La revista de historia de la medicina,
Fanal de luz de una institución

Dr. Luis E. Herrera García

Trabajo de Incorporación como Individuo de Número de la SVHM

Junio 6, 2012

DEDICATORIA

A la venerada memoria de mis padres y de mi esposa, siempre presentes en mi vida.

A mis maestros Ricardo Archila y Juan Armando Nesi, de quienes recibí invalorable enseñanza.

Para inspiración de mis hijos y de mis nietos, que escalarán a su tiempo, cumbres más altas.

RESUMEN

Análisis de la trayectoria cumplida por la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina en sus 58 años de publicación. Desde su aparición en 1945, hasta el presente; la revista ha mantenido las características que configuran su identidad, con altibajos, reflejo de la vida de la institución a la que sirve de portaestandarte y de las incidencias socio políticas del país. A grandes rasgos se describen los contenidos más relevantes, especialmente las Memorias de los nueve congresos de la SVHM. La publicación recopila en sus páginas una enorme producción intelectual de cientos de autores, bajo pautas estructuradas por sus editores, entre quienes destaca el Dr. Miguel González Guerra, por su larga y activa presencia. Rosario Beaperthuy, Tulio Briceño Maaz y José Maria Llopis, han sido fecundos autores de casi un centenar de artículos. Pudimos verificar como la revista ha cumplido fielmente los objetivos que se propusieron aquellos doce quijotes que fundaron la institución y la prefiguraron en el estatuto de 1944, así como en el Editorial del año siguiente. Nuestra publicación continúa iluminando cual brillante fanal, la senda por la que transita la Sociedad de Historia de la Medicina.

Palabras clave: Revista Historia de la Medicina. Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. Congresos Venezolanos de Historia de la Medicina. Editores médicos

SUMMARY

Our objective was to conduct an analysis of the trajectory of the Journal of the Venezuelan Society of the History of Medicine (Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina) in its 58 years of publication. Since the appearance of its first volume in 1945 and up to the present, the journal has maintained the characteristics that shape its identity, with the ups and downs that reflect the life of the institution to which it serves as a standard bearer, and the country's sociopolitical incidences. The most relevant content, especially the memoirs of the nine SVHM congresses are broadly described. The publication compiles an enormous intellectual production of hundreds of authors, under guidelines established by their editors. Among those is Dr. Miguel Gonzalez Guerra, whom stands out for his long and active presence. Rosario Beaperthuy, Tulio Briceño Maaz and José Maria Llopis, has been prolific authors of nearly a hundred articles. We were able to verify that the magazine has faithfully fulfilled the objectives set out by those twelve Quixotes who founded the institution and prefigured it in the 1944 statute, as well as in the editorial of the following year. Our publication continues to illuminate as a bright beacon, the path by which the Society for the History of Medicine travels.

Key words: Venezuelan Journal of Medicine History. Venezuelan Society of Medicine History. Venezuelan Congress of Medicine History. Medical editors


INTRODUCCIÓN

“…La luz que aprovecha más a una nación,
no es la que se concentra, sino la que se difunde…”
Cecilio Acosta (1818 – 1881)

Me corresponde cumplir en esta intervención dos objetivos conexos. El primero es el elogio al antecesor, señalado por los Reglamentos y por la sexagenaria tradición de nuestra SVHM. El segundo es desarrollar ante este honorable auditorio una conferencia que he titulado LA REVISTA DE HISTORIA DE LA MEDICINA, FANAL DE LUZ DE UNA INSTITUCIÓN, en la cual trataré de exponer en el tiempo señalado la trayectoria y significación de la publicación periódica que es órgano de divulgación de las actividades de investigación histórica desarrolladas por miembros de la institución y en algunos casos de fuera de ella. Cuando comencé a elaborar el proyecto vino a mi memoria esta frase del eximio venezolano del siglo XIX Cecilio Acosta; frase que aprendimos en la ya lejana adolescencia, allá por los años 50, en las clases de literatura venezolana, de labios de nuestro profesor Alfredo Benítez. Precisamente, el objetivo de una publicación es la difusión del conocimiento. Por eso he tomado prestada esta frase a Don Cecilio, para difundir a la vez sus enseñanzas filosóficas, patrióticas y morales, siempre vigentes.

La primera tarea me ha resultado grata por demás, pues al interés de ahondar en los hitos biográficos y las múltiples actividades del el Dr. JESÚS SATURNO CANELÓN (1924-2011); se suma el deseo de compartir los descubrimientos y las emociones que he sentido al contacto de un personaje por demás interesante. Puedo decir que lo conocí hace escasos cuatro meses y me ha impactado la honda huella dejada por él como hombre, como profesional de la Odontología y profesor universitario y como investigador en su inacabado anhelo de justicia social. Sus textos y escritos reflejan la profundidad de su pensamiento y los nobles ideales que animaron su vida. Se me antoja que hay semejanza de rasgos entre él y Cecilio Acosta, en particular por sus enseñanzas morales y su inclinación por la Sociología, una ciencia que continúa siendo poco comprendida y menos valorada, sobre todo en Venezuela.

La idea de este trabajo surgió en mi, buscando datos sobre el devenir de la SVHM y de quienes han sido sus personalidades descollantes. Dos fuentes bibliográficas me han parecido centrales: el libro escrito ya hace 22 años, por el ilustre Numerario y también odontólogo Foción Febres-Cordero (1), con cuyo nombre se designa la biblioteca de la Facultad de Odontología de la Universidad Central y el paciente trabajo de investigación del Dr. Aldo González Serva, quien con la inapreciable y meticulosa colaboración del Dr. Luis Alfonso Colmenares; copió, digitalizó, resumió y clasificó los l.010 artículos publicados a lo largo de media centuria de vida de la revista (2)

Toda publicación periódica es un puente de enlace entre dos universos: quienes producen conocimiento y quienes andamos en su búsqueda, sea para desarrollar nueva investigación o por el enorme placer que nos proporciona la buena lectura. Lamentablemente, esa tarea editorial encuentra múltiples obstáculos, algunos de los cuales provienen de sus mismos actores. El primero tal vez sea las dificultades que enfrentamos para cualquier búsqueda más o menos prolija, de la bibliografía pertinente.

Lamentaba la Dra. Consuelo Ramos que: “Venezuela se ha visto cada vez más excluida de los llamados Indices Internacionales. Su visibilidad es casi nula, lo que hace que nuestra producción editorial sea de bajo impacto. Somos poco citados por otros autores y por nosotros mismos, por la mala práctica de ignorar a nuestros pares nacionales. Nuestras publicaciones no circulan, su distribución es tímida y limitada… Se carece de una fuerte empresa distribuidora de publicaciones…” (3) Por eso recomienda que: “…Cuando se gesta una revista debe tener perfil definido, políticas claras, un cuerpo editor y colaboradores de prestigio y de trabajo, con un sólido respaldo administrativo y una infraestructura académica que la sustente; dispuesta a crecer y cambiar, a mantener su periodicidad y permanecer en el tiempo…”La revista debe sobrevivir a los editores, llegar a instituciones similares y ser tan fuerte que su vida no tenga fin….” (3) Más adelante, la autora enumera características de una buena publicación:

TABLA I. CARACTERÍSTICAS DE UNA BUENA REVISTA ACADÉMICA

  1. Clara política editorial sobre ámbito de usuarios, contenido y perfil.
  2. Selectividad: investigaciones y artículos originales, al menos un 60% del material
  3. Arbitraje riguroso y objetivo de los trabajos recibidos
  4. Apoyo administrativo, infraestructura física y un editor responsable.
  5. Fuentes de financiamiento seguro.
  6. Auspicio institucional: Facultad, sociedad o centro de investigación.
  7. Rigurosidad en el cumplimiento de las Normas de publicación.
  8. Periodicidad definida y regular. Permanencia en el tiempo.
  9. Ágil proceso de selección, arbitraje y publicación.
  10. Indización en bases nacionales e internacionales

