Constituye para mí un alto honor y una gran responsabilidad, mi designación para efectuar las consideraciones pertinentes del trabajo “Testut-Latarjet” presentado por el Dr. Rafael Romero Reverón para su Incorporación como Individuo de Número a la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina y ocupar el Sillón III, vacante por el fallecimiento del Dr. Luis Alejandro Angulo Arvelo, en el mes de Diciembre de 2011.
El recipiendiario de hoy, es caraqueño, nació el 18-01-1964. Sus padres son: Luis Américo Romero y María Reverón. Se graduó en 1990 como Médico Cirujano en la Universidad Central de Medicina de Venezuela. Realizó su “Año rural” en la comunidad de “Los Pijiguaos”, Estado Bolívar. Se especializó en Cirugía Ortopédica y Traumatología en el año 1997, realizando sus estudios en el Hospital General del Este “Dr. Domingo Luciani”. Desde su graduación como especialista, inició una fructífera carrera como traumatólogo a la par que se dedicaba a la investigación histórica en el área de la Anatomía. Ingresó a la docencia universitaria en Anatomía Normal en la Escuela de Medicina José María Vargas; en el año 2008 alcanza la categoría de Agregado.
Un aspecto encomiable es su membresía de numerosas Sociedades anatómicas de reconocido prestigio, por ejemplo:
A las que habría que añadirle la Membresía en el año 2012, de la Sociedad de Australia y Nueva Zelandia, con lo cual es probable que el profesor Romero Reverón, sea el único docente venezolano en Anatomía humana miembro de sociedades de Anatomía de los cinco continentes.
Conocí uno de los artículos realizados por el Dr. Rafael Romero Reverón en el año 2006, cuando analicé en mi condición de árbitro en el área de Historia de la Medicina de la Revista de la Federación Médica Venezolana en conjunto con otros miembros del Comité Editorial, un artículo, anónimo para nosotros, intitulado “Herófilo (335 - 280 AC). Pionero de la Disección Anatómica Humana”. Su carácter denso a la vez que fluido y pedagógico, con varios aspectos biográficos poco difundidos sobre tan notable anatomista, resaltaba a primera vista y su aceptación para publicación sin modificaciones, fue inmediata.
A partir de ahí, lo invité a que se incorporara a las reuniones de nuestra Sociedad, y en una de éstas me manifestó que estaba desarrollando desde hacía unos 10 años una línea de investigación histórica relativa al aporte científico de renombrados anatomistas de resonancia nacional e internacional y que ha enriquecido con el tiempo. También me expresó que la oportunidad de participar en la vida de la Sociedad, también constituía un poderoso estímulo para proseguir su quehacer investigativo.
Y así fue. Sus realizaciones en el campo específico de la Historia de la Medicina se fueron multiplicando con el pasar del tiempo y hasta el presente ha indagado la biografía de los siguientes personajes: Erasístrato, Alcmeon de Croton, Andrea Vesalio, Marcelo Malpighi, Frank Netter, Mondino de Luzzi, José María Vargas y Francisco Montbrún, las cuales ha publicado en revistas tan diversas tales como: International Journal of Morphology, Archivos del Hospital Vargas de Caracas, Revista de la Federación Médica Venezolana, Revista de la Sociedad Venezolana de Ciencias Morfológicas, Informe Médico, VITAE Academia Biomédica Digital, Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina.
El Trabajo de Incorporación presentado por nuestro recipiendiario nos presenta las biografías de 2 connotados anatomistas franceses de proyección universal: Leo Testut (1849-1925) y André Latarjet (1849-1925).
Una primera aproximación crítica nos demuestra y nos recuerda la gran responsabilidad histórica que representa para cualquier autor el hecho de presentar una biografía de tan relevantes figuras de la Historia de la Medicina Universal. El Dr. Romero Reverón, nos ilustra con su trabajo sobre Testut y Latarjet, que una biografía no es una mera recopilación de hechos y fechas en la trayectoria vital de los personajes investigados, sino que también es menester vincularla con los acontecimientos de resonancia mundial para su época y cómo éstos a su vez influyen en la vida de los biografiados.
En este sentido, es necesario la conjunción de ambos elementos con el fin interpretar la dinámica social de su tiempo para luego comprender el alcance de la obra del biografiado. Al respecto el autor nos expone la participación de Testut a las batallas de la guerra franco-prusiana de 1870 en calidad de ayudante-mayor en el regimiento de los Móviles de Dordoña y como cirujano militar en la I Guerra Mundial. Es probable que ello le haya brindado la experiencia necesaria para aumentar su bagaje de conocimientos de la anatomía humana, que posteriormente de alguna manera utilizó para escribir junto con Latarjet, su obra inmortal “Tratado de Anatomía Humana”, publicado en 1887.
