Médico Adjunto del Servicio de Anestesiología, Hospital Vargas de Caracas. Profesor de Historia de la Medicina. Escuela de Medicina Vargas, Caracas. Individuo de Número (Electo) de la SVHM.
La anestesiología en Venezuela comenzó en el año 1847 cuando el Dr. Blas Valbuena aplicó la primera anestesia en Maracaibo. Sin embargo dos hechos históricos nos marcan. El primero, ocurrido en 1902 cuando el Dr. Miguel Ramón Ruiz asegura que es el cirujano quien debe escoger el tipo de anestesia para el paciente. El otro momento histórico fue en 1951, cuando el Dr. Ricardo Baquero González reconoce que es el anestesiólogo la persona capacitada para elegir la anestesia que se dará a un paciente. En 1964 la Federación Médica Venezolana reconoce la Anestesiología como una especialidad.
Palabras clave: Anestesia. Anestesiología. Ricardo Baquero González. Miguel Ruiz. Hospital Vargas. Federación Médica Venezolana.
Anesthesia was first applied in Venezuela in 1847 by Dr. Blas Valbuena in Maracaibo. However, two important historical events must be taken into account, The first occurred in the year 1902 when Dr. Ramon Miguel Ruiz asserted that it is the surgeon who must choose the type of anesthesia to be administered to the patient. The second historic landmark occurred in 1951 when Dr. Ricardo Baquero Gonzalez stated that the anesthesiologist is the person qualified to choose the anesthetic to be administered to a patient. In 1964 the Federacion Médica Venezolana recognized Anesthesiology as a medical specialty.
Key words: Anesthesia. Anesthesiology. Ricardo Baquero Gonzalez. Miguel Ruiz. Hospital Vargas.
El 16 de octubre de 1846 se produjo un hecho que cambió la historia de la humanidad en general y de la cirugía en particular. Ese día, en el Hospital General de Boston, Massachussets (Estados Unidos de América) se realizaba la primera anestesia, por el odontólogo William Thomas Greene Morton. El cirujano fue el Dr. John Collins Warren, jefe de Cirugía del mismo hospital y el paciente, el señor Gilbert Abbott, a quien se le extirpó un quiste cervical. Estaban presentes los colegas Hayward, Gould, Towsend, Henry J. Bigelow, Pierson, Salem y Parkmann entre otros, además de Mason, un hijo de Warren.
La importancia de este hecho es tal que Jürgen Thorwald, en su libro “El triunfo de La Cirugía” cita las palabras Beltrand Gosset: “La historia de la Cirugía es una historia de los últimos 100 años, se inicia en 1846 con el descubrimiento de la anestesia y -por tanto- la posibilidad de operar sin dolor. Todo lo anterior a tal fecha, no pasa de ser una noche de ignorancia, sufrimiento y estéril tanteo en la oscuridad. En cambio, la historia de los cien años ofrece el panorama mas grandioso que conoce la humanidad” (1)
La primera anestesia en Venezuela fue administrada en Maracaibo por el Dr. Blas Valbuena en el año 1847 (2-4), aunque solamente tenemos esa referencia, ni los autores han podido investigar cómo y en que lugar se realizó, el nombre del cirujano o del paciente y el tipo de intervención. Se reporta que fue con éter sulfúrico. En el mes de mayo de 1848, el Dr. Eliseo Acosta, quien fuera el discípulo predilecto de Vargas administró la primera anestesia con cloroformo en Caracas (5). También el Dr. Guillermo Michelena realizó una anestesia con cloroformo en el mismo año. Como se puede notar, corresponde a los cirujanos dar anestesia durante este período, por la inexistencia de especialistas para esta época.
En 1891 es inaugurado el Hospital Vargas de Caracas y comienza una nueva era para la historia de la medicina en Venezuela. Con sus grandes salas de hospitalización dio origen a una generación de médicos que fue conocido como el movimiento de renovación médica. Luis Razetti, José Gregorio Hernández, Pablo Acosta Ortiz entre otros, fueron las figuras que hicieron que la medicina venezolana se pusiera a la altura de las grandes capitales.