El imperativo de una institución patrocinante es compartido mayoritariamente por quienes se dedican al campo editorial. La experiencia ha demostrado siempre que no basta una persona o un pequeño equipo, por muy selecto que fuese. Muchas iniciativas de ese tipo naufragan al poco tiempo. La Dra. Ramos lo llama acertadamente “Morbimortalidad” y lo amplía diciendo que: “es común en nuestras revistas una elevada mortalidad temprana o ·Sindrome del tercer número”, porque responden a un proyecto individual y NO colectivo.” En igual sentido se han pronunciado los Drs. Juan Nesi, Vidal Rodríguez y muchos otros editores. Esas colecciones brevísimas son hasta despreciadas en las buenas bibliotecas, al evaluar su trascendencia y su baja demanda. Considero que el principal baluarte de apoyo de la revista nuestra es el respaldo sostenido de la Sociedad, expresado a través de las diferentes directivas. Debemos en consecuencia valorar la extraordinaria permanencia de la Revista de la SVHM. que -a pesar de su poca difusión- ha acumulado trabajos de altísima importancia y logra interesar a quienes se acercan a ella.

Hemos sostenido muchas veces que toda publicación periódica debe contar con densos trabajos de investigación; un cuerpo Editorial, a cuya competencia se asigna la selección y arbitraje de los proyectos que le sean enviados y Lectores, calificados y exigentes, que lean con espíritu critico cada ejemplar. Ese trípode ira creciendo con un impulso auto generado y podrá obtener el apoyo también valioso de otros elementos como: una casa editora, anunciantes dispuestos a contribuir con la obra y una empresa de distribución, que asegure mayor divulgación y visibilidad a la publicación. Es una estratégica, difícil, pero no inalcanzable.

LOS INICIOS DE LA REVISTA

Nuestra publicación inició su andadura en agosto de 1945. Hablamos en plural porque una suma de circunstancias hizo que en 1953 se repitiera el ordinal I para el que debió ser realmente el Volumen 2 de la Revista. Como bien sabemos, la Directiva que integraron los Drs. Santos Dominici, Diego Carbonell y Joaquín Díaz González logró dar a la luz el número inicial, cuya circulación fue opacada por los sucesos que siguieron al golpe de estado contra el Presidente Isaías Medina.

La decisión de publicar una revista era lógica, pero esa tarea lleva implícita otras más difíciles como lograr la recopilación de artículos densos, de calidad, cuidar la impresión y distribución para alcanzar cabalmente el objetivo y poner el mayor empeño en prolongar la vida de la publicación. Sin embargo debemos reconocer que el grupo fundador estaba plenamente consciente de su objetivo. Así lo consignan en la Nota Preliminar (4) que a manera de Editorial abre las páginas del primer número: “No ignoramos la importancia de la tarea que nos proponemos realizar…. una corporación fundada precisamente para ocuparse en el estudio de la Historia de la Medicina y especialmente en la investigación de la de Venezuela, así como de su divulgación….” (1945; 1: 5) La empresa seleccionada para imprimir la revista fue Artes Gráficas Sucesora. Conforme a los cánones de la época se diseñó en formato 1/ 16 (22 x 15,5 cm) en papel bond, con técnica impecable. Llama la atención que se incluyo un Índice bien elaborado y el Colofón, requisito que no hemos logrado repetir en los últimos volúmenes, aún cuando muchas veces lo hemos solicitado a la empresa editora. Es también significativo el hecho de que dicho formato se conservó durante 60 años, hasta que el año 2005 pasamos al formato de un octavo de pliego.

Los trabajos seleccionados para el número inicial de la revista –seis en total- (Fig. 1) llevan las firmas de muy ilustres fundadores: Santos Domínici, Diego Carbonell, Díaz González, Jesús Sanabria, Vicente Dávila y Santiago Rodríguez. En la misma “Nota Preliminar” celebran la disposición inserta en la nueva Ley de Educación, gracias a la cual se inicia la enseñanza de Historia de la Medicina en nuestras facultades. El primer artículo divulga la fundación y Estatutos de la Sociedad, obras en las que Dominici debió jugar papel protagónico. El Dr. Carbonell investiga aspectos patobiográficos de los ascendientes del Libertador

Fig. 1 Indice del primer número (1945)
Fig. 1 Indice del primer número (1945)

El novel director aborda lo que sugiere sería la primera sección fija: Miscelánea médica. En ella se refiere a la fundación de los estudios de Medicina en 1763, la lista de los graduados entre 1942 y 1944 en la Universidad Central y hace comentarios sobre el Cincuentenario de las cátedras clínicas en el Hospital Vargas (1895) y sobre la nueva Cátedra de “Historia de la Medicina y Deontología” (1940) Sanabria Bruzual aporta una investigación documental acerca de trabajos médicos realizados en la primera mitad del siglo XIX, Vicente Dávila rinde homenaje al Dr. Diego Carbonell, fallecido, el 13 de junio de 1945, a pocas semanas del primer aniversario de la institución de la que había sido cofundador. Dávila lo describe como “diplomático y escritor, Rector de la Universidad Central y miembro de varias Academias nacionales.” Santiago Rodríguez en un breve ensayo filosófico, realiza el parangón entre Naturaleza y Medicina. Sin firma de autor se incluye una sección de Efemérides médicas, idea que continuarán más tarde los Drs. Ricardo Archila y Plaza Izquierdo. Entre los hitos se señala la fundación de la Sociedad de Cirugía, la incorporación de Socios Correspondientes Extranjeros y algunos libros médicos publicados en 1944. La Sociedad sesionó con regularidad hasta Julio de 1945, produciéndose un vacío en sus actividades, acerca del cual no hay referencias en los libros de actas, ni en el libro del Dr. Febres. Concurrieron al paréntesis de la sociedad y de su órgano de divulgación, diversos hechos, el más grave e irreversible, la prematura muerte del Dr. Diego Carbonell, Sub Director de la naciente institución.

Tal fue la conmoción que en la sesión siguiente, el 3 de Julio, se aprueba un acuerdo de duelo y se decide levantar la sesión. El receso se prolongó por ocho años. Presumimos además que los sucesos políticos que condujeron y siguieron al derrocamiento del Presidente Medina Angarita, alteraron de tal forma la vida en la ciudad, que no había ambiente propicio para el quehacer académico. El primer número de la revista apareció en días posteriores (agosto 23, 1945) –según telegrama del Dr. Silva Alvarez desde Los Teques. Suponemos que su circulación también resultó entorpecida por la situación política.

En el largo paréntesis que sucedió a la muerte del Dr. Carbonell fallecieron otros tres miembros, los Drs. Jesús Rafael Rísquez, Vicente Dávila y Jesús Sanabria. El Secretario de la Sociedad y Director de la Revista Dr. Díaz González había sido designado Embajador ante la Santa Sede y el Dr. Rojas Contreras debió dedicar mayor tiempo y esfuerzos a la Federación Médica que acababa de constituirse en Maracaibo y la consolidación del Partido Socialista Venezolano, que había sido legalizado por el nuevo gobierno. Retomar la antorcha requería la incorporación de una nueva generación y así lo entendió con sensatez la mitad restante de los miembros fundadores. Al fin, el 16 de junio de 1952 (5) conforme al Estatuto entonces vigente lograron hacer el quórum requerido los Drs. Domínici, Rodríguez, Perera, Iturbe y Ovalles, en la casa de este último, con el fin de incorporar nuevos socios. Fue una verdadera pléyade de profesionales, entre quienes se encontraban los Drs. Ricardo Archila, Franz Conde Jahn, Miguel Zúñiga Cisneros, Alejandro Príncipe, Ceferino Alegría, Marcel Granier, Salvador Cordoba, Raúl Soulés Baldó y Héctor García Chuecos; una generación de médicos notables, algunos de ellos catedráticos; que asumieron de pleno la Dirección de la sociedad. El Dr. Domínici, ya octogenario fue proclamado Director Honorario (Emérito) Llama la atención la inclusión del notable escritor Mario Briceño Iragorry, persona ajena al campo de las Ciencias de la Salud. En la sesión siguiente (Junio 30) acuerdan elegir nueva directiva que encabezó el ilustre cirujano Dr. Salvador Córdoba; reformar el Estatuto, elevando a 30 el número de Individuos de Número y sesionar en el Colegio de Médicos, los primeros martes, a las 8 de la noche. Por gestión de sus miembros, el Consejo de Reforma de la UCV. asignó el local actual a la Sociedad, mediante resolución del cuerpo, de mayo 1953. Es así como el 7 de Julio de 1953 (2) la Sociedad realiza su primera sesión en el local ubicado en la planta baja del Palacio de las Academias Nacionales.

