Vicepresidente Sociedad Venezolana de Cirugía
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Arturo Michelena Castillo, nació en Valencia el 16 de junio de 1863. Desde niño se destacó en la pintura, por lo cual, recibió una beca oficial, a los 22 años, para estudiar en París, con el Maestro Jean Paúl Laurens (1885-1889). En 1887, participa en el Salón Oficial de los Campos Elíseos, con su obra “El niño enfermo”, obteniendo Medalla de oro en Segunda Clase. En 1889, en la Exposición Universal, conmemorativa del Centenario de la toma de la Bastilla, obtiene Medalla de oro en Primera Clase, por su cuadro “Carlota Corday camino al Cadalso”. Regresa a Caracas en 1889 y contrae matrimonio con Lastenia Tello. Antes del año retorna a París y pinta, entre otras obras, Pentesilea (1891) Comienza la tuberculosis pulmonar y es atendido por su compatriota, el Doctor Pablo Acosta Ortiz, quien le sugiere retornar a Venezuela. En Caracas pinta Miranda en la Carraca, Berruecos, Panteón de los Héroes, Última cena, etc. Murió en esa ciudad, el 29 de julio de 1898, a la edad de 35 años.
Palabras clave: Arturo Michelena, El niño enfermo, Pintura, Tuberculosis pulmonar.
Arturo Michelena Castillo born in Valencia on June 16, 1863. From child excelled in painting, for which he received an official award, at age 22 to study in Paris, with Professor Jean Paul Laurens (1885-1889) In 1887, participates in the Official Salon of the Champs Elysees with his work “The Sick Child”, awarded a Gold Medal in the Second Class. In 1889, at the Universal Exposition, commemorating the centenary of the storming of the Bastille, you get Gold Medal First Class, for his picture “Charlotte Corday way to the Gallows.” He returned to Caracas in 1889 and married with Lastenia Tello. Before the year, returns to Paris and paints, among other works, Penthesilea (1891) Start of pulmonary tuberculosis and is assisted by his compatriot, Dr. Pablo Acosta Ortiz, who suggests returning to Venezuela. In Caracas paints “Miranda in the Carrack, Berruecos, Pantheon of Heroes, The Last supper, etc.. He died in that city on 29 July 1898, at the age of 35 years.
Key words: Arturo Michelena, The sick child, Painting, Pulmonary tuberculosis.
El 16 de junio de 1863 nació en Valencia (Estado Carabobo), Francisco Arturo Michelena Castillo (Figura 1) Por aquel entonces esta era una ciudad pequeña, de 16 000 habitantes. Era el penúltimo de cinco hermanos: Manuel, el mayor que sobrevive a Arturo, Rosa, Clemencia, Arturo y Mariano, todos nacidos del matrimonio de Juan Antonio Michelena y Socorro Castillo. Rosa, Clemencia, y Mariano mueren a corta edad. El abuelo materno de Michelena era el pintor Pedro Castillo, también nativo de Valencia, donde falleció en 1859; de tal manera que el niño Arturo no pudo conocerlo. Castillo había pintado para el General José Antonio Páez, en la casa que este poseía en Valencia, una serie de pinturas murales, alusivas a las batallas en que había participado el prócer llanero. Evidentemente era un pintor primitivo, sin escuela. Sin embargo, fue profesor de Juan Antonio Michelena, padre de Arturo, quien se desempeñó como pintor ocasional y llegó a admirar profundamente al hijo, cuando comenzaron sus triunfos.
