La figura de Gottfried Knoche (1813-1901) en su verdadera dimensión histórica

Andrés Soyano1 y Aixa Müller2

RESUMEN

La figura del médico prusiano Gottfried Knoche ha adquirido dimensiones míticas y legendarias. Su experticia y afición en el arte y ciencia de embalsamar, la creación de momias y su reclusión en sus posesiones en las alturas cercanas al picacho de Galipán, en la ladera norte de la cordillera de la costa, lo han hecho objeto de numerosas especulaciones y conjeturas, tildándolo inmerecidamente de brujo, nigromante o hechicero. Knoche nació en Halberstadt (actual provincia de Sajonia-Anhalt, Alemania) el 17 de marzo de 1813. Recibió el título de médico de la Universidad de Halle-Wittenberg en 1845, tras lo cual migró a Venezuela, donde ejerció su profesión en la ciudad portuaria de La Guaira por más de 50 años. Además del ejercicio privado de su profesión, laboró en el Hospital San Juan de Dios de esa misma ciudad. Participó activamente en el control de la epidemia de cólera de 1855. También se desempeñó como profesor de latín en el Colegio de la Confraternidad y como vicecónsul del Brasil. A mediados de la década de 1850 compró la finca “Buena Vista” en la zona de Galipán, donde murió el 2 de enero de 1901.

Palabras clave: Gottfried Knoche, Universidad de Halle, La Guaira, Embalsamamiento, Momificación, Cólera epidémico.

The figure of Gottfried Knoche (1813-1901) in his true historical dimension

ABSTRACT

The figure of the Prussian physician Gottfried Knoche has acquired mythical and legendary dimensions. His interest and expertise in the art and science of embalming, the mummification of human cadavers and his retirement to his coffee plantation located close to the Galipán peak, on the northern slopes of the coastal mountain range of Venezuela, have been the subject of much speculation and conjectures. He has been undeservedly called a necromancer or sorcerer. Knoche was born in Halberstadt (present province of Saxony-Anhalt, Germany) on 17 March 1813. He received his medical degree from the University of Halle-Wittenberg in 1845, after which he migrated to Venezuela, where he practiced medicine in the city port of La Guaira for more than 50 years. In addition to the private practice of his profession, he worked in the San Juan de Dios Hospital in the same city. He actively participated in controlling the cholera epidemic of 1855. He also served as professor of Latin at the College of the Confraternity and was viceconsul of Brazil. In the mid-1850s he bought the farm "Buena Vista" in the Galipán zone, where he died on January 2, 1901.


  1. Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas, Centro de Medicina Experimental. Individuo de Número Soc. Venez. de Historia de la Medicina. Correo soyanolop@gmail.com
  2. Clínica El Ávila, Altamira, Caracas. Invitada de Cortesía de la SVHM. Conferencia dictada en la SVHM. abril 6, 2016. Recibido junio 15, 2016

Introducción

Envuelta en un manto de misterio, la figura del médico alemán Gottfried Knoche ha adquirido dimensiones míticas y legendarias. Su experticia y afición en el arte y ciencia de embalsamar, la momificación de cadáveres humanos y su reclusión en su hacienda de El Ávila, lo han hecho objeto de numerosas especulaciones y conjeturas, tildándolo inmerecidamente de brujo, nigromante o hechicero y comparándolo, sin ningún fundamento, con personajes o monstruos de ficción tales como Frankenstein, Drácula y Nosferatu. Su figura ha pasado del ámbito histórico al ámbito literario y fílmico y en esa transición se ha desfigurado, de cierta manera, su verdadera historia. Hasta ahora contamos con poca información precisa y confiable que nos permita delinear la figura histórica de este importante médico germano-venezolano que ejerció su profesión en La Guaira en el siglo XIX por más de 50 años. La mayor parte de la información disponible en el ciberespacio y de cuando en cuando reciclada en diarios y revistas nacionales está basada en unas pocas crónicas, las cuales adolecen de serias inconsistencias, imprecisiones, incorrecciones y deformaciones que alejan la figura de Knoche de su ámbito histórico. Información fragmentaria y escasa se encuentra en diversas fuentes documentales y oficiales. Es el propósito de este artículo, rescatar la figura de este personaje en su verdadera dimensión histórica.

