Juicio crítico y discurso de contestación al trabajo de incorporación del Dr. Luis Herrera García

Dra. Consuelo Ramos de Francisco

Es para mí un honor corresponder a esta Sociedad y a su Junta Directiva por la confianza depositada en mi persona para realizar el juicio crítico y contestación al trabajo presentado por el Dr. Luís Enrique Herrera García, quien hoy se incorpora como Individuo de Número para ocupar el Sillón Nº XXVII, el cual ha sido ocupado por los distinguidos galenos, doctores Pedro Antonio Gutiérrez Alfaro, Alberto Sanabria, Juan Gregorio Halbrohr, Juan Armando Nesi y Jesús Saturno Canelón, todos destacados profesionales de la salud, de larga y fructífera trayectoria académica, profesionales de reconocido prestigio y muy distinguidos y apreciados miembros en esta Sociedad. El Dr Herrera-García nos ha presentado hoy una mirada del desarrollo histórico-bibliográfico de nuestra revista titulado: LA REVISTA DE HISTORIA DE LA MEDICINA, FANAL DE LUZ DE UNA INSTITUCIÓN. Antes de leer el juicio crítico sobre este interesante trabajo, para su incorporación como Individuo de Número al Sillón XXVII de esta Corporación, haremos algunas consideraciones biográficas sobre el Dr. Herrera García.

El Dr. Luis Herrera García nace en Caracas, en octubre de 1940. Cursó estudios de Medicina en la Universidad Central de Venezuela, entre 1957 y 1963, en ese último año se gradúa de Médico Cirujano, como integrante de la promoción Bicentenario de los Estudios Medicos. En octubre se marcha a la provincia, como Médico Rural de San Rafael de Atamaica, en el estado Apure (1963-1964) Sus primeros años profesionales los desarrolla en ese estado llanero, donde ejerce luego el cargo de Médico Residente del Hospital Pablo Acosta Ortiz, de San Fernando de Apure (1964-1965) Al año siguiente (1966), se traslada a Caracas a fin de realizar estudios de Especialización en el Hospital Universitario de Caracas, ingresando al Postgrado de Anestesiología, cuyo curso duraría entre Enero 1966 y Diciembre 1967. En 1968 regresa al estado Apure y se desempeña como Especialista II del Hospital Acosta Ortiz de San Fernando, hasta 1969

Al año siguiente (1970) se incorpora como profesor Instructor en la Cátedra de Anestesiología de la Universidad Central, donde desarrolla una vida profesional y académica muy intensa, haciendo uso de su jubilación en 1996, después 26 años de docencia universitaria. En sucesivos ascensos en el escalafón universitario alcanzo la categoría de Profesor Titular en 1995. Fue Coordinador Docente y Jefe de la Cátedra de Anestesiología entre 1974 – 1993, toda una vida y una experiencia. Además fue Especialista y Profesor de Postgrado de Anestesiología en el Hospital Vargas de Caracas entre 1971 y 1974 y Médico Anestesiólogo del Centro Obstétrico de Caracas entre los años 1980 y 1988.

Fue Profesor Visitante de la Cátedra de Farmacología de la Universidad Autónoma de Guadalajara, en México, entre junio y noviembre de 1982. En la Dirección Materno Infantil del Ministerio de Sanidad trabajó en el área de Perinatología, entre 1987 y 1992. A su larga carrera se suma el ejercicio como Profesor del Postgrado de Farmacología en la Facultad de Farmacia, de la UCV, entre 1981 y 2003

Ha sido Miembro de la Comisión Editorial y luego Editor de la Revista “Actualizaciones Anestesiológicas” entre 1986 y 1995; Secretario de Doctrina de la Sociedad Venezolana de Anestesiología (1998 – 2000) y Presidente del Colegio de Médicos del Estado Apure en 1969. Siempre atento al movimiento editorial, es coautor y Editor del libro “Carlos Rivas Larrazábal y la Anestesiología venezolana. En la Revista “Vitae” publicó un valioso trabajo sobre Historia de la anestesia en Venezuela (entrevista) a lo cual suma un valioso número de artículos científicos publicados en varias revistas nacionales. Su labor gremial culminó como Miembro Titular de la Sociedad Venezolana de Anestesiología y más tarde Presidente durante el bienio 1996 -1998.

