Trabajo de Incorporación a la S V H M, como Individuo de Número. Sillón XVI. Caracas , Agosto 1, 2012. Enviado Nov. 12, 2012 Correo roger.escalona@gmail.com
A finales del siglo XIX se da en Caracas el suceso que llevaría al país a navegar en la corriente de la modernidad médica, pues en 1891 se inaugura el hospital Vargas de Caracas, en el que se aglutinaban los conceptos modernos de la época. A partir de este momento, se dispara la necesidad de ampliar la atención hospitalaria, paralelo al desarrollo científico y tecnológico de nuevos establecimientos. Dentro de esta carrera científica y tecnológica, se definen dos instituciones que, indiscutiblemente, han sido jardines del crecimiento médico, el Vargas de Caracas y el Hospital Universitario. En no pocas oportunidades, estas instituciones se han adueñado de primicias generadas en otras sedes, como el Hospital General del Oeste Dr. José Gregorio Hernández, conocido como de Los Magallanes; circunstancia que motivó este trabajo para resaltar aspecto en los que este hospital ha sido pionero. Para efectos de una cómoda cronología, se ha dividido en cuatro segmentos, a los que se han denominado como se describe:
El sitio: en el que se hará una aproximación histórico-geográfica de la ubicación elegida para la construcción de la estructura hospitalaria.
El hospital: Donde se intentará resumir las características técnicas, estructurales y organizativas de la institución, que llevaron a definirlo como “Hospital piloto”
El epónimo: un enfoque humano a un personaje que es mejor conocido, nacional e internacionalmente, por el contexto mágico-religioso que lo rodea, haciendo énfasis en sus fortalezas y en sus debilidades, propias de un individuo terrenal.
Los eventos: Eje central del trabajo, en que se relatan sucesos médicos, docentes, investigativos y sociales en los que el hospital y su personal, han construido las bases para nuevos enfoques que se han convertido en paradigmas, sin reconocerse su origen.
Palabras Clave: Protagonismo. Historia de la Medicina. Hospital de Los Magallanes
At the end of the 19th century is given in Caracas the main event that would lead the country in current medical modernity, the hospital Vargas de Caracas, which produced the modern changes of the era, opens in 1891. From this moment on, the need for expanded hospital care, is running parallel to the scientific and technological development of the new facilities. Two institutions have undoubtedly been growth gardens, such as the Vargas de Caracas and the Hospital Universitario; but on many occasions, these institutions have taken over firsts generated in other place, as the Hospital General del Oeste Dr. José Gregorio Hernández -known as Los Magallanes. These circumstances motivated this study, highlight those aspect in which the hospital has been a pioneer. For purposes of a comfortable chronology, the investigation has been divided in four segments:
The site: that will be a geographical-historical approach to the location chosen for the construction of the hospital structure.
The hospital: where attempt to summarize the technical, structural and organizational characteristics of the institution, which led to define it as "pilot Hospital":
The eponymous: in this segment is intended to give a human approach to a character who is better known, -nationally and internationally- by the context magic-religious surrounding, with emphasis on their strengths and weaknesses, of an earthly individual.
The events: axis of the work, in which recounts the medical, teaching, research and social events in which the hospital - and personal - have built the Foundation for new approaches that, today, have become paradigms, without acknowledging their source
Key Words: Protagonismo. Historia de la Medicina. Hospital de Los Magallanes
Es para mí motivo de honor y orgullo el que se me haya otorgado la oportunidad de formar parte de esta prestigiosa corporación como Individuo de Número. Y, sin duda alguna, realizar el Trabajo de Incorporación constituye un gran reto, dadas las personalidades que han formado parte de esta Sociedad, quienes, además de su desempeño en el área de la salud, desarrollaron intensamente otras actividades académicas y sociales de gran envergadura. Escritores, diplomáticos, historiadores, polemista, críticos, profesores y académicos, entre las que se encuentran Santos Aníbal Dominici, Diego Carbonell, José Gregorio Hernández, Luis Razetti y muchos más. ¡Y que hablar de aquellos personalidades que me precedieron en el lugar designado – Sillón XVI- Foción Febres cordero y Rafael Cordero Moreno, verdaderos actores de la Ciencia y del Humanismo, difíciles de igualar!
Mi relación con esta ilustre corporación se la debo a mi buen amigo Daniel Sánchez, quien, a raíz de la presentación de mi trabajo de ascenso en el escalafón universitario, el cual versó sobre un tema relacionado con la Historia de la Medicina, me invitó a asistir a las reuniones, convirtiéndose de ese instante, en parte de mi vida. Si bien es cierto que tenía varios proyectos en mente para el Trabajo de Incorporación, al momento de anunciarse mi elección para el sitio disponible, decidí investigar sobre el papel del Hospital General del Oeste “Dr. José Gregroio Hernandez”, como manifestación de mi sentido de pertenencia y de agradecimiento hacia la institución que he considerado mi segundo hogar, el Hospital General del Oeste “Dr. José Gregorio Hernández , mejor conocido por propios – y pocos extraños – como el de los Magallanes de Catia.
A manera de Introducción, es importante resaltar que la atención hospitalaria en el país ha pasado por dos etapas históricas, utilizando como hito la aparición del Hospital Vargas de Caracas. Antes de este suceso, las instituciones de salud eran meros sitios de degredo, destinados a la atención de menesterosos y considerados como lugares para “bien morir”, si es pertinente el término (1). Este período arrancaría con la Colonia y finalizaría con el evento señalado anteriormente, abarcando el intervalo entre los siglos XV y XIX(1)
A finales del siglo XIX y en los albores del XX se da en Caracas el suceso que pondría al país a navegar en el flujo de la modernidad médica, pues en 1891 se inaugura el Hospital Vargas de Caracas, donde al fin se pueden aplicar conocimientos que, en teoría, nuestros médicos de la época se arrogaban a fuerza de estudio y debates, pero sin la necesaria práctica que llevaría el bienestar a la población (1,2)
Es el primer establecimiento de salud venezolano donde se aplican los conceptos modernos de lo que es un hospital, un complejo organismo con una plantilla médica y de enfermería organizada, con instalaciones permanentes que ofrece gran variedad de servicios médicos (3). A partir de este momento, y a la par del crecimiento demográfico, se dispara la necesidad de ampliar la atención hospitalaria, paralela al desarrollo científico y tecnológico de las nuevas instituciones. Es así como, a medida que se construyen los nuevos hospitales, se comienza la lucha para incluir la Academia en el avance diario, lo que lleva a la investigación y a la docencia, con beneficio directo en la población a la que sirve.
Antes de la inauguración del hospital Vargas de Caracas, estas instituciones eran identificadas con nombre genéricos o de santos, según la advocación. De hecho, el nombre del Vargas, al decretarse, había sido “Hospital Nacional para Hombres y Mujeres”. Con el estreno de éste, se da inicio a la utilización oficial de los epónimos para los nuevos establecimientos, los cuales eran - y son - de galenos que egresaron de ese semillero médico que fue el Vargas, como fue conocido y en donde desarrollaron su ejercicio muchos de ellos. Algunos ejemplos los tenemos en la Ciudad Hospitalaria Dr. Baldó, el hospital Miguel Pérez Carreño, el hospital Ildemaro Salas, por nombrar algunos ubicados en la capital, tendencia que se extendió al interior del país (2)
Dentro de esta carrera científica y tecnológica, se definen dos instituciones que, indiscutiblemente, han sido jardines del crecimiento en estos ámbitos, el Hospital Vargas de Caracas y el Hospital Universitario, pero en no pocas oportunidades, estas instituciones se han adueñado de primicias generadas en otras, como es el caso del Hospital de Los Magallanes , circunstancia que motivó este trabajo, cuyo objetivo es resaltar aquellos aspectos en los que el hospital ha sido pionero y que, de una forma u otra, se desconocen o han sido deliberadamente sustraída su autoría intelectual. Una vez embarcado en esta aventura, la dinámica del escrutinio documental fue marcando el camino que, en no pocas oportunidades, derivaba hacia otros rumbos que se relacionaban con el objetivo principal. Es por ello que, para el desarrollo de esta investigación, la he dividió en cuatro segmentos, dominándolos de la siguiente manera:
El Hospital de los Magallanes se encuentra ubicado en la populosa parroquia Sucre del Municipio Libertador, pero que todos conocen por su designación original: Catia, nombre de uno de los caciques de la zona y cuyos predios se extendían desde la Fila de los Mariches hasta el litoral,; considerada por algunos como la “Primera y verdadera Puerta de Caracas”. También es el nombre del abra topográfica que se encuentra al este y noroeste del valle da Caracas(4-8). La parroquia Sucre esta ubicada al norte-oeste de la ciudad, limitando con el estado Vargas por el norte, conectada con la Autopista Caracas - La Guaira y la urbana Autopista Francisco Fajardo, siendo el eje vial fundamental la Avenida Sucre. Su corazón es el inmenso barrio de Catia, que a su vez esta subdividido en sectores, como Los Flores de Catia, Los Magallanes de Catia, Caribe, La Silsa, Alta Vista, Gramoven, Ruperto Lugo, El Cuartel; así como otros sectores en lo que se puede mencionar a Blandín, Propatria, Casalta, Barrio Isaías Medina Angarita, y Lomas de Urdaneta.
