario desde 1944 hasta su muerte, el diario encuadernado en cuero rojo con sus iniciales en dorado (F.K) del cual sólo se conservan 161 páginas, pero muchas ediciones comentadas. En sus imágenes y sus palabras permiten ver su vida, sus sentimientos, sus angustias, con soltura en el texto, de manera transparentemente, sin complejos, ni mentiras, es tan auténtico y realista como sus cuadros. (l). Otros autores han señalado la existencia o no, de vínculos entre sufrimiento y arte, entre enfermedad y creación o entre la productividad de los artistas y los vaivenes de su estado anímico; en este sentido, algunos estudios favorecen esas ideas; son muchos los libros y ensayos que aseguran que el dolor, particularmente el anímico, es musa y estímulo. Musa que puede transformarse en creación cuando la melancolía cede y cuando la tristeza amaina; musa que abrasa cuando la persona transforma en color, su dolor como en el caso de Frida (8,9).

En la primavera de 1953, la Galería de Arte Contemporáneo de México, le organizó, por primera vez, una importante exposición. La salud de Frida estaba muy debilitada para ese entonces, los médicos le prohibieron el asistir a la misma. Minutos después de que todos los invitados se encontraran en el interior de la galería se empezaron a oír sirenas desde el exterior. La muchedumbre en tropel se dirigió a la entrada, allí estaba una ambulancia acompañada de una escolta en motocicleta: Frida Kahlo había sido llevada a su exposición en una cama de hospital. Los fotógrafos y los periodistas se quedaron impresionados. Fue colocada en el centro de la galería, donde una multitud fue a saludarla. Frida contó chistes, cantó y bebió la tarde entera (1,2). Fue una de las últimas veces que se vio feliz. Al año siguiente de esa exposición murió en Coyoacán, el 13 de julio de 1954. No se realizó autopsia. Fue velada en el Palacio de Bellas Artes, de Ciudad de México y su féretro fue cubierto con la bandera del Partido Comunista mexicano, hecho muy criticado por la prensa nacional. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas las alberga la Casa Azul de Coyoacán, lugar que la vio nacer.

Una interpretación psicopatológica:

Hemos tratado de comentar brevemente los principales problemas de salud de Frida: poliomielitis, grave accidente de tránsito, numerosas intervenciones quirúrgicas, abortos y traumas psicopatológicos, además de otras afecciones y frustraciones, reflejadas en su obra pictórica, llena de realismo y gran colorido. Podemos observar que analizar la obra pictórica de Frida Kahlo es hurgar en lo más profundo de sus sentimientos, es revisar sus sufrimientos, melancolías, dolor y frustraciones. No obstante, en este análisis es importante revisar las investigaciones que sobre este aspecto han realizado Elsa Rappoport de Eisemberg (coord.); Ana Bustamante, Hilda D’Aniello de Calderón, Isabel Eckell de Muscio y Patricia O’DonnelL, en cuyo trabajo “Autorretrato. La dimensión narcisista de la transferencia” (10) las autoras refieren la exploración psicoanalítica del arte, es decir el análisis e interpretación a la luz de la psicología y de la psiquiatría de los artistas y de sus obras, tal como lo expresa esta metodología de la exploración psicoanalítica del arte, la cual es de larga data, ya que los múltiples análisis referidos a importantes artistas a lo largo de la historia tienen un largo camino desde los trabajos de Sigmund Freud. Señalan que es importante, en ese tipo de análisis, interrogar al arte (¿qué dice el arte mismo del artista?), al autor, su tiempo, su vida y la obra. Por otra parte, consideran de gran interés la revisión de los autorretratos, lo cual ha sido trabajada por destacados psiquiatras. La metodología se sustenta en la “construcción de metáforas o figuraciones que enriquecen nuestro bagaje teórico de psicoanalistas”. Para ello señalan: “Concebimos la obra como representaciones, producto de la capacidad del creador de transformar su caos interno, su dolor psíquico, sus traumas, cabalgando en la urgencia de la pulsión, en manifestaciones artísticas. Por su parte, el escritor Mario Vargas Llosa (11) nos recuerda que: “La invención pura no existe. La invención es siempre un fantaseo a partir de imágenes de la memoria... la irracionalidad humana, es pues, una fuente maravillosa de creatividad”. Las citadas autoras estudiaron la vida y obra de Frida Kahlo a través de la rica literatura a que ha dado lugar la fascinante historia de dicha pintora, señalan: “Hicimos reflexiones acerca de su famosa obra” Las dos Fridas” (1937). Invita a imaginar por un momento el cuadro de las dos imágenes de Frida, unidas por un mismo sistema circulatorio. Una es la Frida mexicana, como la madre o la niñera india que la cría y la otra es la Frida centroeuropea, como el padre. Ambas dejan ver sus corazones, pero el de la europea está desgarrado, al igual que su vestido, a la altura de dicho órgano. Las dos figuras están unidas por una arteria que va desde un retrato de Diego Rivera cuando era niño y que la Frida mejicana sostiene en una mano. Pasa por su corazón y desde allí se dirige al cuerpo de la Frida centroeuropea. Ésta, a su vez, detiene la pérdida de sangre que fluye por la arteria, utilizando una pinza de cirugía. Hay manchas de sangre en su vestido victoriano. Es indiscutible que Frida convive con sus heridas físicas y psíquicas, con su cuerpo sufriente de mujer, sus heridas psicológicas y emotivas y sus desgarros de alma sin embargo (10,1).