En nuestra Sociedad fue Invitado de Cortesía desde mayo de 2001, donde ha presentado y publicado importantes investigaciones históricas y desde noviembre de 2010 es Miembro Correspondiente, ha sido un gran colaborador de nuestra corporación y desde 2007 se desempeña como Editor- Director de la Revista Venezolana de Historia de la Medicina. A esa fructífera trayectoria se suma una bella familia, hijos y nietos, los viajes, la música, la lectura, el quehacer universitario y el trabajo editorial. Todos estos afanes forman parte muy importante de su vida en este momento

JUICIO CRÍTICO

El Dr. Luis Herrera García nos ha presentado hoy, como trabajo de incorporación como Individuo de Número, trabajo titulado “LA REVISTA DE HISTORIA DE LA MEDICINA, FANAL DE LUZ DE UNA INSTITUCIÓN” sustentado en la trayectoria y significación de la Revista científica de nuestra Sociedad, este trabajo historiográfico refleja una mirada retrospectiva e histórica de sus protagonistas; refleja la visión de esta publicación la cual ha sido para esta Sociedad la antorcha de luz, guía, directriz y mando de esta sociedad, la revista es nuestro libro de vida, recoge nuestro quehacer y nuestras investigaciones, como bien está expresado en el titulo de su ponencia. El análisis presentado por el Dr. Herrera implica el significado de nuestra revista, el esfuerzo de sus miembros, la memoria explicita y la búsqueda del futuro de esta publicación para esta Sociedad y para el país. En el trabajo hemos podido apreciar los siguientes contenidos:

El desarrollo histórico de la revista, sus inicios, sus fundadores, impulsores y directores, los integrantes del comité editorial en distintas épocas, los aspectos formales, los contenidos, cambios ocurridos en el formato, fuentes de financiamiento, sus debilidades y fortalezas, los Congresos nacionales de Historia de la Medicina, la importancia y disponibilidad de un Indice acumulado, el proceso de digitalización y el formato electrónico. En tal sentido hago las siguientes reflexiones:

Primeramente deseo expresarle a la directiva de la Sociedad que es para mí un honor, pero también una gran responsabilidad mi designación para responder al Dr. Herrera García con un juicio crítico sobre tan apasionante tema como son las revistas científicas y en especial nuestra revista a la cual me unen muchos afectos. La publicación ha sido vocera de muchas de nuestras ideas y posiciones. El desarrollo histórico-bibliográfico implica además estudiar la vida, contenido, sus autores, visibilidad, sus índices, problemas, debilidades y fortalezas por los cuales ha atravesado la revista desde su fundación, como vemos, es todo un corpus bibliográfico complejo y de suma importancia y de largo e interesante desarrollo histórico, el cual constituye un tema complejo y fascinante para un profesional de la Bibliotecología y de las ciencias de la información, como es mi caso.

Es bueno señalar que este trabajo se presenta justo en momentos donde la tecnología y los altos costos del papel y de impresión impactan grandemente a las publicaciones y revistas científicas, desplazándolas al formato digital, como en nuestro caso, pero por otro lado es el momento de hacer un alto para oir el llamado de atención de la UNESCO a los historiadores, a los gobiernos y pueblos del mundo a preservar y rescatar esa memoria documental impresa, la cual está en peligro, está en alto riesgo, situación expresada en la “Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información” (CMSI/Unesco,Ginebra, 1995-2015 ), y su valioso programa “Memoria del Mundo”, el cual implica directrices para salvaguardar el Patrimonio Documental de la Humanidad (Memoria colectiva y documental de los pueblos del mundo) el cual representa el porcentaje mal alto del patrimonio cultural mundial, ya que todos estos documentos están corriendo grave peligro y es poco lo que las naciones hacen por conservarlos, preservarlos y rescatarlos. Vemos cada día ante nuestros ojos su destrucción y la poca importancia a tan valiosos materiales. En muchos casos se le asigna su custodia y preservación a personas que no tienen el menor conocimiento de su valor. Como bien sabemos, esta Memoria del Mundo se encuentra en gran medida en bibliotecas, archivos, museos, representada en publicaciones y documentos invalorables. Tales documentos son nuestra historia, nuestro pasado y nuestro legado histórico a las nuevas generaciones.