En una Venezuela convulsionada a finales del siglo XIX, en donde la mayoría de nuestra población era rural y nuestra economía dependía fundamentalmente de la agricultura. Un país gobernado por el caudillismo en donde la lucha por el poder político era lo fundamental para los individuos gobernantes, es de suponerse que la salud quedaba muy atrás de los intereses oficiales.
Para la época, no existía un hospital general en Caracas que llenara las necesidades de la población, hay que entender que la mayoría de los hospitales funcionaban como “Casas de Caridad” en donde la atención recibida a los enfermos era verdaderamente paupérrima (6). En otras ciudades del interior la atención era aún peor, pues esos lugares carecían de centros de atención médica y se designaban como “Casas de Salud” o “Casas de Socorro”, dependientes muchas veces de la Iglesia Católica, en conjunto con sociedades civiles locales
Entre los grandes médicos que trabajaban en el Hospital Vargas, se encontraba el Dr. Miguel Ramón Ruiz. Había nacido en Caracas, el 9 de agosto de 1853 y se graduó de Doctor en Ciencias Médicas el 6 de julio de 1881. El 22 de agosto de 1891 fue nombrado médico del Hospital Vargas y el 18 de marzo de 1893 fue designado como su Director. El Dr. Ruiz fue un gran cirujano y obstetra (Figura 1).
En 1892 realiza la primera histerectomía y el 12 de diciembre de 1896 la primera apendicectomía. En 1897 realiza la primera cesárea en el Hospital Vargas, con resultado satisfactorio de madre e hijo sanos. Fue fundador de la Academia Nacional de Medicina, ocupando el Sillón XXXII (7-8).
El Dr. Miguel Ruiz escribió en el Boletín de Hospitales, el 10 de marzo de 1902 un artículo sobre preliminares de una operación, el cual se convierte en un documento sobre la Anestesiología de principios de siglo:
“Hechas estas reservas y dado que las contra-indicaciones no existan para que la intervención sea autorizada, toca al cirujano en primer término, elegir el anestésico del que va a servirse, el cual designará de entre los que componen la lista, según el criterio que haya formado de la resistencia de su enfermo y del género de operación que vaya a hacer” (9).
Como podemos apreciar el Dr. Ruiz nos dice que es el cirujano y sólo él quien está en capacidad de elegir la anestesia. Por supuesto al no existir la especialidad como tal, eran los cirujanos los que administraban la anestesia. “Todos estos preliminares puestos en evidencia vamos á llegar por el orden cronológico al preámbulo del acto operatorio, á la anestesia, que no es otra cosa la desaparición del dolor y de la conciencia por medio de agentes propinados á voluntad con esa intención” (10).
Ésta es quizás la primera definición de anestesia publicada por un cirujano en el Hospital Vargas. Seguidamente describe cómo debe ser el acto anestésico, haciendo de este documento único para su tiempo, pues debió ser consultado por todo cirujano que quisiera informarse sobre este nuevo arte llamado Anestesia. Recordemos que apenas habían transcurrido 46 años desde aquella mañana del 16 de octubre de 1846, cuando el Dr. Morton realizó la primera anestesia en Boston, utilizando éter sulfúrico.
“Una simple compresa sobre la cual vierten el liquido gota a gota o con un cono, en cuyo vértice interior colocan un poco de algodón absorbente para recibir el liquido. La elección del aparato queda a juicio del cloroformizador siempre que tenga presente que los vapores deben ir mezclados con aire suficiente… La nariz, boca, mentón y sus contornos serán untados con vaselina boratada, para protegerlos de la acción irritante del cloroformo.” (11). He aquí que el Dr. Ruiz ya previene sobre las complicaciones del uso del cloroformo como irritante local.
