Vicente Dávila (1874-1949)

Leopoldo Briceño-Iragorry

Individuo de Número de la Academia Nacional de Medicina y de la Sociedad de la Historia de la Medicina. Correo lbricenoi@gmail.com

Enviado Febrero 15, 2009

RESUMEN

Nació Vicente Dávila el 29 de setiembre de 1874, en Capacho, Estado Táchira, hijo de Antonio Dávila Nucete e Inés Pico. Estudió en el afamado colegio del Sagrado Corazón de Jesús, de La Grita, fundado y dirigido por el ilustre trujillano Monseñor Jesús Manuel Jáuregui. Estudia Medicina en la Universidad de Los Andes, graduándose en 1901. En 1921 es nombrado Director del Archivo Nacional, hito fundamental en su vida. Desde esa posición dirigió la edición de los primeros 14 tomos de los Archivos de Miranda, una de sus más importantes tareas como investigador histórico. Ocupó el Sillón Letra I de la Academia Nacional de la Historia, desde su elección en enero de 1922. En julio de 1944 contribuye a fundar la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina. En el primer número de su Revista le correspondió escribir un artículo que tituló In memoriam, como homenaje de la institución al primero de los fallecidos, entre sus doce ilustres iniciadores, el Dr. Diego Carbonell.

Palabras Clave: Vicente Dávila. Sociedad de Historia de la Medicina. Fundadores.

ABSTRACT

Vicente Davila was born on September 29, 1874, in Capacho, Tachira State, son of Antonio Dávila Nucete and Ines Pico. He studied at the famous college of the Sacred Heart of Jesus, La Grita, founded and directed by Monsignor Doctor Jesus Manuel Jauregui. Studied Medicine at the University of Los Andes, graduating in 1901. In 1921 he was appointed Director of the National Archives milestone in his life. From that position he directed the edition of the first 14 volumes of the Archives of Miranda, one of his most important tasks as a historical researcher. He held the chair Letter I of the National Academy of History, since his election in January 1922. In July 1944 contributes to found the Venezuelan Society of History of Medicine. In the first issue of its journal he wrote an article entitled In memoriam, in honor of the institution to the first deaths among his twelve illustrious initiators, Dr. Diego Carbonell.

Keywords: Vicente Davila. History of Medicine Society. Founders SVHM.


El final de la Guerra Federal (transcurrida desde 1859 hasta 1863) cambió el panorama territorial venezolano, al promulgarse la Constitución de 1864 (durante el gobierno de Juan Crisóstomo Falcón, el 13 de abril). La República pasó a recibir el nombre de Estados Unidos de Venezuela y se dividió el territorio en 20 estados y un Distrito Capital. Así se mantuvo hasta 1874. El 27 de mayo de ese año, el presidente Antonio Guzmán Blanco reformó la Constitución, reduciendo el mandato presidencial a dos años y decretando el voto público, escrito y firmado, en lugar de secreto. Setenta y cinco años transcurren del acontecer venezolano con la vida de este Ilustre biografiado. El primer periodo comprende gran parte de los dieciocho años que se inician en abril de 1870, con la entrada a Caracas de las tropas de Guzmán Blanco, con la llamada “Revolución de Abril”, y concluye con la asunción al poder de la Presidencia de la República por parte del doctor Juan Pablo Rojas Paúl en julio de 1888.

Tres periodos tuvo Guzmán Blanco en el poder, el Septenio 1870-1877, el Quinquenio 1879-1884 y el Bienio 1886-1888. En el primer periodo reconoció la Constitución Nacional de 1864. Convocó a un Congreso de Plenipotenciarios en julio de ese año y desarrollo una política inteligente como la de reconocer los jefes regionales, así evito enfrentamientos militares. Su poder no era omnímodo. Tuvo una rebelión significativa de las manos de Matías Salazar a quien hizo ejecutar en julio de 1872. Tuvo un largo forcejeo con la Iglesia Católica, tendientes a minimizar el poder de ella, creó el matrimonio civil; la secularización de los cementerios, suprimió los conventos de monjas y envió al destierro al Obispo de Mérida, Juan Hilario Bosset. Decreto histórico fue el de Instrucción Primaria Pública, Gratuita y Obligatoria de junio de 1870. Dispuso la construcción del Capitolio Federal; decreto la Plaza Bolívar con su estatua ecuestre; el Panteón Nacional, transformando la antigua Iglesia de La Trinidad; la carretera a Los Valles del Tuy; el Acueducto de El Calvario; el Teatro Guzmán Blanco; el Templo Masónico; el Cementerio General del Sur, entre otras obras de renovación urbana.