El Dr. Alejandro Príncipe, notable intelectual y gremialista, resultó electo Director de la Revista y se da de inmediato a la tarea de recopilar conferencias y trabajos científicos, así como de lograr que el Ministerio de Sanidad, a cuyo frente se desempeñaba el consocio Raúl Soulés Baldó, asumiese la impresión de los tomos correspondientes a ese año. Presumimos que estos directivos desconocían el intento nonato de 1945 y por eso designan como volumen inicial el que publicaron durante el año 1953, muy superior en su contenido, tanto por el número de trabajos, como por su extensión. Con el diligente esfuerzo del Dr. Ricardo Archila y la contribución del Ministerio de Sanidad, esté volumen se editó en tres números.

Me parece lamentable que aquel primer volumen de 1945 pasará tan desapercibido, puesto que no existen referencias a él, en las actas de esa primera época. Únicamente hay mención del inicio de recopilación de los artículos en febrero del 45, por apremio del Dr. Domínici y de las gestiones que éste realizó ante el Ministro de Educación para el financiamiento de dicho ejemplar. En Venezuela es común el prurito de aparecer como iniciadores, en lugar de satisfacernos ser continuadores de una obra. En sesión del 7 de octubre del 53, el Dr. Príncipe informa de las “secciones” que contendrá el “primer número” y reconoce el valioso aporte del Dr. Ricardo Archila, Secretario de la Directiva para recopilar o redactar los trabajos respectivos (5) Con tan buenos recursos, el intelectual y el financiero, logran la proeza de sacar un volumen cuatrimestral, como disponía el nuevo reglamento y de incluir en el segundo número nada menos que un libro, de 360 páginas, la Eponimia Anatómica (6) del ya acreditado historiador de la Medicina, Dr. Plácido Daniel Rodríguez Rivero. Esa trascendente obra había aparecido 50 años atrás en sendas ediciones españolas (1909 y 1913) .El Dr. Domingo Luciani presentó al autor e hizo elogios a la monumental tarea de recopilar todos los epónimos que la Anatomía clásica había ido asignando a diversas estructuras del cuerpo humano y de reseñar además una pequeña semblanza de cada personaje. Salvo el “lapsus” de repetir el número 1 a este volumen, los tres números que lo integran expresan bien el desarrollo alcanzado por aquellos pioneros de nuestra publicación. Notable en este volumen la innovación de la paginación continua, desde la primera, hasta la página 811. Otro adelanto bibliográfico fue el Índice Acumulado, por autor y por materia, que reúne los 38 trabajos de la publicación, con lo cual la revista se adelantó a los criterios bibliográficos comunes de aquel tiempo.

Varios de los trabajos llamaron mi atención: una extensa revisión sobre hospitales de Caracas desde la época colonial (7) que escribió en 78 páginas el Dr. Guillermo Soto, lamentablemente no incorporado al elenco de la Sociedad; la reproducción de una conferencia dictada por el Dr. José María Vargas ante la Sociedad Médica de Caracas (8) en 1829 y publicada por la revista El Trocar, en el número de Mayo-Agosto de 1894; el trabajo pionero de Marcel Granier sobre la Casona de San Lázaro y la versión en inglés del trabajo del Dr. Ricardo Archila sobre Luis Daniel Beauperthuy (9) en que documenta abundantemente la primicia mundial de dicho investigador franco-venezolano sobre la trasmisión de la Fiebre Amarilla por el Aedes Aegypti, que Beauperthuy llamó mosquito tipulario..El Dr. Archila -incorporado a la SVHM, en 1952- fue autor de 10 de los trabajos de aquel año. Su traducción tal vez tuvo como móvil, un esfuerzo reiterado porque se reconociese al investigador la primicia. Otros dos artículos se refieren al inicio de los estudios médicos en Carabobo, del Dr. Fermín Díaz y en Mérida, del Dr. García Chuecos. Para muchos investigadores –especialmente en el área de la Anestesiología- es valioso el estudio del Dr. Salvador Cordoba sobre Historia de la Anestesia en Venezuela reproducción del trabajo publicado en 1948, en el Boletín de la Sociedad de Cirugía (10) En aquel año se dio inicio al Almanaque (Efemérides) a cargo del Dr. Archila y aparece al final de varios números un listado de personas e instituciones vinculadas a nuestra disciplina, como información útil a los lectores.

No hay duda de que estos dos primeros volúmenes de la Revista de la Sociedad de Historia de la Medicina fueron un buen anticipo de esa espléndida colección que hoy conforma nuestra publicación, no sólo por la naturaleza y diversidad de los temas tratados, muchos de excelente factura; sino además por las pautas y el compromiso que marcaban para las sucesivas generaciones de directivos, editores y autores. Estoy seguro que la referencia que ahora hacemos, motivará a más de uno a repasar dicho material.

IMPULSORES y DIRECTORES

Advierto que la enumeración de los que he considerado destacados impulsores del trabajo editorial y los comentarios que de ellos hago; no guarda ningún orden alfabético, cronológico o de jerarquización de méritos. Algunos de ellos han actuado además como Directores, pero lo que deseamos destacar ahora es el sostenido esfuerzo que han aportado al logro de un objetivo estatutario y definitivamente vital para la corporación. Es lógico mencionar en primer lugar al Dr. Santos Domínici,(1869-1954) no sólo porque fue el primer presidente de la SVHM, entre 1944 y 1945; sino porque descuella entre sus pares por edad (únicamente los Drs. Víctor Ovalles y Jesús Sanabria eran mayores que él) por formación académica y desarrollo profesional y porque se evidencia en las actas y en otros documentos, el gran empeño que puso para hacer realidad aquel órgano que nació tan tímidamente, pero que ha alcanzado momentos estelares y simboliza en gran manera la esencia de esta institución.

Fig.2. Dr. Santos.Dominici (1869-1954)
Fig.2. Dr. Santos.Dominici (1869-1954)
Fig.3 Dr. Ricardo Archila (1909-1984)
Fig.3 Dr. Ricardo Archila (1909-1984)

Ese empuje inicial resultó magníficamente potenciado con el talento y demás valores que adornaron a nuestro recordado Profesor de Historia de la Medicina Ricardo Archila Medina (1909-1984) La página Venezuela tuya recoge en su sección de Biografías una apretado resumen de sus aportes a la Historia de la Medicina, cuando dice (11): “En 1952, le corresponde reactivar la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, cuya secretaría asume. En ese mismo año publica una biografía de Luis Razetti y participa en la recopilación de sus Obras completas. Bibliotecario de la Academia Nacional de Medicina, es electo Individuo de número y se incorpora el 6 de marzo de 1956.