Ya en el año 2007 me correspondió asumir el juicio crítico del Dr. Aldo González Serva con su trabajo de incorporación como Individuo de Número, referido a la nuestra revista titulado “El mapa bibliográfico de la Revista de la SVHM”. Índice electrónico de materias y autores,” aunque se trató de otra experiencia muy diferente, sin embargo están muy relacionados, como hemos visto dicho trabajo ha sido citado por el Dr. Herrera como una de las experiencias y aportes a nuestra revista de más reciente data y el cual constituye un antecedente y un instrumento muy valioso de acceso a sus contenidos, hablamos de desarrollar un índice que implica la digitalización de la colección total de la revista.

Los estudios que se hacen hoy a las revistas científicas pueden abordar diferentes aspectos, en nuestro caso es eminentemente historiográfico, no obstante podemos aplicar otros estudios como son los estudios bibliométricos, los cuales nos permiten conocer la producción y la productividad científica de la revista, de los autores más representativos, impacto de la revista (quienes la leen y quienes la citan), así como líneas de investigación, temas trabajados, tendencias en las investigaciones, y los estudios de citaciones, estos últimos analizan la literatura que ha sido citada en las investigaciones publicadas, entre otros aspectos que pueden abordarse. El Dr. Herrera deja algún intento por conocer los autores más productivos, sin embargo es un trabajo bibliométrico que debemos desarrollar.

Una revista es un proceso y un proyecto complejo y más hoy día donde asistimos a un proceso de globalización de la ciencia, de competitividad, de mecanismos cada vez más exigentes en cuanto a calidad (contenido), formato de la revista acorde a normas y la mayor visibilidad de la misma. Una revista de calidad bebe publicar al menos un 60 a un 70 % de su contenido de artículos originales, debe tener un nombre permanente, un comité editorial serio y de prestigio, un reto con su organización editora, una periodicidad a toda prueba, visibilidad y un excelente y novedoso contenido en cada número que sale publicado . Ella contempla y requiere de un editor y de un cuerpo editorial de prestigio, y una férrea voluntad de cambio e creatividad. Y no debe morir jamás.

Hoy la comunicación científica atraviesa un proceso radical de cambio, aunque mantiene sus funciones en cuanto a la disponibilidad y diseminación del conocimiento, las tecnologías de información nos exigen una revista más dinámica, accesible en Internet y disponible las 24 horas del día, susceptible de ser vista y revisarla desde cualquier lugar y de ser posible con acceso a toda la colección, esto implica disponer de una colección digitalizada que deberá estar disponible en Internet, nuestra revista ya asumido ese reto, hoy esta disponible y varios de sus volúmenes pueden ser revisados bajo este formato digital. Este esfuerzo como bien lo señalara el Dr. Herrera-Garcia se gestó a lo largo de varias directivas y más recientemente gracias a la empresa Nexos Radicales hoy estamos asumiendo este gran reto.

Sin embargo se deja sentir la añoranza y necesidad de querer continuar publicando nuestra revista en papel, por varias razones, y sobre todo por las características de muchos de nuestros usuarios, quienes por muchos años sienten la necesidad de la versión en papel con sus bondades y ventajas, para este fin seguimos buscando el apoyo.

Antecedentes históricos, vida y penurias de una Revista

El antecedente más inmediato a nuestra revista en el ámbito nacional fue la publicación de “Archivos de Historia Médica de Venezuela (1934) publicado por el Dr. Placido .D. Rodríguez Rivero, de esta revista solo apreció un número, el cual cuidamos con mucho esmero. Hoy la Revista de nuestra Sociedad ha llegado a su edad adulta, publicación con 67 y/ o 59 respectivamente de años de vida editorial,( 1945 y/o 1953) hablamos de dos fechas de nacimiento, producto de un receso de 8 largos años, suponemos que se debió a factores de inestabilidad política y quizás de otros factores que influyeron en la naciente sociedad. Pero una revista que llega a esta edad adulta implica que tiene una media de vida alta en relación con revistas médicas del país y del continente, situación que refleja una invalorable tarea editorial de sus abnegados editores, por supuesto con todos sus altibajos típicos en los procesos editoriales en países como el nuestro, donde abundan las dificultades, a las cuales nos referiremos de inmediato para revisar sus debilidades y fortalezas, sin embargo esta revista es fuente inagotable para su estudio; ella recoge la productividad y vida de esta corporación, es producto del esfuerzo colectivo.