Sus orígenes documentales se emplazan hace más de cinco siglos, entre 1559 y 1560(9-10), cuando Francisco Fajardo, -individuo “turbulento, mestizo y astuto” , hijo de un hidalgo del mismo nombre que era conocido como el escandaloso, y de Doña Isabel, cacica indígena de la nación caquetía, nieta del caudillo de la nación Maya, llamado Charayma - se establece en la zona conocida como Maracapana o “tierra de maracas”, un valle que se hace entregar, haciendo uso de su familiaridad, amistad y aprovechando la ventaja de dominar la lengua de los indios Caracas que poblaban las costas nor-orientales y nor-centrales de Venezuela, y que pertenecían a sus parientes de la costa, cuyos caciques eran Terepaima -de la nación Arabacos- y Guaicamacuare, ambos aliados de Catia. Por ese territorio transcurre el rio Guaire, al pie del Guaraira Repano – Sierra Grande según la descripción del gobernador Juan de Pimentel¸ Guariarerepano a decir de Juan Ernesto Montenegro, que significaba “Lugar de Angelitas”; o Wariarerepano en opinión de Renato Agliagat, que quería decir “lugar de la danta” o “de las avispas” según menciona Guillermo Guillermo Durand Gonzalez- y que Fajardo denominó Valle de San Francisco, en el que fundó el hato o rancherío del mismo nombre, rodeado por las naciones Teques, Taramainas y Chagaragato (4,9-11)
Con el objeto de fortalecer aquella instalación y utilizarla como base estratégica para la futura conquista del territorio, Juan Rodríguez Suárez la convierte en la Villa de San Francisco, nombra alcalde y regidores, y reparte tierras entre los soldados. Sin embargo, dicha fundación no sobrevivió al ataque de los indios de las etnias Teques, Mariches, Toromaimas y demás habitantes de la provincia, confederados por Guaicaipuro, lo que obligó al despoblamiento.
Para algunos cronistas, esta fue la primera Caracas, algo más que un antecedente (5,6). Previamente, para 1547, el conquistador Francisco Fajardo se había establecido entre El Panecillo y Maracapana, territorio dominado por los caciques Guaicamacuto y Catia (4). En este último lugar se llevó a cabo, en 1568, la batalla entre una confederación de naciones indígenas liderada por Paramaconi y los españoles, suceso decisivo que marca el final histórico del período denominado ”de la Conquista”(8). Ya para el año 1590, Andrés Machado abre lo que se conoce como el Camino de Catia, a partir de ese momento, se inició un tránsito que no ha dejado de fluir (7).
La mayor parte de los terrenos de la zona pertenecieron al General Flores, combatiente de la Independencia, que fue recompensado con esta hacienda. Así, surgió la sucesión Flores Pacheco, que alguna vez fue dueña de lo que ahora se conoce como Los Flores, Agua Salud, Lídice, Manicomio, Los Frailes, Ruperto Lugo, Altavista y Cútira (7) Hasta finales del siglo XIX, la actividad económica de Catia era la de cualquier población cercana a una gran ciudad. Fue el segundo surtidor de leña de Caracas y, una vez comenzadas las actividades ferrocarrileras que transportaban los productos, desde el puerto de La Guaira hasta la estación Caño Amarillo, en el año 1883, se convirtió en la principal fuente de carbón (13)
El sector de Los Magallanes de Catia se localiza en el paraje que se conocía como Maracapana - escenario de la batalla decisiva por la conquista del valle que hoy constituye la capital del país – en la ubicación aproximada del Parque del Oeste. Se funda como comunidad en el año 1930. El propietario de estas tierras, montañosas y con vegetación profusa, era Oscar Palacios Ochoa, quien decide comenzar a venderla por lotes, pues habían varias familias provenientes del interior del país que estaban interesadas en construir viviendas en este terreno. Las primeras viviendas eran hechas de madera, bahareque y algunas de latón, sin ningún servicio básico. Para ese año, llega una de las primeras familias fundadoras de esta sección de Catia: Antonio Morales y su esposa Brígida Pérez, quienes eran nativos de Caracas. Antes de venir a vivir a este sector tenían su morada en el barrio 19 de Septiembre, que hoy en día es el 23 de Enero. Construyen la primera vivienda en la zona conocida como La Cruz, el sitio más alto de la montaña, cuyo nombre provenía de los símbolos erigidos ahí por los escasos pobladores de La Fila, al otro lado de la montaña, y al que rendían culto en el mes de mayo, tradición traída de la zona de Barlovento, lugar de origen de esos pobladores. En 1936 llega la segunda oleada de pobladores cuando se mudan las familias Blanco y Baldomero: Asimismo, se residencian en el sector Asunción y Concepción Cuervo, curanderas, sobadoras y comadronas (14)
En 1945 comenzaron los vecinos a recibir los servicios de agua y la electricidad. La primera era llevada por cisternas hasta que en 1963 se construyó la aducción de aguas blancas. Sin embargo, no contaban con aseo urbano, ni aguas servidas (14) Dato anecdótico es el origen del nombre del lugar. “No hay quien le gane al Magallanes’’, reza la letra de la popular guaracha compuesta por el maestro Billo Frómeta para honrar al equipo de beisbol Navegantes del Magallanes, entidad deportiva con sede actual en Valencia y que cuenta con una buena cantidad de seguidores. Pues fue fundado el 26 de octubre de 1917 por un grupo de fanáticos, liderados por un portugués que tenía un bar en la zona, bajo el nombre de “Magallanes de Catia’’, constituyéndose en una de las instituciones deportivas más antiguas de Venezuela. A comienzos de 1918 inician las prácticas para seleccionar a los peloteros que jugarían en el equipo. En enero de ese año, el Magallanes fue inscrito en el campeonato nacional y en su primera participación es derrotado 20 a 6 por el conjunto Flor del Ávila. Este es el único equipo de la pelota rentada nacional que conserva parte de su nombre original, y el sector catiense debe su denominación a la divisa beisbolera, en lo que podría ser el único lugar del mundo con esta particularidad (14)
El término de “la nave turca” se origina por el bote que trasladaba al equipo hasta el sitio de los entrenamientos, atravesando la legendaria laguna de Catia.
Este estanque constituye otro tema muy interesante de la zona; mítico cuerpo de agua que existió en estos parajes y el cual era alimentado por la quebrada Caroata, Carguata o Caruata, que significa, en lengua chaima o cumanagota, cocuiza o maguey (8) que hoy pocos recuerdan. A decir de los vecinos, estaba a tres cuadras de la actual Plaza Sucre. Aquel lago paradisíaco, cuya profundidad promedio se calcula en unos 12 metros, era donde los caraqueños llegaban en tranvía a remar en pequeñas lanchas de alquiler o a tomarse un traguito en el bar «La Pulmonía», y que se transformó, con el desarrollo de la megalópolis capitalina, en un gran sumidero donde se perdieron los recuerdos de sucesos, personajes, nombres de ríos y lejanas veladas, junto a un piano y una “cuba libre” animadas por la voz de cantantes como Bola de Nieve y Daniel Santos, quienes se presentaron en los lugares nocturnos cercanos (15) Este paraje se constituyó en el sitio de esparcimiento para los habitantes de la capital, por contar con entretenimientos como botes a remo, jardines para paseos, restaurantes y hasta una zona de tolerancia (8). Era también un punto para el desarrollo del pensamiento mágico, al hablar de la bruja de Catia, que era la denominación que recibía la fría neblina que se originaba en la zona y que se le hacía responsable de los procesos respiratorios de la ciudad, puesto que llegaba hasta los alrededores de la plaza Bolívar (8)
Actualmente es difícil identificar donde quedaba el espacio de la laguna; sin embargo, por las fotografías y las narrativas populares, pareciera que se encontraba entre la plaza El Cristo, en los Magallanes, un poco más hacia el norte, donde existe actualmente una calle ciega que lleva por nombre La Laguna y en la que se puede encontrar, al final, una especie de embaulamiento por donde constantemente fluye agua (13) Fue desecada por el Banco Obrero -una decisión catalogada por Barrientos como un hidrocidio(8) - para la construcción de la urbanización Nueva Caracas, inaugurada en 1940; persistiendo la denominación en los Magallanes de Catia (17) En la siguiente secuencia fotográfica se puede apreciar, en la primera imagen, un área de la zona con lo que quedaba de la laguna; la siguiente se hace una demarcación sobre una foto actual, y en la tercera una superposición de las dos primeras.