Nacimiento en Halberstadt

Gottfried Knoche nació en la pequeña y bella ciudad germana de Halberstadt (actual estado de Sajonia-Anhalt) el 17 de marzo de 1813. Su padre Gottlieb Knoche era maestro cervecero, un oficio que le permitía mantener un relativo buen status socioeconómico, mientras que su madre era descendiente del famoso médico paracelsiano Adam von Bodenstein (1).

Halberstadt tenía más de 1200 años de fundada cuando nació Gottfried Knoche. El año 814 se había convertido en sede episcopal dentro del Sacro Imperio Romano Germánico, condición que la ubicaba en una posición preeminente entre las ciudades germanas, siendo además durante varios siglos un importante centro comercial del noreste europeo (2). El obispado de Halberstadt se transformó en 1648 en un principado, que en 1701 fue incorporado en el reino de Prusia como parte de la provincia de Sajonia. En 1808 esta provincia formó parte del efímero reino de Westfalia, creado por Napoleón Bonaparte y regido por su hermano Jerónimo. Tras la derrota del ejército de Napoleón en la batalla de Leipzig, el 19 de octubre de 1813, este reino fue suprimido oficialmente y su territorio fue reintegrado a las provincias germánicas correspondientes; de esta manera, Halberstadt fue nuevamente incorporada a la provincia de Sajonia, en el reino de Prusia (2).

Estudios en Halberstadt y Halle (Sajonia, Prusia)

La infancia de Gottfried Knoche transcurrió en su ciudad natal, donde realizó sus estudios primarios y secundarios (1). Obtuvo el título de bachiller (Abitur) en el Gymnasium de Halberstadt y en 1835 se matriculó en la Universidad de Halle-Wittenberg, en el campus situado en la ciudad de Halle, cercana a Halberstad (1). La Universidad de Halle había sido fundada en 1694 como universidad oficial o estatal del Electorado de Brandeburgo. En 1817 se fusionó con la Universidad de Wittenberg (fundada en 1583), lo que dio un notable impulso al desarrollo de la medicina, las ciencias naturales y las humanidades, que la colocó entre las más prestigiosas en el ámbito alemán y europeo. En noviembre de 1933, cuando se cumplió el 450º aniversario del nacimiento de Martín Lutero, la universidad fue rebautizada con su nombre actual, Universidad Martín Lutero de Halle-Wittenberg (Martin-Luther-Universität Halle-Wittenberg) (3,4,5).

En la Universidad de Halle-Wittenberg, Knoche se matriculó para cursar teología, manteniéndose en esta carrera entre 1835 y 1840, aunque no sabemos con certeza si llegó a titularse (1); posteriormente estudió medicina, entre 1840 y 1844, graduándose en 1845, luego de la presentación y defensa pública de su tesis de grado, “De lacte mulierum” (Sobre la leche de mujer), el 5 de abril de ese año (1). La tesis representó un aporte importante en un campo científico, la química de los alimentos, subdisciplina de la química que se había iniciado a comienzos de ese siglo y que adquiriría gran relevancia en la segunda mitad del siglo XIX. La tesis contribuyó a un mejor conocimiento, desde el punto de vista físico y químico, de ese importante fluido nutricional.