En 1874, el Gobierno de Guzmán Blanco promulga un decreto que promueve la inmigración y ofrece halagadoras condiciones a trabajadores extranjeros (“personas propias para la agricultura las artes y el servicio domestico”) que vengan a residenciarse en Venezuela; promueve una nueva Constitución, promulgada en mayo, con reducción del periodo presidencial a dos años y la supresión del voto secreto como antes escribimos; recibe el título de “Ilustre Americano Regenerador de Venezuela”. Pone en el poder al General Francisco Linares Alcántara para el periodo 1877-1979, pero este muere antes de tiempo de una afección bronquial; tuvo, unos meses antes el propósito de modificar la Constitución con el objeto de alargar el periodo presidencial a cuatro años.

El General Gregorio Cedeño y la Revolución Reivindicadora, trajo nuevamente a Guzmán Blanco al poder, para el Quinquenio. En 1880 modifica la Constitución, sancionada en 1881 y quedó establecida una nueva organización territorial a nueve estados. Decreta en mayo de 1881 que se tenga a la canción “Gloria al Bravo Pueblo” como el Himno Nacional. Promovió los ferrocarriles nacionales. Celebró el Centenario del natalicio del Libertador. Aparece el General Joaquín Crespo y su primera Presidencia, 1884-1886. En la Universidad se sucede la manifestación contra un extraño personaje muy cercano a Crespo y su familia, el brujo Telmo Romero que terminó con la quema de su libro “El Bien General” ante la estatua de Vargas por los estudiantes liderizados por Doroteo De Armas. Viene luego la presidencia denominada el Bienio o La Aclamación de Guzmán, hasta 1888.

Valorar su actuación es difícil pero tuvo una forma peculiar de manejar los fondos públicos, que fue inaceptable para los parámetros de la ética, aunque sus obras fueron notables. Suceden diez años de transición, 1888-1898, donde se pone de manifiesto la paulatina desaparición del influjo del general Guzmán Blanco; aparecen las presidencias de Rojas Paúl 1880-1890, durante la cual mejoró las relaciones con la Iglesia y decretó la fundación de la Academia Nacional de la Historia; entregó la Presidencia al también civil Raimundo Andueza Palacio que promueve una modificación de la Constitución con miras a prolongar el periodo presidencial, lo que le costo el ser derrocado y sustituido por Guillermo Tell Villegas, hasta que de nuevo asume Joaquín Crespo el poder (1892-1898). Cambia la Constitución y promueve unas elecciones por voto directo y periodo de cuatro años y se hace elegir en 1893 para un periodo de cuatro años, 1894-1898. Coloca a Ignacio Andrade para el periodo siguiente, cuando es asesinado el 16 de abril de 1898 en la Mata Carmelera. El último caudillo del siglo XIX caía de su caballo. Andrade muestra debilidades y aparece Cipriano Castro y la Revolución Restauradora. Entra a Caracas con sesenta hombres armados, apoyado por civiles del centro de la República.

La hegemonía tachirense se prolonga desde la entrada de Castro a Caracas en octubre de 1899, hasta el golpe de estado del 18 de octubre de 1945 que derrocó al general Medina Angarita. Fue una etapa signada por gobiernos militares y algunos civiles en forma provisional, apoyados por la más sòlida institución: el Ejercito. Venezuela padece la más prolongada dictadura militar, con Juan Vicente Gómez, avanzando al final hacia formas democráticas con López Contreras y Medina Angarita. Gobierno provisional después de la Revolución de octubre; presidencia de Rómulo Gallegos y de nuevo otro golpe de estado y la Junta Militar de Gobierno, encabezada por el Comandante Carlos Delgado Chalbaud, hasta su magnicidio.