La madre de Arturo era una dama distinguida, agradable, de rostro alargado y pelo negro. También dibujaba y pintaba como su padre y tenía gran habilidad en los bordados: (1) Un hecho importante que sucede ese año, desde el punto de vista político, fue la firma del Tratado de Coche, el 23 de abril de 1863, poco antes de nacer Arturo. Mediante ese acuerdo concluye la llamada Guerra Federal. La guerra civil estalló el 20 de febrero de 1859, cuando se sublevó la guarnición de Coro, encabezada por el Coronel Tirso Salaverría. Y termina con las tropas dando vivas a Coro, a la Federación y al General Juan Crisóstomo Falcón, Jefe del movimiento. Poco días después desembarcó en Coro, procedente de Curazao, el caudillo Ezequiel Zamora, llamado”General del pueblo Soberano” y en ausencia de Falcón tomó el mando. Esta guerra se extendió a toda Venezuela y duró 4 años y tres meses, es decir: 1 550 días, hasta fines de mayo de 1863. A pesar de que hubo unos encuentros mayores como las batallas de Santa Inés y de Coplé, esta larga y sangrienta contienda fue sobre todo una guerra de guerrillas, que desangró a Venezuela. Más tarde aparece en el escenario político el General Antonio Guzmán Blanco, estratega del triunfo de los Federales. (2)
Arturo aprendió sus primeras letras con su tía Edelmira Michelena y posteriormente, cuando tiene 7 años de edad, ingresa al Colegio de don Lisandro Ramírez. Era un niño de salud delicada, que daba paseos por el campo en compañía de su padre, quien le enseñaba a pintar las cosas que llamaban su atención. Años más tarde, las tropas de Guzmán toman la ciudad de Caracas por asalto, este organiza su gobierno e inicia el período presidencial conocido como el Septenio (1870 – 1877) En 1874, cuando Arturo tiene 11 años de edad, pinta su primer autorretrato, realizado en creyón /Figura 2) Se lo muestran a Francisco de Sales Pérez (Figura 3) quien había nacido en Caracas, en 1836 y era un importante personaje, hombre público y de empresa en Valencia. Este se da cuenta del talento del niño y se convierte en su protector. Sales Pérez tenía en ese momento 38 años de edad, cuando viaja con el niño Michelena a la ciudad de Caracas, para gestionarle una beca y presentárselo a pintores de renombre. Martín Tovar y Tovar ha recibido de Antonio Guzmán Blanco, el encargo de pintar una Galería de Próceres para el Salón Elíptico del Palacio Federal, cuya ala Norte se estaba construyendo. En el año de 1877. Michelena tiene 14 años de edad y aparece el libro de Francisco de Sales Pérez “Costumbres Venezolanas”, para el cual Arturo ha pintado 10 láminas por encargo del autor (Edición de la Imprenta y Librería de N. Ponce de León, New York, EE.UU) En el prólogo, escribe el autor costumbrista: “He puesto en esta colección diez láminas que ha dibujado el niño Arturo Michelena. Son bocetos pequeños que dan idea de sus grandes disposiciones. A la edad de 12 años juega con la luz y la sombra, como si fueran el trompo y el boliche. Duele ver crecer ignorado, sin muestras, ni maestros, a ese niño prodigio que puede ser una gloria de la patria”. (3) Ese año se termina de construir el Palacio Federal, cuyo salón Elíptico será destinado a las obras de los más importantes pintores venezolanos de fines de siglo, Tovar y Tovar en primer término.
En el año de 1878: se crea una Escuela de Bellas Artes, dependiente del Instituto de Bellas Artes, siendo el Director don Ramón de la Plaza, músico e historiador de arte. En 1879: Arturo tiene 16 años. Los Michelena, fundan una Escuela de Pintura en su propia casa de habitación, (4) Arturo comienza a realizar sus primeros ejercicios con pintura al óleo. Quienes asisten a esta especie de taller libre, sufragan proporcionalmente los gastos de mantenimiento.
En Valencia el padre Michelena, sacerdote de la Iglesia de la Candelaria y tío de Arturo le encarga para el baptisterio de la misma “El Bautizo de Jesús”. La serie de “Los locos de Valencia”, es realizada para el señor Melchor Monteverde, quién la adquiere para utilizarla como grabados, en cajetillas de cigarro. Los motivos: Ño Manuel, Trinidad, la loca de los Lugo y el loco Carlos Muñoz.
El fallecimiento de Linares Alcántara, antes de terminar su mandato presidencial, acelera el regreso de Antonio Guzmán Blanco desde Francia a Venezuela; iniciando lo que se ha llamado el período del Quinquenio, de 1878 a 1884. En 1881, Michelena pinta una serie de óleos cuyos temas son los niños (Niño con maraquita, Nerón niño). La técnica es primitiva, sin preocupación por los detalles de la anatomía. Recordemos que su educación era autodidacta, bajo la orientación de su padre. Hace un retrato de don Alejandro Tarbes (1882) y una serie de ocho medallones (naturalezas muertas) para el comedor del Hotel Normandie, en Valencia. Sus familiares, con Francisco de Sales Pérez, intentan conseguir una pensión de estudio para el joven artista (3).