Archila desempeñó durante 22 años, la cátedra de Historia de la Medicina, en la Universidad Central y promovió el traslado de los restos de Razetti al Panteón Nacional…. Además fue Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de la Historia” El sólo volumen de 1953, con sus 810 páginas ya demuestra el empuje y la tenacidad que imprimió a sus tareas como Editor. Hemos de decir que esa vertiente ocupó buena parte de su largo quehacer como profesional y como ciudadano. Fue un relevante sanitarista, que hizo curso de Salud Pública en 1940, en la Universidad John Hopkins de Baltimore (USA) y que vertió su labor didáctica en periódicos como SER, El Luchador de Ciudad Bolívar y El Universal, de Caracas, entre otros. Fue autor de 25 de los artículos que se publicaron hasta su muerte en 1984. Durante sus cinco años como Director alcanzó a ver publicados seis volúmenes y un total de catorce números, que equivalen a 1.920 páginas impresas.

Los siguientes impulsores son miembros vivos de nuestra corporación, ajenos a la vanidad y al halago. Les ruego me disculpen si altero su natural modestia. El Dr. Miguel González Guerra es bien conocido y apreciado por todos nosotros. No quiero ahora hacer mención de sus cualidades, ni de su talento, sino destacar su invalorable aporte a la revista, particularmente en momentos de agudas crisis, como en el año 2004, cuando llegaron a acumularse siete volúmenes sin imprimir. Ha llevado sobre sus hombros la responsabilidad de encabezar la Comisión Editora, entre los años 1989, bajo la presidencia del Dr. Vélez Boza, hasta el año 2007 (12) Sin duda alguna, constituye para nosotros el asesor y criterio de referencia, por su profundo conocimiento no sólo en el campo específico de la publicación, sino en todo lo referente a la vida de la Sociedad, aún cuando no es el miembro vivo de más larga actuación.

Fig. 4 Dr. Juan José Puigbó
Fig. 4 Dr. Juan José Puigbó

Al Dr. Juan José Puigbó lo conocimos en el ejercicio profesional, durante sus años –también largos- en el Hospital Universitario de Caracas. Permítanme reiterarle mi personal aprecio y mi gratitud por las atenciones y la deferencia con que me ha tratado siempre. Su afecto es parte del legado recibido de los Drs. Carlos Rivas Larrazábal y Juan Armando Nesi. Es bien conocida su profunda erudición; notable en temas relacionados con la historia de las artes en particular. Le tocó a él –como también a los Drs. Isis Nezer y Abraham Krivoy hacer frente a esa etapa difícil vivida por la revista en los inicios del siglo XXI. Faltaban conferencias y artículos, pero sobre todo la crónica escasez financiera de la SVHM. había alcanzado niveles de insubsistencia. Sus vínculos sociales, la capacidad que ha mostrado siempre para asumir serias decisiones y sobre todo su identificación con la Sociedad, permitieron la puesta al día y la supervivencia de la publicación (13) Oportuno advertir que corresponde a todos los que hacemos vida en la sociedad, en el momento presente, decidir con miras al futuro, si hemos de continuar editando nuestro órgano en papel, como hasta el año 2010, o asumimos que esa meta está fuera de nuestras posibilidades o de nuestro interés.

Cierra esta enumeración de notables promotores el nombre del Dr. José Francisco, persona también conocida por todos. Valoramos altamente su personalidad, su talento y el hondo arraigo que él demuestra por la institución. Ha sido -particularmente en época reciente- espontaneó y valioso colaborador de la Comisión Editora, aún cuando, oficialmente, no hace parte de la misma. Soy testigo y beneficiario de su entusiasmo por el trabajo editorial, gracias a su pasión por la lectura y su hábil dominio del lenguaje. Fue él quien me incorporó a estas lides; al margen de mis antecedentes en cargos similares. No me corresponde decir que haya sido un acierto de su parte, pero si reconocer el empeño que ha puesto durante muchos años en la promoción, compilación, revisión y pulcra impresión de este valioso instrumento de divulgación que es la Revista (13, 14) Ese sólo mérito lo equipara a la visión que tuvieron y la misión que cumplieron los fundadores y los reinstaladores de la sociedad.

En cuanto a autores prolíficos en la revista, destacan los aportes de los Drs. Rosario Beauperthuy con 34 articulos, Tulio Briceño Maaz y José María Llopis con 28 cada uno, Ricardo Archila con 25 aportes, Anibal Osuna, Fermin Velez Boza, Foción Febres y Alberto Silva Alvarez, cada uno con más de 20 publicaciones (2) La siguiente Tabla contiene el listado de quienes han sido Directores de la publicación (1) hasta el presente. Muchos de estos hombres se han hecho acreedores a una gratitud permanente, por su valiosísima contribución.

TABLA II DIRECTORES DE LA REVISTA
TABLA II DIRECTORES DE LA REVISTA

MEMORIAS DE CONGRESOS

La Revista y los Congresos son importantes medios para el cumplimiento de la misión de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. Ambos fueron contemplados en el Estatuto de 1944. La Revista ha sido siempre el medio utilizado para publicar y difundir las Memorias de cada congreso. Casi siempre se dedica a ese fin un número regular, que alcanza así mayor extensión e interés; pero en dos ocasiones –el Tercero y el Cuarto Congresos- se publicaron las Memorias en un número extraordinario. La siguiente Tabla resume los datos correspondientes a cada uno de los nueve Congresos Venezolanos de Historia de la Medicina, celebrados, desde hace 50 años. Puede afirmarse que cada uno de ellos es fiel reflejo de su época y de quienes asumieron el reto de organizarlos, promoverlos y dirigirlos.

TABLA III CONGRESOS VENEZOLANOS DE HISTORIA DE LA MEDICINA
TABLA III CONGRESOS VENEZOLANOS DE HISTORIA DE LA MEDICINA

Una primera aproximación a ellos sería comparar las cifras de conferencias y las páginas que ocuparon. El Primer Congreso coincidió con el II Panamericano, participando en él conferencistas de Argentina, Brasil, Ecuador y la Federación Panamericana. Invitados especiales fueron los Drs. Nucete Sardi y Gabriel Trómpiz, así como Don Pedro Grases (3) El evento tuvo lugar en Caracas, del 26 al 29 de junio de 1961, bajo la presidencia del Dr. Franz Conde Jahn. Hubo interesantes tópicos sobre el parto en medicina aborigen, Educación médica, Enseñanza de la Historia de la Medicina, Filatelia médica y 35 más, que ocupan 695 páginas del Volumen 10. (Correspondiente a los Nº 147 a 188 del Índice González Serva) Fue sembrado un esqueje del “Arbol de Hipócrates” en el patio de Vargas, el cual lamentablemente se secó, hacia 1967 (15) El Congreso finalizó aprobando una serie de acuerdos, que ocupan tres páginas de la Memoria.

El II Congreso se reunió también en Caracas, del 7 al 10 de Octubre de 1974, con motivo del Trigésimo Aniversario de la Sociedad y fue presidido por el Dr. Pedro Quintero García. La Memoria ocupa 547 páginas del Volumen 17, en la cual se recogen 52 conferencias, de miembros tan distinguidos como los Drs. Carlos Travieso (Historia de la Sociedad (16), Pedro Quintero García, Gabriel Briceño Romero, Miguel Zúñiga, Carlos Felice Cardot, Oscar Beaujón, Marisa Vannini, Mariano Alvarez (El Hospital de Maturín), Anibal Osuna, Alejandro Príncipe y Alfonso Puma. Varios de los trabajos presentados se refieren a epidemias durante la Colonia. Corresponde a los Nº 333 a 385 del Índice González Serva.