Catia fue designada como la Parroquia Sucre en 1936, por decreto de Eleazar Lopez Contreras; tras la II Guerra Mundial, se convirtió en asilo de los inmigrantes europeos que venían a Venezuela a trabajar en el negocio de la construcción y en las fábricas de la zona, lo que le ha dado la característica diversidad cultural, dado a que existen, en su constitución, historias de comunidades como la árabe, la italiana, la portuguesa, la española, la colombiana, la ecuatoriana, la peruana... una mezcla que se traduce en esa “multiculturalidad”, fenómeno de mestizaje que ha contribuido a enriquecer el movimiento formativo de la zona, y como ejemplos se tiene a Jacobo Borges, Francisco Narváez, al escritor José Ignacio Cabrujas, la agrupación Sonero Clásico del Caribe y al fotógrafo Pedro Duim, así como a Román Chalbaud, cuya película titulada “El Pez que fuma” se inspiró en un conocido prostíbulo catiense (17). No se puede dejar de mencionar al primer constructor de Catia, don Francisco Suñé Bertrán, considerado por algunos como el fundador y primer constructor de Catia, severo catalán llegado a La Guaira a finales del siglo XIX y que a principios del XX se dedicó al desarrollo de Catia y de su comunicación con el litoral (18)
Actualmente, Catia comprende las parroquias Sucre, 23 de Enero y parte de El Junquito, que unidas, representan más del cincuenta por ciento (50%) de la población del Municipio Libertador, municipio capital de Venezuela. Allí se encuentra el mayor asentamiento urbano no regulado de Caracas, con 713,92 hectáreas, equivalente a Petare y Antímano juntos, contando para el año 2003, con una población, según las estadísticas oficiales, de casi 800 mil habitantes (7)
Otro aspecto a considerar es la intensa actividad comercial del lugar En casi cualquier parte del sector se pueden observar comercios y negocios que expenden desde alimentos y bebidas hasta artículos de higiene personal y limpieza del hogar, talleres mecánicos, farmacias, mueblerías, peluquerías, piñaterías, entre muchos otros. A esta actividad le acompaña una movilización continua de transporte de mercancías, así como la presencia masiva de gente en las calles durante la mayor parte del día, lo cual se traduce en la presencia de tráfico permanente y con la producción de desperdicios humanos de los propios catienses y de personas foráneas. En algunos sectores, la actividad comercial se realiza de forma organizada, y en ella participan tanto venezolanos como extranjeros. Paralelamente, los buhoneros realizan una intensa actividad comercial informal en el sector, cuyas prácticas son percibidas como uno de los problemas fundamentales de la zona, pues trae como consecuencia, la inseguridad y la destrucción de las zonas comunes (13)
Es en esta zona mágica, de rápido crecimiento y de intensa actividad económica, pero que no contaba con un hospital con suficiente capacidad de atención, que se decide erigir uno con las características de “general”, entendiéndose como tal aquella institución que presta tanto los servicios de hospitalización como de la asistencia especializada y complementaria que requieran las personas residentes en su zona de influencia (19). Según la Gaceta Oficial Nº 32.650, tendría las características de los Hospitales Tipo IV, como son, según el Artículo 13, las siguientes (20)
En 1986, en el VII Congreso Venezolano de Salud Pública, se define al “hospital general” como aquella institución donde se atienden todo tipo de pacientes agudos y ciertos tipos crónicos y que se caracteriza por tener una alta rotación (22) En la búsqueda del acto administrativo que decretó su creación, solo se ha logrado conseguir su mención en la Memoria y Cuenta de la Gobernación del Distrito Federal de 1962, así como en la del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social de la misma época(23,24). En la publicación del VII Congreso Venezolano de Salud Pública, de 1986, se hace la referencia a la aprobación, en el año 1946, del programa de construcción del Hospital General de Catia como parte del Plan Hospitalario (25), lo que permite especular que fue decretado a finales de la dictadura de Pérez Jiménez o a principios del gobierno de Rómulo Betancourt. En este sentido, algunas publicaciones en Internet sugieren que fue la dictadura de Marcos Pérez Jiménez quien comenzó su planificación (25-27)
Al inicio del período 1960-1980 se formó, en el Ministerio de Obras Públicas (MOP), la División de Arquitectura Médico-Asistencial, de la que dependían todos los proyectos y construcciones hospitalarias. Tal especialización condujo a la creación de la Asociación Venezolana de Arquitectura Médico-Sanitaria (AVAMS) por parte de los arquitectos. Para la época, se creó el Comité de programas de Edificaciones Médico-Asistenciales, por resolución conjunta del MSAS y del MOP, el cual tenía como función la programación y evaluación de los proyectos a construir. Entre los años 1970 y 1980 se fabricaron hospitales de 120,150 y 200 camas, así como hospitales regionales de 320, 400 y 600 camas en las capitales de los estados, todos ellos bajo la modalidad de proyectos tipo, con algunas excepciones como los casos de los hospitales de Coro y Carúpano. En este plan se construyeron dos hospitales de 600 camas en Caracas, el del Oeste, futuro Hospital “Dr. José Gregorio Hernández”, en los Magallanes, y el Hospital General del Este, cuyo epónimo sería el “Dr. Domingo Luciani”, en El Llanito, cedido al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (28)
Este auge declinó con la disolución del MOP en 1978, marcando el fin de la época de las grandes construcciones hospitalarias. Esta División pasó a formar parte del naciente Ministerio del Desarrollo Urbano-MINDUR - cuando se dió inicio a un período de construcción de ambulatorios, y hacia mediados de los ochenta se produjo el éxodo de estos profesionales hacia otros campos de la arquitectura (28) Partiendo del punto, a todas vista especulativo, de que fue decretado la construcción del hospital durante el mandato del Dr. Rómulo Betancourt, quien gobernó entre 1959 y 1964, éste fue programado, en 1965, para que sirviera de Instituto Piloto en la parte sur de la ciudad, dentro de la zona urbana(29), para cubrir las necesidades de una población estimada para la época, en 330.000 habitantes, brindando atención curativa al área de influencia, así como preventiva a través de tres Centros de Consulta Externa ubicados a nivel peatonal en Catia, situados en Casalta, Cútira y el 23 de Enero.
La estructura se diseñó con la tipología de torre sobre un pódium, e incorporando los llamados entrepisos técnicos, sobre los pisos dedicados a las suites quirúrgicas, donde se ubican las instalaciones y a las cuales se debía tener fácil acceso, tanto el personal de mantenimiento como el especializado, para efectuar reparaciones y modificaciones sin interrumpir las funciones que se desarrollan en los locales inmediatos. Se adoptó el sistema de flexibilidad hacia el cambio de uso impulsados por la óptica de la arquitectura indeterminada para programas de cambio y crecimiento que proclamaban en esa época las publicaciones extranjeras de John Weeks, arquitecto inglés precursor de la arquitectura hospitalaria, fallecido en 2006. La indeterminación era debida a los procesos de cambio y a las necesidades de crecimiento; cambios en las técnicas utilizadas, en la cantidad y en la organización de los servicios ofrecidos, así como en la demanda y en el equipamiento. Para sustentar esta flexibilidad se puso énfasis en el uso de sistemas modulares que permitieran combinaciones y subdivisiones del módulo estructural como de diseño. El módulo estructural más utilizado fue el 7,20 m x 7,20 m que permite subdivisiones de 3,60 m y 2,40 m aceptables para dimensionar unidades funcionales y pasillos con un módulo de diseño de 1,20 m. También se utilizó el módulo estructural de 6,60 m x 6,60 m con módulo de diseño de 1,10 m x 1,10 m (28) Concluido el proyecto en 1967, incluía servicios y departamentos que hasta ese momento no formaban parte de los hospitales venezolanos, tales como (30,31):
En cuanto a los nuevos servicios incorporados se programaron:
Como puede apreciarse, se crearon nuevos conceptos, soluciones, ciclos de funcionamiento y de agregación de circulación nunca antes incorporados, convirtiéndolo en el primer hospital concebido y subordinado al concepto de “Despachador Central”, corazón efectivo del moderno hospital general con una concepción arquitectónica basada en la compacidad para mayor eficiencia del funcionamiento en relación a las características del subsuelo, que hicieron necesario la utilización de pilotes a gran profundidad. Además, se utilizaron estructura de concreto armado evidentes tomando en cuenta las últimas Normas Antisísmicas promulgadas por el Ministerio de Obras Públicas luego del terremoto de 1967, lo que lo convierte, una vez más, en el primer hospital del país con estas normas (31)
El jueves 18 de julio de 1968, el presidente Raúl Leoni coloca la primera piedra de los trabajos del Hospital General de Catia, como se denominaba para la época, obra a ejecutar por el Ministerio de Obras Públicas, cuyo ministro era Leopoldo Sucre Figarela; - el de Sanidad era Armando Soto Rivero - con un costo programado de 50 millones de bolívares, y con tiempo estimado de construcción, de dos años y medio (32) Se levantaría en los terrenos de los antiguos depósitos del Instituto de Obras Sanitarias (INOS). Esa propiedad, denominada “La Laguna” había sido del Sr. Carlos Delfino, quien lo entrega, en 1941, al Banco Obrero, por Un millón cuatrocientos cuarenta y cinco mil trescientos seis bolívares con noventa céntimos (Bs. 1.445.306,96), a fin de pagar una deuda. Posteriormente, esta institución los vende al INOS por el mismo monto, como consta en el Registro Público del Primer Circuito del Municipio Libertador del Distrito Capital, de fecha 03 de julio de 1953, registrado bajo el nº 4 del Tomo 3 del Protocolo 1º. El área en cuestión se describe con un extensión de 170.190,08 metros cuadrados (33). A su vez, este instituto lo traspasó al Ministerio de Sanidad y Asistencia Social en 1963. Es importante destacar que, Como caso anecdótico, al pasar el INOS a denominarse HIDROCAPITAL, no se hizo mención de este traspaso, por lo que la propiedad del terreno se encuentra en un limbo jurídico.
Desde el año 2008, el Departamento Legal del HGO, bajo la gestión del Dr. Gastón Briceño, se ha dado a la tarea de buscar el acto administrativo mediante el cual los terrenos fueron cedido por el INOS al hospital o a la institución a la cual el establecimiento estaba asignado, hallándose tan solo un expediente que reposa en la Coordinación de Bienes Nacionales , en el cual se hallan documentos que mencionan lo obvio, pero no ofician el acto como tal. Entre ellos, hay comunicaciones fechadas desde 1963 a 1965, y uno de 1977 en los que se solicita el Acta de la Cesión, pero no el escrito en cuestión. De hecho, en 1975 se envió al Jefe del Departamento de Bienes Nacionales del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, una información del Registrador de Bienes donde declara que no se consigue documentación que demuestre el acto de donación (34)
El Dr. Raúl Leoni, presidente de la república entre 1964 y 1969, inaugura los trabajos el 18 de julio de 1968, como ya se mencionó. El 19 de noviembre de 1973, fue inaugurado por el Presidente en funciones, Dr. Rafael Caldera, con la asistencia del ministro del MOP, Dr. José Curiel, y el de Sanidad, Dr. José de Jesús Mayz Lyon. Fueron bendecidas las instalaciones por el Capellán Nacional de Hospitales, presbítero Nelson Echenagueta. El costo final fue de 110 millones de bolívares y la capacidad era de seiscientas camas para atender un área de influencia cercana a los cuatrocientos cincuenta mil habitantes (35)
Su primer director fue el Dr. Tulio López Ramírez, quien fuera Individuo de Número de la Sociedad de Historia de la Medicina, conocido galeno cuyo nombre sirve de epónimo al hospital de Barrancas del Orinoco, estado Monagas, donde nació el 22 de Noviembre de 1918. Además de médico, era escritor y periodista. Fue director de la Revista guayanesa Oriflama, redactor de los semanarios Orinoco y El Bolivarense de Ciudad Bolívar, funcionario administrativo del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, funcionario e investigador por largos años del Museo de Ciencia Naturales de Caracas, miembro fundador de la Sociedad Interamericana de Antropología y Geografía e investigador y miembro del Grupo Caracas. Autor de numerosos libros sobre folklore, antropología, etnografía e indigenismo entre las que figuran: Consideraciones acerca del problema indígena en Venezuela; Sugestiones para la formación del repertorio bibliográfico de Antropología venezolana; La Medicina entre los indios de Venezuela; La obra indianista de Lisandro Alvarado; Táriba, la primogénita del Táchira, El estudiantado venezolano ante la cuestión indígena, entre otras (36)
A continuación, la lista de los directores del HGO hasta julio de 2012.