En la actualidad la Asociación de Editores de Revistas Biomédicas Venezolanas (ASEREME), identifica cerca de 72 títulos de revistas biomédicas activas en Venezuela, de ellas muchas fueron acreditadas en el programa venezolano de Revistas Científicas y Tecnológicas de FONACIT (antiguamente CONICIT) ubicadas entre los percentiles más altos de calidad (Programa de Acreditación y financiamiento con más de 20 años de trabajo, hoy suspendido). Por su parte SINADIB (Sistema de Documentación e Información Biomédico del país ) y ASEREME han contribuido desde la década de los años 70 a impulsar grandemente a la calidad y contenido de nuestras revistas médicas, así como a la formación de nuestros editores, es momento de hacer un justo reconocimiento a estas instituciones.

Por otra parte el aporte de destacados profesores, médicos editores y colegas han contribuido de manera firme a disponer de revistas científicas de calidad, podemos nombrar algunos de ellos sin menospreciar el arduo trabajo y dedicación de otros tantos tan importantes, entre ellos: Gerónimo Eusebio Blanco (pionero), José Manuel de los Rios, Sanabria Bruzual, Luis Razetti, Rafael Risquez Adolfo Fridemberg y entre los más recientes Ricardo Archila, Tulio Arends, Vicente Lecuna, Federico Fernández Palazzi, Virgilio Bosch, Herbert Stegemann, Jesús González Vegas, Oscar Quiroz, Maritza Landaeta, Alecia de Acosta, Oscar Agüero, y a todos los editores que han dado su esfuerzo por la calidad de las revistas médicas venezolanas.

Una mirada al Periodismo Médico en Venezuela

Mas de un siglo de nuestras revistas médicas no es tarea fácil de resumir pero vale la pena que echemos una mirada. Las revistas médico-científicas venezolanas o como se le ha conocido “el periodismo médico” se inició en Venezuela en el siglo XIX y mas concretamente en 1856 cuando aparecieron nuestras dos primeras publicaciones científicas: Eco Científico de Venezuela y El Naturalista, ambas con efímera vida y toma más fuerza a mediados y finales del siglo XX, cuando surgen una serie de revistas médicas de excelente calidad que relatan la preocupación médica de ese momento, de estas revistas o periódicos médicos solo ha sobrevivido la más antigua revista venezolana “Gaceta Médica de Caracas,”(1893) fundada y dirigida por el Dr. Luis Razetti, su editor perpetuo, así el inicio de nuestras primeras comunicaciones científicas, fueron El Naturalista y Eco Científico de Venezuela ambas publicadas entre l857 y 1858,con una efimera duración como casi todas nuestras revistas, no obstante muchos de nuestros primeros escritos médicos fueron recogidos en periódicos oficiales, como fueron las Gacetas, diarios y otros periódicos de circulación local o regional, tanto en el interior del país como en Caracas, otras fueron iniciativas privadas de la época, insertos en el periodismo social y político en una Venezuela caracterizada por un inhóspito clima político y severos problemas socio-económicos. A este largo y difícil período histórico de Venezuela se sumaban las endemias y epidemias, una alta mortalidad materna e infantil y deficiencias institucionales.

En el periodismo médico nacional del siglo XIX podemos mencionar importantes esfuerzos editoriales relativos a nuestras publicaciones periódicas médicas venezolanas (periódicos médicos), así mismo debemos señalar al eminente medico educador y periodista venezolano “Gerónimo Eusebio Blanco” (Caracas, 1819 - 1887), como pionero al haber iniciado este género en Venezuela, tal como lo reseña un editorial publicado en 1875 en la Revista “Escuela Médica (primera revista especializada en medicina) titulado “ Rápido ojeada sobre la medicina en Venezuela, en el cual leemos:

