Escribo estas líneas en agosto. Acaba de terminar la XXXI Olimpiada, los Juegos Olímpicos Rio 2016, un encuentro apasionante que muestra la diversidad y, al mismo tiempo, la unidad de la especie Homo sapiens sapiens. Atletas de variados colores, géneros, tamaños, pesos, idiomas, naciones y culturas, mostrando el mismo esfuerzo, la gran dedicación, las mismas emociones, lágrimas y risas. Es la primera vez que se organizan los juegos en América del Sur. Resultaron excelentes, con la participación de un grupo enorme de voluntarios, gran creatividad y mucha alegría. 11.551 atletas de 206 países, representan lo mejor de la humanidad en cuanto a capacidades para los deportes (15,54 atletas clasificados por cada 10 millones de habitantes, población mundial: 7.432.663.000). Equipos de entrenadores, médicos, nutricionistas, psicólogos, educadores, científicos, etc., contribuyen a lograr el máximo desarrollo de las potencialidades de cada quien. Los países más exitosos en cuanto al número de participantes y medallas ganadas generalmente son aquellos donde el deporte está mejor institucionalizado, aunque pueden influir otros factores.
Entre los 206 países participantes hubo 78 ganadores de, al menos, 1 medalla de bronce. 128 delegaciones no ganaron ninguna medalla. En la Tabla I, con fines ilustrativos, se muestran diez países. Si bien el puesto se ordena según el número de medallas de oro y el total de medallas (oro, plata y bronce), al tomar en cuenta la población de cada país, se puede observar que, entre los ocupantes de los cinco primeros puestos, el Reino Unido tiene el mayor número de medallas por cada 10 millones de habitantes: 10,29 por 106 habitantes, seguido por Alemania, Rusia y Estados Unidos.
Me llamó la atención que Jamaica y Croacia, países pequeños, tienen altísimo rendimiento deportivo: 39,24 y 23,67 medallas por 106 habitantes, respectivamente, y Cuba, con 9,66, está cerca del Reino Unido. La delegación de Venezuela estuvo integrada por 86 atletas. Ocupó el puesto 65 con un total de 3 medallas: una de plata (Yulimar Rojas, salto triple), dos de bronce (Stefany Hernández, ciclismo BMX, y Yoel Finol, boxeo, división mosca) y doce diplomas olímpicos (se otorgan a quienes ocupan desde el cuarto hasta el octavo lugar en su categoría). Su desempeño, por unidad de población (0,95 por cada 10 millones de habitantes), fue mejor que el de Brasil y China. Cada olimpíada es un reto a la capacidad y dedicación de los atletas participantes. Los resultados nos demuestran como es posible vencer los mayores escollos, aplicando talento, creatividad y perseverancia.
Veamos ahora el variado contenido de los artículos incluidos en el presente número de la Revista. Encontramos temas como la construcción del primer reactor nuclear en América Latina, dentro del programa “Átomos para la Paz” patrocinado por el presidente norteamericano Dwight Eisenhower en el Instituto Venezolano de Investigaciones Cerebrales, dirigido por Humberto Fernández Morán, recordado por Daniel Sánchez; la historia del Servicio de Cirugía de la Maternidad Concepción Palacios, de Caracas, de cómo se construyó con el esfuerzo, talento y dedicación de muchas personas una importante institución que dio frutos en la asistencia médica, la docencia y la investigación y cómo errores de nuevos administradores en el año 2000 la llevaron a su descapitalización humana y pérdida de capacidad para atender pacientes y estudiantes, muy difíciles de superar. Nos la cuenta Jaime Díaz Bolaños, participante de esa experiencia.
Dos trabajos sobre curiosidades lingüísticas en la Medicina nos hacen reflexionar sobre el origen y significado de palabras que utilizamos en nuestra profesión, presentados con motivo de la incorporación como Individuo de Número de la SVHM de Miguel Ángel De Lima, ajedrecista, maratonista, músico, violinista, coralista, poeta, ensayista, psiquiatra y profesor de Historia de la Medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Daniel Sánchez, autor del juicio crítico.
Con motivo de la incorporación como Individuo de Número de nuestra Sociedad del pediatra, perinatólogo y Coronel del Ejército Venezolano, Rafael Arteaga Romero, podemos leer sobre la vida y obra de Carlos Arvelo y Guevara, epónimo del Hospital Militar “Carlos Arvelo” de Caracas, abnegado médico, destacado cirujano, valiente militar del ejército patriota durante la guerra de independencia de Venezuela, profesor de Patología Médica, Vicerrector y Rector de la Universidad Central de Venezuela, Diputado, Senador y Presidente del Congreso Nacional. Rafael Arteaga Romero trabajó durante 20 años como pediatra en el Hospital “Carlos Arvelo” y durante 5 años fue Director del Hospital Militar “Vicente Salias”. Juicio crítico por Daniel Bracho.
La Muerte como tema en la pintura venezolana nos acerca al pintor Carlos Rivero Sanavria y otros destacados pintores del siglo XIX, gracias a la contribución de Aderito De Sousa y Carlos Maldonado Bourgoin. En una crónica sobre documentos pertenecientes al archivo de la Facultad de Medicina de la UCV, Claudia Blandenier de Suarez nos informa sobre las dificultades que se confrontaron durante y después de su traslado a las nuevas edificaciones de la Ciudad Universitaria de Caracas, la historia del Instituto Anatomopatológico y, además, nos da la oportunidad de leer transcripciones de 4 de aquellos reveladores documentos. El artículo sobre el experimento de Tuskegee, donde 400 personas de raza negra enfermas de sífilis fueron mantenidas sin tratamiento durante 40 años con el fin de seguir el curso natural de la enfermedad culminando con la autopsia, nos invita a reflexionar sobre la necesidad de respetar y promover los principios humanitarios y la ética en la investigación biomédica, así como las luchas que hay que continuar realizando en contra de la inequidad y las discriminaciones por raza, género, religión, nivel socioeconómico, procedencia geográfica, ideologías, etc.
La vida ejemplar del cirujano y profesor universitario Alejandro Baroni Rivas, es presentada por su discípulo y colaborador, el gastroenterólogo Nelson Carrillo Penso, con motivo de su incorporación como Miembro Correspondiente Nacional de la SVHM. En el trabajo nos explica el tratamiento quirúrgico de la hipertensión portal que se aplicaba en Venezuela en las décadas de los sesenta, setenta y ochenta y otras intervenciones y los vínculos entre el biógrafo y el biografiado. Andrés Soyano y Aixa Müller nos ofrecen una bien documentada biografía del prusiano Gottfried Knoche, quien recibió una excelente formación como médico en universidades alemanas y prestó sus servicios profesionales durante 50 años en La Guaira, Venezuela, durante el siglo XIX. El trabajo presenta su “verdadera dimensión histórica”, en contraposición a especulaciones y conjeturas de quienes lo tildaban inmerecidamente de brujo, nigromante o hechicero por sus actividades como embalsamador y creador de momias, algunas de las cuales conservaba en su propia residencia.
Los invitamos cordialmente a leer, compartir y disfrutar.