Doctor Plácido Daniel Rodríguez Rivero

Por RICARDO ARCHILA

Fundador de los estudios de historia médico venezolana.

Doctor Plácido Daniel Rodríguez Rivero
Doctor Plácido Daniel Rodríguez Rivero

La Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina estaba en deuda con la memoria esclarecida del Doctor Plácido Daniel Rodríguez Rivero, el médico historiador que, en nuestra Patria, cumplió el honroso destino del fundador.

Dentro de la evolución de la Medicina venezolana, en Rodríguez Rivero se repite el caso, bastante frecuente, de la influencia personalísima de un solo hombre en la creación o fomento de las especialidades. Naturalmente, sin dejar de reconocer que nuestro País tiene una tradición científica muy corta, lo cual necesariamente ha de tomarse en cuenta en dicho fenómeno, y sin olvidar en cada circunstancia el aporte de los precursores, tentativas pioneras ciertamente plausibles, resultan siempre admirables esas vigorosas figuras, la de Rodríguez Rivero, por ejemplo, que refunden en si mismas todos y cada uno de los ingentes esfuerzos que entraña la labor nueva, original, creadora. Antes que él, huno autores aislados y trabajos esporádicos, pero la verdad es que se necesitó su presencia, y con ella el efecto de su obra fecundante, para que en nuestro mundo científico cobrara forma definitiva la Medicina, considerada desde el punto de vista histórico.

Sus publicaciones históricas corresponden a la década 1929-1939. Los diez últimos años de su vida. En cierto modo, el destacado cirujano y notorio hombre público, hizo un repentino viraje en sus actividades, una conversión, la cual coincide exactamente con su ingreso a la Universidad Central, en calidad de Rector. Allí trabó intima amistad con el Vice-Rector, el Dr. Caracciolo Parra León, el ilustre historiador, quien estaba empeñado en una admirable labor de investigador, referente a aspectos culturales de la época colonial; sin duda alguna, el espíritu inteligente y profundamente estudioso de Rodríguez Rivero captó de inmediato las perspectivas que ofrecía el campo virgen de la historia medica vernácula, previó las ricas posibilidades de los documentos intocados de los Archivos, midió el alcance que le confería la alta investidura de su cargo y fue entonces cuando dio a la luz pública sus primeros ensayos acerca de los médicos y practicantes que sirvieron en la causa de la Independencia; una historia de la epidemia del cólera en Venezuela y unas apuntaciones para la historia de la Cirugía local, estas últimas como trabajo de incorporación a la Academia Nacional de Medicina. Sea como fuere, lo cierto es que tras esas incursiones preliminares, la vocación histórica le afloró definitivamente, de tal manera que se entregó por completo, con verdadero fervor, a la ímproba pero sugestiva labor de escudriñar el pasado, desentrañar documentos, trazar las huellas de datos extraviados o desconocidos, reconstruir episodios y biografías, en una palabra, a elaborar y estructurar la historia médica venezolana. Fue esencialmente, un hombre de Bibliotecas y Archivos, tal su pasión por el mundo fascinante de los papeles envejecidos por la pátina del tiempo.

Nuestro biografiado hubo de luchar contra el factor tiempo y suplir su falta de preparación en las disciplinas de la historia. Precisamente, si señalamos estas particularidades adversas, es para realzar los admirables méritos del autor, pues no obstante el corto tiempo disponible y sin ser historiador de carrera, se valió de entusiasmo y estudios propios y realizó una labor que bien merece el titulo de estupenda, siendo su producción tan sobresaliente que dos de nuestras Academias lo incorporaron a su seno, en calidad de Individuo de Número; la Nacional de Medicina y la de la Historia.