En las diversas fuentes consultadas destacan que, desde que se proyecta fue denominado como el Hospital General de Catia, hecho que cambiaría el sábado 17 de noviembre de 1973, tres días antes de la inauguración, cuando se publica en la Gaceta Oficial Nº 30.258, la resolución presidencial mediante la cual se le da el nombre oficial de “Hospital General Dr. José Gregorio Hernández”. Entre las razones alegadas para ello, según la resolución en cuestión, estaba que el Dr. José Gregorio Hernández fue un “médico venezolano de excepcionales méritos, espíritu altruista y de gran sentido humanista, que prestó valiosos servicios a la ciencia de la Medicina y consagró su vida integralmente al campo de la salud; sembrando en el espíritu nacional permanentes sentimientos de admiración y respeto”. Además, “ha sido práctica institucional del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, honrar a quienes hubieren prestados servicios meritorios relevantes en el campo de la salud, en conformidad del artículo 10 de la Ley de Sanidad Nacional””. El documento esta refrendado por el Ministro de Sanidad de la época, Dr. José de Jesús Mayz Leon (37)
Ahora bien, ¿Quién era realmente este personaje? La pregunta surge por el tratamiento poco científico que se le ha dado a su vida, rayando en lo mágico-religioso, por lo que valdría la pena adentrarse un poco en ella. José Gregorio Hernández Cisneros, descrito como un hombre blanco, delgado, de 1,60 m. de estatura, elegante y bien cuidado, quien tocaba piano, armonio y violín; persona asi ingenua que se pintaba el cabello y el bigote con un tinte a base de quina(38), nace el 26 de octubre de 1864 en Isnotú, año que se caracterizó por la agitación política, representada por las revueltas en Táchira, Trujillo y Guayana en contra del Mariscal Juan Crisóstomo Falcón. Suarez lo califica como primogénito (39), pero Yáber lo describe como el segundo hijo de Benigno Hernández Manzaneda, natural de Boconó y que para 1850 estaba asentado en Pedraza, que formaba parte del estado Zamora y que hoy es Barinas y María Josefa Cisneros, natural de esa localidad. Cuenta el Dr. Yáber que Benigno, dada su militancia conservadora en una época turbulenta políticamente, estaba amenazado de muerte por el celebérrimo Martin Espinoza, por lo que decidió poner tierra de por medio, viéndose obligado a abandonar a sus padres y a su novia, María Josefa, situación que esta última no acepto y emprendió la huida con Benigno, en una jornada dura que los llevó hasta Trujillo, donde contrajeron matrimonio el 22 de octubre de 1862.
Se avecinan en Isnotú, pequeño poblado agrícola que solo tenía dos calles, y se ubicaba en el municipio Libertad – Hoy en día municipio José Gregorio Hernández – distrito Betijoque del estado Trujillo, donde nace José Gregorio Hernández (40) Sus estudios básicos los realizó de la mano de su madre y su tía María Luisa. Queda huérfano de madre el 8 de agosto de 1872, poco tiempo antes de cumplir los 8 años. Comenzó la primaria en su pueblo natal con el maestro Pedro Celestino Sánchez, de Maracaibo y que previamente había sido marino, incluso militado en la Marina de Guerra. Según Yáber, era un “revolucionario” desengañado que había decidido adentrarse en las montañas (41)
En 1878, contando con13 años, es enviado a Caracas para completar sus estudios de bachillerato, a sugerencia del maestro Sánchez, por no tener éste que enseñarle nada màs(42). Tenía la intención de estudiar leyes, pero en conversaciones con el padre, se decide por Medicina. Benigno además de comerciante era boticario y sanador, lo que, probablemente. Influyó en esta decisión (39) En febrero de 1878, es confiado a dos amigos de la familia, los generales Jesús Romero y Francisco Vázquez, diputados al congreso, para que lo acompañaran a la capital. El duro viaje lo hizo por la ruta de Maracaibo-Curazao-La Guaira- Caracas, el cual duraba seis semanas (42,43)
En Caracas, ingresa al colegio Villegas -famoso en la época por su orientación positivista, tendencia de moda en la época- regentado por Guillermo Tell Villegas. El local se hallaba entre las esquinas de Veroes y Santa Capilla, en el que vivió, incluso, cuando estaba en la universidad. Además de su desempeño como estudiante, trabajaba como inspector del colegio (39,44) Presenta sus credenciales ante la Universidad Central de Venezuela para optar al título de bachiller en Filosofía el 16 de mayo de 1882 y lo aprueba el 25 del mismo mes, confiriéndosele el título en junio de 1882. Teniendo 17 años, se inscribe para iniciar sus estudios médicos, durante los cuales recibió clases de los positivistas Adolfo Ernest y Rafael Villavicencio (44)
Al tercer año de su carrera médica aprendió a hacerse sus trajes, para ahorrar, y se caracterizaba por su afición al baile. Para esta época sufrió de fiebre tifoidea, que lo llevó a tal estado que hasta recibió la unción de los enfermos por parte de su amigo Juan Castro, que después sería arzobispo de Caracas (44) En junio de 1888, presenta y aprueba el examen para el título de bachiller en Medicina, y el 29 de ese mes aprueba el del doctorado, recibiendo el título del rector Dr. Santos Dominici, acto al cual no asistió la familia. Tenía 22 años (45)
Una vez graduado, trabajó brevemente en Caracas, en un consultorio que habilitó en una habitación de la casa de huéspedes de la Sra. Matilde, que a la vez le servía de habitación, de taller de sastrería y estudio, pues la misma doña Matilde le facilitó un piano para sus ejercicios musicales (47)
No le sobraba el dinero, pero le iba muy bien. A pesar de ello,- y por motivos altruistas, aunque no descartaba los pecuniarios - se traslada a su pueblo vía Curazao, con el objetivo de reunir 3000 pesos para poder viajar a Francia, meca del conocimiento de la época, para su actualización científica y tecnológica (46-48) Exploró las oportunidades en su pueblo natal y en otros –Betijoque, Valera, Boconó, Timotes, Mucuchies y .Mérida- con resultados insatisfactorios. Al mismo tiempo, se le presentó un impase político que podía llevarlo a la cárcel en Caracas por godo, a decir del propio Hernández, por lo que se traslada a oriente, luego de pasar por la capital, vía Curazao, en búsqueda de un lugar donde trabajar. Esta fue infructuosa por lo que retorno a Caracas. Calixto González, quien fuera su profesor, sabedor del regreso de Hernández, intervino y resolvió el problema existencial de José Gregorio (47)
Mientras tanto, el presidente Juan Pablo Rojas Paúl, quien tenía franca inclinación “yerbatera”(1), fue influenciado por su médico, el mismo Calixto González, sobre la necesidad de un nuevo hospital para Caracas, el que sería el futuro Hospital Vargas de Caracas. Roja Paul decreta, el 16 de agosto de 1888, la creación del llamado en su momento como el “Hospital Nacional para Hombres y Mujeres”, y aparece en la Gaceta Oficial número 4411(48). Su construcción llevaba obligatoriamente a la modernización de los estudios médicos, y bajo este enfoque, el presidente Rojas Paul decretó la creación de las cátedras de Microscopia, Bacteriología, Histología Normal y Patológica y Fisiología Experimental, con fecha 31 de julio de 1989. La disposición incluía la selección de un médico venezolano, doctorado y egresado de la Universidad Central de Venezuela con determinadas características, quien viajaría a París con una asignación mensual de 600 Bs y sería el encargado de la fundación de las cátedras mencionadas. A su regreso. González intervino para que la selección recayera sobre José Gregorio, y le avisa a Isnotú.
Antes de continuar, valdría la pena tratar la engorrosa forma de viajar desde la capital de la república hasta los Andes, en aquella época. Se tomaba el bote de La Guaira a Curazao, de ahí, en otra embarcación a Maracaibo, y luego se atravesaba el lago hasta la Costa Oriental. En 1877 se habilita el puerto de La Ceiba – en la Costa Oriental del lago -gracias al comercio de la región con Maracaibo; y el 15 de julio de 1886 se inaugura el ferrocarril La Ceiba – Sabana de Mendoza, que luego se extendería hasta Motatán (49) Volviendo al tema, al ser informado Hernández, a quien se le asignaron tres mil bolívares para gastos y tres meses adelantados de pensión, prepara su viaje(15,47,48,50). Llega a Paris a finales de 1889 y consigue alojamiento en Place Maubert, cerca de la facultad de Medicina. Trabajó en el laboratorio de Histología y Embriología con el profesor Mathias Duval, de tendencia evolucionista y partidario de la Selección Natural. Con él aprendió técnicas de laboratorio, fundamentos de la teoría celular e historia de la anatomía microscópica y se adentro en la embriología. Se formó en Fisiología Experimental con el profesor Charles Richet, quien fue premio Nobel en 1913 y había trabajado con un discípulo del gran Claude Bernard, Etienne Mare, lo que lo relacionó con la obra del gran exponente de la Medicina Experimental (50)
En cuanto a Patología Experimental y Comparada, fue de la mano de Isidore Strauss, con quien se introdujo en los principio de la Microbiología y la Bacteriología (50) En resumen, incorporó a su formación académica, los conceptos fundamentales de la Histología, la Embriología, la Fisiología y la Bacteriología; adquirió destrezas en técnicas de laboratorio y de microscopia, así como en la actualización en contagio, control y prevención de las enfermedades. Una vez conseguido estos objetivos, regresa a Caracas, luego de haber recibido y ejecutado una asignación que sumaba 12.885,30 bolívares para la adquisición de los equipos necesarios para dotar el laboratorio. Pasó dos años- de1889 a 1891 - en Europa, entre Francia, España y Alemania, tiempo que transcurrió ampliando sus conocimientos y adquiriendo los equipos, a cuenta del gobierno, para el primer laboratorio de Medicina Experimental para Caracas, dentro de los cuales se incluyó el primer gran microscopio. En el primer país coincide con Pablo Acosta Ortiz, Santos Dominici y Luis Razetti (51-53) Durante este periplo, muere el padre, el 8 de marzo de 1890.
