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Presentado por el Dr. Leopoldo Moreno Brandt para su Incorporación como Individuo de Número Sillón XXXVI. Junio 5, 2013
Enviado Mayo 4, 2014
Es motivo de gran complacencia hacer el juicio crítico a este trabajo de investigación de Leopoldo Moreno. Junto a Luis Herrera García, quien desde el pasado año es Individuo de Número de esta corporación y de Guillermo Colmenares Arreaza, igualmente Individuo de Número de nuestra Academia de Medicina, cursamos los estudios médicos en nuestra “Ilustre Casa que vence las sombras”, recibiéndonos de Médicos-Cirujanos en la promoción “Bicentenario de los Estudios Médicos”, en 1963. Fuimos apadrinados por el eminente endocrinólogo profesor Eduardo Coll García. Dios mediante el próximo 13 de septiembre estaremos celebrando nuestros primeros cincuenta años de grado. Recordando a Jorge Manrique “parece que fue ayer, que concluimos esos años de estudio”. Luego de recibirnos de médicos, Leopoldo, Guillermo y mi persona decidimos transitar especialidades quirúrgicas: Leopoldo en Oncología y Guillermo y yo en Cirugía General. Luis ha estado en una especialidad muy cercana, la Anestesiología.
Leopoldo Moreno -aunque de biotipo asténico- posee un curriculum vitae abultado. Luego de sus estudios médicos hizo un primer postgrado en Cirugía General, en el Hospital Francisco Molina Sierra, de Puerto Cabello. Le siguió un Postgrado de Cirugía Oncológica en el Hospital Oncológico Padre Machado, de Caracas. Ejerció como Cirujano Adjunto en el Servicio de Cirugía III en el Hospital Ildemaro Salas, del IVSS por 11 años, continuando luego en el Hospital Domingo Luciani, por otros 13 años. Fue Monitor, Coordinador y luego Director del Postgrado de Cirugía General en ese hospital desde 1987 a 1999, habiendo apadrinado varias promociones.
En el Hospital Padre Machado fue Adjunto del Servicio de Patología Mamaria, de 1984 a 1993 y Médico Jefe desde 1994 al 2008. Autor de capítulos de libros de temas de Oncología en 5 oportunidades y coautor en 7 ocasiones. Varios de esos artículos han sido publicados en la Revista Venezolana de Oncología. Realizó una semblanza muy cálida y humana sobre esa figura descollante de la Cirugía, a quien nos hemos aproximado en su biografía y trabajos bibliohemerográficos, el muy querido y recordado Dr. Armando Márquez Reverón.
De igual manera escribió sobre Luis Razetti y el renacer de la cirugía en Venezuela y una biografía del Dr. José de la Trinidad Rojas Contreras. En la Sociedad Venezolana de Cirugía es Miembro Honorario desde marzo de 2013. Vice-presidente en tres oportunidades. Delegado al Consejo Nacional por la Sede y Secretario de Doctrina y Relaciones. En la Sociedad Venezolana de Mastología: fue su Bibliotecario y luego su Presidente. Es amante de la música: es tenor con estudios con los profesores Emilia Bock, Juan Bautista Carreño, Luis Contreras y Francisco Kraus. También es amante de la pintura, habiendo estudiado con los profesores Francisco Vargas, Miguel Rizogono y José Mohamed.
Entremos propiamente en materia: conocimos al Dr. Ricardo Baquero González durante el desarrollo del Segundo Curso de Postgrado de Cirugía General, en el Hospital Universitario de Caracas, patrocinado por la Universidad Central de Venezuela que estaba a cargo de toda la parte académica. La cuestión económica era responsabilidad del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social: una beca de Bs. 1.500 mensuales para cada cursante. Todo el personal de profesores lo hacían Ad-Honorem. Número de alumnos: 16; cuatro cursantes en cada servicio de cirugía. Todos de comienzo y de fin conjunto: agosto 1965 a junio 1968 (uno de los cursantes recién comenzamos, se fue a una residencia en Norteamérica y, los 15 restantes aprobamos el curso en forma muy satisfactoria) Repartidos en los cuatro servicios de Cirugía del hospital con una cátedra de Clínica y Terapéutica quirúrgica adscrita a cada servicio. Los jefes de servicio y cátedra eran los Dres: en Cirugía I, Miguel Pérez Carreño, en Cirugía II: Jorge González Celis, en Cirugía III: Hermógenes Rivero y en Cirugía IV: Ricardo Baquero González. El Director del Curso de Postgrado fue el Dr. Guillermo Negrette D´Windt
Época de Oro de nuestro muy querido Hospital Universitario de Caracas, donde una mayoría de sus cirujanos había hecho entrenamiento quirúrgico en Norteamérica. El funcionamiento del HUC era muy parecido en eficiencia y frutos a los hospitales donde estos colegas habían realizado sus pasantías y nos brindaban con toda la fuerza y entusiasmo, lo que habían aprendido. El pensum a cumplir durante el trienio mencionado incluía:
Un curso inspirado en los lineamientos de residencias quirúrgicas de universidades norteamericanas. Un entrenamiento donde no había tiempo para perder. En principio éste era usado “en trabajar y estudiar”. Los comentarios coloquiales que nos hacíamos los integrantes del curso eran del siguiente tenor: “ayer me sacaron el jugo y hoy me están chupando el bagazo”. El trabajo en un hospital muy bien dotado en sus equipos y en su personal médico y para-médico, hacía que nos sintiéramos en ocasiones cansados, pero contentos con lo que estábamos realizando y aprendiendo. Cuánto lo echamos de menos en la actualidad. ¡Cuánto ha cambiado nuestro querido hospital y todos nuestros hospitales! Una lágrima empaña nuestros ojos, al ver que no podemos continuar esa eficiente enseñanza y que nuestros médicos van a terminar su entrenamiento fuera del país.