Entre sus más doscientos cuadros figuran unos setenta autorretratos, lo que revela el carácter intensamente personal de su obra. En una ocasión le preguntaron por qué pintaba tantos autorretratos y sobre ello comentó: “Me retrato a mí misma porque paso mucho tiempo sola” (1). Cuando leemos las cartas escritas a Alejandro Gómez durante su recaída (1926-1927), es impresionante observar la voluntad y el gran deseo de vivir y de disfrutar, su ímpetu juvenil está presente. Otros autorretratos reflejan una imagen de mujer bella, enamorada, llena de vida, y melancólica.

Un diagnóstico a la luz de la nueva medicina

Desde temprana edad la pintora mexicana vivió inmersa en el dolor, pudiéramos decir que “el dolor fue parte de ella”. Algunos estudiosos de sus autorretratos han revelado la presencia de una enfermedad reumática, dolencias óseas y musculares permanentes y traumas físicos. A la luz de nuevas interpretaciones y de investigaciones médicas recientes, la nueva óptica médica sugiere que la verdadera causa del padecimiento de Frida fue una “fibromialgia post traumática”, afección que no se conocía en la medicina en 1920 y en los años posteriores, por lo que se le diagnosticaron varias enfermedades cuya denominación es diferente de las actuales. Los avances recientes sobre esta enfermedad, han establecido que este padecimiento afecta al 2 % de la población general y de este porcentaje, el 90 % son mujeres en edad reproductiva (12). La fibromialgia (FM) se caracteriza por presencia de dolor crónico generalizado; el cual suele ser más intenso en el cuello y en la aparte baja de la espalda y empeora con la tensión emocional, insomnio y cambios de clima. Con frecuencia se acompaña de parestesias (sensación de hormigueo, adormecimiento o calor) en las extremidades. El dolor de cabeza puede ser global o con características de migraña. El padecimiento puede ser desencadenado por un traumatismo físico o psicológico, como fue el caso de Frida. La FM se caracteriza por dolor muscular generalizado y crónico, fatiga extrema que no mejora con el reposo y trastornos del sueño. Existe un solapamiento significativo entre la FM y el síndrome de fatiga crónica. Los pacientes con FM con frecuencia tienen otras molestias como lo son: dolor de cabeza, crispamiento constante de la mandíbula durante la noche, adormecimiento de brazos y piernas, cólicos abdominales, molestias para orinar, ansiedad y sequedad de ojos y boca. Es también característica una hipersensibilidad a la presión en puntos bien definidos del cuello y de la parte baja de la espalda (12). Es importante enfatizar además que el hecho de que exista un componente emocional en la FM, no le resta valor como síndrome clínico, ni tampoco convierte a los pacientes en culpables de su propio sufrimiento (13). Existe una amplia variación en el impacto psicológico que produce esta enfermedad, hay pacientes que lo entienden y manejan su ansiedad con cierta facilidad; en cambio, otros tienen crisis de angustia o están profundamente deprimidos por su padecimiento. Estas dolencias no estaban identificadas como tal para la época.

Los avances más recientes sobre este tema describen que el dolor profundo y la hipersensibilidad a la palpación, pudiesen ser provocados por el mecanismo denominado “dolor mantenido por el sistema simpático.” Es sabido que después de un evento (trauma físico o emocional, infección), puede desatarse, en ciertos personas susceptibles, una incesante hiperactividad simpática. Dicha hiperactividad induce una excesiva producción de nor-epinefrina (también llamada nor-adrenalina), sustancia que es capaz de sensibilizar a los receptores primarios del dolor, tanto centrales como periféricos e inducir al dolor generalizado e hipersensibilidad según lo cual el dolor fibromiálgico es un dolor “neuropático”, es decir que el problema fundamental está en los nervios encargados de transmitir el dolor (12,13,14).

Varios autores concluyen hoy, a la luz de un diagnóstico médico histórico, que Frida Kahlo “quedó atrapada en la red dolorosa de una fibromialgia postraumática, tras el accidente de tránsito que transformó su vida. Los especialistas que han analizado su caso clínico indican que la paciente manifestaba hipersensibilidad y dolor en once puntos del cuerpo” (14). Entre sus médicos figuraron los doctores Juan Farill, Luis Méndez, Velasco Zimbron y Leo Eloesser, quienes llevaron minuciosamente la historia clínica de Frida. Posteriormente, otros galenos, psiquiatras, historiadores y psicólogos han interpretado y descrito más detalles de su historia clínica a la luz de los nuevos adelantos científicos.