En este punto particular, referente a ese magno tratado, es necesaria realizar una consideración preliminar. El recipiendario recurre a la producción intelectual de nuestra sociedad, y se apoya uno de los libros realizados por uno de sus miembros: “En la Universidad Central de Venezuela esta obra fue incorporada como texto para la enseñanza anatómica por el Dr. Pablo Acosta Ortiz”. Además de difundir las investigaciones de nuestra corporación, contextualiza la relevancia universal de Testut- Latarjet con los hechos locales, los cuales le imprimen profundidad histórica a su investigación.
El profesor Romero Reverón también nos retrata la faceta humana de Testut: “El profesor Leo Testut, se caracterizó como docente por su puntualidad, por su voz firme y pausada, así como por sus precisas descripciones sobre el cuerpo humano, enriquecidas por conceptos antropológicos y filosóficos”.
Por último, pero no por ello menos importante, el autor presenta aspectos biográficos de Latarjet, destacándolo como un digno discípulo y sucesor de Testut, quien también participó en una guerra que le brindó una extraordinaria oportunidad para afinar e incrementar su conocimiento anatómico: La Primera Guerra Mundial. En síntesis, Latarjet hizo numerosos aportes a la anatomía humana y a la cirugía de la úlcera gástrica.
Pudiéramos detenernos en la ponderación de otros elementos biográficos de ambos personajes ofrecidos por el autor. No obstante, lo que ganaríamos en el análisis del minucioso de detalle biográfico, lo perderíamos en la perspectiva global que el Juicio Crítico de todo Trabajo de Incorporación como Individuo de Número debe contener.
Este trabajo no es particularmente extenso para el gusto de quien juzga de modo sesgado a las investigaciones por el número de sus páginas o por el grosor del lomo de un trabajo lujosamente empastado. Lo que sí es digno de destacar es la rigurosidad de la investigación presentada por el recipiendiario que busca la objetividad histórica a partir de un marco interpretativo, que en la medida de lo humanamente posible, está libre de matices que distorsionan la perspectiva histórica del biografiado.
En este orden de ideas, la objetividad histórica como una noción metodológica y epistemológica, la cual ha sido objeto de acalorados debates en la historia de la ciencia, es buscada por el recipiendiario no sólo en el sentido semántico propiamente dicho de esa noción, sino también en el sentido filosófico sostenido por uno de los mayores teóricos del rol social de la Historia en el contexto de la Ciencia: estamos hablando del historiador británico Edward Harlett Carr (1892-1982): “La historia requiere la selección y el ordenamiento de los hechos referidos al pasado, a la luz de algún principio o norma de objetividad aceptado por el historiador”, que necesariamente incluye elementos de interpretación. Sin esto, el pasado se disuelve en un informe montón de innumerables incidentes aislados e insignificantes, y no es en modo alguno posible escribir historia”.
No es casualidad que el profesor Romero Reverón sea un asiduo lector de Edward Karr, en especial de su obra: ¿Qué es la historia” publicada en 1961, de donde yo extraje la cita anterior. Esto obedece a que quiere enriquecer sus investigaciones históricas con una metodología cónsona con tan exigente ciencia y así ofrecer a la comunidad discursiva respectiva, productos de un elevado valor científico y humanístico.
Por si fuera poco este mérito metodológico y heurístico del profesor Romero Reverón que ha sido una constante en sus trabajos históricos en general, y en este de Incorporación en particular, el recipiendario de hoy agota el tema sin agotar a sus oyentes, lo cual siempre les deja un espacio fértil para reflexiones instantáneas, frescas y certeras por parte de sus destinatarios, y no le da ninguna oportunidad a los análisis fatigados y a veces descontextualizados propios de los espíritus agotados por las presentaciones o trabajos extensos.
“Todas las generalizaciones son peligrosas, incluída ésta”. Eso lo dijo el connotado escritor francés Alejandro Dumas (hijo), el autor de “ La Dama de las Camelias”. No obstante ese agudo proverbio, tengo los elementos de juicio suficientes para sostener que la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina se beneficiará institucionalmente de esta incorporación del profesor Rafael Romero Reverón. Así, en nombre de la Junta Directiva y de todos los miembros de la sociedad, deseo manifestarle en este momento de particular y grata significación que su Trabajo de Incorporación cumple los requisitos para su Incorporación como Individuo de Número. Además, usted ha hecho los merecimientos necesarios en el orden de lo científico y lo humanístico en el área de su especialidad, y por supuesto, en el campo de la Historia de la Medicina, para transitar en calidad de Individuo de Número, la senda iluminada con la luz inextinguible de nuestros fundadores. Sea usted bienvenido muy cordialmente para ocupar el sillón N° III. Un nuevo camino se dibuja venturoso ante usted. Nuevas responsabilidades vendrán a su encuentro. Estoy seguro que disfrutará lo primero y honrará lo segundo; es un derecho y es un deber inseparable, ambas son caras de una misma moneda. Adelante, pues.