En 1883 se celebra en Venezuela el Centenario del nacimiento de Simón Bolívar, decretado por Guzmán Blanco, lo cual constituye un acontecimiento internacional. Es la oportunidad para presentar las pinturas realizadas por el padre y el hijo al Presidente de la República. Arturo ha pintado “La Alegoría de la República”, tela convencional que simboliza el decreto del 27 de abril de 1870, el cual declara pública y obligatoria la educación impartida por el Estado Venezolano. Juan Antonio y Arturo viajan a Caracas para exponer sus obras en dicha exposición. El padre presenta “La Batalla de Carabobo” y Arturo lleva “La alegoría de la República” y su obra “La entrega de la Bandera victoriosa de Numancia al Batallón sin nombre” (Figura 4) que nos recuerda un episodio de nuestra guerra de la Independencia, ocurrido después de la batalla de Araure, cuando Bolívar hace entrega al Jefe de ese batallón, Coronel Florencio Jiménez la bandera española capturada al enemigo. Es una obra de gran formato (175 x 223 cm) Arturo tenía 20 años. Las obras son exhibidas en el salón principal, junto a las de Cristóbal Rojas (La muerte de Girardot) y Martín Tovar y Tovar (Firma del Acta de la Independencia) Michelena obtiene Medalla de honor y diploma. El primer premio correspondió a Tovar y Tovar. En la exposición conoce al historiador Eduardo Blanco, con quien mantendrá gran amistad a partir de ese momento, al punto de que Blanco posó para el cuadro de “Miranda en la Carraca” años más tarde (3).
Ante el fracaso en sus gestiones para obtener una entrevista con el presidente Guzmán y solicitar una beca de estudio para Arturo, los Michelena regresan defraudados a Valencia. En 1884, Cristóbal Rojas obtiene una beca para estudiar pintura en París y Guzmán Blanco parte con el mismo destino, al finalizar su gobierno del Quinquenio. Para sucederle es proclamado uno de los generales de mayor confianza: Joaquín Crespo. En Valencia, pinta Judit y Holofernes, copia de un grabado realizado por el pintor Horace Vernet. Mientras tanto, termina su lienzo “El General Crespo en La Victoria”. Corría el año de 1885 y Michelena tenía 22 años de edad.
En abril de ese mismo año, Sales Pérez y Michelena se entrevistan con el General Joaquín Crespo, en Macuto y se logra la beca de estudios. Sin regresar a Valencia, para evitarse la pena de despedirse de sus padres, embarca rumbo a París desde La Guaira, el 6 de mayo; a bordo del vapor francés “Ville de Paris”. En el barco se encuentra a Tovar y Tovar, quien se dirige a Francia para cumplir el encargo de “La Batalla de Carabobo”, extraordinario lienzo destinado a cubrir la bóveda del salón Elíptico del Capitolio Federal. En julio de 1885, Tovar se inscribe en la Academia Julián, donde enseña el maestro Jean Paúl Laurens, a cuyo taller comienza a asistir Michelena (3-4). Encuentra aquí a Cristóbal Rojas, y luego a Emilio Boggio iniciándose entre los tres una gran amistad.
Llega a la casa familiar de don Bernardo Tarbes, comerciante francés establecido en Valencia, Michelena instala su primer taller en un desván de la casa, provisionalmente. En casa de los Boggio, cerca de París, conoce a Henri Daguerre, aficionado a la pintura, que ha viajado por Latinoamérica, con quien hará gran amistad. En el invierno parisino Michelena cae enfermo y desde Valencia sus familiares y Sales Pérez le sugieren que regrese, pero se recupera y termina un retrato de Henri Daguerre trajeado de torero. Se dispone a concurrir al Salón Anual de los Campos Elíseos, donde ya han expuesto Rojas y Tovar. Recibe una carta donde le anuncian la rebaja de su pensión de 60 pesos (3).
Corre el año de 1886. A pesar de la carta que ha recibido sobre su beca, decide quedarse en París, decisión que notifica a sus familiares. Ellos le contestan por telegrama que lo ayudarán económicamente. Michelena decide mudarse del taller que tenía en la casa de los Tarbes y se instala conjuntamente con Cristóbal Rojas, en un taller propio. Participa por primera vez en el Salón Anual de artistas franceses, llamado Salón Oficial o Salón de los Campos Elíseos. Lleva el retrato de Henri Daguerre vestido de torero, con el cual obtiene Mención Honorífica. En mayo, Michelena y Rojas visitan a Guzmán Blanco, Ministro Plenipotenciario de Venezuela en Francia, en su residencia de la Rue Copernic. Guzmán les expone su criterio según el cual ellos deben continuar estudios en Roma. Los jóvenes se niegan y la respuesta de Guzmán es: “si no van a Roma, el nuevo gobierno que presidiré, se verá obligado a suprimirles las pensiones”.