El III Congreso se llevó a cabo en Mérida, del 10 al 13 de octubre de 1979, en el auditorio del Colegio de Médicos de ese estado andino. Fue presidido por el Dr. Pedro Guerra Fonseca. Un número Extraordinario del Volumen 23 fue dedicado a la publicación de las Memorias, que contienen un total de 44 trabajos (Corresponde a los Nº 449 a 492 del Índice González Serva) De las 530 páginas del tomo, 57 corresponden a discursos y actas de Instalación o de Clausura. Hubo tres ponencias importantes, una de ellas relativa a la enseñanza de Historia de la Medicina, que estuvo a cargo de los Drs. Ceferino Alegría, Alfredo Puma, Daniel Bracho y Luis Medina (17-19) Los Drs. Foción Febres y Rafael Martínez dictaron conferencias sobre enseñanza de la Odontología y de la Farmacia, respectivamente, Otros autores analizaron la Especialidades médicas en Mérida. De nuevo el Congreso clausuró con una serie de Acuerdos y Recomendaciones de interés para el avance de nuestra disciplina

El IV Congreso se celebró en Caracas, del 21 al 24 de noviembre de 1984, en ocasión del Cuadragésimo Aniversario de la Sociedad y lo presidió el Dr. Tulio Briceño Maaz. La Memoria respectiva se publicó cuatro años más tarde (1988), en dos tomos y como Número Extraordinario. Comprende un total de 32 artículos, incluidos los discursos, para un total de 420 páginas. (Correspondiente a los Nº 660 a 692 del Índice González Serva) Entre los trabajos de interés señalo los siguientes: Dr. Briceño Maaz sobre historia de los Congresos de la SVHM (20) y sobre la Medicina en Anzoátegui, Dr. José Leon Tapia sobre Medicina en Barinas, Dr. Mariano Alvarez Medicina en Monagas, Dr. Plaza Izquierdo sobre Miranda enfermo, otros sobre Medicina en los estados Bolívar, Guárico, Lara, Portuguesa, Táchira, Zulia y Territorios Federales; El Dr. Urdaneta Carruyo en un ensayo sobre Humanismo y Medicina, denuncia la progresiva y alarmante deshumanización del médico. Al cierre se recogen los Acuerdos y Recomendaciones de los participantes.

Del 10 al 14 de octubre de 1989, se realizó el V Congreso de Historia de la Medicina, en el Círculo Militar de la ciudad de Maracaibo, bajo la presidencia del Dr. Humberto Gutiérrez. Conmemoró el Bicentenario del natalicio del general Rafael Urdaneta (1788) y el Centenario de fundación de la Universidad del Zulia (1891) La Memoria, publicada en 1994; contiene 42 artículos, con una extensión de 282 páginas. (corresponde a los Nº. 813 a 855 del Indice González Serva) De ese volumen quiero resaltar los siguientes trabajos: Historia de la Medicina en los estados Zulia, Falcón, Miranda y Cojedes, éste último del Dr. José López Gómez. Nerio Belloso sobre Medicina Indígena, Orlando Arrieta sobre la Universidad del Zulia, Darío Novoa Historia del Colegio de Médicos del Estado Mérida, Fermín Velez sobre Evolución de la Sociedad de Historia de la Medicina, Daniel Bracho sobre Enseñanza de la asignatura en la Escuela Vargas, Isis Nezer y González Guerra sobre Enseñanza de la asignatura en la Escuela Razetti (únicos dos trabajos que concurrieron a la Mesa Redonda sobre el tema) y del Dr. Tulio Villalobos la introducción a dicha Mesa Redonda, así como dos temas peculiares: Astrología médica y Homeopatía: ¿especialidad médica o modalidad terapéutica?

El VI Congreso de la SVHM. celebró el Cincuentenario de la institución y llevó el nombre del Dr. José Rojas Contreras (1907-2011), quien desde 1984, cuando murió el Dr. Díaz González; fue el único sobreviviente de los doce Fundadores. El evento tuvo lugar en Caracas, bajo la presidencia del Dr. Francisco Plaza Izquierdo. La Memoria aparece en el Volumen 45, del año 1996 y los 64 trabajos presentados corresponden a los Nº 883 a 950 del Indice González Serva. La cantidad, originalidad e importancia de los trabajos es muy significativa, así como el hecho de requerir dos tomos para su edición. Hubo una interesantísima y densa Mesa Redonda sobre Educación Médica en la Escuela Vargas, que coordinó magistralmente nuestro apreciado Individuo de Número y Ex Presidente, Dr. Daniel Bracho Ochoa (21) Sería largo enumerarlos, aunque fuese selectivamente; pero no quiero omitir estas referencias::

  • Fernando Bermúdez Arias: Los estudios de Medicina en el Estado Zulia
  • Tulio Briceño Maaz: Historia del Palacio de las Academias
  • Guillermo Mujica Sevilla. La Medicina en Carabobo y el Hospital Civil.
  • Luis Delfín Ponce: Enseñanza de la Medicina en Oriente.
  • Isis Nezer de Landaeta. Enseñanza de la Ética
  • Alfredo González Navas. El Dr. Manuel Corachán y la enseñanza de la Cirugía.
  • Fermín Vélez Boza. La enseñanza médica del Dr. José Gregorio Hernández.
  • José Félix Oleta: Enseñanza de la Medicina en Venezuela.
  • Rafael Vargas Arenas: La formación de Médicos Especialistas en Venezuela.

Destacan así mismo títulos como Enseñanza de la Medicina en Coro, Enseñanza de la Medicina en Lara, Enseñanza de la Medicina en la Universidad Rómulo Gallegos. Enseñanza de la Medicina en el Estado Monagas, El Instituto de Medicina Tropical, La Escuela de Malariología, Enseñanza de la Medicina Familiar en el Zulia, Enseñanza de las Ciencias Básicas y de las Clínicas madres en la Escuela Vargas y el último, pero no menos importante; Plácido Rodríguez Rivero y la Historia de la Medicina. Se incluyen por supuesto los discursos de Instalación y de Clausura, además de los Acuerdos finales.

Los dos siguientes congresos no publicaron Memorias. El de 1998 (Octubre 14 al 16) fue presidido por el Dr. José López Gómez, se celebró en la ciudad de Valencia, en salones del hotel Ucaima y tuvo como epónimo al Dr. Tulio Briceño Maaz (1907-2008) Destaca su carácter de evento internacional, por coincidir con el II Congreso Iberoamericano y por el respaldo de la Sociedad de Historia de la Medicina Hispanoamericana. Estuvieron presentes como asistentes y como expositores delegados de España, Italia, México y Puerto Rico, entre ellos el Presidente de la sociedad gaditana Dr. Antonio Orozco Acuaviva. Pudimos verificar que dicha sociedad –auspiciada por la Cátedra de Historia de la Medicina de la Universidad de Cádiz- se fundó en 1991 y celebró tres eventos en España, publicando solo los resúmenes. Durante el congreso se dictaron 30 conferencias, incluyendo el discurso de Instalación a cargo del Dr. Ramón José Velásquez y el de Clausura, ofrecido por el Dr. Orozco Acuaviva, titulado “El europeo Hipócrates y el americano Vargas. Destacamos además las conferencias que revisó la historia de diez Sociedades nacionales: Puericultura y Pediatría, Ginecología y Obstetricia, Salud Pública, Medicina Interna, Cirugía, Anestesiología, Cardiología, Microbiología, Oftalmología y Reumatología. Llamó también mi atención la presentación de veinticuatro Trabajos Libres, casi todos de Venezuela, hecho sin precedentes en los Congresos de la SVHM. cuya tradición ha continuado.

El VIII Congreso tuvo lugar en la ciudad de Mérida, en Octubre del año 2004, para celebrar entre otras efemérides el Sexagésimo Aniversario de la fundación de nuestra Sociedad. La Comisión organizadora estuvo presidida por el Dr. Eliexer Urdaneta Carruyo y contó con amplio respaldo de la Universidad de Los Andes, si bien las conferencias y Trabajos Libres se desarrollaron en el Colegio de Médicos. Fue escogido como Epónimo el Dr. Anibal Osuna, destacado sanitarista y Numerario de la SVHM. desde 1973. Un detalle interesante del mismo fue la inclusión de estudiantes de Medicina en las sesiones de Trabajos Libres, que al decir del Dr. Abraham Krivoy, Presidente de la SVHM

“fue una ejemplarizante idea del Dr. Urdaneta y sus colaboradores… Su brillantez de presentación y el arte de las ilustraciones, aunado a una claridad de exposición y un apego estricto al horario, nos dieron bellas lecciones sobre este potencial, La SVHM debe tomar nota para adecuar en el futuro la incorporación de tan valioso filón.”