Su obra como cultivador de nuestra historia médica reviste distintas peculiaridades; sin embargo, de ella puede decirse que las características dominantes son, por una parte, la gran riqueza de datos inéditos, fruto de una incansable labor de investigación, y por otra, su solida, severa y fidedigna base documental. Produjo una numerosa y densa serie de escritos, monografías y libros, la mayor parte de ellos de carácter descriptiva o biográfico. En realidad, no tuvo tiempo de lograr la síntesis de sus estudios e investigaciones, y escribir, en consecuencia, una autentica historia analítica y critica de la Medicina venezolana, pero es que, cuando ya había acumulado el material básico, imprescindible para el objetivo final, la muerte le llegó inesperadamente, en plena capacidad física e intelectual, cuando ya maduro su criterio filosófico acerca de la materia, hubiera podido enriquecer aún más el acervo de la historia médica patria. De todas maneras, el valor documental de sus trabajos es grande e imponderable, tanto así que, en punto a historia médica nacional, representan una imperecedera y obligada fuente de consulta.

Asiduo frecuentador de las Bibliotecas particulares y la Nacional, del Archivo General de la Nación y de los Archivos de las Academias, Municipales e Iglesias, etc. Rodríguez Rivero necesitó de un órgano publicitario para la cantidad de hallazgos interesantísimos que le procuraban sus pesquisas, así aparecieron los “Archivos de Historia Médica venezolana”, una de las más curiosas y valiosas realizaciones de nuestro máximo historiador médico, revista que sostuvo durante largo tiempo de su propio peculio y únicamente a base de su colaboración personal (1934 – 1938).

Aparte de los méritos intrínsecos de su extensa bibliografía, su obra cumbre es “Historia Médica de Venezuela hasta 1900” libro pionero en la literatura científica del País. Se trata de una historia propiamente biográfica, producto de una intensa y prolija investigación archivista, y que tiene la singularidad de que en su género, no ha sido superada hasta ahora en nuestro medio. Dada la calurosa acogida y os autorizados elogios que ella ha recibido por parte de escritores naciones y extranjeros, juzgamos innecesario extendernos en juicios críticos. En suma, para nuestro médico historiador, ella fue su obra consagratoria, bastando para ello el hecho de haber colmado brillantemente una inmensa laguna en el conocimiento de nuestra Medicina patria, logrando además plenamente su propósito de revivir los cultivadores de la Medicina en Venezuela desde el siglo XV hasta el XIX inclusive, la mayor parte de ellos desaparecidos de la vida y también e la memoria de los hombres, en páginas sorprendentes por su extraordinaria base documental, por su espíritu justiciero, por su profundo contenido humano y por su admirable venezolanismo constructivo.

Podríamos abundar en comentarios elogiosos acerca de la personalidad y la obra de tan interesante personaje, si no fuera porque nuestro fin no ha sido otro que el de destacar, aun cuando sea en esta modesta presentación, el significado de Rodríguez Rivero desde el punto de vista de la historia aplicada a la Medicina local. Lo realizado por él implica vocación, perseverancia, desprendimiento y un amor apasionado por las figuras del pasado; esta fue la intención generosa de su obra, así como su merito personal indiscutible es haber sido el fundador de los estudios de historia médica venezolana.

En cuanto al libro inédito “Epónima Anatómicas”, que hoy se publica, a los catorce años después de la muerte de su autor, adrede no nos hemos referido específicamente a él por cuanto, afortunadamente, lleva prólogo firmado por nuestro distinguidísimo y doctor colega el doctor Domingo Luciani, profesor jubilado de Clínica Quirúrgica de la Universidad Central. La labor publicitaria de Rodríguez Rivero en su aspecto de historia médica se refirió casi exclusivamente al marco de nuestra Nación; en ese sentido, apenas se exceptúa el referido libro, extensivo al campo universal.

Para la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, uno de cuyos objetivos fundamentales es el de rescatar y publicar precisamente trabajos inéditos de autores venezolanos pretéritos, constituye una verdadera primicia la edición de “Epónimas Anatómicas”, presentado en su seno por el autor de estas líneas, a quien solo le resta exteriorizar el más expresivo reconocimiento a la honorable viuda Doña Egilda Maggi de Rodríguez Rivero, por su gentileza en cedernos los originales.