“El pulso, normal cuando todo va bien, se hace filiforme e intermitente en caso de alarma. Y como la irregularidad alcanza la supresión, según la intensidad. Arloing da como regla de conducta para no llegar hasta ese grado: “Al principio vigilancia del corazón y respiración; en el segundo período el corazón; en el tercero la respiración” Para hacer una vigilancia completa de esta importante función, se descubre la región epigástrica y sus alrededores, a fin de ver con claridad el levantamiento periódico producido por el funcionamiento del diafragma.” Los ligeros incidentes se combaten rápidamente con dejar respirar aire libre… a lo cual se agrega la colaboración de medios sencillos: estímulos de la piel, palmadas en la cara, sacudidas de la cabeza, aspersión de agua fría, etc. (12). Si bien el tratamiento de las complicaciones a principio del siglo XX nos parece algo tosco, hay que tomar en cuenta que se sabía bien poco sobre la anestesia y sus efectos y es por este motivo que se aprendía, mientras se practicaba. También hay que tomar en cuenta que –al no existir cursos de postgrado, ni libros que consultar– el conocimiento era trasmitido de un cirujano a otro, muchas veces con los errores de la tradición oral.
Lo que podemos afirmar es que a partir de esta época y en especial en el Hospital Vargas de Caracas, comienza un período de surgimiento de la anestesiología en Venezuela, se incrementan las intervenciones quirúrgicas y se requiere de un técnico anestesista que manejase la parte de la anestesia.
Estos técnicos eran enfermeras, camilleros, monjas o estudiantes de medicina, que administraban anestesia bajo la supervisión del cirujano (13). Se implementó el uso de sistemas abiertos de anestesia, como la máscara impregnada de vapores anestésicos (Figura 2). Aunque el éter sulfúrico había sido el primer agente empleado, el vapor anestésico que más se utilizó durante esta época fue el cloroformo. Tanto, que a los anestesistas se les llamó cloroformizadores o cloroformistas y al paciente anestesiado se le llamaba “cloroformizado”.
Por esta época el Dr. Francisco Antonio Rísquez escribe algunos artículos en la revista Clínica de los Niños Pobres en donde destaca los peligros del cloroformo (14) y la manera de emplearlo. He aquí parte de este texto “El procedimiento que se ha puesto en práctica con tal fin, es: cubrir con la máscara del cloroformo la boca y nariz del enfermo, mandándole a contar en alta voz, y detenerse cada cuatro cifras para hacer una gran inspiración. Gota a gota se vierte el cloroformo y no se quita la máscara durante la cloroformización. Se procura la mayor tranquilidad del paciente y hasta que éste no esté bien dormido, no se inicia la operación” (15).
Según relata el Dr. Aquiles Fernández, en su tesis doctoral sobre anestesia quirúrgica en el Hospital Vargas, entre los años 1913 y 1917 fue usado el éter vinílico por el Bachiller Leopoldo Aguerrevere y en 1915, el Dr. Domingo Calatrava aplica éter para una operación de hernia inguinal, utilizando el aparato de Ombredane (Figura 3) que el mismo trajo a Venezuela (16). El Dr. Francisco Plaza Izquierdo me comunicó que él había dado anestesia con ese aparato, durante su pasantía de bachiller en el Hospital Vargas de Caracas (17). Los anestésicos más usados entre 1913 a 1935 fueron: cloroformo, cocaína local, novocaína local, solución de Reclus, somnoformo (compuesto por cloruros de etilo y de metilo, con agregado de bromuro de metilo, que Turenne cita, aconsejándolo para legrados) (18) Estovaína, “Vinitros” (éter vinílico), protóxido de azoe, Scurocaina, cloruro de etilo, amital sódico, avertina rectal, epivan sódico y la combinación de éter, con anhídrido carbónico y óxido nitroso (19).