A su regreso al país, en 1891, es designado como médico del presidente, presumiblemente de Joaquín Crespo. Hernández era un clínico eminente y original, incluso se plantea que incursionó en el ámbito quirúrgico: fue el primero en “curar” el Pie Zambo en Venezuela. Tenía la más extensa clientela en la ciudad y se le consideraba el “Apóstol de la justicia Social “ por aquello de “los pobres primero” (54,55) Ese año, Andueza Palacios creó por decreto las cátedras mencionadas, y el 5 de noviembre del mismo año, el ministro de Instrucción Pública y el rector de la UCV Elías Rodríguez, designaron a Hernández como catedrático de esas especialidades y jefe del laboratorio. Con ésto se daba inicio a la modernización de la Medicina en Venezuela, de su enseñanza y, por ende, de la práctica médica de manos de José Gregorio Hernández (51-55). Con su arribo al país se da la primera etapa científica de la Medicina venezolana. Hasta este momento, se había dedicado a formarse, ejercer y actualizarse, y es cuando inicia su etapa de docencia, que ejerció hasta el día de su última clase, el sábado 28 de junio de 1919(54-57) En esos 23 años, su actividad docente estuvo dividida en tres ciclos, el primero se extendió de 1891 a 1908, el segundo comprendió de1909 a 1912 y el tercero, desde 1916 a 1919 (58)
Estas suspensiones se debieron a los intentos de José Gregorio de entrar a la vida religiosa. En la primera oportunidad, el 15 de junio de 1906 solicita su jubilación al ministro de Instrucción Pública, a pesar de no llenar el requisito de los 20 años ininterrumpidos, teniendo solo 14 años y 7 meses en la docencia. Su petición es concedida el 20 de junio, con una asignación de Bs 200, aunque sigue su docencia hasta 1908, cuando escapa a las cartujas de Farneta, tal vez impulsado por la muerte de su hermano menor, Benjamín, quien fallece a causa de la Fiebre Amarilla. Tenía Hernández 43 años (58,59) Antes de partir, reparte sus bienes entre sus hermanos y sobrinos, dejando la casa ubicada de Pajarito a La Palma nº 41, en La Pastora, a César, y la de la esquina de Mijares a Mercedes, a los otros hermanos (58)
Parte del país por Puerto Cabello e ingresa a La Cartuja el 16 de junio de 1908, con el nombre de Fray Marcelo, pero la disciplina física hace mella en su organismo (60) El intento duró nueve meses. No logró su ingreso a la comunidad religiosa, y por orden superior es retirado, por lo que regresa al país el 21 de abril de 1909, siendo admitido en el Seminario Metropolitano de Caracas -ubicado de Ibarra a Madrices- pero por consejo de su amigo, confesor y guía espiritual, Monseñor Juan Bautista Castro, así como de discípulos y amigos; regresa a su actividad seglar docente y profesional, dando inicio a la segunda etapa, el 18 de mayo. Esta segunda etapa finaliza el primero de octubre de 1912, cuando el ministro de Instrucción Pública cierra la universidad por tiempo indefinido. En vista de ello, en septiembre de 1913, viaja a Roma para ingresar al Pontificio Colegio Pio Latinoamericano, como vía alterna para La Cartuja, pero la tuberculosis y la Gran Guerra lo obligaron a desistir, regresando en 1914. Al llegar, y en vista de que la universidad se mantenía cerrada, comienza a dar clases particulares de histología, junto con su sobrino Inocente Carvallo, en el colegio Villavicencio, sin percibir remuneración, hasta 1915, cuando, junto con Razetti y Jesús Rízquez, y bajo la dirección de David Lobo, dan inicio a las actividades de una escuela privada de Medicina, que se ubicó entre las esquinas de Llaguno y Bolero, actividad de muy corta duración en vista de la creación, en enero de 1916, de la Escuela de Medicina de San Lorenzo, en la parroquia de San José (59) Para ese año se inicia la tercera etapa docente, que se extendió hasta su muerte, acaecida el 29 de junio de 1919, producto de las lesiones ocurridas al ser expelido por un automóvil –uno de los 600 que había en la ciudad– contra la acera de la esquina de Amadores, en La Pastora. Tenía 55 años.
En cuanto a la imagen real del personaje, se ha querido presentar como triste e hierático (62), cuando era de fino humor, alegre y tolerante, aunque hay opiniones encontradas con respecto a esta ultima virtud (63) De amplia cultura general y científica, hablaba y escribía latín, francés, inglés y estaba aprendiendo alemán. Incursionó en otras actividades, excepto en la política; dentro de ellas estuvo el periodismo científico y el arte (64,65) Se podrían resumir sus logros mencionando que trajo el primer gran microscopio, realizó las primeras vivisecciones, difundió la teoría celular de Virchow., y fue el pionero en Nutrición y Dietética (64)
También, fue de los fundador de la Academia Nacional de Medicina, ocupando el sillón XXVIII, al cual renunció en 1906, en uno de sus intentos por ingresar a la vida religiosa y que no le fue aceptada (58,66,67) Su labor literaria, en diversas áreas, fue fecunda: Filosofía, Bacteriología, Arte, Embriología Anatomía Patológica, entre otras (68). Además, creó la primera cátedra de Bacteriología en América para el año 1891, hecho reconocido en el Primer Congreso Panamericano, realizado en Washington en 1893. Este laboratorio estuvo ubicado en los terrenos donde se levantó la escuela Vargas, pertenecientes al Instituto Anatómico (68). También Inició en Venezuela, y en la UCV, la revolución pasteuriana, implantó la cátedra de Fisiología Experimental con los métodos de Claude Bernard, fundamentando la Medicina Experimental, haciendo, en todo el sentido de la palabra, una escuela (69)
Pero no solo sorprenden estos aspectos, el Dr. Hernández apoyó el sentimiento de pertenencia nacional, demostrado al inscribirse en la milicia, en 1902, a raíz del ataque a Puerto Cabello, apareciendo en los registros como el primero en hacerlo en su parroquia, como se puede apreciar en la ficha de registro, donde se lee: “Estados Unidos de Venezuela, Distrito Federal. Jefatura de Milicias N° 1, Caracas, 11 de diciembre de 1902. El ciudadano José Gregorio Hernández se halla alistado en la milicia de la Parroquia de Altagracia. Vive en la calle Norte 2, casa N° 36. El Jefe Civil: G. Arenas. El Prefecto: L. Carvallo. Filiación: Edad treinta y ocho años. Estado: Soltero. Profesión: Médico” (71) Como dato curioso, tradicionalmente se asocia al Dr. Hernández con traje negro – blanco en ocasiones – pero lo cierto es que lo usó hasta su fracaso en ingresar al sacerdocio, cuando comenzó a vestir elegantemente, a la última moda (71)
Sin entrar en la cuestión de la santidad, para honrar a este científico y humanista, el hospital de los Magallanes tiene una escultura del Dr. Hernández en un sitio de honor, realizada por la pintora y escultora Marisol Escobar, venezolana nacida en Francia el 22 de mayo de 1930, con una gran trayectoria, y como identificándose con nuestra institución, primera y única mujer activa en el movimiento pop art de los 60, haciendo tarima con personajes como Willen de Kooning, Jaspers Johns y Andy Warhol (72) Como dato anecdótico, el modelo utilizado para realizar esta obra fue un médico, padre de la Dra. Ana María Whitembury, egresada del postgrado de Cirugía, con sede en el hospital. Su nombre es el Dr. Guillermo Whittembury, médico nefrólogo e investigador del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), muy amigo de la artista plástico (73)
El trabajo original, que presenta a Hernández en su actitud más conocida, incluyó en la composición un perro, un venado y un maletín médico (75) La obra fue inicialmente realizada para el hospital, ejecutándose una copia para instalarla en Isnotú (73)
Este segmento conforma el eje central, el verdadero corazón de este trabajo, en el que se enumerar, por servicios, aquellos enfoques, conceptos, técnicas, procesos, estudios, y cualquier otro aspecto que harían del hospital un factor de impacto histórico en la medicina venezolana. Al momento de su inauguración - 19 de diciembre de 1973 – el HGO comenzó su funcionamiento con los departamentos de Obstetricia y Ginecología, Pediatría y Puericultura, el de Enfermería y el de Historias Médicas, así como con los servicios de Anestesiología, y Laboratorio (75). Es de hacer notar que es el primer hospital del país con Departamento de Enfermería dependiente directamente de la dirección de la institución.
Desde el principio, el hospital demostró su alta capacidad de atención médico-docente que ha tenido hasta el día de hoy, a pesar de las tribulaciones por las que ha pasado, presentándose como un baluarte que no solo se manifiesta en el ámbito científico pues desde su planificación, se consideró como un establecimiento prototipo. La dirección de la institución se inició con el Dr. Tulio López Ramírez, quien fuera Individuo de Número y Presidente de nuestra Sociedad, el primero de los 38 que han pasado por el cargo en los 38 años de fundado, un promedio de un director por año (1,11) De éstos, solo siete han sido del cuerpo médico del hospital.
No es objetivo de este estudio ampliar el interesante trabajo de la Dra. Uzcategui, en el que se describe en detalle a los fundadores, pero es de destacar a algunos de ellos, como el Dr. Francisco Plaza, presidente actual de nuestra sociedad; el Dr. Italo Bejarano, de amplia actividad gremial; la Dra. Ángela Cruz de Quintero – primera mujer presidente de la Federación Médica de Venezuela; el Dr. Rogelio Pérez De Gregorio, quién es el actual presidente de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología. También Luis Arturo Ayala y Eric Eichelbaum, quienes se destacaron, posteriormente, por sus actividades en el Hospital Universitario de Caracas (75)
No se puede dejar de resaltar aquellos personajes que conformaron los cuatro pilares que sostuvieron la estructura académica del hospital, y cuyo legado constituye lo que hoy en día es el núcleo de la escuela Luis Razetti, dependiente de la Universidad Central de Venezuela, y de la que se espera que, en un futuro no muy lejano, se convierta en escuela de Medicina. Dichos pilares lo componen los cuatro Jefes Fundadores de los Departamentos Madres: la Dra. Ofelia Uzcategui, el Dr. Aaron Toledano y el Dr. Orlando Cowley, reunidos bajo la égida del Dr. Simón Becker, quienes propulsaron y consolidaron esta estructura universitaria de pre y postgrado desde 1975, que, como veremos a continuación, contribuyeron de forma palpable e indiscutible, a lograr ese impacto evidente que el Hospital de Los Magallanes ha tenido, tiene y tendrá en la evolución de la Medicina en Venezuela, a pesar de las adversidades universitarias y extrauniversitarias.
