Por Ricardo Archila
La muerte de Arturo Castiglione, acaecida en Milán, el 21 de enero del año en curso, representa una de esas pérdidas humanas que producen repercusión mundial: en efecto, su fama, lejos de estar restringida a su tierra nativa, cobró con el tiempo contorno internacional tan firme que su nombre adquirió una amplísima popularidad en el campo de la historia aplicada a la Medicina. Entre los países europeos, Italia ha sido siempre pródiga en grandes cultivadores de historia de la Medicina, contando en la actualidad con historiadores de la talla de Pazzini, Capparoni, Corsini, Martinotti, dei Gaizo, Barduzzi y Giordano. De esta élite surgió Castiglioni, publicista e investigador lo mismo que ellos, pero que gracias a su magistral “Historia de la Medicina”, desbordó las fronteras de su patria hasta el extremo de que, sin duda alguna, llegó a ser el más conocido de los historiadores médicos italianos.
Nacido en Trieste, el 10 de abril de 1874, allí cursó estudios primarios y luego hizo los de Medicina en Viena, donde obtuvo el titulo respectivo en 1896. Coincidentemente con su preparación médica, recibió la influencia de Max Neuberger, de Viena, el célebre historiador de la Medicina. Muy joven, empezó a colaborar en los diarios italianos Piccolo y Corriere della Sera, ayudándose en este modo a su sostenimiento en la capital austriaca y, posteriormente, a un viaje a Madrid, donde aprendió fluentemente el español. Desde este último punto de vista, quienes le conocieron, elogian no sólo su vasta cultura, sino el dominio que tenía de otros idiomas, tales como el inglés, francés y alemán.
Durante su primera etapa profesional, la cual comprendió numerosos años, se nos aparece, sucesivamente, como médico del Hospital General de Trieste, jefe de los servicios médicos de las líneas marítimas italianas y miembro del Consejo Superior de Sanidad y Defensa Sanitaria de Roma. Es después de la Primera Guerra Mundial, cuando dedicó la mayor parte de sus actividades a los estudios, investigaciones y enseñanza de historia médica. Profesor de dicha materia, dictó las cátedras correspondientes en Siena (1921), Padua (1922 – 1938), Perugia (1934-1938), y Pisa.
Invitado a dar cursos de lecciones de historia de la Medicina, efectuó viajes a la India, América Latina y Estados Unidos del Norte. Pronunció sendas conferencias en Buenos Aires, Río de Janeiro y en 1931, fue designado profesor honorario de la Universidad de Santiago de Chile. En 1932-1933, visitó por vez primera a los Estados Unidos, en cuya oportunidad dictó, en la Universidad de Johns Hopkins, las conferencias Noguchi sobre Medicina del Renacimiento en Italia, y asimismo, otras disertaciones en las Universidades de Columbia, Yale, Northwestern y Loyola.
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial emigró, radicándose en 1939 en Nueva York, y por siete años consecutivos, asistió semanalmente a New Haven, como Profesor Adjunto de Historia de la Medicina y del personal de la Biblioteca de Historia de la Universidad de Yale. En 1846, adquirió la nacionalidad norteamericana, y poco después regresó a su tierra nativa, donde murió tras corta enfermedad.
Fue Miembro Honorario de la Real Sociedad de Medicina de Londres; Presidente de la Asociación de Historia de la Medicina de Nueva York (1942-1943); Miembro Honorario de la Academia Nacional de Medicina de Buenos Aires; Miembro Honorario de la Asociación Americana de Historia de la Medicina: Editor Consultivo del “Journal of the History of Medicine and Allied Sciences”, y Presidente de la Sociedad Italiana d Historia de la Medicina (1948).
Merece una cita especial, por cuanto da clara idea del prestigio de que gozó, el volumen compilativo de sus trabajos intitulado “Essays in the History of Medicine”, el cual fue editado en su honor en 1944, con motivo de sus 70 años de edad. Figuran entre sus publicaciones: Il libro della pestilenza di I. de Albertis, 1924: Il volto di Ippcocrate, 1925: Italian Medicina, 1932: The Renaissance of Medicine in Italy, 1934: The History of Tuberculosis, 1933: Incantesimo e Magia, 1934: L`orto della Sanita, 1935: y Adventures of the Mind, 1946, y casi dos centenares de artículos sobre distintos aspectos de historia de la Medicina en varias revistas científicas y en diarios.
La obra cumbre, consagratoria, por así decirlo, del ilustre catedrático, escritor e historiador, fue “Historia de la Medicina”, aparecida en 1927, con dos ediciones en italiano y traducida a cinco idiomas (español, francés, alemán, inglés y portugués). Es el libro de un sabio, escrito en estilo elocuente y con el más moderno criterio acerca de la materia, lo cual explica su extraordinaria acogida y el hecho de haberse convertido en texto de consulta en casi todas partes del mundo.
Con la muerte de Castiglioni desaparece un notable y talentoso historiador, erudito en los estudios del Renacimiento y además, un ferviente partidario de las humanidades como fondo obligado de las ciencias y un decidido defensor respecto al conocimiento de la historia de la Medicina, como base fundamental para la cultura de los médicos.