II
Semblanza

El doctor Plácido Daniel Rodríguez Rivero, hijo del Dr. Plácido Daniel Rodríguez Obregón (médico) y Elodia Rivero Vidoza, vino al mundo en San Felipe (Estado Yaracuy) el 24 de agosto de 1876. Hizo sus estudios de Secundaria en el Colegio Federal de San Felipe y los Superiores en la Universidad Central. Ganó el titulo de Bachiller en Filosofía a los 13 años (Sobresaliente). En 1895, se presentó al Primer Concurso del Internado y Externado de los Hospitales Civiles del Distrito Federal y fue nombrado Interno del Hospital Vargas. Graduóse de Agrimensor Público (Sobresaliente) y obtuvo el doctorado en Ciencias Médicas el 27 de agosto de 1897 (Sobresaliente). Inmediatamente después de su grado se radicó en Barquisimeto a ejercer su profesión; allí contrajo nupcias el 17 de abril de 1901, con la distinguida señorita Egilda Maggi. (Hijos: Dr. P. D. Rodríguez Maggi, Egilda de Legórburu y Elba de Hernández Ron). Posteriormente, ejerció en San Felipe y Puerto Cabello. En esta ultima ciudad estuvo 15 años y estableció una “Casa de Salud” (Abril de 1914), una de las primeras clínicas particulares fundadas en Venezuela; estaba prevista de sala de operaciones aséptica, laboratorio clínico y 12 camas para hospitalización de casos médicos o quirúrgicos. De esta época, es la revista “Acosta Ortiz”, fundada por él y de la cual conocemos sólo tres números (julio, agosto y octubre de 1914). En 1910, efectuó su primer viaje a Europa y en la capital de Francia realizó cursos en O. R. L., medicina operatoria, técnica quirúrgica, obteniendo además el Diploma d Médico Colonial de la Universidad de Paris; sus otros viajes fueron en 1912 (cuando vivió un año en Santander de España en su carácter de Cónsul de Venezuela), en 1926 y en 1929. Para el año 1922, había fijado residencia en Caracas. Nombrado Gobernador del Distrito Puerto Cabello en 1924, vivió una temporada corta en esta ciudad (1924-1926). Profesionalmente, fue un cirujano, rama de la Medicina que cultivó con singular éxito, hasta el punto de que adquirió en ella una destacada figuración. Había sido el discípulo dilecto de Acosta Ortiz, a quien él admiró de manera extraordinaria y cuyo ejemplo y enseñanzas ejercieron una profunda influencia en su orientación quirúrgica. Rodríguez Rivero trabajó en la Cirugía más o menos hasta 1921, e indudablemente hubiese llegado a ser un brillante profesional del bisturí a no ser porque dese esa fecha otras actividades, especialmente la política, absorbieron su tiempo. Tuvo además una destacada actuación en la docencia y en el campo de la sanidad, habiendo sido Director de Sanidad Nacional en 1922. En 1930, fue electo Individuo de Número de la Academia Nacional de Medicina, y en 1938, Individuo de la Academia de la Historia. Durante siete años (1928 – 1935) desempeñó el cargo de Rector de la Universidad Central. La etapa final de su vida la consagró a los estudios de historia médica venezolana. Cirujano de alto relieve, excelente escritor y orador, sobresaliente político, destacado historiador, correcto padre de familia y amigo leal y consecuente, Rodríguez Rivero desapareció súbitamente, a los 63 años de edad, en la mañana del 21 d febrero de 1939. Su nombre lo lleva hoy el Hospital de su ciudad natal.

III
BIBLIOGRAFIA

Un caso de extirpación total de la parótida por sarcoma puro.- Barquisimeto, Tipografía Mosquera Suárez, 28 páginas (1904) y en Bol. Hosp-. IV. 2, 37-47. 105.