De nuevo en Venezuela, Guzmán Blanco, es proclamado Presidente de la República y una de las primeras medidas que ordena a su Ministro de Instrucción Pública, es la suspensión de las becas que reciben los estudiantes venezolanos. Cristóbal Rojas no es afectado por esta medida, pero Arturo Michelena si. Las cosas de la vida: el nombre de ese ministro no se recuerda, sin embargo, el nombre de Michelena no solo está presente, sino que cubrió de gloria a Venezuela en el concierto del arte internacional, en la segunda mitad del siglo XIX, especialmente en Europa. Michelena se convierte en uno de los alumnos preferidos del maestro Laurens.
Comienza sus primeros estudios para El niño enfermo, finalizando el lienzo ese mismo año, después de haber realizado varios estudios y bocetos, Michelena fue un pintor que vivía para pintar, pero también, que pintaba para vivir. Hacía dibujos, acuarelas y óleos, por encargo, para poder sobrevivir, a pesar que desde Venezuela, su hermano Manuel le enviaba cierta cantidad de dinero mensualmente. El informe oficial del Ministro de Instrucción dice que:”la suspensión de pensiones se debió más que nada a los negativos resultados obtenidos en la práctica”. Dejó sin comentarios la mezquina decisión de Guzmán Blanco y su Ministro. Como lo predijo Francisco Sales Pérez, al regalarle en noviembre de 1876, una caja de colores, en una dedicatoria premonitora: “Quiero asociarme a tu gloria futura regalándote los primeros pinceles. Estudia, que tu nombre será un día orgullo de tus padres y gloria de nuestra patria”.
En 1887, envía dos obras al Salón Oficial de los Campos Elíseos “El Niño Enfermo” y “Visita Electoral”. De este último solo se conserva una fotografía y se desconoce donde se encuentra. Tenía 24 años, cuando gana Medalla de Oro en Segunda Clase, con El Niño Enfermo (Figura 5). Es la máxima recompensa que puede obtener un artista extranjero y prácticamente el Primer Premio, puesto que ese no se concedió a otro concursante. El 1 de julio del mismo año, recibe la medalla, en gran ceremonia, de manos de William Bouguereau, Presidente del Jurado. En carta a su madre señora Socorro Castillo, escrita el 5 de julio de 1887, le notifica: “Si algún día he sentido lo que se llama una emoción verdadera, ha sido este, madre mía: Cuando fui llamado para recibir de manos de M. Bouguereau, Presidente del Jurado de pinturas, mi recompensa, yo no sabía de mí y hubo un momento en que creí no poder llegar hasta el Ministro de Bellas Artes, que presidía el acto, quien casi poniéndose de pie y dándome un apretón de manos, me dijo por dos veces, mostrándome la concurrencia: “Vea, señor, como le aplauden a usted”. Esta gente no puede ser más generosa. No puedes figurarte el entusiasmo con que me han aplaudido, de “bravo, bravo, etc.” desde que me puse de pie para ir a recibir mi medalla, hasta que volví a mi puesto” (3-4).
Pinta entonces el retrato de su madre, Campesino bretón en la iglesia y Leda y el cisne. Ese mismo año Cristóbal Rojas exhibe en el Salón Oficial “La Taberna”. Tovar y Tovar concluye “La batalla de Carabobo” y se regresa a Venezuela. Sin concluir su período presidencial Guzmán Blanco decide renunciar al poder, que había ejercido autocráticamente durante los últimos 15 años y le sustituye el General Hermógenes López. En 1888, cuanto tiene 25 años de edad y se ha consagrado como pintor en París, expone por tercera vez, dos cuadros, lógicamente fuera de concurso: La Caridad y el Retrato Ecuestre de Bolívar”, pintado por encargo del gobierno venezolano, donde muestra la grandeza y majestad del personaje. Pinta un retrato de su profesor Paúl Laurens y Autorretrato con gorguera, que es su tercer autorretrato (3).
Influenciado por Delacroix y Gericault, comienza a interesarse por la pintura romántica, con caballos y personajes marroquíes. Pinta: Mujer oriental, Fantasía árabe y Soldados a caballo, que son cuadros muy expresivos y de pequeño formato. Comienza los bocetos para su extraordinario cuadro”Carlota Corday”, obra de la cual nunca quiso separarse y que conservó hasta la muerte, tal vez por los lauros obtenidos o porque le recordaba aquel amor parisino. Juan Pablo Rojas Paúl —inmortalizado por el insigne pincel de Cristóbal Rojas— es electo Presidente de Venezuela para el período de 1888-90.