Llamamos Historia a un género de conocimiento acerca del pasado que se adquiere por medio de la investigación. Pero este saber no se detiene en la obtención de datos fiables, sino que hace un esfuerzo de interpretación, sin el cual la historia no significa nada. Frecuentemente esta interpretación depende de la ideología del historiador, que permite escoger, entre toda la información, aquella que es relevante.

Nació Vicente Dávila el 29 de setiembre de 1874, en Capacho, que no es un pueblo, sino dos pueblos cercanos: Capacho Viejo (Municipio Libertad) y Capacho Nuevo (Municipio Independencia), próximos a San Cristóbal, capital del Estado Táchira. Capacho Viejo fue fundado por el capitán Luis Sosa en 1624.

En 1875, un terremoto destruyó el pueblo casi por completo, lo cual obligó a sus habitantes a trasladarse más abajo, a la sede actual de Capacho Nuevo. Fue el caso de los esposos Don Antonio Ignacio Dávila Nucete y Doña Inés Pico, pareja merideña, que junto a otros coterráneos se habían asentado poco antes allí. Solo unos meses después de nacido Vicente, sucede el terremoto y sus padres junto a su hermano Don Genaro, otros merideños, algunos indígenas y mestizos fundan el nuevo Capacho. Desde entonces existen rivalidades entre ambos pueblos. Creció en medio de ese aire de tragedia y la prolongada rencilla que se originó, se prolongó por 24 años entre los dos pueblos. Ello meció la cuna de Dávila, su infancia y adolescencia; cuando advino la revolución de 1899, liderizada por Cipriano Castro, natural también de Capacho. En ella muchos de sus compañeros y él mismo habrían de tomar parte activa –cuando estaba en vísperas de terminar sus estudios universitarios. El ímpetu de las luchas y rivalidades municipales no hicieron torcer el rumbo de su vida. No se desvió a la lucha armada como mucho de sus compañeros, sino que el arma de lucha para él fue la pluma, el estudio y la investigación. Aunque de temperamento nervioso y en ocasiones impetuoso, su existencia discurrió dedicada a las letras y a las causas culturales y útiles, contribuyendo durante el siglo XX a la obra investigativa de la historia.

Inició estudios primarios en la Escuela Pública Nº 150 de la localidad, pasando al colegio del Sagrado Corazón de Jesús de La Grita, fundado y dirigido por el gran civilizador trujillano Monseñor Doctor Jesús Manuel Jáuregui Moreno, nacido en lo más alto de la cordillera trujillana, en el pequeño Niquitao. Durante cinco años fue su alumno regular, culminando sus estudios con el grado de bachiller en Filosofía en 1894, junto a otros treinta y seis cursantes. La guerra civil del 99, encuentra a Dávila cursando Medicina en la Universidad de Los Andes. El 30 de octubre de 1901 obtiene el título, mediante un trabajo intitulado: Hepatitis supurada, que a la larga seria su única incursión en la Medicina. Dávila, aún antes de graduarse de médico, se hizo escritor y periodista y publicó en 1900, su primera obra, intitulada Verdades, conjunto de estudios político-sociales. Mérida, en medio de la cordillera andina, Convento y Universidad, donde el toque del Ángelus invitaba al silencio y a la meditación. Acurrucada al pie de su soberbia serranía, desde la cual los picos más altos de nuestra geografía venezolana perforan el azul del cielo y ceñida por sus cuatro rumorosos ríos, la ciudad de Juan Rodríguez Suárez sobresalía por la sapiencia de sus letrados y por los modales refinados de una sociedad chapada en las más rancias tradiciones de la Colonia. En ella presenció la marcha de su paisano Castro camino al Capitolio. El hombrecito de Capacho había dado muestras de temple y ya nadie ni nada lo detendría en su camino a la capital donde habría de enarbolar el estandarte de la Restauración. Se dedicó en adelante al cultivo de los halagos de Clío dejando a un lado las artes de Esculapio.