Fueron los años en que conocimos al Dr. Ricardo Baquero González, jefe del Servicio de Cirugía IV, Cátedra de Clínica y Terapéutica Quirúrgica D. Estuvimos asignados al Servicio de Cirugía III, Cátedra C, con el Dr. Alberto Benshimol como Monitor, pero manteniendo contactos frecuentes con las actividades y los docentes de otros servicios y cátedras. Una de las de mayor renombre era la dirigida por el Dr. Baquero a quien vimos operar en repetidas ocasiones admirando su gran habilidad y destreza en intervenciones quirúrgicas con frecuencia complejas, pero que en sus manos y en el de su equipo quirúrgico parecían fáciles, se veían fáciles. En los congresos venezolanos de Cirugía, su asistencia era la regla, con gran cariño y dedicación por la Sociedad Venezolana de Cirugía.
En ella fue uno de sus fundadores, luego su Secretario y su Presidente. En los congresos, él y su personal médico presentaban frecuentemente trabajos de investigación clínica realizados en su servicio, de mucha calidad científica y docente. Igualmente era asiduo asistente a congresos del Colegio Americano de Cirujanos, del cual era Fellowship y al regreso de los mismos se suscitaban comentarios entre sus colegas: “¿Qué cosas nuevas traerá el Dr. Baquero?” “¿Con qué adelantos nos sorprenderà?” Esto era referente a instrumentos, técnicas, películas. etc.
Una faceta importante de su vida, fue su parte humana. Permítanme relatar una anécdota relacionada con mi persona. Transcurría el primer de residencia y se me “encarnaron” las uñas de los primeros dedos de ambos pies. Una enfermera del Universitario me sugirió que consultara con el Dr. Baquero “pues él sabía mucho de eso”. Le hablé y me indicó que fuera a su consulta en el Centro Médico. Así lo hice y lo repetí a su requerimiento, cada 2 o 3 días, durante dos semanas. El Dr. Baquero muy pacientemente, me hizo un tratamiento consistente en antisepsia local y colocación de algodón con antisépticos, bajo las uñas encarnadas, sin necesitar la extirpación quirúrgica de las uñas, con las molestias posoperatorias y el reposo que conllevaba. Fueron varias curas que terminaron en forma exitosa. Esa experiencia la he comentado con algunos colegas cirujanos y con su hijo Gustavo, también cirujano, quien me honra con su amistad, con quien he compartido muchas horas de trabajo en nuestra querida Sociedad de Cirugía, en la Junta Directiva del Colegio Americanos de Cirujanos en su Capítulo Venezolano y en los congresos de ambas sociedades. Para mí resultó una gran enseñanza de humildad y trato humano. A quien había visto en los quirófanos del hospital llevar a cabo intervenciones de alta cirugía, que dedicara por varios días parte de su valioso tiempo y sapiencia, en tratar algo de tan poca significación quirúrgica como las uñas encarnadas, aunque dolorosas y que ocasionan incapacidad laboral. Tratadas con cirugía, extirpando las uñas, se requieren varios días de reposo
El trato del Dr. Baquero con sus colegas en la Sociedad de Cirugía y en el Hospital Universitario era muy cordial. Era persona “de buen humor.” Tuve oportunidad de presenciar conversaciones con los Dres.: Armando Márquez, Alberto Benshimol y otros que se escapan a mi memoria, muy gratas de oír. En la periferia de nuestra metrópoli, a mediados del pasado siglo, fueron edificados 4 hospitales, relativamente pequeños, para atender principalmente las emergencias médicas y quirúrgicas, desempeñando un importante papel asistencial en sus respectivas áreas de influencia (Coche, Petare, esquina de Salas y Catia)
En esta populosa parroquia nombrada de último, se edificó el Hospital Periférico de Catia, cariñosamente llamado “PEPO”, quizás el que tenía más número de pacientes atendidos anualmente, con una asistencia de calidad en las emergencias traumáticas o de otro tipo; donde tuvimos la oportunidad y la suerte de laborar por más 28 años. En los comienzos de los años ochenta fue ampliado a hospital general y docente. En honor al Dr. Ricardo Baquero fue bautizado con su epónimo
En la magnífica exposición del Dr. Leopoldo Moreno Brandt hemos apreciado que la excelencia acompañó al Dr. Ricardo Baquero en su dilatada y fructífera vida profesional: como cirujano en los hospitales Vargas, Universitario de Caracas, Carlos J. Bello, de la Cruz Roja Venezolana, Hospital Privado Centro Médico de Caracas, en la Sociedad Venezolana de Cirugía y en el Colegio Americano de Cirujanos. Es de obligación decir que fue uno de los pioneros -junto al Dr. Herman de las Casas, padre de la Traumatología y Ortopedia venezolana y de Armando Márquez Reverón, eminente figura de la Oncología y Cirugía General- en la realización de películas científicas que, aunque de recursos técnicos limitados para su época, eran de alta calidad científica.
Para la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina es una muy buena adquisición tener como Miembro Individuo de Número al Dr. Leopoldo Moreno Brandt. Para mi persona, un gran privilegio y un honor darle un cordial abrazo de bienvenida.-