( … ) en lo que respecta al periodismo científico y sobre todo al periodismo médico en nuestro país debemos confesar que no alcanzó la altura que debiera que fue casi nulo (…) y que fue a principios de 1857 cuando se creó la academia de Ciencias Físicas y Naturales cuando se apreció por primera vez en Carácas un periódico médico “EL Naturalista” del cual se publicaron solo algunas entregas(…) toca al ilustre redactor doctor G.E. Blanco, la gloria de haber iniciado en Venezuela una publicación de este género en nuestro país (…) muchos años después varios profesores de esta capital se reunieron con el objeto de fundar una “Academia de Medicina” la cual después de dos o tres sesiones pereció, (…) luego apreció “Escuela Medica” 1874-)(….) hoy tenemos fe en el porvenir…(1)

Sobre tal evidencia encontramos que posteriormente es decir once años después (1868) después de haber circulado Eco Científico de Venezuela y El Naturalista (1857) apareció Vargasia (1868-1870),estas tres revistas se caracterizaron por un perfil bibliográfico referido a las ciencias naturales, no obstante se publicaron en ellas algunos estudios médicos, le siguieron luego otras experiencias editoriales referidas específicamente al campo médico, entre ellas cabe señalar: Escuela Médica(1874-1879), Gaceta Científica de Venezuela(1877-1881), Unión Médica (1881-1888), Ensayo Médico(1883-1885), Revista Científica Mensual (1857-1889) La Beneficencia de Maracaibo(1893-1957), La Caridad de Barquisimeto(1888-1893), Ciudad Bolívar Médico, El Trocar(1894-), Gaceta de los Hospitales, Revista de la Facultad Médica de Caracas, Anales del Colegio de Médicos de Venezuela(1896-)Revista Médico Quirúrgica del Zulia(1883-) Clínica de los Niños Pobres(1893-1906), El Ateneo Médico, Clases Medicas 1906-1908 (Barquisimeto,1890) Boletín de la Facultad Medica de Caracas (1880-1881), Revista Médico-Quirúrgica del Zulia(1887-1888), Revista Médico-Quirúrgica de Carabobo (1894-) y la ya nombrada e histórica Gaceta Médica de Caracas (1893-) la cual ha sobrevivido por más de 119 años, editándose de manera continua. Podemos observar que la provincia también participó en la publicación de revistas médicas que se hicieron eco de casuísticas regionales.

En 1895 un informe sobre el periodismo en Venezuela que presentara Eloy González a propósito de la gran recopilación de documentos de Venezuela conocido como el ” Primer Libro Venezolano de Literatura, Ciencias y las Bellas Artes” (2) se puede leer: “ es casi efímera la vida de nuestros periódicos” (…) luego para obtener un ejemplar siquiera de un periódico publicado hace 15 años atrás es necesario perseguir y hacer búsqueda casi imposible de encontrar(…) así se incineran archivos, se destruyen bibliotecas…(2) Para este entonces (1895) circularon en el país cerca de 644 publicaciones periódicas (incluyendo los diarios y semanarios) y de estos unos 16 títulos se correspondían con las ciencias médicas y otras disciplinas científicas

Desde una mirada histórica el siglo XIX produjo una memoria invalorable contenida en estos títulos, de los cuales lamentablemente sus colecciones no son completas ni están bien preservadas, no obstante una buena parte de ellas han sido conservadas gracias a la Biblioteca de la Academia Nacional de Medicina y a la sala de libros raros de la Biblioteca Nacional. Como bien sabemos a estas primeras revistas médicas le han seguido importantes y valiosas iniciativas editoriales a lo largo de todo el siglo XX , ellas han dado fe de los cambios médicos, de la fragmentación del conocimiento y de los avances en las distintas ramas de la medicina, las cuales recogen el quehacer médico-científico del país: en este segundo periodo de las revistas médicas venezolanas ubicamos la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina ( 1945/ 1953) la cual en su primer editorial como bien lo señalara el Dr. Herrera en su trabajo. “el grupo fundador estaba plenamente consciente de sus objetivo”(3) y de la importancia de divulgar la investigación relacionada con la historia de la medicina y la vida de esta corporación.