En 1889 París se prepara para la Exposición Universal Internacional, en conmemoración del primer centenario de la Toma de la Bastilla y el inicio de la Revolución Francesa. Como símbolo del gran acontecimiento se elevó la torre diseñada por Gustavo Eiffel, con una altura de 300 metros, hoy símbolo de la Ciudad Luz. Entonces fue considerada “un deshonor para París” Están en desacuerdo y lo hacen saber en un manifiesto, más de 300 intelectuales entre artistas, escritores y pintores. Michelena que ya era un joven pintor de fama, por haber recibido la Medalla de Oro en Segunda Clase, en el Salón Anual, por su cuadro El Niño Enfermo, se animó a enviar un cuadro muy acorde con la conmemoración “Carlota Corday camino al cadalso” (Figura 6) Indiscutiblemente que el pintor se ilustró sobre la Revolución Francesa y esas imágenes con que hizo famosa a Carlota Corday. El 13 de julio de 1793 es asesinado el médico y diputado Jean Paul Marat, defensor ardiente de la política del Terror, implantado por los Jacobinos, a través de la guillotina (5). Carlota Corday, una joven de la nobleza, de apenas 24 años, especie de segunda Juana de Arco; ejecuta por su cuenta y riesgo un crimen político para liberar a Francia.
Dos rasgos atrajeron la atención de Michelena: la entereza y dominio mostrados por la heroína y la presencia del pintor Jean Jacques Hauer. Este debía complacer una petición de la acusada y realizarle un retrato como recuerdo para su familia, que vivía en Normandía y para que los buenos ciudadanos pudieran conocer el rostro de un criminal y así despreciar sus horrendos delitos. Posiblemente Michelena conoció la versión de la escena de Carlota Corday por el pintor que le hizo el retrato y el verdugo que había venido a cortarle la hermosa cabellera, antes de llevarla a la Plaza de la Concordia, donde le esperaba la guillotina (La última toilet de Carlota Corday del pintor inglés Andrew Matheus, grabado por Stock). Las memorias del verdugo, Charles Henri Sanson fueron publicadas en 1862 por su nieto, Henri Sanson, último de siete generaciones con ese oficio. Carlota llevaba una camisa escarlata que ella misma se endosó, antes que le ataran las manos y que Michelena colocó debajo del brazo del verdugo. El pintor realmente no estaba como lo pintó Michelena, sino que aparecía con un portafolio y una hoja de papel donde terminaba el retrato al carboncillo de Carlota. Era el 17 de julio de 1793, cuando Carlota fue juzgada en la mañana y guillotinada al caer la tarde.
Durante el juicio se afirma que Carlota Corday dijo: “No tengo nada de que arrepentirme”.y Michelena colocó al sacerdote en tercer plano, en vista de que ella rechazó el auxilio espiritual. Un carcelero indiferente, un soldado y un verdugo dispuesto a cumplir la orden, terminan de configurar el cuadro. El pintor, quien se había enamorado de Carlota durante el juicio, pidió permiso al Tribunal para terminar el cuadro en la celda. El libro que está en el suelo corresponde a las Vidas Paralelas, de Plutarco, autor favorito de Carlota. El cuadro fue presentado en la Gran Exposición Universal, en la cual Michelena obtiene Medalla de Oro en Primera Clase. Así como el pintor Jean Jacques Hauer se había enamorado de Carlota Corday, también Arturo Michelena quedó prendado de la modelo que posó para la heroína. Era una muchacha francesa de la que el pintor se enamoró a lo largo de aquellos meses y llegó a convertir en su amante. Les había servido de modelo a varios pintores y su comportamiento alegre y desenfadado era conocido por todos. Pero Arturo no deseaba oír los buenos consejos de sus padres y amigos.