Merece un aparte especial el Dr. Ricardo Baquero González (1911-1979) pues dejó un aporte a la anestesiología venezolana. Siendo brillante cirujano, supo darle el valor que desde el principio gozó nuestra especialidad. Médico, docente universitario, de una fabulosa habilidad quirúrgica, que adquiere calidad de legendaria; se gradúa de Doctor en Medicina en la Universidad Central, en 1935, con la tesis doctoral “El tratamiento de la cervicitis crónica por la diatermocoagulación”. Días más tarde ingresa al Hospital Vargas, como adjunto al servicio de Radiología.
Poco tiempo después es residente de Cirugía en el mismo hospital, entre 1935 y 1936 y adjunto por concurso de oposición en 1937. Jefe de Cirugía del Hospital “Carlos J Bello”, de la Cruz Roja. Realizó curso de perfeccionamiento en Cirugía, en el Instituto de Cirugía Experimental de Caracas, dirigido por el maestro Manuel Corachán, desde 1934 a 1940. Fue Jefe del Servicio de Cirugía Nº 6 del Hospital Vargas, de 1944 hasta 1956. Jefe del Servicio de Cirugía Nº 4 del Hospital Universitario de Caracas, desde 1956 hasta su fallecimiento (Figura 4).
Junto al Dr. Joel Valencia Parparcén, organizó la Cruz Roja Venezolana y con él realizó numerosísimos trabajos científicos (En la Bibliografía Médica Venezolana figura con más de 200). Autor de 28 películas silentes y sonoras, de tipo docente. Formó a numerosos profesionales. Su afán de adquirir conocimientos y aplicarlos, corría parejo con el de transmitirlos y divulgarlos. He aquí algunas frases suyas: “Donde quiera que estén quienes requieran nuestros esfuerzos, deben recibirlo sin discriminaciones humanas” y “Al enfermo nunca le servimos mejor que en el hospital, porque allí damos los tres pasos decisivos para ayudarlo, como son los de la asistencia, la docencia y la investigación”. Electo a la Academia Nacional de Medicina, Sillón III, en 1966; no llegó a incorporarse.
Su libro “La Anestesia Quirúrgica” constituye un aporte singular para la Anestesiología venezolana y para la historia de la especialidad en este país. Fue publicado en Caracas, en el año de 1936, por la Cooperativa de Artes Gráficas. El prólogo estuvo a cargo del Dr. Domingo Luciani, quien era para ese entonces Jefe del servicio de Cirugía I del Hospital Vargas. El libro consta de 5 capítulos:
En el capitulo de Generalidades, el Dr. Baquero define anestesiar: Es suprimir o moderar artificialmente las relaciones que tiene un ser vivo con el mundo exterior. La anestesia es el tiempo del Acto Operatorio que aun no ha alcanzado gran perfección. Es el punto débil de la Cirugía. Ninguna operación, por leve que sea; no debe ser ni dolorosa, ni fatigante, ni permitir la angustia y el miedo que experimentan los pacientes ante el acto operatorio” (17-18). El libro del Dr. Baquero no es un manual. Es un documento lleno de ilustraciones y descripciones muy precisas de técnicas anestésicas y sus complicaciones. Carente de bibliografía, quizás fue la traducción de múltiples revistas, revisiones y libros de la época, referentes a la anestesia. Sin embargo el intento del Dr. Baquero fue llenar un vacío literario que existía en aquel momento, sobre la práctica de nuestra especialidad.
La bachiller Carolina Herrera de Guzmán Blanco regresa a Caracas en 1937 procedente de los Estados Unidos, donde había realizado un curso de Anestesiología con los Doctores Hedergar y Rose Andree, en el New York Hospital y trajo consigo un vaporizador de Foregger. También en 1938 regresó el Dr. Roberto Baptista del mismo país, igualmente empleando el aparato de Foregger. En 1939, el Dr. Rafael Salas Viloria también educado en USA escribió su tesis de reválida para el grado de Doctor, sobre “La Anestesia con gases en Caracas”. En 1942 el Dr. Ricardo Baquero González comienza a usar las nuevas técnicas de anestesia inhalatoria e inicia en estas prácticas al bachiller Roberto Lucca, quien era interno de la Cruz Roja. En 1943 Lucca publica su Tesis Doctoral sobre “Anestesia con gases”. El autor llama la atención sobre el empleo de anestesia con gases a presión positiva, usados por primera vez en Venezuela, mediante un aparato de la casa Heidbrink, el modelo Kinet-o-meter.