Entre sus maestros de medicina se cuenta el afamado Peter Krukenberg (1787-1865), profesor de patología y terapéutica general y especial en la facultad de medicina de la Universidad de Halle, y quien contribuyó a consolidar esa institución como uno de los centros europeos de excelencia en el campo de la medicina (6). También recibió clases de otros afamados profesores tales como: Diederich von Schlechtendal (1794-1866) en botánica, Karl Steinberg (1812-1852) en química y farmacia, Karl Hermann Burmeister (1807-1892) en zoología, Johann Schweigger (1779-1857) en física, Johann d´Alton (1803-1854) en anatomía normal y patológica, disección de cadáveres y fisiología, Ernst Blasius (1802-1875) en cirugía, traumatología y oftalmología, Ludwig Hermann Friedländer (1790-1851) en farmacología y en historia de la medicina, Anton Friedrich Hohl (1789-1862) en obstetricia, Carl Conrad Theodor Litzmann (1815-1890) en operaciones obstétricas, y Friedrich Ludwig Krahmer (1810-1895) en medicina forense (1, 6).

Estado de la Medicina en Venezuela en el s. XIX

El ejercicio de la medicina en Venezuela en la primera mitad del siglo XIX lo realizan los médicos formados en su mayoría en la Universidad de Caracas. Sin embargo, existía una extendida práctica de curanderos, curiosos, hechiceros, comadronas, sangradores, etc., la cual no era fácil de erradicar, y a la cual recurrían, no solo el segmento más pobre de la población, sino también una proporción importante de las clases pudientes (7, 8).

Desde la creación de los estudios médicos en 1763 se habían graduado 48 bachilleres, 17 licenciados y 13 doctores en Ciencias Médicas (7, 8). En Caracas existían cuatro hospitales, el de Caridad de Mujeres, el de Hombres, el de San Pablo y el Lazareto, y en La Guaira sólo el hospital de San Juan de Dios, que había sido destruido en el terremoto de 1812. Es de hacer notar que la atención hospitalaria estaba prácticamente restringida para los llamados pobres de solemnidad y se limitaba en gran parte a los cuidados de enfermos crónicos y terminales (7, 8).

Las enfermedades más comunes en esta época estaban representadas por la tuberculosis, la malaria, la fiebre amarilla, las disenterías, la viruela, la difteria, etc. y en los niños, tétanos y diarreas. Los médicos y cirujanos tenían que lidiar también con las complicaciones de los partos, apertura de abscesos, corrección o reducción de fracturas y luxaciones, amputaciones, talla vesical, introducción de sondas y candelillas, paracentesis del tórax y del abdomen, embalsamación (sic) de cadáveres, etc. Estos procedimientos se realizaban en el consultorio del médico que usualmente era una sala acondicionada en su casa de habitación, o en la vivienda del paciente, cuando este no podía movilizarse (7, 8).

En los años y décadas inmediatas a la llegada de Knoche la situación médica en Venezuela no va a cambiar de forma notable, debido posiblemente a la inestable y agitada situación política y económica que se vivió durante la segunda mitad del siglo XIX, incluyendo el surgimiento de guerras civiles y enfrentamientos armados en diversas regiones del país; sin embargo, algunos progresos pueden contarse en este periodo: formación de algunas sociedades médicas y científicas, expansión de la formación y educación médica, introducción de adelantos médicos (anestésicos locales y generales, nuevas técnicas operatorias y de instrumentación), incremento del número de hospitales y su secularización, atisbos de una legislación sanitaria, etc. (7)

Ejercicio médico en Venezuela Todo parece indicar que una vez obtenido el título de médico Knoche se embarcó de inmediato con rumbo a Venezuela, para radicarse en La Guaira, donde existía una próspera colonia alemana, principalmente formada por comerciantes, y muy pocos médicos, ninguno de habla alemana. Es posible que su viaje haya sido estimulado o motivado por los miembros de esa colonia alemana, ávidos de contar con un profesional de la medicina de su propia lengua y cultura, además del incremento de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y las ciudades libres y estados germanos (9,10)