En esta época Michelena realiza bocetos para cuadros sobre acontecimientos históricos: “El paso de los Andes”, “Retrato de Sucre,” “La Campaña Admirable”, algunos de ellos no finalizados. Envía al Salón Oficial de Pintores Franceses, por cuarta vez, dos obras de gran formato “La Joven Madre” y “El Granizo”, ambas fuera de concurso, por haber sido galardonado con anterioridad. Realiza 15 dibujos por encargo para las ilustraciones de “Hernáni”, de Víctor Hugo, por intermedio de su maestro Jean Paul Laurens. El libro se edita en formato de lujo, en la librería L. Conquet, París. Michelena se ha propuesto hacer inmortal a su amada, ha estudiado y pintado con intenso amor ese perfil en grafito que representa a Carlota Corday, la pinta en forma de boceto al óleo de la manera más hermosa y sutil. Llega incluso a proponerle matrimonio a su amada y le comunicó a su familia sus intenciones (6). Sus padres y especialmente su madre se angustiaron intensamente ante aquella decisión. Pero el final de la historia fue inesperado. Un día cualquiera del otoño parisino de 1889, el joven pintor (27 años) se monta en un coche tirado por caballos junto a su amada, para buscar unas fotos que se habían tomado y enviarlas a su familia. Al salir de la tienda, Arturo no la encontró y al preguntarle al cochero, este respondió con indiferencia que “se había ido con otro hombre”
Nunca más la vería. El final intempestivo de aquel romance, ocasionó un gran dolor a Michelena, quien se hundió en profunda depresión. Nunca quiso separarse del cuadro “Carlota Corday” Tal vez lo consideraba su obra maestra o el recuerdo de aquel amor parisino que nunca quiso olvidar, con una modelo que pasó a la posteridad sin nombre. Esta misma joven había posado para sus cuadros anteriores Mujer dormida, Mujer oriental y Desnudo. La Patrona es otro retrato del pintor agradecido, a la mujer que le alentó y cuidó durante su crisis amorosa, en la casa de huéspedes, ese año de 1889.
Repentinamente decide regresar a Venezuela, después de 5 años y 5 meses en París, abandonando todo y sin participarlo a sus familiares. Antes de salir de Francia le encomienda a su amigo Bernardo Tarbes, que le envíe sus cuadros y utensilios. Embarca el 9 de octubre de 1889 y llega al puerto de La Guaira el 28 de octubre. En homenaje al joven artista organizan una velada músico-literaria, en el Teatro Municipal de Valencia. El 3 de enero de 1890, le hacen un memorable recibimiento en Caracas, en otra velada, esta vez en el Teatro Municipal, con asistencia de personas de los círculos sociales caraqueños, a los cuales se suman los pintores Herrera Toro y Emilio Maury. Durante este tiempo que permanece en Venezuela, realiza varias obras, entre ellas los retratos de Andueza Palacio y del General José Ramón Tello. Por encargo del gobierno, pinta el gran lienzo “Vuelvan caras” (3-6-7), el cual sería obsequiado a la Municipalidad de New York, en agradecimiento por las múltiples atenciones otorgadas al General José Antonio Páez, durante su estadía en Estados Unidos de Norte América. Mucho tiempo después se gestionó la traída del cuadro a Venezuela, a donde regresó en malas condiciones. Fue restaurado totalmente y se encuentra hoy en el Círculo Militar de Caracas.
Mientras pinta el retrato del General Tello, se enamora de Lastenia Tello Mendoza, quien había nacido en Caracas el 25 de noviembre de 1866, hija del General José Ramón Tello y de Mercedes Mendoza. De él se conserva además del retrato que le hizo Arturo, otro pintado por Juan Antonio Michelena y obsequiado a Lastenia el día de su boda. El matrimonio se realizó el 17 de julio de 1890, apadrinados por el Dr. Raimundo Andueza Palacio, Presidente de Venezuela y la señora. Isabel de Andueza. La madre del pintor, Socorro Castillo de Michelena no pudo estar presente, por razones de salud. Entre otros concurrentes estuvo Francisco de Sales Pérez y su esposa Cándida Vera de Pérez, el Dr. José Manuel de los Ríos, quien después será médico de Arturo durante su enfermedad en Caracas, Emilio Maury, en representación del Dr. Arístides Rojas y muchas otras personas. Realmente fue un acto importante en aquella Caracas de finales del siglo XIX.
Arturo le regaló a su virtuosa esposa, entre otras cosas “La Virgen de los desposados” y cuando ésta le preguntó porque no le había pintado ángeles, le contestó que, a medida que fueran teniendo hijos, él iría pintándole los ángeles. Los esposos Michelena Tello no tuvieron hijos y así, La Virgen de los desposados, que no tiene ángeles, se encuentra en el Museo Michelena y otra similar, pero con ángeles, en la iglesia de Mosén Sol, en El Marqués. Regaló además a su esposa un magnífico retrato al óleo y un admirable creyón de quien fue su madre (3).