Es en esta década de 1940, cuando un grupo de médicos comienza a dedicarse exclusivamente a la práctica de la Anestesiología, que hasta entonces era realizada por cirujanos. Vale la pena recordar al Dr. Roberto Lucca Escobar y al Dr. Jesús Molinos Palacios, quienes desde su época de bachilleres, eran dirigidos por cirujanos en el Hospital Vargas para ejecutar el arte de la Anestesiología. El Dr. Pascual Scannone se especializó en Estados Unidos y al regresar a Caracas en 1944, se dedica a trabajar en el Hospital Vargas. En 1945 introduce el curare en nuestro país, además de fundar la Sala de Recuperación del Hospital Vargas de Caracas.
El primer curso oficial de Postgrado en Anestesia, fue creado en 1950 en el Hospital Central de Valencia, dirigido por el Dr. José Mazziotta, quien se había especializado en Argentina; en colaboración con el Dr. Oscar Malpica Guada. Este curso constituyó el primer reconocimiento oficial del carácter académico de la Anestesiología como especialidad en Venezuela.
Este segundo momento histórico es muy importante, pues es el reconocimiento del cirujano de que existe una especialidad que es la Anestesiología y que son los especialistas en dicha área quienes deben ejercerla. Fue durante la realización del Primer Congreso Venezolano de Cirugía, en la ciudad de Caracas, del 12 al 16 de marzo de 1951. En la ponencia central “Estado Actual de la Cirugía Biliar en Venezuela” a cargo del Dr. Ricardo Baquero González, podemos leer:
“Uno de los progresos más Importantes que ha tenido la Cirugía se debe a la contribución que le han prestado los anestesistas como parte integrante del equipo quirúrgico. Hasta hace algunos años la anestesia era determinada por el cirujano y practicada casi siempre por el médico de cabecera, quien tenía muy pocos conocimientos de ella. En los primeros tiempos de nuestra Cirugía se hacia la anestesia con cloroformo y luego se uso la etérea, por medio de la mascara de Ombredane, así como también la anestesia local, la esplénica, o raquídea, que realizaba el mismo cirujano”.
Esta etapa pasó con la especialización y la creación de verdaderos anestesistas, quienes han contribuido con sus conocimientos y experiencia a que pueda realizarse intervenciones de mayor envergadura. Merece destacarse en esta oportunidad a los anestesistas Roberto Lucca, Pascual Scannone, Rafael Campos Moreno, Anderson, Arevalo, Carlos Hoyer, Rivero, de Caracas, quienes, interesados en la especialidad, contribuyen junto con el cirujano a realizar operaciones complicadas y serias. Superada aquella etapa del aparato de Ombredanne, la anestesia raquídea practicada por el mismo cirujano, etc. La Anestesia la indica el Anestesiólogo, quien tiene toda la responsabilidad y conoce el tipo de anestesia indicada para cada paciente”.
Transcurridos 49 años, desde que el Dr. Miguel Ramón Ruiz hablara sobre los preliminares de una operación y 105 de la primera anestesia, ya nuestra especialidad era reconocida en Venezuela. En 1954 es creada la Sociedad Venezolana de Anestesiología. En 1958 se crea el Postgrado de Anestesiología en el Hospital Universitario de Caracas, bajo la dirección de los Drs. Juan Armando Nesi y Carlos Rivas Larrázabal. En 1962 se crea la Cátedra de Anestesiología, adscrita a la Facultad de Medicina de la Universidad Central, la cual se convierte en 1966, en Centro Latinoamericano de Anestesiología. La Federación Médica Venezolana en su XIX Asamblea Ordinaria, en septiembre de 1964, reconoció la Anestesiología como especialidad.