Knoche llegó a Venezuela probablemente en mayo o junio de 1845. Para ese momento el cantón La Guaira contaba con 8 parroquias (La Guaira, Maiquetía, Carayaca, Tarma, Macuto, Caraballeda, Naiguatá y Caroao). Según Codazzi, para 1839, La Guaira contaba con 10.494 hab., de los cuales 2.189 eran esclavos, y 900 hombres eran “útiles para las armas” (11). La ciudad había sido fundada en 1589 y el único hospital que poseía había sido prácticamente destruido durante el terremoto de 1812 (11,12). La conexión tradicional con Caracas se hacía a través del antiguo Camino de los Españoles, hasta 1845 cuando el presidente Carlos Soublette inauguró el camino carretero, conocido originalmente como Camino de Maiquetía o Camino Nuevo (hoy conocida como Carretera Vieja) (13). Este nuevo camino permitió también el uso de carretas para el transporte de mercancías de diverso tipo a un menor costo, e igualmente permitió el uso de coches o diligencias para el transporte de personas (13) El Título de Revalidación, habilitación o incorporación le fue otorgado por la Facultad Médica de la Universidad Central de Venezuela el 22 de julio de 1845 (9)

Aparte de su práctica médica privada, Knoche también ejerció en el Hospital de San Juan de Dios de La Guaira, el cual había sido refundado en la década de 1850 (9,14). El hospital, que databa del siglo XVIII, había sido destruido por el terremoto de 1812 y había permanecido en ruinas hasta ese momento (15). El 3 de septiembre de 1865, Knoche es nombrado Médico de Sanidad en La Guaira y también médico director del Hospital Militar (16). Era un buen cirujano, laboratorista y poseía avanzados conocimientos de química, como consta en su tesis de grado.

Epidemia de cólera en La Guaira

En su Historia del Cólera en Venezuela, el historiador médico Rodríguez Rivero refiere que Knoche fue uno de los médicos participantes en la lucha contra la epidemia de cólera que azotó el país en 1854-56 (17). La enfermedad, endémica en varias regiones de la India desde mucho tiempo atrás, era ya muy bien conocida en Alemania y en toda Europa, en la cual se había enseñoreado a partir de la primera pandemia que se había iniciado en la India a partir de 1817. Las estadísticas señalaban una mortalidad entre 50 y 63% (18,19).

Para esta época la causa de la enfermedad no se conocía, de manera que se hacían especulaciones de toda clase para explicar su aparición. Sin embargo desde los estudios de John Snow en Londres (1854), durante la pandemia que se inició en 1849, se sabía que la enfermedad tenía su origen en el agua contaminada con heces fecales. El agente causal sería identificado en 1884 por Robert Koch durante estudios realizados en Egipto durante el curso de una epidemia que asolaba a aquel país. El germen, una bacteria en forma de coma o vibrión, fue bautizado Vibrio comma o V. cholerae (20)

La tercera pandemia se inició con un brote surgido en la India en 1852 que se extendió al Oriente Medio y de allí a casi todo el mundo. En septiembre de 1854 empezó la alarma en Venezuela. La epidemia comenzó por el oriente extendiéndose progresivamente hacia el centro, sur y occidente del país. Conocida la noticia en La Guaira, el médico de ciudad Lic. José Manuel Torres dispuso como primera medida, la prohibición de entrada de naves procedentes de las zonas afectadas. Estas medidas fueron suspendidas en enero de 1855 al darse por terminada la epidemia en Cumaná y Margarita. Sin embargo, el 5 de agosto se inició la epidemia en La Guaira con la defunción de un sargento de la guarnición. Los primeros casos fueron atendidos sólo por Knoche y Torres, pero como el número de enfermos se incrementaba, el Gobierno de Caracas nombró además al doctor Antonio Carreño y al practicante José G. Cornieles para colaborar con la atención de los enfermos.