Los esposos Michelena se embarcan rumbo a París, con su cuñada Oceanía, en el vapor América, luego de 10 meses de permanencia en Venezuela. En París se establece en un piso situado en la Avenida Marceau. Cerca de allí, en la avenida Wagram, está el taller donde Michelena comienza a trabajar en el cuadro “Pentesilea”. Aparece la edición de “Hernáni”, de Víctor Hugo, con dibujos de Michelena grabados en aguafuerte por León Boisson. La lujosa presentación consta de 500 ejemplares, trae cinco grabados impresos separadamente y 10 viñetas al comienzo y al final de cada capítulo. Ese mismo año muere muy joven Cristóbal Rojas, el 2 de noviembre, por tuberculosis pulmonar (3).
Se produce un nuevo encuentro entre Michelena y Boggio en el año de 1891, cuando Arturo tiene 28 años y se acerca un poco al Impresionismo y al Simbolismo, a través de obras de factura libre como “Escena de circo”, “Campo de Marte” y los retratos de Elvira Hellmund de Tello y Mary Ibarra de Matos. Para su envío al Salón de 1891, Michelena ha pintado su lienzo más ambicioso, de mayores dimensiones (435 x 650 cm) que representa a la Reina Pentesilea y sus amazonas, quienes tras frustrado intento de ayudar a los troyanos, huyen en tropel, peleando aún, por el puente de Termodón, donde los soldados de Aquiles las acosan. (8) Dicho cuadro fue expuesto en el Salón Oficial de París en 1891, al lado de una obra de su profesor Jean Paul Laurens. Michelena se encontraba tenso, angustiado, porque León Bonnat, extraordinario pintor francés, poco conocido en América, pero de notable trayectoria y talento- era el Presidente del Jurado y especialmente severo con cuadros fuera de concurso. Es decir con pintores que habían ganado premios. Le pide a su Maestro que lo acompañe al taller, para que examine y corrija su obra. Piensa que si le rechazan en el Salón, se acaba su vida en París y su carrera como pintor. Su maestro lo acompaña con cariño y durante una hora contempla absorto el extraordinario cuadro: primero en los grandes volúmenes y luego en los pequeños detalles, permaneciendo en silencio todo ese tiempo. Al final le dice a Michelena “Usted es un artista ya maduro y no necesita mi opinión. Yo le ruego a mi vez, que venga a ver La bóveda de acero, pues quiero saber su juicio” (Rohl, 141)
Comienza los estudios para La Vara Rota, con objeto de exponerlo en el Salón Oficial de 1892, como realmente sucede; de nuevo fuera de concurso. (Es la séptima vez que expone en el Salón) Tiene 29 años de edad. Mientras está trabajando en el cuadro taurino, empieza a deteriorarse su salud. Presenta una hemoptisis, la tos se hace cada vez más insistente, acude a consulta y los médicos le diagnostican tuberculosis pulmonar, pero Arturo no quiere disminuir el ritmo de su trabajo. Su médico, el Dr. Pablo Acosta Ortiz, entonces residenciado en Francia, le aconseja pasar una temporada en Suiza, donde el aire es más puro y cuya altitud contribuiría a mejorarlo. Sin embargo la estrechez económica en que vive, le impide abandonar el trabajo, especialmente el de retratista, que le permitía sobrevivir. A pesar de que ese género no le atraía, era el que le ofrecía mejor remuneración. Pasa una corta temporada en Villiers-Sur-Mer, Normadía, sobre la costa Atlántica, en la primavera de 1892. Allí pinta “El Ordeño”, obra concluida en los meses posteriores a “La Vara Rota”.y el retrato de María Ibarra de Matos, obra al pastel, de bella factura, de las muy pocas que Michelena pintó con esta técnica. La familia del General Manuel Antonio Matos residía en París y fue entonces cuando Michelena pintó a la bella dama.
Al ver que su salud se deterioraba progresivamente, Michelena decide volverse a Venezuela, tal vez animado por su esposa Lastenia y su cuñada Oceanía; a sabiendas que quizás no volvería a ver nunca más a París. Al llegar a Venezuela se instala en Caracas y posteriormente en Los Teques. El presidente Andueza Palacio —rara iniciativa— concibe el propósito de extender su período, que debía culminar en 1892, mediante una reforma a la Constitución. La oposición alzada en armas, con Joaquín Crespo, proclama la Revolución Legalista e instaura un nuevo gobierno.