Entre los 25 temas del nutrido programa quiero destacar las siguientes conferencias: Historia de la Facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes, por el recordado profesor Dr. Mario Spinetti Berti; La Maternidad de Mérida, esplendor y ocaso de una época; Remembranza histórica del viejo Hospital de Los Andes; Médicos Fundadores del Colegio de Médicos del Estado Mérida y El Legado de Maimónides a la Medicina Universal, homenaje del Dr. Abraham Krivoy con motivo del Octavo Centenario de la muerte del célebre médico y rabino judeo-español. En la sesión final se aprobaron una serie de Recomendaciones, entre ellas la de repetir la iniciativa del Dr. Urdaneta, incorporando a los Trabajos Libres, el talento y la visión de estudiantes de Medicina del último bienio. Lamentablemente, la tarea de publicar en un volumen las conferencias y los resúmenes de los Trabajos Libres presentados, no se logró, como era el compromiso del Comité Organizador y del Rectorado de la ULA. Sea oportuno agradecer al Dr. Abraham Krivoy, Individuo de Número y Ex Presidente de la SVHM. su gentileza y competencia, al enviarnos un extenso material del VIII Congreso, del cual obuvimos información para esta reseña. En la fotografía se muestra a los integrantes del presidium durante la Solemne instalación del Congreso en el Paraninfo de la Universidad, la noche de aquel domingo 10 de Octubre.

ACTO DE INSTALACION DEL VIII CONGRESO
Fig. 2 ACTO DE INSTALACION DEL VIII CONGRESO
De izq a der: Dr. Ivón Díaz Pisani, Secretario del Congreso. Prof. Luis Ángel Carruyo, Coordinador del Rectorado, Prof. Léster Rodríguez Herrera, Rector de la Universidad de Los Andes. Dr Abraham Krivoy, Presidente de la SVHM. y Dr. Eliéxer Urdaneta Carruyo, Presidente del VIII Congreso.

La SVHM. organizó su IX Congreso en homenaje al Dr. Francisco Plaza Izquierdo (1916-2007), bajo la presidencia del Dr. José Francisco. El evento tuvo lugar en el salón de sesiones de la Academia Nacional de Medicina en Caracas, siendo presidido por la Dra. Isis Nezer de Landaeta. Sus Memorias se publicaron en el Volumen 58, correspondiente al año 2009, el cual se inicia con la reseña del evento hecha por la Dra. Nezer y contiene seis conferencias, dos discursos y nueve Trabajos Libres. El Dr. Morales Briceño es autor de un emocionado y denso trabajo sobre el epónimo, Dr. Plaza Izquierdo (22) El Dr. Bruni Celli se refirió a la enfermedad y muerte del Libertador, a propósito de torcidas versiones que pretenden ignorar los 33 boletines y la autopsia que realizara prolija y responsablemente su último médico, el Dr. Alejandro Próspero Reverend (1796-1881) Del Dr. Edgardo Malaspina se incluye su magnífica conferencia sobre el Dr. Julio De Armas, médico, profesor universitario, Rector de la Universidad Central, Numerario de la Academia Nacional de Medicina y de la SVHM; con motivo del Centenario de su nacimiento (1908-1990) De los Trabajos Libres queremos reiterar los aportes que ellos representan para la historiografía nacional. Los Drs. Marisa Vannini y Roger Escalona presentaron dos interesantes y sugestivos estudios, cada uno

No cabe duda sobre la densidad y proyección que tienen los Congresos para el sosegado ritmo vital de nuestra institución, contribuyendo a profundizar en sus objetivos –como lo pensaron los fundadores- y permitiendo aproximarnos a destacados estudiosos de la historia de las Ciencias Médicas, que no siempre hacen vida en la SVHM. Con miras al futuro me atrevo a presentar a consideración de la Directiva y de la Asamblea de la SVHM. dos recomendaciones que creo muy importantes:

  1. Fortalecerlos y regularizar la periodicidad de nuestros Congresos, cada cinco años, teniendo como referente los años terminados en 4, por el aniversario de la fundación.
  2. Asignar espacio en cada congreso para la presentación de Trabajos Libres.

ASPECTOS FORMALES

Indudablemente que la valoración e importancia de una publicación se mide por su contenido y en especial por la calidad de los artículos y de sus autores. Pero no por eso podemos despreciar los aspectos formales de la misma, que vienen a ser como el recipiente o el vehículo –términos ambos que asociamos prontamente a la Farmacia- esto es: el medio a través del cual tenemos acceso a los contenidos. Esta aseveración vale tanto para publicaciones impresas, como para las modernas revistas electrónicas. Por eso quiero dedicar un capítulo, aunque sea breve al “traje” que ha envuelto a la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, incluyendo en dicho análisis aspectos como Formatos, Portadas, Imprentas en que ha sido editada y costos que ha tenido para la Sociedad, a través de casi seis décadas de trayectoria.

Nuestra revista nació en el formato de un dieciseisavo (22 x 15,5 cm), tan característico de las publicaciones científicas durante los siglos XIX y XX. Durante sesenta años conservó ese tamaño, si bien hubo variaciones poco frecuentes en su portada. Ya en 1953 se coloca el Sumario o Tabla de Contenidos de la revista en la portada, tal como hasta hoy. Desde 1977 se estampó un sello o logotipo de la SVHM, que tres años más tarde se cambia por el medallón que nos identifica desde entonces, con los perfiles y nombres de Hipócrates y de Vargas. Si comparamos el diseño adoptado desde 1986, con el actual, podemos advertir que los cambios han sido irrelevantes. En la Fig. 2, puede apreciarse el contraste entre las portadas de 1945 y la del año 2010. Como saben lectores consecuentes, en el año 2005 pasamos al formato tipográfico de un octavo de pliego, es decir 28 x 21,5 cm, tamaño equivalente a una hoja de papel carta.

Fig. 3 Portadas de la revista en 1945 y 2010
Fig. 3 Portadas de la revista en 1945 y 2010
Fig. 3 Portadas de la revista en 1945 y 2010

Así lo explica el autor del Editorial, en el Volumen 54, correspondiente a ese año: “Cumplidas sus bodas de Diamante la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina ha decidido renovar su formato a partir del presente número, manteniendo intacto, sin embargo, acaso con más acentuada convicción, ese rumbo marcado por los fundadores” (23) Como se puede apreciar, es una señal de progreso, a la vez que una reiteración de identidad con aquel norte señalado por quienes dieron vida a la institución. Hemos de decir que desde los años 80’ las revistas científicas se fueron cambiando al formato grande, con texto a dos columnas, que hoy nos resulta tan familiar.

En la portada inicial aparece el título de la publicación en letra muy recta y con pocos detalles, salvo las pequeñas viñetas decorativas. En los números siguientes se incorpora al medallón de la Sociedad, un tipo de letra Romana y el color rojo para el Título. Desde 1981 se hizo constar el cumplimiento de la Ley del Depósito Legal en Biblioteca Nacional y la certificación del Sistema Nacional de Documentación e Información Biomédica (SINADIB) creado en 1973. Es de destacar que la Biblioteca Nacional, junto a la Biblioteca García Arocha, del Instituto de Medicina Experimental poseen las colecciones más completas. Desde 1988 se nos asignó el International Standard Serial Number (ISSN 0560-4567, Número Internacional Normalizado para Publicaciones Seriadas)

Como ya indicamos, el número inicial fue impreso en la empresa de Artes Gráficas Sucesora y el de 1953 en la Imprenta Nacional, con cargo al Ministerio de Sanidad. Los volúmenes correspondientes a 1973 y 1981 fueron impresos en los Talleres Tipo-litográficos de la Escuela Técnica Popular Don Bosco, situados al este de la ciudad, en el sector industrial de Boleíta. El ejemplar de 1977 fue financiado por Laboratorios RONAVA y el de 1980 fue elaborado en la Imprenta del Ministerio de Educación. Desde 1986, hasta el año 2004, se utilizó la Imprenta Universitaria de la Universidad Central. A partir del año 2005 hemos confiado el proceso de edición, incluido el levantamiento de textos, la diagramación, impresión y encuadernación, a la Editorial ATEPROCA, empresa de amplia experiencia en el campo de publicaciones médicas particularmente.

