Editorial

La historia, la medicina y la historia de la medicina

Dr. Andrés Soyano

Al iniciarse una nueva etapa en la evolución de la Revista SVHM, una vez que el doctor Luis Herrera García dejara vacante el cargo para ocuparse de la presidencia de la Junta Directiva de la Sociedad, creo pertinente poner sobre el tapete unas breves reflexiones sobre la HISTORIA en general y sobre la HISTORIA DE LA MEDICINA en particular.

La historia como disciplina y el conocimiento histórico derivado de su quehacer se enmarcan dentro del campo no utilitario, aunque no por eso resulta una actividad inútil, aunque muchos suelen creerlo así. Esa característica la comparte con la investigación científica básica. La historia suele ser percibida por muchas personas como una disciplina tediosa, plena de hechos y sucesos que requieren de un ejercicio particular de la memoria para recordar, cifras y elementos a veces inconexos, y por eso suele ser rechazada casi intuitivamente, particularmente en el ámbito de la enseñanza y el aprendizaje. Esta percepción proviene posiblemente de la experiencia estudiantil con docentes no bien preparados o mal calificados. Con esta particular reflexión espero dejar claro de lo importante que puede ser la historia en sus diversos aspectos.

Una breve y simple definición del vocablo historia, la que se encuentra en el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, reza así: "Disciplina que estudia y narra cronológicamente los acontecimientos pasados". Los historiadores profesionales suelen añadir como función de la historia, la interpretación de esos hechos, para considerarla como una verdadera ciencia.

Historia puede considerarse como sinónimo de memoria. La primera es para el cuerpo social lo que la segunda es para el cuerpo biológico, y muy en especial, para el humano. Si alguien no le da a la historia la importancia que se merece, piense solo en su propia persona si llegase a perder la memoria, si no tuviera recuerdos, o dicho con un término médico, a sufrir de amnesia. En ese sentido, la historia ayuda al individuo a consolidad el sentido de pertenencia a la familia, a la comunidad a la que pertenece, a la institución donde labora, al país donde habita.

Para ilustrar algunos de los aspectos mencionados, vale la pena recordar dos conocidas anécdotas:

  1. La utilidad del conocimiento (o como algo percibido como inútil puede resultar de gran utilidad). Tales de Mileto, quien se destacó como un afamado astrónomo y meteorólogo, pasaba el tiempo observando los cielos y los fenómenos naturales, por lo cual era criticado por muchos de sus coterráneos que pensaban que sus observaciones y conocimientos, registrados como lo que se conoció como historia natural, no tenían ninguna utilidad práctica. Después de un periodo de malas cosechas de aceitunas debido a cambios atmosféricos, y en consecuencia, escasez de aceite y otros importantes productos, Tales dedujo de sus observaciones que el año en que se encontraba sería el último de esta serie de problemas y que el próximo año sería el primero de una nueva serie favorable. En consecuencia, alquiló la mayoría de las presas o molinos de producir aceite aun precio bajísimo y cuando llegó ls nueva cosecha el monopolio que tenía de los molinos lo hizo rico.
  2. La fragilidad de la historia como memoria colectiva. Pompeya y Herculano eran dos florecientes e importantes ciudades romanas de la región de Campania en el siglo I de nuestra era. Luego de la famosa erupción del Vesubio del año 79, las ciudades quedaron muertas y sepultadas bajo la ceniza volcánica y posteriormente fueron completamente olvidadas por más de 1600 años hasta que fue accidentalmente descubierta por un campesino italiano en el siglo XVIII.

Aunque la historia (sin calificativo o por antonomasia) suele ser identificada por sus estudios de los aspectos sociopolítico de un pueblo o país, no es menos importante lo que podríamos llamar las historias particulares, las que tratan de otros aspectos de la sociedad, tales como la economía, la cultura, el arte, la medicina, la ciencia en general y en particular, etc.

La medicina en particular tiene una rica tradición de abordajes de naturaleza histórica, y en nuestro país es una de las pocas disciplinas que cuenta con una sociedad (la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina) cuyo objetivo es desvelar el conocimiento histórico de nuestra profesión en sus diversos campos y especialidades y también en ramas afines como la enfermería, la farmacia, la odontología o el bioanálisis. Por diversas razones esta Sociedad no ha adquirido la prestancia y relevancia que todos aspiramos, pero ha logrado acumular a lo largo de más de 70 años de existencia (para ser exactos cumplirá 75 en 2019) un patrimonio invalorable representado principalmente por su órgano de difusión, la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. Allí se encuentra representado el desarrollo de la medicina en Venezuela desde los tiempos aborígenes hasta nuestros días, donde se incluyen biografías de destacados médicos venezolanos y extranjeros, pasando por acciones o actividades pioneras nacionales o mundiales, reflexiones sobre la profesión, creación y desarrollo de instituciones, vivencias personales y otros aspectos de la historia médica.

El médico, por la propia naturaleza de su profesión, adquiere un gran poder de observación y acumula, directa o indirectamente, muchos conocimientos, tanto de naturaleza científica como de naturaleza histórica. De manera que después de cierto tiempo el médico siempre tiene algo que contar (desde el punto de vista histórico, se sobreentiende). Esos conocimientos no deberían dejarse solo en la memoria, sino que deberían ser plasmados en blanco y negro, o en colores, de acuerdo con las nuevas tecnologías de comunicación. Creo que en ello radica la riqueza de nuestro acervo histórico, que es de nuestra Sociedad y de la Medicina venezolana.

Aunque no podemos obviar la situación crítica que el país vive en la actualidad con su fuerte impacto en la prestación de los servicios de salud, tanto públicos como privados, y en el ejercicio de la medicina y carreras afines, tal situación o condición también afecta el cultivo de la historia de la medicina. Sin embargo, la mencionada situación no debe ser óbice para que abandonemos una parte de nuestros deberes para con las próximas generaciones médicas: dejarles los testimonios de la hermosa y noble profesión que ejercen. Sirva también esta reflexión como un llamado esperanzado para incrementar el legado que nos fue confiado.