Comienza su obra literaria con dos libros, uno de ellos Jaculatorias, refleja su afición por las letras y refleja, sus copiosas lecturas de los autores del ascetismo cristiano. Obra en verdad que suscitó juicios polémicos y según el prologo del Pbro. Carlos Borges, citado por Felice Cardot2, “no es un tratado de teología mística sino gentil ritual de devota galantería. Dedicado a las damas, contiene en flor la savia de la cruz. Es un ramo de flores místicas, cortadas en los prados de la leyenda, para obsequio de la hermosura. Lo inculpará de paganismo la censura farisaica… también entre los lirios y las rosas del jardín monacal florece el mirto griego, amado de Afrodita…”. En 1918 publica su primera obra importante: Próceres Merideños. En este desfilan, letrados, levitas, militares, abogados, hombres de pluma y de espada, todos unidos por el más acendrado patriotismo, desde los tiempos remotos en que los aires de fronda de los Comuneros granadinos llegaron al pie de la enhiesta cordillera.

En 1921 es nombrado Director del Archivo Nacional, hecho este que marco un hito fundamental en su vida. Desde este momento hasta su muerte en 1949, no vivirá sino para la alta empresa nacional de esclarecer, interpretar y difundir los valores históricos que sustentan la nacionalidad. Organiza el Repositorio de la Nación; funda el Boletín y el árbol cargado de savia comienza a dar frutos: “Próceres Trujillanos”, libro de meras biografías con sus juicios históricos, de gran interés para los trujillanos y en especial para la familia Briceño cuyo árbol, cuatro veces centenario, cubre con su inmensa ramazón los lindes en torno de la Patria, dando ramas que se prolongan a diversos pueblos de la tierra (Prologo)

Dr. Vicente Dávila (1874-1949)
Dr. Vicente Dávila (1874-1949)

Cuando fueron obtenidos por el Gobierno de Venezuela los muy valiosos Archivos del Generalísimo Francisco de Miranda, gracias a las diligencias del Dr. Caracciolo Parra Pérez, dirigió el Dr. Dávila la edición de ellos, publicándose bajo su dirección los primeros catorce tomos de tan importantes documentos, prologados por él. En este aspecto realizó, con verdadera devoción, una de sus más importantes tareas como investigador, por la laboriosa e inteligente acucia que ella representó2.

Fue electo Académico de la Academia Nacional de la Historia, Individuo de Número para ocupar el Sillón Letra I, el 18 de enero de 1922 y su discurso de incorporación versó sobre los Comuneros de América, presentando junto a su discurso un valioso estudio sobre los Comuneros en general y más de sesenta autógrafos de los que tomaron parte activa en el movimiento. Este proceso de insurrección que se inició en el Socorro de Nueva Granada, por los años de 1781, pasó el río Táchira y llegó hasta Trujillo, sin que hubiera traído más consecuencias que agitar las tierras occidentales de la Capitanía General de Venezuela y lanzar la chispa de un fermento que los hijos y nietos de dichos comuneros iban a recoger, cuando, transcurridos unos lustros, la libertad de Venezuela, personificada en Bolívar, para entonces Brigadier General de la Unión, pasaba la frontera y de victoria en victoria, realizase la campaña que le dio vida a la Segunda República.

Le dio la bienvenida la voz autorizada el tribuno Eloy G. González y un poco tiempo después, Dávila le abriría las puertas de esa casa al sabio naturalista doctor Alfredo Jahn, 1923. Formo parta de la Junta Directiva de esa Corporación en la Comisión redactora del Boletín, así como en varias juntas directivas como Secretario.

Bibliotecario de ella, formó parte de la Comisión de Biblioteca y Archivo. Luego aparecen años tras años, sus “Investigaciones Históricas” dos tomos, 1923 y 1927, en cuyo segundo tomo publicó la Vacuna en Venezuela; “Diccionario Biográfico de Ilustres Próceres de la Independencia Sudamericana” (2 tomos), 1924 y 1926; “Acciones de Guerra” 1926; “Encomiendas”, 2 tomos, 1927 y 1930; “Biografía del general Miranda”, 1933; “Destrucción de Pregonero”, 1936; “Historial Genealógico de la familia del Ilustre Rafael Urdaneta y su Descendencia”, 1945.