Poco tenemos que decir sobre Costos en la RSVHM, debido a la poca información obtenida. Como es sabido, la política seguida a través de los años fue no cobrar por el ejemplar y sólo en la edición 2010 se fijó un precio teórico de subscripción, por exigencias del FONACIT. Careciendo de fondos propios, ni de otro aporte que la cuota anual exigida a los miembros de la SVHM; la mayoría de los costos de impresión han sido fruto del aporte de diversas instituciones. El Ministerio de Educación financió el primer volumen y la revista del año 1980. Otros insignes colaboradores han sido organismos públicos como el Ministerio de Sanidad (1953 y 1973), Consejo Nacional de Investigaciones en Ciencia y Tecnología (CONICIT), la Universidad Central por intermedio del Rectorado, el Consejo de Desarrollo (CDCH) o la propia Facultad de Medicina e instituciones privadas como Banesco Banco Universal y Clínica El Avila, en años recientes. En la siguiente Tabla consignamos los datos obtenidos al respecto.

TABLA IV EVOLUCIÓN DE COSTOS DE IMPRENTA
TABLA IV EVOLUCIÓN DE COSTOS DE IMPRENTA

La Revista ha pasado por momentos extraordinarios, como el que comenta el Dr. Carlos Castillo en su Informe de gestión (24) al afirmar que: “…Gracias a la diligencia del Dr. Francisco Plaza Izquierdo, Director de la revista, ésta no ha tenido tropiezos y hasta ha sido posible publicar dos números especiales, con las memorias de las Mesas Redondas sobre Enfermedad y muerte de los Presidentes de Venezuela… Hemos contado con apoyo económico de los Ministerios de Educación y de Sanidad. Un momento extraordinario vivió también la revista en el año 2007, cuando –tras un esfuerzo arduo y conjunto de personas e instituciones públicas y privadas- se logró la puesta al día de los volúmenes atrasados, proceso que registró satisfecho el Dr. José Francisco en su Discurso de toma de posesión como Presidente de la SVHM. (13)

El mismo Dr. Plaza Izquierdo, al tomar posesión de la Presidencia en 1983, expresaba con honda satisfacción que: “Al revisar los artículos que figuran en los Indices de nuestra revista….. nos damos cuenta de que hemos hecho una labor histórica tan completa, que permite al más acucioso hacer cualquier investigación de peso… ” Esta comprobación es un reconocimiento a todos los directores y autores de nuestra muy valiosa revista, elogio que bien podemos repetir hoy (25)

Sin embargo la calidad, número y variedad del material acumulado durante casi 60 años de publicación; no puede hacernos olvidar aspectos tan importantes como la escasa distribución, penetración y visibilidad de la Revista Venezolana de Historia de la Medicina. Con sobrada razón la Dra. Consuelo Ramos, integrante del Consejo Editorial de nuestra revista durante varios años, atribuye al factor económico el lento desarrollo y escasa visibilidad de las publicaciones científicas en Venezuela: Así lo expresó en el trabajo ya citado (3) al lamentar que: “… las publicaciones duermen largas siestas,… creándose un círculo endémico: no se publican a tiempo, no circulan, por lo cual no reciben financiamiento, ya que han perdido su periodicidad; no son incluidas en Índices de prestigio…” De allí que hayamos insistido varias veces ante la Directiva de la SVHM, para que sea designado un Administrador, que se haga cargo de los aspectos gerenciales, asegurando el debido financiamiento y haciendo efectivo el cobro de la subscripción a personas no miembros de la SVHM, así como a instituciones del campo de la salud, la historia y la educación..

Es cierto que se ha logrado -desde hace varios años- la Indización de la revista por instituciones tan sólidas como el SINADIB, las bases de datos LIVECS (Literatura Venezolana en Ciencias de la Salud) y LILACS (Literatura Latinoamericana en Ciencias de la Salud), Latindex y en la National Library of Medicine, de Washington. Por vía de LILACS se puede acceder a la revista (en físico y por vía electrónica) en la Biblioteca Regional de Medicina de Sao Paulo (BIREME), organismo creado en 1967 y auspiciado por la Organización Panamericana de Salud que sirve a toda Latinoamérica y el Caribe; ahora transformado en Biblioteca Virtual de Salud (BVS www.bvs.org.ve) Todas estas señales de la vitalidad de una publicación, dan idea del innegable servicio que ella presta a la institución y de cómo se sigue cumpliendo la propuesta visionaria de sus fundadores. Por eso mismo pudo afirmar el Dr. Juan José Puigbó, en apretada síntesis de la trayectoria cumplida por la SVHM.: “Desde la iniciación de sus labores ha cumplido con los objetivos establecidos en el año de 1944, hasta el presente y ha realizado una obra de extraordinaria relevancia científica y cultural. …La Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina es la única Institución existente en el país destinada a la investigación de la Historia de la Medicina en Venezuela, con la finalidad de preservar el patrimonio nacional en este campo. “ (12)

INDICE ACUMULADO: UNA TAREA INCONCLUSA

En Abril 2006 presentó el Dr. Aldo González Serva su Trabajo de Incorporación como Individuo de Número, titulado Mapa Bibliográfico de la Revista de la SVHM. (2) Era el fruto de un largo y paciente trabajo que podemos calificar incluso de disección, por la metodología y prolijidad con que lo realizó. El trabajo de copiado (escaneo) de las miles de páginas que comprenden los volúmenes desde 1945 a 1999, supuso desencuadernar los tomos, para asegurarse de lograr un texto bien nítido. Aún cuando no lo dice en su trabajo, deducimos que significó para él y sus colaboradores cerca de ocho años de laboriosa revisión. En este momento el Indice es accesible en la red electrónica mundial (www.sovhm.org.ve/downloads/indiceglobal.pdf), consta de 199 páginas con el Índice de Números y de Autores. Más del 90% del documento está dedicado a la reseña del autor, título, data bibliográfica y resumen de cada uno de los 1.010 trabajos publicados durante esos 48 años de la revista. Lamentablemente, hemos de decir que es un esfuerzo todavía incompleto, que espera por la voluntad y la devoción de otros investigadores. No sólo porque van ya once volúmenes que no están incluidos en el Índice, sino porque es indispensable desarrollar una base de datos que permita a cualquier estudioso de la medicina nacional el acceso por temas, de manera directa y con enlace al texto completo de cada artículo. Sin una herramienta de ese tipo se hace demasiado ardua una búsqueda bibliográfica sobre un tema o una época determinados.

Estamos completando el Índice acumulado –por autores y por materias- de todos los trabajos publicados entre los años 2000 a 2011. Lo cual nos dice que estamos próximos a esta meta de tanta importancia e interés para la historiografía nacional en Ciencias de la Salud, de poder contar con un sistema clasificado, moderno y funcional de todos los trabajos publicados desde 1945 hasta el presente. Una vez que logremos convertir ese material en una Base de Datos, no sólo se facilitará la actualización permanente, sino que los investigadores tendrán rápidamente nuevas fuentes de consulta y con ello, una excusa menos para continuar ignorando a sus predecesores, como si un extraño destino nos hubiese condenado –como a Sísifo- a recomenzar cada día el mismo pesado trabajo.