Cambios, gerencia y futuro de las Revistas Científicas

Gerenciar en Venezuela una revista científica es un trabajo agotador, titánico, peregrino, esfuerzo que no es reconocido, y mucho menos remunerado o valorado. Sólo la mística nos hace trabajar en una empresa que implica gran responsabilidad, pues todos los errores de los autores, la caída de su periodicidad, la mala impresión, fallas o cualquier problema que presenta la publicación; recae en el editor como responsable de la misma. Sin temor a equivocarme siento que hoy las revistas venezolanas están asistiendo a uno de sus peores momentos de su historia, primeramente el programa nacional de cofinanciamiento y evaluación auspiciado como política de estado por el FONACIT (anteriormente CONICYT) vigente por más de 20 años está suspendido hace 3 años, es decir en la actualidad no se evalúa la calidad de nuestras revistas, esta situación repercute no solo en la falta de financiamiento, sino en criterios de calidad que nos permitan ser visibles para la ciencia y el conocimiento de nuestros pares, situación que a su vez afecta al programa SciELO-Venezuela, al no poder colocar con criterios de calidad nuestras revistas en este prestigioso índice latinoamericano; por otra parte la investigación en las universidades, mayores productoras de conocimiento están afectadas al disminuir en más de un 50% su presupuesto y por otra el SINADIB (Sistema de Información Biomédico Nacional) asiste a una de las más severas crisis económicas por las que haya pasado.

Por otra parte la falta de apoyo tecnológico y financiero para asumir el reto que nos demanda las tecnologías-esto se refleja en nuestras revistas, Venezuela quien por largos años ocupó el quinto lugar en calidad y visibilidad de revistas científicas latinoamericanas, hemos descendido al octavo lugar, situación que significa un reto para los investigadores y editores de revistas científicas venezolanas. Podemos resumir en ocho grandes nudos la situación que afecta a las revistas venezolanas, a la que no es ajena a nuestra revista:

  1. Baja producción intelectual (cultura de escribir y publicar)
  2. El trabajo de Edición y calidad editorial (Normas, formatos, diagramación, etc.)
  3. Falta de financiamiento oportuno y de infraestructura para su administración
  4. Editores con poco conocimiento en Gerencia editorial.
  5. Mantenimiento de la Periodicidad de la revista.
  6. Distribución y Visibilidad (impacto, canje, difusión, presencia en bibliotecas e Indices generales y especializados)
  7. Falta de una cultura de Arbitraje (evaluación, aceptación y ética en los procesos)
  8. Falta de apoyo y de conocimiento tecnológico para edición o formato digital.

Nuestra Revista no escapa y no ha estado ajena a toda esta situación, en su larga vida, y le ha tocado atravesar y vive todas estas vicisitudes, fe pueden dar muchos de sus editores, no obstante hoy tenemos uno de los mayores logros, el poder exhibir 60 años de trabajo editorial. Hoy estamos disponibles en formato digital. Para finales del Siglo XIX, Europa disponía de más de 300 revistas médicas y desde 1879 se inició en los Estados Unidos, uno de los indices más grandes, completos y antiguos de la literatura médica, el Index Medicus hoy MedLine publicado por la Nacional Library of Medicine, sustentado en la base de datos “PubMed” desde 1996, contiene cerca de unos 21 millones de citas (referencias) de artículos contenidos en más de 5000 revistas. Para 1913 se publicaban en el mundo cerca de 1600 revistas médicas y en 1910 Venezuela disponía de 14 periódicos médico científicos (4)como podemos ver existe un crecimiento exponencial de las revistas científicas en todo el mundo.

Los cambios que nos exige el mundo actual o “Sociedad del Conocimiento” como se le denomina a todo este proceso de cambio, implica nuevas formas de organizar, sistematizar y acceder a la información impactada por la tecnología de la información y de la comunicación. Hablamos hoy de Gestión del Conocimiento, bibliotecas virtuales, bibliotecas sin paredes, Índices, Visibilidad de la información, Búsquedas en Internet, motores de búsqueda, lenguajes universales, globalización (tecnología para aprender), red de redes, acceso remoto, libre acceso “open access”, Revistas de acceso abierto, Ediciones digitales, grandes índices de búsqueda y acceso de la literatura, Bibliotecas temáticas, redes temáticas, red semántica, y otros tantos nuevos términos que se traducen en un nuevo modelo de escribir, publicar y acceder a la información.