En “Don Sancho Briceño”, nuevamente exalta al apellido Briceño. Comienza este pequeño libro, mostrando una imagen foto de la placa que versa: “Placa a Don Sancho Briceño Capitán Conquistador de Indias desde 1523 Alcalde Ordinario de Coro en 1528. Primer Comisionado de Venezuela a España de donde trajo en 1560, Prerrogativas. Fundador y Poblador en Trujillo” Continua con el origen del apellido Briceño, “oriundo de Arévalo, Provincia de Ávila, Castilla la Vieja, …con casas antiguas y Nobles Caballeros…se dice que cuando los cristianos reconquistaron la Villa de Arévalo en 750, entre los vencedores se hallaron Juan Briceño y Juan Verdugo, ilustres desde entonces en los anales hispanos…estuvo en las dos expediciones que en busca de “El Dorado”, hicieron tierra adentro el Gobernador Jorge Spira, en la que se internaron hasta novecientas leguas por espacio de 4 años y en la de Felipe de Hutten por cinco años…con Juan de Villegas en la toma de las Salinas de Borburata en 1548 y la Laguna de Tacarigua en 1551 con Damián del Barro en Nirgua y El Tocuyo y Segundo Fundador de Trujillo…se estableció en Trujillo…Procurador General ante el Rey, fue uno de los más fecundos Capitanes, pobladores de Castilla”.

En el año de 1936, graves transformaciones políticas y sociales suceden en Venezuela; Vicente Dávila, cuyo temperamento no le daba tregua a la actividad, se apasionó por la política militante; forma parte del Parlamento (Diputado por Mérida), discute, redacta mociones, su vida se agita en la arena del debate y escribe sobre la situación imperante y errores pasados; viaja para empaparse de problemas sociales, prenda común de la época; fruto de esos viajes son sus dos volúmenes sobre “Problemas Sociales”. Casó con la Sra. Gloria Capriles y tuvo tres hijos: Esteban, Domingo y Raquel. En Caracas el 12 de julio de 1944 se reúnen: Santos Aníbal Dominici, Diego Carbonell, Joaquín Díaz González, Jesús María Romero Sierra, José de la Trinidad Rojas Contreras, Jesús Sanabria Bruzual, Jesús Rafael Rísquez, Juan Iturbe, Vicente Dávila, Ambrosio Perera, Santiago Rodriguez y Victor Manuel Ovalles, para fundar la Sociedad Venezolana de la Historia de la Medicina, institución que desde un comienzo labora en lo que es actualmente el Palacio de las Academias.

En el Nº 1 de su Revista, que circuló en 1945 aparece la Directiva presidida por Santos Dominici, Director; Diego Carbonell, Sub-Director y Joaquín Díaz González Secretario9. En ese Boletín aparece, un artículo In memoriam, a Diego Carbonell con motivo de su fallecimiento, que termina así: “Vaya esta página que deja el suscrito en el Álbum de la atribulada esposa y solicita de Diego Carbonell.

Es la ofrenda al colega que supo triunfar, en los escabrosos senderos de las ciencias y las letras. Venció en la postrera batalla con la misma vida, porque cayó sobre su escudo. Y sobre la tumba del bravo luchador bien le cuadra el lema. Solo el trabajo y la virtud merecen el aplauso de los hombres y la bendición de los dioses”. Vicente Dávila. Este ínclito historiador fue objeto de múltiples homenajes y condecoraciones a saber: Profesor ad honorem de la Escuela Normal de La Paz; Medalla al Merito de Ecuador. Miembro de la Sociedad Geográfica de Lima; Academia Nacional de la historia de Quito; Sociedad Geográfica de Sucre; Academia de la Historia de La Habana; Instituto de Investigaciones Históricas de Buenos Aires; Instituto Geográfico e Histórico de Montevideo; Sociedad Chilena de la Historia; Academia Nacional de la historia de La Paz; Iberoamerikanisches Institut de Hamburgo. Dura prueba amargó los últimos años de su vida. Hordas salvajes el 19 de octubre de 1945 destruyeron su biblioteca, formada durante largos años y por la que sentía especial devoción. Estupor, espanto y emoción dolorosa incontenida, definieron la reacción natural que le inspiro ese hecho, referida de la siguiente forma : “La venganza política en Venezuela tiene una larga historia y entre los casos más insólitos se registra un episodio vergonzoso que nadie recuerda: el saqueo y el incendio de la biblioteca del historiador Vicente Dávila en su residencia del Country Club. Diez mil volúmenes de historia y literatura de América Latina devorados por las llamas... y lo peor, el doctor Dávila "pagó los platos rotos", pues nadie pensó nunca en sancionarlo. Las turbas invadieron la quinta Dávila en el Country Club porque creyeron que era propiedad del canciller del gobierno del general Medina, doctor Caracciolo Parra Pérez, historiador eminente. El ministro logró escapar y se asiló con su familia en la legación de Bélgica, a pocas cuadras. Dávila estaba viviendo en Los Caobos cuando le avisaron que su casa ardía y la turba había acabado con todo. Parra Pérez escapó, pero no me avisó, sostenía Dávila, por lo que las relaciones amistosas entre los dos historiadores terminaron.