A continuación, hechos que han surgido de la organización creada por estos protagonistas, de acuerdo al orden de inicio de las actividades asistenciales.
Este aparte esta basado en la entrevista realizada a la Dra. Judith Toro M. actual Jefe del Departamento. Este departamento, junto con el de Pediatría, fueron los iniciadores de la actividad asistencial del HGO, con la característica particular que la totalidad del cuerpo médico que comenzó, tanto especialistas como residentes, eran egresados de cursos de postgrados. Su jefe fundadora y activa por treinta año fue la Dra. Ofelia Uzcategui, quien venía de la Maternidad Concepción Palacios, pero que siempre se ha considerado “magallanera”.
Desde el momento que comenzó a funcionar, el departamento ha desarrollado proyectos que han llegado a constituirse en conducta de elección en la especialidad, como:
1974. Este departamento fue pionero, en Venezuela, en el re-enfoque del tratamiento de la toxemia gravídica, al crearse la unidad de Toxemia, rompiendo con los paradigmas de la época en este sentido. Este proceso persiste y se refleja en las líneas de investigación del postgrado, llevando a la simplificación del diagnóstico de esta patología. Para el mismo año, se creó la primera unidad de Hipertensión en el embarazo, compuesto por un equipo multidisciplinario conformado por obstetras, nefrólogos, patólogos, etc.
1978, Se da inicio a la Microcirugía tubárica, otro en el concepto que el departamento ha sido el principal difusor nacional, específicamente con la técnica de Rolland, actividad que se inició con el Dr. Rafael Villalba Silva y que ha sido brillantemente continuado por el Dr.Gonzalo Muller.
2010. Es el único departamento gineco-obstètrico en el país que cuenta con la Oficina de Atención a la Mujer Víctima de la Violencia, decretada en 1997 pero cristalizada en ese año.
También es el único en aplicar el Consentimiento Informado y en tener programadas actividades hacia la comunidad. Si bien es cierto que no fueron los precursores, si han sido los principales propulsores en las técnicas endoscópicas y mínimamente invasivas en Ginecología y Obstetricia, lo que también se refleja en los trabajos especiales de investigación, hoy denominados de grado.
Desde el punto de vista académico, el primer grupo del Internado de Pregrado, dependiente de la Universidad Central de Venezuela, inició sus actividades en 1974, mientras que el primero grupo del tercer año de la carrera, comenzó en 1981. El postgrado inició en 1978. Este desfase se debió a la particularidad, ya mencionada, de los primeros residentes que fueron especialista, por lo que hubo que esperar el tiempo correspondiente para poder hacer el nuevo llamado a concurso para la residencia.
Hasta el 2012, han egresado 35 promociones de especialistas universitarios.
Hoy en día, el cuerpo de especialistas esta compuesto por egresados de la institución en un 90%. De cuatro Jefes de Servicio, tres son egresados del hospital, lo que da claramente a entender que ya se ha constituido en una escuela.
De sus filas han surgido cuatro presidentes de la Sociedad Venezolana de Obstetricia y Ginecología, como lo fueron la Dra. Ofelia Uzcategui, Fanny Fleitas, Judith Toro y Rogelio de Gregorio, presidente actual.
También es de hacer notar que una sólida mayoría se han dedicado a la docencia a lo largo y ancho del territorio nacional. Es importante mencionar que, con contadas pero muy honrosas excepciones, todo el cuerpo de especialistas son de formación nacional, lo que no ha sido óbice para que muchas de ellas sean consideradas personalidades internacionales en distintas ramas, como Judith Toro, nombrada Mujer FIGO 2009, quien a su vez, es la representante para Latinoamérica del proyecto del Tratamiento Médico del Aborto Incompleto, y que ha sido honrada como Maestra de la Obstetricia Latinoame-ricana en el 2001. También ha sido la diseñadora de los primeros protocolos nacionales de la especialidad, contribuyendo a mantener la importancia e influencia - docente y asistencial - de ese departamento, a nivel nacional e internacional, a pesar de los avatares.
En resumen, se puede decir que, a pesar de todo y de todos, el manejo de la Obstetricia en Venezuela depende hoy en día del hospital de los Magallanes, con un importante impacto docente y asistencial, tanto local, como nacional e internacional.
Para fundamentar este aparte, se ha contado con la importante colaboración de las Dras, María Elena Córdova, Jefe del Departamento, y de Mariana Gerendas, pediatra jubilada. Inicia, junto con Ginecología y Obstetricia, la prestación del servicio luego de la inauguración. Su primer jefe, el Dr. Orlando Cowley, quien venía de la Jefatura del Hospital Central de San Cristóbal era un educador por excelencia, profesor de la Universidad de Los Andes. Arriba a la capital a los 59 años, aproximadamente. Fue el iniciador del postgrado en 1975, y desde esos años se ha destacado en el ámbito pediátrico, egresando un promedio de 10 especialistas por año con 33 promociones, distribuidos a lo largo y ancho del territorio nacional, con innovaciones en Neonatología, Nefrología Pediátrica y en Crecimiento y Desarrollo, tal y como se refleja en sus Líneas de Investigación que se han orientado hacia estos temas.
1985. Se estableció el programa docente de Pediatría Social para el curso de postgrado, constituyéndose en el primero en el país en el que se trataban temas sobre los fundamentos teóricos de la Pediatría Social, la Medicina Integral, los concepto ecológico de Salud-Enfermedad, la cadena de la Prevención, la Atención Primaria, el Niño Maltratado, el Abuso Sexual, el Abandono Infantil, la Adopción, los Hijos de Padres Divorciados, el Consumo de Drogas, el Embarazo Precoz, la Educación Sexual, el Niño Trabajador, las Clases Sociales como Factor de Riesgo en Pediatría, los Aspectos Psicológicos de la Hospitalización, la Atención del Niño con Enfermedades Mortales y su Familia, los Problemas de Escolaridad, el caso de los Hermanos Gemelos y muchos otros contenidos que afectan al niño y su entorno.
1986. El Departamento de Pediatría del Hospital General del Oeste “Dr. José Gregorio Hernández” de Los Magallanes de Catia, se convierte en el pionero en la atención integral de niños y adolescentes. En él se fundó una Consulta de Adolescentes en la cual se brindó atención integral a jóvenes de ambos sexos, entre los 10 y 19 años, siendo la primera consulta con estas características que dependía del MSAS en todo el territorio nacional. En esta actividad, cada adolescente recibía una atención dirigida a sus aspectos biológicos y psico-sociales, incluyendo el asesoramiento enfocado a su desarrollo y a su progreso en alcanzar sus metas, así como la información sobre la evolución de su madurez sexual, la educación para la salud y la orientación a los padres, todo enmarcado dentro de un ambiente de afecto y respeto (76)
1995. Se creó la Unidad de Hospitalización para Adolescentes dentro del Servicio de Pediatría Médica I, la cual constituyó la primera unidad de hospitalización para adolescentes en todo el país. En ella se impartía una atención integral a los adolescentes, de acuerdo a los parámetros mencionados, y al egresar continuaban en control por la consulta de adolescentes (76)
A partir de ese año, se inició un programa docente de Medicina del Adolescente en el Postgrado Universitario de Pediatría, en que los cursantes realizaban una pasantía por la consulta y por la Unidad de Hospitalización de Adolescentes, con la finalidad de capacitarlos para la atención de este grupo etario (76) Otra actividad en la que este departamento descolló como pionera fue en la instalación del área para salón de juegos y aula de clases con una maestra, con la intención de disminuir la percepción de ruptura de los niños, que se sumaba al estimulo de la presencia de la madre acompañante, con las horas flexibles de visita (76)
Este segmento está basado en entrevistas con las Dras. Eva Sekler (77) y Trina Navas (78), así como en el trabajo de la Dra. Uzcategu (74) y el del Dr. Bernardo Beker (79) Este Departamento comenzó sus actividades al año siguiente de la inauguración del hospital, en 1974(74), y de la mano del Dr. Simón Beker, quien a los 44 años se encarga de la Jefatura departamental. Nacido en Maracaibo, hijo de inmigrantes originarios de Moldavia que habían escapado de la Europa de la Gran Guerra, a los 15 años se traslada a Caracas. Ya graduado como Médico Internista y Gastroenterólogo, es miembro fundador de las Sociedades de Medicina Interna y Gastroenterología en 1959. En 1970 crea la Asociación Latinoamericana para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas; y en ese mismo año comienza su actividades en el Hospital de los Magallanes como Jefe del Departamento y del Servicio de Gastroenterología, fundando los postgrado de las dos especialidades, aplicando conceptos revolucionarios, tanto desde el enfoque asistencial como en Educación Médica, que fueron aplicados por primera vez en el país (79)
En 1976, coincidiendo con el ingreso de la Dra. Eva Essenfeld de Sekler, quien se convertiría en pilar fundamental de la actividad docente de los dos niveles, así como en la actividad asistencial, se inicia la residencia asistencial de la especialidad.
1979. El curso recibe el reconocimiento universitario por parte de la Comisión de Estudios de Postgrado de la Universidad Central de Venezuela.
Dentro de las líneas de investigación en la que el Departamento de Medicina Interna se ha presentado como pionera o principal difusora, se encuentran:
1977. El Soporte Nutricional Parenteral, técnica que para la época era conocida como Hiperalimentación. Este proceso se inició en nuestra institución – y en el país - de la mano de la Dra. Seckler, simultáneamente con el Dr. Eduardo Souchon, en el Hospital Universitario de Caracas (77)
1979. Enteroscopia en el acto quirúrgico, en conjunto con Gastroenterología y Cirugía (80)
1979. El Soporte Nutricional en los pacientes quirúrgicos (78)
1980 Se crea la primera Unidad de Soporte Nutricional, simultáneamente con la del Hospital Universitario (77)
1983. Se da inicio al soporte enteral con sonda de Dobbhoff, convirtiéndose el HGO en la institución pionera, en Venezuela, en este procedimiento (81) A su vez, se comenzó este soporte con las infusiones lipidias
1984. Magallanes se convierte en el primer hospital en aplicar la Historia Clínica por Problemas, iniciado por el Dr. Beker (82).