Viene a mi memoria la propuesta del Dr. Ricardo Archila, cuando en 1963 nos invitaba a escribir la historia del municipio o institución donde nos correspondiese iniciarnos como médicos. Cada especialidad y cada disciplina universitaria debe proponerse levantar en el menor tiempo posible la base de datos de los trabajos presentados y/o publicados por sus miembros, para que saquemos de la oscuridad tanto material de investigación casi desconocido, hasta por sus contemporáneos. Espero en verdad que varios de los que conmigo hacen vida en esta ilustre sociedad, nos dispongamos a llevar adelante esa Base de Datos del Índice Acumulado con que contamos

LA EDICIÓN DIGITAL

Todos hemos leído trabajos científicos en la Internet y algunos también hemos asistido a reuniones sobre publicaciones electrónicas, organizados por la Asociación de Editores de Revistas Médicas (ASEREME) y el Sistema Nacional de Documentación e Información Biomédica (SINADIB), como el II Seminario de Políticas Editoriales de revistas científicas, que se realizó en Octubre 2010, en la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central, Varios de los ponentes analizaron resultados y problemas de publicaciones periódicas científicas o humanísticas, presentando entusiastas experiencias al respecto, que se desarrollan en nuestro país.

Pero seguimos creyendo que nuestra cultura como editores, en publicaciones electrónicas es incipiente. Los costos crecientes de impresión presionan siempre en los responsables de cualquier publicación periódica. Téngase presente que los volúmenes 2009 y 2010 representaron para la SVHM. un costo de Bs. 32.800 en total. Planteado el tema en reunión del Comité Editorial de Marzo 2011 y en la siguiente asamblea de la SVHM, hubo franco apoyo de miembros muy calificados en el campo de publicaciones. En lo personal –aun cuando entusiasmado por la novedad y las ventajas de la alternativa, la respaldamos, bajo el concepto del “mal menor”

Para junio 2011, ya nuestra revista estaba en Internet, a través del dominio http://revista.svhm.org.ve. Esa decisión –ya presentida en Nota Editorial del año 2010 (26) se tomó con previo aval de la Directiva y el respaldo de la empresa Nexus Radical, de Maracay. Al principio apareció sólo el Volumen 59, correspondiente al año 2010 Más tarde se incorporaron los correspondientes a los años 2005 a 2009 y gestionamos la digitalización de los volúmenes publicados en los años 1945 y 1953. En una tercera etapa aspiramos a que los años 2000 a 2004, actualmente agotados, puedan ser consultados por vía electrónica.

En varias ocasiones se ha enviado circular a miembros y amigos de la SVHM, a través de la Secretaría de Correspondencia; para darles a conocer tan magnífica innovación, explicar el procedimiento de consulta y agradecerles su divulgación. Tal gestión ha producido excelentes resultados. Sólo por intermedio de la Red de Sociedades Científicas y del Departamento de Relaciones Públicas de la Clínica El Avila; la noticia ha llegado a más de ciento cincuenta profesionales y sociedades científicas. En conversación con el Dr. Aldo González Serva, Miembro de Número de la SVHM, ahora radicado en Boston (EUA) confiamos en poder acceder pronto a los ejemplares ya digitalizados, a fin de reducir el costo que ello significa para nuestro escaso patrimonio monetario. Es claro que este esfuerzo aumenta enormemente la visibilidad de la revista y la hace accesible a cualquier estudioso de la historia en Ciencias de la Salud, dentro y fuera de las fronteras patrias. De igual manera significa una eventual presencia en índices acreditados, repositorios y bases de datos, desde los cuales se facilita el acceso al material publicado. Por eso la importancia de que consultemos la versión electrónica y la divulguemos entre los colegas e instituciones con los cuales nos desenvolvemos.

HACIA EL FUTURO

“…estudia mal, quien no estudia el porvenir” Cecilio Acosta, 1856

Tras este acelerado recuento sobre el devenir de nuestra revista en sus sesenta años largos de azaroso trajín, se impone una mirada hacia delante, para vislumbrar algunos hitos y definir rumbo. La primera interrogante a responder es si contamos con sangre joven dispuesta a asumir los nuevos retos, apoyada en objetivos y principios reiteradamente sostenidos, desde aquel primer número de 1945. Recordemos que el Volumen 60, correspondiente al año 2011 existe sólo en formato digital. Aquel slogan comercial de una empresa de publicidad de los años 50 que decía “Permítanos pensar por usted” ha desaparecido hasta de la memoria colectiva. Por consiguiente toca a nosotros los actuales miembros de la Sociedad, preguntarnos y respondernos nosotros mismos. ¿La versión electrónica satisface nuestra inquietud de acceder a trabajos de investigación histórica en Ciencias de la Salud? ¿O nos hace falta –por el contrario- leerlos en papel impreso, a la manera tradicional, desde los tiempos de Gutemberg?

El Dr. José Francisco insiste siempre en una evidencia: “A esta Sociedad se llega tarde y se sale temprano” Sabemos todos que no habla de puntualidad, ni de horario y que miembros de larga trayectoria institucional, como los Drs. Rojas Contreras, Briceño Maaz, Plaza Izquierdo o Bruni Celli son más bien la excepción. A pesar del continuo aumento en la expectativa de vida del hombre moderno; yo considero imperativa para la SVHM. una mayor vinculación con el estudiantado de las diversas escuelas del área de Salud y con tantos colegas que ejercen fuera –y aún lejos- de la capital de la república. Aquella norma del Estatuto inicial de que los Titulares deben residir en Caracas y los Correspondientes son aquellos colegas con sus mismos requisitos, pero que viven fuera de esta ciudad; ya no está vigente. En esas sementeras de los profesionales jóvenes y/o del interior de Venezuela necesitamos captar a esa generación de relevo. El futuro de la revista nos exige promover y asegurar el aporte de autores calificados y consecuentes, intensificar el proceso de arbitraje y de indización, así como instaurar un sistema nacional de distribución, sugerido por la Dra. Consuelo Ramos en el trabajo ya citado (3)

Finalmente deseo invocar –y aún diría comprometer- el aporte personal y entusiasmado de todos ustedes, quienes escuchan ahora esta conferencia y quienes la lean en la Revista o en la Internet. Quiero creer que la Revista de la SVHM. seguirá cumpliendo su misión de difundir los estudios históricos relacionados con las Ciencias de la Salud, dentro y fuera de la patria; como ha venido haciendo desde hace 67 años, hasta su Centenario y más allá. Tan formidable tarea –más que necesaria, indispensable; constituye un reto que requiere la colaboración de todos, sea como Editores, Autores, Lectores o Promotores, habida cuenta de que dichas funciones no son excluyentes, sino que se potencian y entrelazan admirablemente. Viene a mi mente aquel imperativo del Rabí de Galilea, cuando nos comprometió en su activo seguimiento: “Sereis mis testigos en toda Judea… y hasta los confines de la tierra” (Hechos de los Apóstoles 1, 7); porque pienso que la incorporarnos a la venerable Sociedad de Historia de la Medicina, recibimos en cierta forma un mandato análogo. Debemos estar bien ciertos de que sería inútil toda labor de investigación –por más trascendente que parezca- si no es publicada y difundida; como admonitoria y permanentemente nos dice Cecilio Acosta. Tengamos presente además, que no es sólo la preservación y divulgación de nuestra memoria histórica; sino que la tarea envuelve además algo tan esencial para cada ser humano, como es procurar el necesario alimento para nuestros espíritus. Pido a Dios que así sea.

Concluyo confiado en que la benevolencia de los Directivos de la SVHM aprobará mi incorporación como Miembro de Número de esta ilustre corporación y que –con la anuencia de los Drs. Jesús Saturno Canelón, Juan Armando Nesi y Juan Halbrohr, podré ocupar –naturalmente que sin suplantarlos- el sillón XXVII; al que supieron dar lustre con su prestancia y talento.-

BIBLIOGRAFIA

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