Al conocerse los primeros casos de la epidemia en el puerto de La Guaira, se estableció una Junta de Sanidad para coordinar los esfuerzos para combatirla. La Junta resolvió dividir la población, para los efectos de las visitas domiciliarias, en nueve distritos; a Knoche le correspondió el distrito o zona que se extendía de Puerta de Trincheras a La Caja de Agua. Entre los médicos que colaboraron en el control de la epidemia se encontraban Antonio Carreño, Gabriel Camacho, J. Burguillos, Lope Guaderrama, D. A. Sierra y el Lic. J. M. Torres. Lastimosamente, el Lic. Torres fue atacado por la enfermedad y falleció en poco tiempo (17).

En las primeras 3 semanas de epidemia se produjeron en La Guaira 554 casos con 116 defunciones (aproximadamente 1 afectado por cada 12 habitantes, y 1 muerto por cada 4 pacientes). La epidemia se prolongó hasta el 2 de noviembre, cuando se diagnosticó el último caso. Se contabilizaron en total 1.311 afectados con 437 fallecidos (17).

Otras actividades en La Guaira

En la década de 1860 Knoche también desempeñó el cargo de profesor de Latín en el Colegio de la Confraternidad de La Guaira (21). Entre sus alumnos se destacó el joven César Zumeta (posteriormente un destacado personaje de la diplomacia y de las letras venezolanas), a quien le enseñó también el idioma alemán (22) En esta época también se desempeñó como agente consular y vicecónsul de Brasil en La Guaira, nombramiento realizado por el gobierno de Brasil y debidamente autorizado por el de Venezuela (23,24,25) Fue admitido a la Sociedad de Ciencias Naturales de Caracas, junto con Federico Lessmann (conocido como el padre de la fotografía en Venezuela, y quien también habitaba en La Guaira), aunque en las actas de dicha sociedad no hay constancia de que haya tenido alguna participación importante (26).

Para 1897 Knoche aparece mencionado como uno de los 7 médicos profesionales activos de La Guaira junto a los doctores Segundo Medardo Alcántara, Obdulio Álvarez Delgado, Luis Betancourt, Alberto Guerra Gómez, Casimiro Hernández y R. Sosa Navarro (27) Así lo recuerdan algunos ancianos guaireños que aun vivían en los años treinta (Fig 1), según un cronista de la época (28) “El Dr. Knoche era un hombre alto, fornido, de facciones correctas y enérgicas, de ojos azules y luenga barba rubia. Andaba siempre en un fogoso corcel blanco. … El acento del extraño personaje era áspero; sin embargo, su carácter era bondadoso. Muchos fueron los que recuperaron la salud perdida, gracias a la ciencia de Knoche, sin contar con los clásicos “diez reales” que valía la consulta, pues nunca cobraba a los pobres”.

Retrato de Gottfried Knoche. (Fecha y autor desconocidos)
Fig 1. Retrato de Gottfried Knoche.
(Fecha y autor desconocidos)

Knoche tuvo oportunidad de trabar amistad con algunos importantes viajeros alemanes que visitaron Venezuela a mediados del siglo XIX, tales como el botánico Hermann Karsten (1817-1908), el pintor Ferdinand Bellermann (1814-1889) y el naturalista Karl Moritz (1797-1866). También lo visitaron Elisabeth Gross en 1893 y el joven médico naval Max zur Verth (1874-1941), alrededor de 1900 (29 - 31)

La hacienda “Buena Vista”

Posiblemente a finales de la década de 1850 o a mediados de la del 1860, Knoche adquirió una pequeña hacienda o finca al sureste de La Guaira, en las laderas del picacho de Galipán, a una altura de unos 1 015 msnm, en el sector conocido como el Palmar de Cariaco. El camino hacia la montaña se iniciaba en La Guaira, cerca de punta de Mulatos, o en Macuto, subiendo unos 2 Km. hasta el sector conocido como San José de Galipán, zona habitada principalmente por agricultores; desde allí, se seguía subiendo un trecho para luego descender hasta llegar a una pequeña explanada, desde donde se tenía una hermosa y magnífica vista de la costa y el mar y donde se encontraba la sección principal de la finca, que fue rebautizada con el nombre de Buena Vista. Knoche sustituyó la vieja vivienda que allí existía por una amplia y hermosa casa que algunos han calificado como de estilo de la Selva Negra alemana (32,33). Refiere Schael Martínez. que la casa fue construida por el conocido alarife guaireño Don Lino Iriarte (10). Según Eduardo Röhl, el naturalista alemán Hermann Karsten convivió con Knoche durante un tiempo en esta finca (29,30), en el marco de sus investigaciones sobre la flora del Ávila, por lo que suponemos que la misma había sido adquirida antes de 1856.