1987. La Medicina Preoperatoria, cuya coordinadora fue la Dra. Sekler
1986. Se implementa la integración entre la Medicina Interna y la Obstetricia, al instituirse la Evaluación Nutricional de la Embarazada. En ese mismo año se publica la primera experiencia en el país con la Nutrición Enteral Ambulatoria, llevada a cabo en el HGO (83,84)
1992. Se publica el único caso conocido, mundialmente, de un embarazo llevado a término con Nutrición Enteral por yeyunostomía (85)
1996. Se integran la evaluación obstétrica y la Medicina Interna con la evaluación de la toxemia gravídica por médicos internista (86)
1996. Comienza, por primera vez en el país, la consulta de Menospausia realizada por médicos internistas (84)
1999. Es la primera institución en el país que implementa la Evaluación Médica Preoperatoria (88)
Desde el punto de vista de la sociedad científica de la especialidad, Magallanes ha dado las dos únicas mujeres que han sido presidentes de la Sociedad Venezolana de Medicina Interna y que, además, no pertenecieran al hospital Vargas o al Universitario. Ellas son las Dras. Eva Sekler, en 1988, la Gobernadora del Capítulo Venezolano del Colegio Americano de Medicina para el período 2008-2013; y Trina Navas, actual Editora Asistente del Tratado de Medicina Interna de Cecil. Además, la primera es fundadora de la Sociedad Venezolana de Nutrición Enteral y Parenteral y su primera vicepresidente en 1992. Ambas han sido editoras de la Revista de la Sociedad Venezolana de Medicina Interna (77,78)
1991 Trina Navas primera internista que egresa del postgrado de Micología (77,78)
Desde el punto de vista académico, es de los cursos de postgrado de mayor productividad científica, con 100% de Trabajos Especiales aprobados, hasta el 2009 (77,78)
Para esta sección, ha sido de vital importancia las colaboración de los Drs. Sonia Mendoza y José Rodriguez Amaya(88,89)
Este servicio, que depende del Departamento de Medicina Interna, desde su inauguración ha trabajado de la mano de los servicios de Cirugía General, y se considera el primero de esta especialidad, con visión intervencionistas en el país (89,89) El primer gastroenterólogo del hospital fue el Dr. José Rodriguez Amaya, quien inaugura la institución integrado al servicio de Medicina. Ahora, como servicio, se inicia a partir de 1974, con Simón Beker como jefe, y los doctores Rodriguez Amaya, Flavio Eslava y Moises Gelrud, a quienes se une la Dra. Sonia Mendoza, actual Jefe, en 1976, año en el que se inicia el primer curso de postgrado programado. Para 1977 ya es postgrado universitario y egresa su primera promoción como tal (91). Hasta la fecha han egresado 102 especialistas en 35 promociones
Las áreas en las que el servicio ha sido pionero o principal difusor han sido:
1976. La manometría del esfínter de Oddi y la pancreatocolangiografía endoscópica (PCRE) en niños y adultos, procedimiento iniciado en el extinto hospital Ildemaro Salas por el Dr. Ortega, pero siendo el principal difusor el HGO (89,91)
1977. Se comienzan a realizar las gastroscopias de Emergencias, técnica utilizada por primera vez en el país, con esa indicación (89,90) Ya para esta época, el servicio tenía prestigio nacional e internacional, llegando a ser suficiente requisito, ser egresado de este curso para ingresar a distintas asociaciones nacionales e internacionales (90)
1979. En noviembre se inaugura la Unidad de Ultrasonido, con el Dr. Rodriguez Amaya, precursora en el país, al unísono con la del Hospital Universitario de Caracas, con Vicente Lecuna. El Dr. Rodriguez había estado en Francia para su entrenamiento, mientras que el Dr. Lecuna fue a Estados Unidos (90)
1982 Se crea la Unidad de Gastroenterología Pediátrica, por el Dr. Domingo Jaen, sede del postgrado en esa área, con 23 egresados, para diciembre 2010 (89, 90)
1989 Se crea Fundagastro, motor financiero del desarrollo del servicio, lo que le permite una gran productividad científica y tecnológica (89,90)
Otros eventos realizados por este servicio y que hoy en día son la rutina de todos los servicios en el país, fueron:
Dilataciones neumáticas esofágicas, como principal promotor de la técnica (89,90)
Dilataciones precoces en la esofagitis cáustica, así como en estenosis del, órgano por otras causas.
Dilataciones de la papila de Vater y de las vías biliares, con la instalación de las prótesis biliares (87-88)
La coledoscocopia transduodenal
La manometría esofágica con estimulación y sin ella (92,93)
No se puede dejar de mencionar el gran desarrollo de la Hepatología vernácula con el Dr. Beker (79,89,90)
Es en Magallanes, donde la gastroenterología venezolana ingresa a la ecoendoscopia con Leonardo Sosa y, tal vez, en la Laparoscopia Diagnóstica en manos de gastroenterólogos, con Orlando Rojas (89,90)
Otro evento primigenio, fue el diseño del primer duodenoscopia pediátrico en el mundo por Moisés Gelrud (89, 90,94)
Entre otros temas, este servicio fue el principal difusor de la técnica de la ligadura de varices esofágicas, lo que llevó a ser premiado, internacionalmente, así como por el estudio del proceso del Sobrecrecimiento Bacteriano por la presencia del gas helio en el aliento (95)
Servicio de Traumatología y Ortopedia
Este sección se basa en una entrevista realizada al actual Jefe del Servicio, Dr. Juan Iglesias (96), quien comenta que Traumatología y Ortopedia inició sus actividades con la apertura del hospital bajo la dirección del recordado Dr. Manuel D`Elias Obregon, incluyendo la atención de las emergencias de la especialidad, destacando que en un principio, la institución había sido diseñada como Centro de Referencia, pero que las necesidades de la comunidad obligaron a la atención de casos de emergencia. Es de hacer notar que esta aseveración no ha podido ser documentada. El Postgrado Universitario data desde el año 1974, y esta avalado por 36 promociones que se han distribuido a lo largo del país. Entre los sucesos a resaltar, llevados a cabo por Traumatología y Ortopedia, que han marcado el desarrollo de la especialidad, tenemos:
1983. Se constituye en la primera Unidad de Referencia para la Cirugía Ortopèdica para niños con parálisis espástica, proyecto dorado del Dr. D`Elias.
1988. Primer servicio evaluador de los sistemas de osteosíntesis, bajo el enfoque de la filosofía suiza A.O.
2003, Primera Unidad de Remplazo Articular en un hospital del Ministerio de Salud.
Sobre la influencia de la Cirugía Pediátrica del Hospital de los Magallanes, este trabajo se apoyó en la entrevista al Jefe del Servicio, Dr. José Luis Gonzalez (96) Comenzó este servicio formando parte del Departamento de Pediatría, y posteriormente pasó a depender del de Cirugía General (74) Fue creado en 1974 por el Dr. Antonio Gordils, quien instituye y funda el curso de postgrado en 1975, siendo el tercer curso de esta categoría académica, en el país (97)
Este servicio se ha caracterizado por ser pionero en el país, en las siguientes técnicas, procedimientos o conceptos, de los cuales se ha convertido en centro de referencia nacional para ellas (96):
El fundador de este servicio, Dr. Antonio Gordils, se constituyó en el motor en la asistencia a los niños del oeste de la ciudad y en la formación del recurso humano que sería la generación de relevo en esta actividad, Falleció el 19 de octubre de 2009
Este capítulo se basa en entrevistas realizadas a los Drs. Mario Medrano, Nasin Tata, Alberto Salinas, así como en el trabajo de la Dra. Uzcategui y los recuerdos y experiencias del autor. Al igual que el de Medicina Interna, entró en actividad en 1974 (75) y su jefe fundador fue el Dr. Aaron Toledano, quien venía de dirigir el Departamento Quirúrgico del Hospital Central de San Cristóbal, profesor de la materia de la facultad de Medicina de la Universidad de Los Andes (74) Comenzó como único servicio y posteriormente se dividió. En su apertura, constituyó el primer departamento quirúrgico integrado, pues cada servicio estaba formado, administrativamente, por una plantilla compuesta por las distintas especialidades que lo conformaban, siendo el primer hospital del país con esta estructura. Con el tiempo –y el aumento de la demanda– se hizo necesaria la aparición de servicios separados.
Si bien es cierto que, desde sus inicios, contó con residentes, éstos no tuvieron el reconocimiento universitario hasta el año 1976, con la cohorte compuesta por los Drs. Nassin Tata, Angelo Cusati, Angel Contaris y Hugo Graterón. Desde ese momento, han egresado 118 cirujanos en 31 promociones, con un 70% de tesis aprobadas, estableciéndose en unos de los cursos con mayor productividad de los dependientes de la Universidad Central de Venezuela.
Gracias a la mente abierta y el espíritu de vanguardia de los Jefes de los departamentos fundadores, dentro de los cuales el Dr. Toledano descolló por su ímpetu y tolerancia, se desarrolló una actividad de investigación quirúrgica innovadora que se ha mantenido hasta el presente, y se ha reflejado tanto en los trabajos que el cuerpo médico presenta en los eventos científicos, como en las líneas de investigación surgidas con el devenir.
Una característica destacada en esta actividad de investigación es el enfoque dirigido a la ruptura de modelos quirúrgicos paradigmáticos, es decir, el poner en duda aquellos dogmas aceptados tradicionalmente, pero sin una base científica apropiada.
En este sentido, en Magallanes se han llevado a cabo trabajos que fueron controversiales y muy criticados en su momento, pero que, a la larga, se han establecidos como los procedimientos de elección, lo que por derecho sería las primicias en el país planteadas por el Magallanes y –en algunos casos- en América, como son:
1979. El enfoque Nutricional del paciente quirúrgico, actividad desarrollada en conjunto con el departamento de Medicina Interna (80)
1980, El tratamiento quirúrgico y definitivo, de emergencia, de la enfermedad ulcero péptica perforada, planteamiento basado en la casuística propia.