El tétano en Barquisimeto.-¿ 1906.

Contribución a la estadística de la cirugía abdominal en Barquisimeto. Caracas, Tipografía Gutenberg, 10 páginas, y en Gaceta Médica de Caracas, XIV, 9, 71-75. 1907.

Memorándum de nombres propios anatómicos.- Puerto Cabello, Tipografía Mercantil, 83 paginas, 2º Edición en Santander de España en 1913, y en Bol. Hosp. 1999, VIII, 10, 227 y en Nos. 11 y 12 y Nº 1 de 1910.

Las ventosas uterinas como tratamiento de la metritis cervical., Gaceta Médica de Caracas, XIX, 8, 64-65. 1912.

Quiste mucoide del ovario izquierdo con gran ascitis y prolapso uterino. Ovariotomía.- Bol. Hosp. XII, 5, 89-998. 1913.

Pólipo fibroso implantado en el fondo de la cavidad uterina.- Revista Vargas, IV, 19, 381-386. 1913.

Alrededor de la epidemia de rectitis gangrenosa en Puerto Cabello. “El Estandarte”, Puerto Cabello, (s.a.)

Molluscum pendulum. Revista Vargas, IV, 22, 449-452, 1913.

Prolapso uterino por fibroma. Histerectomía abdominal supra-vaginal. Curación.- Revista Acosta Ortiz, I, 1, 2-4-, 1914.

El Doctor Vicente Quintana Márquez del Romero.- Revista Acosta Ortiz, I, 1, 7-9- 1914.

Del tratamiento del hidrocele.- Revista Acosta Ortiz, I, 3, 30-32. 1914.

Bocio quístico. Curación.- Gaceta Médica de Caracas. XXI, 17, 177-178, y en Revista Acosta Ortiz, I, 1, 13-15. 1914.

Primer año de labores de la Casa de Salud del doctor Rodríguez Rivero. Puerto Cabello, 3 de abril de 1914 a 3 de abril de 1915. Purto Cabello, Imprenta Sanz, 26 páginas. 1915.

De la necesidad del examen parasitario intestinal previo en la intervenciones abdominales y del recto.- Memoria II Congreso Venezolano de Medicina. Paginas 210-215, y en Revista Vargas, VIII, 6, 125-134. Y en Gaceta Profesional; II, 9, 202-210.

Oportunidad el purgante pre-operatorio. Cienc. Trab. I, 1, 9,-14,. 1914.

Apendicitis crónica primitiva. Apendicetomía. Cienc. Trab. I, 5, 141-149. 1917.

Notas clínicas de cirugía. I. volumen, Caracas, Tipografía Americana, 160 páginas. 1917.

Algo sobre la epidemia reinante en Puerto Cabello.- “El buen Pastor”, Puerto Cabello, II, 64, 1921.

Contribución al estudio de la elefantiasis arábiga en Venezuela. III Congreso Venezolano de Medicina y en Folleto. Caracas, Tipografía Americana, 38 paginas, 19121.

Epidemias y Sanidad en Venezuela. 1 volumen, Tipografía Mercantil, Caracas, 399 paginas. 1924.

Médicos y practicantes que sirvieron en la causa de nuestra Independencia. Gaceta Médica de Caracas, número extraordinario. 1929.

Historia de la epidemia del Cólera en Venezuela. An, Un, CI, Ven, XVII, 3, 303, y en un volumen de 1776 paginas, editado por Parra León Hermanos, Caracas, 1929.

Apuntaciones para la historia de la Cirugía en Venezuela. Trabajo de incorporación a la Academia de Medicina de Caracas, Editorial Suramérica, 113, paginas, y en Gaceta Médica, Caracas, XXXVII, 3, 37-42, y en los Nos. 4, 5, 6, y 7 1930.

Discurso de recepción en la Academia de Medicina .Gaceta Medica de Caracas, XXXVII, 8, 113-114, 1930.