El mausoleo de la familia Knoche

Lo que más ha llamado la atención de los cronistas (ningún historiador se ha ocupado hasta ahora de este personaje y sus actividades) es que Knoche mandó a construir en los predios de su hacienda un panteón o mausoleo destinado a servir de sepulcro o sepultura a los miembros de su grupo familiar (9,10,28 y32 a 37) Se cree, que el edificio fue terminado en 1886. El monumento tiene una estructura cuadrangular de unos 6 metros de altura, a la cual se accede por una amplia escalinata de 9 peldaños que termina en una especie de rellano. Precediendo a la escalinata principal se construyó un banco con respaldar que los cronistas han dado en llamar “banco de la meditación”, y entre este y la escalinata principal, del lado derecho se construyó una cruz de madera protegida por una verja de metal. Por el lado derecho de la estructura cuadrangular, una escalera lateral conduce al techo o azotea; ésta sirve de mirador, estando rodeado por un antepecho y en cada una de las esquinas sobresale una pequeña columna que culmina en una especie de capitel que semeja un trébol; desde allí se tiene una hermosa vista de la costa litoral y de las laderas montañosas que se dirigen hacia ella. La puerta de entrada del mausoleo estaba resguardada por una reja de hierro decorada, y por ella se pasaba al interior en cuya pared lateral izquierda se encontraba una ventana con una reja de hierro forjado decorado con el mismo motivo. Entre las dos paredes laterales, ocupando los 2/3 posteriores del espacio, se construyeron 6 sarcófagos de cementos (2,10 x 0,70 x 0,75 metros), cada uno cubierto por una lápida de mármol de 3 cm de espesor que cubría las ¾ partes anteriores, mientras que el ¼ posterior se cubría con una hoja de vidrio reforzado con una malla metálica, que permitía visualizar la cabeza y parte superior del tórax del cadáver. Las lápidas estaban identificadas con el nombre, fecha y lugar de nacimiento de su morador, grabados en letras góticas.

Según el testimonio de E. Rosswaag, (32,33) en 1925 de los 6 sepulcros o nichos de cemento, cinco se encontraban ocupados por los restos de miembros del grupo familiar de Knoche, a saber:

  1. El propio G. Knoche (17 de marzo de 1813 – 2 de enero de 1901),
  2. Anna Knoche (la hija; 10 de junio de 1840 - 23 de enero de 1879),
  3. Heinrich Müller (el yerno; 2 de nov. de 1822 – 7 de abril de 1881),
  4. Wilhelm Knoche (el hno; 17 de sept. de 1817 – 7 de sept. 1874), y
  5. Josephine Weimann (29 de junio de 1830 – no se indica fecha de defunción).

Para ese momento vivía todavía Amalia Weimann (hermana de Josephine, nacida el 2 de febrero de 1838), para quien estaba destinado el sexto sepulcro. Esta, que había nacido en tierras germanas (en Forchheim, Baden), fallecería en 1926, a los 88 años de edad. “… en julio de ese año, poco antes de expirar, la Sra. Weimann hizo llamar al cónsul alemán en La Guaira, Julius Leisse, quien subió acompañado del Sr. Carlos Henrique Reverón, (encargado o director de la casa comercial Blohm y Co. de La Guaira) y tras de escuchar de la anciana el secreto de aquella mansión, pidióles esta como último deseo que a su muerte tomasen la casa y sus restos fueron incinerados y arrojados las cenizas al mar. Tras el fallecimiento de Amalia, Leisse y Reverón, como habían prometido, subieron hasta la finca BV y decidieron depositar el cadáver de la anciana en el nicho que le correspondía en el panteón, después de lo cual cerraron el mausoleo, lanzaron la llave al interior y abandonaron la propiedad” (32,33). Tanto Amalia como su hermana Josefa o Josephine habían migrado junto con su padre Damián Weimann como colonos fundadores de la Colonia Tovar en 1843; cuando el padre abandonó el país varios años después, dejó a las jóvenes al cuidado de la familia Knoche, con quienes permanecieron el resto de sus vidas (38,39,40)

