Editorial

Crisis actual y futuro de las revistas médico-científicas venezolanas

Consuelo Ramos de Francisco

Individuo de Número de la SVHM, Miembro del profesorado de la UCV. y de la Comisión Editorial. Correo electrónico lacony@hotmail.com

Caracas, noviembre 2012

La producción de conocimiento es un proceso cíclico que genera y consume información y se identifica como conocimiento que va a ser comunicado. En este proceso de la ciencia, la revista científica continua siendo el mecanismo más idóneo y actual para divulgar conocimientos, en todos los formatos; lo cual debe ser reconocido y evaluado entre sus pares (“peer review”), arbitraje y proceso que valida la ciencia. Las revistas médico-científicas venezolanas se iniciaron en 1857, cuando surgieron nuestras dos primeras publicaciones: “Eco Científico de Venezuela y El Naturalista”. Ambas aparecieron como órgano divulgativo de nacientes sociedades científicas, fueron de efímera duración y su contenido, eminentemente científico-médico. A ellas les siguieron una serie de revistas médicas muy importantes en la vida científica del país. Cabe señalar que “Escuela Médica” fue la primera revista de corte eminentemente médico (1874), auspiciada por la Sociedad de Estudiantes. Venezuela cuenta en la actualidad con más de 30 revistas médicas que alcanzan los 50 años de vida y más, entre ellas. Gaceta Médica de Caracas (1893), la más antigua y vigente revista) y la “Revista de la Sociedad de Historia de la Medicina” (Primera época, 1945) órgano divulgativo de esta Sociedad y única en su especialidad en el país. Hoy día, la tecnología ha permitido acelerar los procesos de edición de revistas científicas, de manera que lleguen con mayor alcance y rapidez, es decir, sean visibles en todos los ámbitos geográficos (siempre que exista acceso a Internet)

Es indiscutible que le futuro de las revistas científicas está condicionado por el formato electrónico (en línea), disponibles en Internet, para lo cual se vienen generando programas como “Acceso abierto” (“Open access”) y el surgimiento de importantes índices para dar acceso y visibilidad a los conocimientos gestados en nuestros países, a través de las revistas de la región y las nacionales. Es el caso de SciELO, LILACS, LIVECS, (auspiciados y respaldados por la Organización Panamericana de la Salud y el Ministerio de Salud de cada país miembro) y en Venezuela de Funda-SINADIB. Se suman a este movimiento otros índices como Latindex; RedalyC, Revencyt (Venezuela) y otros tantos disponibles en el ámbito de Hispanoamérica

Tales cambios han obligado a editores y revistas, a ejecutar profundas revisiones en su edición y acceso, sin embargo, estamos preocupados porque la edición impresa en papel es cada día más difícil que circule, debido a su alto costo; aún cuando continua siendo importante para gran número de lectores-investigadores y de bibliotecas. Sus costos se han triplicado y hoy se trabaja en la llamada “Edición por demanda”. A esto se suma la grave crisis económica de las universidades nacionales, las mayores productoras de conocimiento (se dice que ha mermado en un 55%) y el de las sociedades científicas. Para agravar la situación se añade la suspensión del valioso “Programa Nacional de Evaluación de Méritos y Financiamiento de Revistas Científicas Nacionales” desarrollado por CONICIT y luego por FONACIT; programa que se mantuvo activo por más de 20 años (1990-2009)

Esa política científica fue vital para el desarrollo de un núcleo de revistas de calidad y para conocer la existencia de los títulos de revistas nacionales, ante la ausencia de un Directorio de Revistas Científicas Nacionales. Ese objetivo se realizaba mediante convocatorias anuales o bienales, para la evaluación de las mismas por expertos de las distintas áreas del conocimiento, sustentado en un programa previamente diseñado bajo la coordinación de una Comisión Técnica (Véase lineamientos del Programa) Así se logró incluir unas 182 revistas científicas de calidad en el registro y darle sus respectivos aportes, tanto para versión impresa, como para formato digital (solo las mejores), disponiendo del índice SciELO (formato electrónico a texto completo) y procurando capacitar a los editores (Fuente: Documentos del FONACIT) La versión electrónica Plataforma SciELO constituye un programa latinoamericano (Bireme-OPS), en el cual sólo se financiaban las revistas que ingresaban y permanecían en el Registro, cuya evaluación calificaba en los más altos percentiles de la escala.

En este mismo sentido, no podemos de dejar de mencionar el desempeño de la Asociación de Editores de Revistas Biomédicas Venezolanas “ASEREME” quienes han fomentado y contribuido con la más alta calidad, ética y trabajo editorial de las revistas médicas del país. Según cifras aportadas por el Centro International de Paris, quienes asignan el ISSN a cada país para otorgar el número normalizado y de control bibliográfico de las revistas en el mundo; existen aproximadamente 956.036 publicaciones periódicas (cerca de un millón) de las cuales, en 2009, más de 62.000 son editadas en línea, es decir en formato electrónico, situación que irá creciendo. Esa cifra mundial abarca más de 145 idiomas.

Según datos aportados por el portal Web del Sistema Regional de Información en Línea para Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal-Latindex (http://www.latindex.unam.mx/); en Venezuela, para el año 2009 disponíamos de unas 400 revistas publicadas, en áreas como Medicina (67 títulos), pedagogía, botánica, odontología, contabilidad, nutrición, farmacología, terapéutica, psiquiatría, neurología, salud ambiental, modelos estructurales, ciencias del gobierno y ciencias de la comunicación. En el ámbito latinoamericano, nuestro país siempre ocupó el 4° o 5° lugar en visibilidad de sus publicaciones. Hoy apenas podemos hablar de un 8° lugar en su visibilidad y periodicidad, en el entorno latinoamericano.

Es evidente que las revistas científicas venezolanas, así como la investigación, enfrentan en la actualidad, una profunda crisis que hace ver un futuro no muy optimista. La suspensión del programa de evaluación y financiamiento de las revistas científicas venezolanas por el FONACIT, la reciente creación de un índice nacional de revistas que no valora los parámetros de visibilidad del conocimiento (ClaCalia); la baja productividad científica por parte de los investigadores (falta de motivación y estímulos), la falta de apoyo a SciELO y la merma de los presupuestos universitarios, entre otros aspectos; atentan contra la calidad y vida de nuestras revistas científicas. Esto nos obliga a trabajar juntos: editores, universidades, ASEREME, Sociedades Científicas, SciELO, Organización Panamericana de la Salud, Academias, Universidades y el Ministerio de Ciencia y Tecnología y el FONACIT, dentro de una política nacional coherente que garantice soluciones adecuadas y justas (producción científica), para poder disponer de revistas científico-médicas de gran impacto.