La Sanidad en Venezuela, 1909-1930, 1 volumen, Caracas, Editorial Elite, Litografía y Tipografía Vargas, 496 páginas. 1930.

La expedición de Balmis. An. Un.Ven. XVII, 3, 315, 1930.

Historia Médica de Caracas hasta 1900., 1 volumen, Caracas, Editorial Parra Hermano, 430, paginas, 1931.

Historia de la Medicina: la primera trepanación craneana practicada en Venezuela, data de 1736. Gaceta Médica de Caracas, XXXIX, 18, 275-278 y en folleto. 1932.

Cuando se usó por primera vez el colodión en Puerto Cabello. Gaceta Médica de Caracas, XXXIX, 23, 366-367, 1932.

Discurso de Orden en la sesión solemne del 3 de julio con motivo del XXVII aniversario de la instalación de la Academia Nacional de Medicina. Caracas, Tipografía Americana, 23, páginas, 1932.

Síntesis de la evolución de la cirugía en Venezuela. (En colaboración con Carlos Travieso, J. García Álvarez y Jesús Rhode).- Caracas, Tipografía Americana, 36 páginas. 1934.

Contribucion al estudio de la glándula tiroidea. Gaceta Médica de Caracas, XLI, 11, 168-169. 1934.

La Medicina Indígena. Med. I, 1, 4-5- 1934.

Ideas de nuestros médicos de los siglos XVII y XVIII sobre el contagio, la profilaxis y la sintomatología de la tisis., Arch. Hist. Med. Ven., I, 1, 2-11, 1934.

Demanda intentada a Simón Bolívar por el cirujano don Josep Zúñiga., Arch. Hist. Med. Ven., I, 1, 12-21. 1934.

En Caracas se practicó la talla perineal antes de 1788., Arch. Hist. Med. Ven. I, 1, 22-23. 1934.

Siglo XVII. Vómito negro en Caracas. Arch. Hist. Med. Ven. 1, 2, 25-36. 1934.

Siglo XVIII. Hospital Real de San Lázaro en Barquisimeto. Arch. Hist. Med. Ven., I, 2, 37-42. 1934.

Siglo XIX. Fiebre amarilla en Caracas. Arch. Hist. Med. Ven., I, 2, 43-46. 1934.

Las autopsias en nuestra era colonial, Arch. Hist. Med. Vene., I, 3, 49-55. 1934.

Lucas Rosalo Xaen, Arch. Hist. Med. Ven., I, 3, 63-66- 1934.

Datos sobre el estado de nuestra Cirugía en el siglo XVIII. Arch. Hist. Med. Ven., I, 4, 73-85. 1934.

El doctor Carlos Arvelo. Arch. Hist. Med. Ven. I, 5, 110. 1934.

El Ganado vacuno y papel sanitario. La leche de vaca panacea. Arch. Hist. Med. Ven., I, 5, 126-130, 1934.

Una mortífera epidemia de sarampión, Arch. Hist. Med. Ven., I, 6, 133-138. 1934.

D. Angelo Bartolomé Soliaga y Pomphilio. Arch. Hist. Med. Ven. I, 6, 139-146. 1934.

El Licenciado Francisco X de Socarras Arch. Hist. Med. Ven. I, 6, 147, 1934.

Dr. Pablo Acosta Ortiz. Rev. Med. Cir. Maracay, II, 3, 211-212. 1935.

Elogio del Dr. Lorenzo Campins y Ballester. Arch. Hist. Med. Ven. II, 7, 158-166, y en Gac. Méd. Car., XLII, 4, 50-55. 1935.

Boticas y Medicinas mas usadas en el siglo XVII., Arch. Hist. Med. Ven. II, 8, 181-188, 1935.

Los honorarios médicos en el siglo XVII., Arch. Hist. Méd. Ven., II, 8, 189-195, 1935.