No obstante tenemos el reto como historiadores de preservar la memoria documental y desarrollar bibliotecas virtuales y de responder a estos cambios, esto implica:

  • Organización técnica de los documentos.
  • Acceso al documento original.
  • Publicar electrónicamente (nuevos conceptos y técnicas)
  • Relaciones de ese documento con otros (enlaces).
  • Disponer de información en el menor tiempo posible
  • Digitalización de la documentación retrospectiva de la revista

Con estos elementos hoy hablamos de “gestión documental” o “gestión electrónica de información”, tal como se señala en el Juicio crítico al trabajo del Dr. Aldo González-Serva (5) es decir, dar el mejor manejo y el mejor uso al documento original, además que la información esté disponible. El mecanismo técnico de recuperación es la indización, actividad intelectual que permite identificar el documento y su contenido a través de “palabras” o vocablos expresivos a disponibilidad de los usuarios.

El Índice Acumulado una tarea inconclusa

En el año 2004 el Dr. González-Serva publicó el primer índice de la Revista, el cual cubre los años 1945-1999. Si bien es cierto que este instrumento no esta ajustado a las normas y técnicas bibliotecológicas, representa un aporte vital para quienes ameritamos conocer sus contenidos. El material se puede recuperar por titulo, por volumen publicado y por autor. Por otra parte contamos con el Índice Acumulado de los volúmenes correspondientes a los año 2005 a 2011; elaborados por el Dr. Herrera, como Editor.

La desiderata del proceso parte de un documento pdf, aun un programa gratuito de lector de Adobe (Adobe Acrobat Reader) y si el reconocimiento de texto ha sido exitoso, se pueden hacer pesquisas por las palabras o series de palabras que los documentos pdf. Esta habilidad hace de un texto ‘muerto’ (especie de fotocopia digital), un texto ‘vivo’ y hasta más manipulable que el que tuvo su autor en un día lejano, a menudo de décadas pasadas, cuando lo mecanografió (5) .Así mismo en 1994 en el marco del “VI Congreso Venezolano de Historia de la Medicina” los compiladores Alejandro Pró-Rísquez y Aldo González-Serva publicaron el Índice bilingüe de los años 1987-1993, volúmenes 36 al 42 de la revista. A pesar de estos y otros esfuerzos la revista amerita un Indice acumulado, automatizado y con acceso a toda la colección digitalizada de sus contenidos, una tarea a desarrollar con las normas y principios bibliográficos y bibliotecológicos. Ese Indice es una tarea pendiente, como lo señala el Dr. Herrera en su trabajo.

La metamorfosis del libro, de las revistas, de las bibliotecas, de editores y autores ha llegado, asistimos a una situación similar a la que experimentaron los lectores de otros siglos al tener que transitar del libro manuscrito al impreso, o del rollo de papiro al libro encuadernado, los procesos de digitalización, las revistas electrónicas nos exigen cambios en la forma de escribir y publicar. Asistimos al desarrollo de profundos cambios, nuestra Revista ha asumido ese cambio con seguridad y entusiasmo, fuerte, y firme para seguir contando y recoger la historia y la memoria de la Medicina venezolana. Hoy estamos celebrando que el fanal sigue encendido. Frente a estas perspectivas son obvios el valor y la importancia de este trabajo. Dr. Luís Herrera García, sea usted bienvenido a esta Corporación como Individuo de Número, en el Sillón XXVII. ¡Felicitaciones!

REFERENCIAS

  1. Escuela Medica (1875) Editorial. Caracas, 1(14): 1-2, 15 Sep .Año II
  2. González Eloy G. (1895) Informe sobre el periodismo en Venezuela que presentara a propósito de la gran recopilación de documentos de Venezuela. En: Primer Libro Venezolano de Literatura, Ciencias y las Bellas Artes, Caracas.
  3. Herrera Luís (2012) La Revista de Historia de la Medicina, fanal de luz de una Institución. (Manuscrito) Trabajo de Incorporación como individuo de Número a la SVHM. Caracas.
  4. Ramos de Francisco Consuelo (2007) La Facultad Médica de Caracas y sus publicaciones científicas. En: Godoy, R. y Papa, R. (Editores). Facultad Médica de Caracas (1827-2007) Caracas, UCV, Fac. de Medicina, Prod. Prevea: 132-140.
  5. González Serva Aldo (2007) Mapa bibliográfico de la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. Rev Soc Venez Hist Med 56: 21-31 Disponible en: http://revista.svhm.org.ve/ediciones/2007/1-2/art-3/ Consultado el, 18/06/2012