Afición por el embalsamamiento

En las inmediaciones de la casa principal, Knoche construyó una especie de laboratorio donde se supone que realizaba embalsamamientos o momificaciones. Es notable el caso de José Pérez, cuyo cadáver momificado permaneció en los predios de la finca Buena Vista por más de 70 años. En este caso particular, según testimonio de Eduardo Röhl (29,30), las vísceras no habían sido retiradas previo al embalsamamiento, como era la costumbre usual, puesto que al examinar el cadáver momificado no se observaron señales de tal procedimiento, es decir, incisiones en el abdomen o en el tórax. Por otro lado el cadáver presentaba solo una incisión de 6 cm a lo largo del cuello, la cual estaba suturada, de donde se deduce que el líquido de embalsamar fue inyectado a través de la arteria carótida derecha. No se sabe con certeza la composición del fluido utilizado para embalsamar, pero según el testimonio del Dr. Max zur Verth, de Hamburgo, el mismo estaba constituido fundamentalmente por una solución saturada de cloruro de aluminio, compuesto químico usado en muchos fluidos de embalsamar de la época (29,30)

Se cuenta, aunque no existen referencias sólidas de ello, que Knoche, poco tiempo después de su llegada a Venezuela fue el responsable de embalsamar el cadáver del conocido político liberal Tomás Lander, quien había muerto sorpresivamente el 6 de diciembre de 1845. Luego de embalsamado, el cadáver fue colocado en una de las salas de su casa ubicada entre las esquinas de Bolsa y Pedrera (otros dicen, esquina de Cipreses, sería esta la sede de la logia masónica?). Ataviado con vestimenta negra, sentado en una silla cercana a un escritorio y con una pluma en la mano en actitud de escribir, Lander continuó entre los vivos durante cerca de 40 años hasta que fue trasladado al Panteón Nacional, el 5 de abril de 1884 (28,41).

También se cree que Knoche embalsamó el cadáver del Gral. Francisco Linares Alcántara (1825-1878), muerto en el ejercicio de la presidencia de la República el 30 de noviembre de 1878 mientras se encontraba en La Guaira, tras agravarse un cuadro de resfriado o bronquitis que se había iniciado en Caracas. Knoche fue uno de los varios médicos que atendieron al presidente durante sus últimos días, entre los que se encontraban también Calixto González, Nicanor Guardia, Elías Rodríguez, J. Torrealba, F. Padrón, P. Medina, Rafael Villavicencio, L. Rodríguez, Alejandro Frías Sucre, AR. Ramos, Gerónimo González y J.C. Yépez (42) Es interesante el testimonio de Carlos Henrique Reverón, en relación con la opinión del doctor Knoche respecto al proceso de decaimiento post mortem del cuerpo humano. Según Reverón, él pensaba que: “los cuerpos debían podrirse sin que los cubriera la tierra, y para eso hizo el mausoleo completamente aislado de la casa, con bóvedas para cada uno de ellos, la sola tapa de mármol y una ventana de vidrio protegida con malla de metal, a la altura de la cara, con la finalidad de poder observar o estudiar el proceso de descomposición” (33)

Reclusión y muerte en Buena Vista

Tras haberse rodeado de una aureola de prestigio por la forma apostólica y eficiente en que ejerció su profesión, Knoche parece haberse recluido en su posesión de la montaña, donde vivió el resto de sus días, apenas rodeado de algunos de sus allegados y empleados suyos. El siguiente es el testimonio de Elisabeth Gross, esposa de Rudolf Gross (1850-¿), representante o gerente general de la casa comercial Blohm, Mecklenburg & Cía. de Maracaibo, quien visitó la finca de Knoche a comienzos de la década 1890 (31).