¿Hubo peste bubónica en Venezuela antes del siglo XX? Arch. Hist. Med. Ven., II, 9, 219, 1938.

Examen de reválida en un homeópata en Caracas en 1863. Arch. Hist. Med. Ven. III, 9, 219, 1938.

Sobre la literatura médica infantil venezolana. Arch. Puer. Ped. I, 2, 68-103. 1939.

IV
Cargos y Títulos científicos

Bachiller en Filosofía 1.889.

Agrimensor Público.

Interno de los Hospitales de Caracas en el Primer Concurso. 1895.

Doctor en Ciencias Médicas. 27 de agosto de 1897

Cirujano accidental del Hospital de Caridad de Barquisimeto.

Cirujano del Asilo del Sagrado Corazón de Jesús de Barquisimeto.

Miembro Correspondiente de la Academia Nacional de Medicina 17 de agosto de 1905.

Médico Colonial de la Universidad de Paris. 22 de diciembre de 1910.

Diploma de un curso de trabajos prácticos de Medicina Operatoria. Universidad de Paris. 24 de junio de 1910.

Diploma de un curso de ejercicios prácticos de Técnica Quirúrgica. Universidad de Paris. 2 de julio de 1910.

Diploma de un curso de O. R. L. Facultad de Medicina de Paris. 28 de octubre de 1910.

Asistente en el Hospital Broca de Paris. (Certificado del Profesor Pozzi).

Asistente al Laboratorio y Clínica de la Prisión de Saint Lazare, de Paris. (Certificado del Dr. Levy-Bing, con permiso oficial del Ministerio del Interior de la República Francesa).

Miembro Titular de la Sociedad de Medicina y de Higiene Tropicales de Paris. 22 de diciembre de 1910.

Miembro Honorario de la Revista Umfia.

Fundador de la “Casa de Salud” de Puerto Cabello 1914.

Director del Hospital Municipal y Fundador del Servicio Especial de Cirugía del mismo, en Puerto Cabello.

Delegado por el Yaracuy a los tres primeros Congresos Venezolanos de Medicina.

Fundador de la Clínica Maracay. 1926-1927

Individuo de Numero de la Academia Nacional de Medicina. 30 de octubre de 1930.

Presidente de la Academia Nacional de Medicina. 1934 – 1936

Individuo de Número de la Academia de la Historia. 14 de julio de 1938.

Cargos docentes

Profesor Interino de Medicina Operatoria en el Colegio Federal de Barquisimeto.

Miembro Principal del Consejo de Instrucción Pública en Lara.

Vice-Rector y Encargado del Rectorado del Colegio Federal de Primar Categoría del Estado Lara 1900.

Rector del Colegio Federal del Yaracuy. 1898.

Rector de la Universidad Central de Venezuela. 11 de abril de 1928.

Cargos públicos y políticos

Inspector de Higiene del Estado Lara.

Médico de Sanidad del Puerto de Puerto Cabello (2 veces=

Secretario General del Estado Yaracuy.

Presidente del Consejo Municipal de Barquisimeto

Diputado Principal por el Yaracuy a la Asamblea Legislativa del Estado Lara y Presidente de la Cámara.

Primer Senador Suplente al Congreso Nacional por el Estado Yaracuy 1910 – 1914.

Cónsul de Venezuela en Santander de España. 8 de octubre de 1912

Gobernador del Distrito Puerto Cabello. 1924.

Cargos militares

Médico-Cirujano del Ejército Libertador, en Barquisimeto

Secretario General del VIIº Cuerpo del Ejercito Libertador

Jefe de Estado Mayor de las Fuerzas del Yaracuy.

Condecoraciones nacionales y extranjeras.

Medalla de Instrucción Pública. 16 de diciembre de 1919

Orden del Libertador en la Tercera Clase. 24 de marzo de 1920.

Oficial de la Legión de Honor de Francia. 11 de marzo de 1929.