Indudablemente que Frida Kahlo expresó su padecimiento en sus autorretratos, especialmente en cuadros como “El Cervatillo” (1946), donde manifiesta su dolor mediante flechas y clavos en su cuerpo. Otro ejemplo lo vemos en “La Columna Rota” (1944), que refleja el dolor eterno en el que vivió, pero que también ha coincidido con interpretaciones sobre situaciones de su vida que experimentaba en ese momento. El diario de Frida contiene un dibujo en el cual está llorando: once flechas señalan los sitios específicos del dolor. Dichos puntos, en opinión de algunos expertos, coinciden con los señalados por “The American College of Rheumathology” y el Centro Médico de Enfermedades Reumáticas de México, como “puntos gatillo para el diagnóstico de fibromialgia” (13,14,15). Toda esta nueva visión médica aplicada a sus cuadros, respaldada en su diario y en las historias clínicas de Frida, permiten afirmar que su sufrimiento fue constante, fue psíquico y físico, fue un lento debilitamiento causado por la osteomielitis, los traumas físicos, intervenciones quirúrgicas, flebitis, fiebres frecuentes, dolor constante, para los que no bastaban narcóticos, calmantes ni otras drogas. Una autoridad médica, el Dr. Leo Eloesser siempre consideró que la mayoría de las operaciones quirúrgicas de Frida fueron innecesarias. Ella siempre se aferró a la vida, pero la amputación de su pierna derecha (1954) terminó por destruir su amor por la vida, su vanidad se desvaneció, cayó en una profunda depresión, perdió su deseo de vivir, tal como lo evidencian su diario y la autobiografía de Diego Rivera. Otros autores hablan de trastornos afectivos, depresión, ciclotimia, trastorno bipolar, entre muchos otros síndromes y enfermedades. Finalmente el 13 de julio de 1954, un problema respiratorio (embolia pulmonar y/o neumonía) pusieron fin a su vida. ¡Quizá no pudo con tanto dolor! Las últimas notas en su diario fueron: ”Espero que la marcha sea feliz y espero no volver”(3). Frida estaba en su cama. El dolor por fin le había abandonado. Adornada con flores rojas, trajeada de falda negra tehuana y huipil blanco. Sus amigos le trenzaron el pelo con flores y cintas y la adornaron con aretes, collares de plata y bellos anillos cubrían sus manos. “La niña Frida ha muerto”

REFERENCIAS

  1. Herrera Hayden. Frida: Una biografía de Frida Kahlo. México, Edit Diana. 2002. 662 pp.
  2. Franger Gaby, Huhle Rainer. Fridas Vater: Der Fotograf Guillermo Kahlo ISBN 978-3-8296-0197-9 (Trad. Frida una leyenda: El fotógrafo Guillermo Kahlo) México, 2007
  3. Kahlo Frida (1944-1954) El diario de Frida Kahlo. Un íntimo autorretrato. Grupo Edit Norma México, 1995
  4. Kahlo Frida. Diario íntimo de Frida Kalho. En: Hayden Herrera. Frida: una biografía de Frida Kahlo, México Ed. Diana, 2004.
  5. Frida Kahlo. Diario íntimo. Citada en: Raquel Tibol. Frida Kahlo: una vida abierta. Albuquerque, 1993, p. 67
  6. Martín Lozano Luís. Frida Kahlo: el círculo de los afectos. Cangrejo Edit. México, 2007: 15-79
  7. Conde Teresa, Tercero Magali. Frida Kahlo una mirada crítica. México, Ed. Planeta, 2007
  8. Rico Araceli. Frida Kahlo: fantasía de un cuerpo herido. Ed Plaza Valdés. Madrid, 2006 ISBN 978968856116-4
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  10. Rappoport de Aisemberg E, Bustamante A, D’Aniello de Calderón Hl, Eckell de Muscio I, O’Donnell P. El autorretrato: Dimensión narcisista de la transferencia. Rev Psicoanálisis. Asoc Psicoanalítica Arg 2002, 57 (3-4)
  11. Vargas Llosa Mario. La construcción del talento. El Comercio (Perú) Noviembre 13, 1997. Citado por Rappoport E. (Coord) Dimensión narcisista de la transferencia Rev. Asoc Psicoanal Arg 2002, 57(3-4)
  12. Martínez-Lavin Manuel. Reumatología. Fibriomialgia y Frida Kahlo. Disponible en: www.martinez-lavin.com/FibromyalgiaEs.htm [Consultado 15/07/2009]
  13. Oranguresn Silvia. Fibriomialgia de Frida Kahlo. El Universal. México. Lunes 7 Dic. 2007
  14. Martinez-Lavin M. Fibromialgia: el dolor incomprendido. Fibromyalgia as a sympathetically maintained pain syndrome. Curr Pain Headache Rep 2004:5; 385 - 9
  15. La Fibromialgia en la obra de Frida Khalo. www.fibrofatiga-unidos.info [Revisado el 12/07/2008]

BIBLIOGRAFÍA

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  • McDougall J. Identidad sexual, trauma y creatividad. EOS 2. Buenos.Aires, 1992 Fuente www.fibrofatiga-unidos.info