1981, Se presenta el trabajo sobre Vaguectomía supraselectiva, como tratamiento quirúrgico de emergencia en la enfermedad ulcero péptica perforada
1988. Las esofagectomía transhiatals sin toracotomía para el tratamiento del cáncer y la estenosis esofágicas, entre otras patologías del órgano (99)
1990. Por primera vez, se propone la reparación primaria en trauma colónico, ya sea por arma blanca o de fuego (100) lo que, luego de años de críticas, se convierte en el tratamiento de elección para estos casos.
1989. Uso de la Laparoscopia Diagnóstica en Cirugía de Emergencia y en Trauma Abdominal, tanto penetrante por arma blanca o de fuego, como cerrado (101) propuesta que alcanzó los mismos niveles de controversia que las reparaciones primarias, y que hoy en día forma parte del arsenal diagnóstico mundial en Trauma.
1989. Se realiza la primera colecistectomía laparoscópica en Venezuela en un hospital del estado venezolano. Al respecto, vale la pena acotar que la primera en el país fue realizada por los Drs. Ayala, Souchon, Belloso y Henriquez, unos meses antes de la del hospital de los Magallanes. El Hospital Universitario de Caracas se abrogaba la primera en hospitales públicos, pero lo cierto es que se realizó tres meses después que la del HGO. De esta manera se despeja esta equivocación histórica (102)
1985, Se realiza la primera Gastroplastia vertical, dando inicio a la Cirugía Bariátrica en el país –y probablemente en Latinoamèrica- de la mano del Dr. Alberto Salinas, quien también realizó los primeros By pass gástricos, tanto por vía convencional, desde 1990, como por laparoscopia desde el 2001.
2006. Se presenta y publica la primera experiencia que rompe con uno de los mitos quirúrgicos, y en el que se cuestiona la preparación mecánica colónica para la cirugía electiva de este órgano (103)
2010. Primer hospital del estado venezolano donde se realizan colecistectomías laparoscópicas por acceso único, hecho que llevó a dos trabajos especiales de investigación(104,105). Vale la pena anotar que esta técnica la comenzó en el medio privado, el Dr. Francisco Zamora, egresado del postgrado de Cirugía del HGO.
Es el único hospital con líneas de investigación sobre el tratamiento del dolor postoperatorio llevado por cirujanos (106,107)
Es el departamento quirúrgico que cuenta con la mayor casuística en Venezuela sobre el tratamiento quirúrgico de los tumores del estroma gastrointestinal, conocidos por sus siglas en inglés, como GIST (108)
2010, Se diseña un Indice de Seguridad Hemostática en Cirugía, que llevó a crear otra línea de investigación (109)
Fue la primera institución en diseñar una Unidad de Trauma – Shock, que aún duerme el sueño de los justos.
Dentro de los miembros que hacen vida en el departamento, han habido personajes que ha descollado por su actividad, ya sea científica, gremial, o en ambas. En Urologìa estuvo el Dr. Gonzalez Duarte, precursor en Venezuela de los distintos enfoques de la Disfunciòn Erectil.
El Dr. Nassim Tata, cirujano general y de tórax egresado en la primera promoción universitaria de la institución, fue el primer presidente de la Sociedad Venezolana de Cirugía que, al corresponder ese cargo a la capital, no pertenecía ni al Hospital Universitario ni al Vargas de Caracas. Además, fue el segundo presidente venezolano de la Federaciòn Latinoamericana de Sociedades de Cirugìa (FELAC) para el período 2009 – 2013.
En otro orden de ideas, es de mencionar que esta institución fue la única que se mantuvo operativa durante las situaciones civiles conocidas como “El Caracazo” y el 27N, mientras que las demás, incluyendo el Hospital Militar, perdieron su capacidad de respuesta a pocas horas de desencadenados los sucesos. El hospital de los Magallanes se mantuvo gallardamente prestando sus servicios a las víctimas durante todo el tiempo que tardaron en resolverse las situaciones mencionadas, gracias a la mística de su personal obrero, médico, y sobre todo, del cuerpo directivo, encabezado por la Dra. Gabriella Di Silvestri.
Es justo recalcar que, una vez que el sosiego regresara a la ciudad, la comunidad de Catia quiso honrar con condecoraciones a los trabajadores del hospital que sirvieron en esa oportunidad, ofrecimiento que todos declinaron.
Para la realización de este segmento, entrevisté al Dr. Marco Gómez(110), actual Coordinador de la Unidad.
Inicia sus actividades académicas en 1996, por medio de un convenio inter-institucional entre la Secretaria de Salud de la Alcaldía Metropolitana y la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho. Constituye el primer Postgrado Universitario en la especialidad perteneciente al sistema público de salud del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social (MSAS). Tiene como sede en la Unidad de Cirugia Bucal y Maxilofacial del Hospital General del Oeste, de los Magallanes de Catia e inicia bajo la Coordinación del Dr. Alberto Lander Hoffman. bajo los estándares de educación para la formación de cirujanos bucales y maxilofaciales de la ASOCIACION LATINOAMERICANA DE CIRUGIA BUCAL Y MAXILOFACIAL (ALACIBU). Actualmente, es el único postgrado de la especialidad avalado por esta importante asociación.
El curso comprende, dentro de su pensum, rotaciones por las áreas medicas de Anestesiología, Medicina Interna, Atención al Politraumatizado y Pediatría Quirúrgica, incorporándose posteriormente la rotación por Cirugía General. Esa especialidad odontológica constituye uno de los servicios interconsultantes del hospital y con el paso de los años se ha incorporado progresivamente al trabajo en equipo con las demás especialidades médicas, rompiendo así con varios mitos, demostrando que en nuestro hospitales si se podían formar odontólogos especialistas en el área. También se comprobó la posibilidad de formar parte del equipo de salud y trabajar logrando la participación directa de distintos especialistas médicos en la formación académica de los residentes, lo cual ha sido un hecho importantísimo para elevar el nivel del postgrado.
En el año 2000 egresa la primera promoción de cirujanos bucales y maxilofaciales del hospital, con sus títulos refrendados por el ministerio del Poder Popular para la Educación Superior, convirtiéndose en el único curso, en Venezuela con este importantísimo aval, hecho inédito. El Dr. Alberto Lander, autor de la idea e iniciador del proyecto, se jubila en el año 2009, dejando el postgrado con bases legales solidas, así como una generación de relevo que asume la coordinación del postgrado, siendo el postgrado de Cirugía Bucal y Maxilofacial más antiguo del país, un pilar importante para la creación de otros postgrados en la especialidad.
Muchos de sus egresados, hoy en día, son conferencistas nacionales e internacionales, gracias a la participación activa en congresos nacionales e internacionales con la presentación de trabajos científicos, carteles, temas libres y conferencias magistrales. Además, forman parte de equipos de trabajo de proyección social, como lo es la Operación Sonrisa, así como en actividades formativas, como el curso de Manejo Integral del Politraumatizado (MIP). Asimismo, anualmente forman parte del equipo que viaja a República Dominicana para una actividad social similar a la Operación Sonrisa.
Esta Unidad es centro de referencia local y nacional, y el Hospital General del Oeste es el único perteneciente de la red de hospitales del ministerio que cuenta con la especialidad de Cirugía Maxilofacial disponible los 365 días del año y las 24 horas del día, que además, recibe residentes del postgrado de Cirugía Plástica de la sede en el Hospital Militar “Dr. Carlos Arvelo”, extendiendo sus actividades académicas mas allá de los límites de Catia.
No solo el hospital ha sido precursor, desde el punto de vista histórico, en la arquitectura hospitalaria, en lo académico, asistencial y gremial, también en el ámbito social. El 1 de noviembre de 1990, la industria farmacéutica nacional, integrada por CAVEME (Cámara Venezolana del Medicamento) y LAVE (Laboratorios Venezolanos), hoy denominada CIFAR (Cámara de la Industria Farmacéutica), se unen para la creación de la FUNDACIÓN FARMACIAS SOCIALES DE LA INDUSTRIA FARMACÉUTICA (Fundafarmacia), instrumento de alianza con el estado, para favorecer a las clases necesitadas, ofreciendo medicamentos con importantes descuentos. En 1991 se inauguró el primer local en el país, en el hospital de los Magallanes (110)
Luego de este breve recuento, se podría determinar que el Hospital General del Oeste “Dr. José Gregorio Hernandez” no es solo un hospital màs, pues su peso se ha hecho sentir desde múltiples aspectos, como son:
Como consecuencia de la productividad científica, docente y asistencia que ha brotado de este caldero de ideas, es fácil comprender las múltiples acciones que se han generado para minimizar la influencia del hospital en la medicina nacional y, tal vez, internacional; entre ellas asignarse la paternidad de eventos originados y propulsados en el hospital de Los Magallanes, actos que, quizás, han sido enrumbados por el temor a ese apogeo de bajo perfil que se ha manifestado en el hospital, a lo largo de los años.
Dice la letra de una canción “Hay caminos que hay que transitar descalzos”. Es en esos momentos en que uno cae en cuenta de la cantidad de personas que, sin interés ninguno, te ayudan a que ese recorrido no sea tan pesado; a todas ellas, mi eterna gratitud.
A mis padres, Roger y Betty, quienes con sus enseñanzas y ejemplos, me señalaron el camino
A Marya, mi esposa, el bordón en que me he apoyado para ese recorrido.
A mis hijos, Roger, Gabriel y Daniela, razón de ser de todos mis caminos.
A Roger Andrés, el lucero que lo ilumina.
A Hezel y Verónica, mis nueras queridas, bordones de mis hijos.
A mi Gran Familia, siempre a la vera del camino, por si acaso…
A todos aquellos compañeros de trabajo que, con sus recuerdos, anécdotas, trabajos, ideas, proyectos, sueños…que me facilitaron el recorrido.
Al personal de la Biblioteca, en la persona del Lic. José Arvelo, por su apoyo inestimable.
Al Dr. Gastón Briceño, Consultor jurídico del HGO, por su colaboración desinteresada.
A los integrantes de las distinta cohortes de pregrado y del Curso de Postgrado, esperando que les ayude en su transitar.
A todos aquellos que, de una forma u otra, en el pasado o en el presente, valieron de brújula en los distintos trechos, sin dejar de mencionar a la incólume Sra. Iraida Araujo