En 1893: Arturo tiene 30 años y envía por última vez al Salón Oficial un cuadro “Los Hermanos Aguerrevere” (Los Morochos). También se exhibe aquí “Pentesilea”, con la que Michelena había obtenido Medalla de Honor (8). Los encargos de retratos acosan al pintor. Realiza un retrato de Arístides Rojas, obra mejor conocida como “El desván del anticuario”, otro del General Joaquín Crespo y el boceto para la “Muerte de Manuel Cedeño en Carabobo”. Para 1894, cuando tenía 31 años de edad, pasa la mayor parte de su tiempo en Los Teques, donde comienza la idea de fundar una escuela particular. En ese año realiza varios bocetos para obras de tipo religioso como “La multiplicación de los panes y los peces” que hoy se exhibe en la Santa Capilla, de Caracas.
En 1895, con motivo del Centenario del nacimiento del General Antonio José de Sucre, Michelena ha pintado su cuadro “Berruecos” (Figura 7). Ejecuta también paisajes y obras religiosas, al mismo tiempo que despierta en él una gran pasión hípica, comprando un caballo, al que llama Borinquen. Se hace asiduo asistente al Hipódromo de Sabana Grande y realiza varios cuadros de pequeño formato sobre hipismo. Comienza la construcción de un taller en la esquina de Urapal, en La Pastora, en lo que es hoy el Museo de Arturo Michelena. Allí abre un estudio de pintura, donde recibe alumnos, entre ellos Federico Brandt, Antonio Esteban Frías y Andrés Pérez Mújica (3). En 1896: realiza el retrato de la niña Brígida Matos Ibarra.
El 18 de julio del mismo año se realiza una Velada en el Teatro Municipal de Caracas, donde se presentan al público los cuadros más recientes del pintor: “Miranda en la Carraca (Figura 8) y Pentesilea, este último recién traído desde Estados Unidos. Michelena es coronado de laureles, en medio del júbilo del público. El gobierno nacional adquiere el cuadro de “Miranda en la Carraca” y otorga una Medalla de Oro a Michelena, que le es impuesta durante la velada.
Comienza los proyectos para la decoración del Palacio de Miraflores: “Diana la Cazadora”, Las Estaciones”, “Flora y Pomona”, “La Noche y la Aurora”, “La Virgen de las Palomas” y “Retrato de Joaquín Crespo”. En la exposición que en el Palacio Federal se ha celebrado, con motivo de los 80 años de la muerte de Francisco de Miranda, Michelena exhibe su cuadro sobre la prisión del prócer, obteniendo gran éxito (Figura 8).
En 1897 ha finalizado la decoración del Palacio Presidencial y empieza a trabajar en “El Panteón de los Héroes”. Tiene 34 años y concluye su obra “La multiplicación de los panes y los peces” Empieza su gran óleo La Última cena, que dejará inconcluso y hace un retrato de Josefina Blanco Zuloaga. Trabaja en sus últimas grandes obras, los retratos de su médico José Manuel de los Ríos y del Arzobispo de Caracas, Críspulo Uzcátegui. Por encargo del Ejecutivo pinta el retrato del Mariscal Antonio José de Sucre, que es obsequiado al Gobierno de Bolivia. Durante ese mismo año trabaja en los bocetos para su proyecto de El 19 de Abril de 1810 y el estudio de Llegada de Bolívar al templo de San Francisco en 1813, que lamentablemente no llegó a realizar
1898: continúa trabajando en dos cuadros de grandes dimensiones: “El Panteón de los Héroes” y la “Última Cena”, encomendada por el Arzobispo Uzcátegui, para la Catedral de Caracas (Figura 9) Arturo Michelena partió de este mundo en silencio, el 29 de julio de 1898, a las 10 de la mañana, en una casa situada entre las esquinas de Llaguno y Bolero. Tenía apenas 35 años. En señal de duelo se iza la bandera a media asta, durante tres días, en todos los edificios públicos, por la muerte del más excelso de los pintores de la Venezuela del siglo XIX. En 1948 en sencilla ceremonia y por decreto del Ejecutivo Nacional son trasladados al Panteón Nacional los restos del pintor Francisco Arturo Michelena Castillo. En 1952: Enrique Planchart publica la primera biografía del pintor y realiza un catálogo de sus obras, que incluye más de setecientos cuadros.
El 2 de julio de 1958 falleció en Caracas, doña Lastenia Tello Mendoza de Michelena. Tenía 91 años de edad y sesenta de viudez. Había testado a favor de la Nación, la colección de obras de su esposo, que se encontraba en el estudio del pintor, donde ella vivía y que había convertido en cofre de recuerdos. En 1961 la Casa Estudio de Michelena es adquirida por el Estado y dos años más tarde es convertida en el Museo Nacional Arturo Michelena.