La reclamación de Dávila fue a los tribunales en donde demandó a su colega, pues, según él, si Parra Pérez lo llama hubiese enfrentado a la turba y aclara la situación. El defensor de Parra Pérez fue el doctor Nicomedes Zuloaga, padre de mi gran amigo Nico. Vicente Dávila denunció la actitud de Parra Pérez a las Academias de la Historia de todos los países de América Latina. Más de quinientos escritores, de América del Sur, enviaron muchas obras de historia al doctor Dávila, para resucitar la colección con el título de Biblioteca Fénix, pero entre los libros desaparecidos había centenares de piezas únicas. El golpe militar contra Medina, como todos saben, estalló el 18 de octubre de 1945 y el saqueo de la "quinta Dávila" comenzó el 19 de octubre a eso de las tres de la tarde.

Dávila estaba "empavado", pues se restablecía en Los Caobos, donde habitaba con su esposa, de los golpes de las olas que había recibido en "la homicida playa de Macuto, cuando se vio tragado por un remolino". "Al entrar los dueños en los dormitorios los hallaron vacíos, rotos los aparatos de los baños y todo lo demás robado. Y cuando bajaron al sótano, que estaba lleno de armarios con la cristalería y recuerdos de sus viajes por Suramérica, vieron con intenso dolor que todo había sido saqueado". Las turbas se dieron cuenta de que aquella no era la casa propiedad de Parra, marcharon hacia Baruta (a una hora de Caracas entonces) donde el ex canciller tenía una pequeña finca y destruyeron todo. ¿Debía Parra Pérez haber avisado al propietario de la casa y pagar los destrozos del inmueble en que vivía e indemnizar al dueño de la biblioteca? El saqueo duró, según Dávila, dos horas y la representación diplomática, en donde estaba refugiado Parra Pérez, "sólo dista doscientos metros del inmueble". Lloró sobre las cenizas humeantes de sus libros, entre ellos una Historia de Venezuela ya acabada, todo lo que representaba para él aquel duro acontecimiento.

Pero lleno de voluntad y de sereno equilibrio no dio, sin embargo, tregua a su labor intelectual e inicio nuevos viajes, especialmente a tierras aztecas, dejando a la posteridad su hermoso libro “Rincones Mejicanos” 6

Referencias

  1. Arraiz Lucca R. Venezuela, 1830 a nuestros días. Edit. Alfa. Caracas, 2007: 85–148
  2. Felice Cardot C. La rebelión de Andresote. Discurso de incorporación a la Academia Nacional de la Historia. Sept. 24, 1952.
  3. http://es.wikipedia.org/wiki/Clio
  4. http://es.wikipedia.org/wiki/Vara_de_Esculapio
  5. Dàvila V. Pròceres trujillanos. Bibliot. Autores y temas tachirenses. Impr. Bolivar. Caracas, 1921
  6. Felice Cardot C. En elogio de Vicente Dàvila. Bol Acad Nac Hist. 1956; 156: 365-70
  7. Archila Ricardo. La Literatura venezolana y su historia. Presencia de médicos. Caracas, 1971
  8. Davila V. Sancho Briceño. Tip Americana. Caracas, 1927
  9. Davila V. Diego Carbonell. Rev Soc Venez Hist Medicina. 1945; 1: 73 – 81
  10. http://eud.com/2005/03/11/11264G.if
  11. ANH. Vicente Dàvila. Nota Necrològica. Bol Acad Nac Hist 1949; 126: 111
  12. Academia Nacional de la Historia. Acuerdo. Bol Acad Nac Hist 1949; 126 (XXXII): 111-12
  13. Rojas R. Vicente Dàvila. En el Centenario de su nacimiento. Italgràfica. Caracas, 1975. 7 pp