“Es un señor bastante extraño. Arriba en su jardín tiene una tumba con su lápida, en la cual reza lo siguiente: “Aquí yace el doctor Knoche, nacido en tal y tal día y año —que yo no recuerdo— y fallecido…”, esta última fecha está en blanco. Él se sienta allí con dos hermanas que viven con él y deja correr la imaginación acerca de lo bonito que será cuando él descanse allí. ... Luego me tomó paternalmente del brazo, me condujo a su estudio y me dijo: “Ahora no se asuste, yo tengo aquí algunos muertos con quienes convivo”. Y allí estaban un hombre y una mujer, una niña y un trabajador, con su pipa en la boca, completamente vestidos pero… eran cadáveres. ... Ellos se habían ofrecido cuando estaban aún con vida, para que al morir fuesen recubiertos con una sustancia inventada por el doctor Knoche. Así quiere él conservarlos para la humanidad, pero no revelará el secreto de cómo hacerlo, sino después de su muerte. Los cadáveres me miraban tan tiernamente con sus ojos de vidrio, que parecía como si estuvieran vivos. No estaban encogidos, como las momias, sino bastante rellenitos. Solamente sus barrigas estaban vacías pues, según me contó, él había sacado las vísceras... Él tenía además una cantidad de envases con niños conservados en alcohol y otras cosas horribles en ese cuarto”.

Como dijimos anteriormente, Knoche aparece citado entre los médicos del puerto de La Guaira para 1897 (27), y testimonio de que todavía ejercía su actividad médica para esa década también se deduce del poema publicado en El Cojo Ilustrado por el poeta guaireño Ermelindo Rivodó en 1893, titulado “Al Dr. G. Knoche” (43) Finalmente Gottfried Knoche murió el 2 de enero de 1901, a la edad de 87 años y 2 meses, en la hacienda Buena Vista, siendo su cadáver colocado en el nicho que tenía reservado en el mausoleo familiar. En el año 1926, sólo le sobrevivía su ama de llaves o asistente Amalia Weimann (32-34)

Sin embargo, la estirpe Knoche venezolana parece haber continuado a través de su hijo Oswaldo, quien ejerció la Medicina (y particularmente la Obstetricia) en Puerto Cabello (44) Oswaldo Knoche obtuvo el título de médico en Alemania (14). El título fue revalidado en la Universidad Central de Venezuela en 1877 (45). Fue médico en el hospital de la Caridad en Puerto Cabello en 1888, y también médico de Sanidad en ese puerto (44). Allí tuvo al menos 3 hijas que según testimonio de Eduardo Rosswaag, visitaron la finca Buena Vista en algún momento antes de 1964 (32). No sabemos si tuvieron descendencia. Por su parte, Anna Knoche contrajo matrimonio con Heinrich Müller, natural de Liebnau y jefe de la casa comercial Eduardo Marturet & Co., de La Guaira, también nombrado cónsul de la ciudad germana de Hanover en 1859 (32). La pareja tuvo al menos un hijo, Heinrich Karl Müller Knoche, nacido en La Guaira el 11 de enero de 1870, y quien hacia 1899, residía en Bogotá. Henrich Karl Müller estaba casado con una dama alemana, de nombre Elisabeth Emma Theodora y tenía tres hijos, Gertrudis Luisa María, Rodolfo Carlos Germán y Gelmuto Jorge Ernesto (46) Como puede verse de este incompleto árbol genealógico, el apellido Knoche parece haberse perdido en Venezuela, aunque no así su huella biológica.

“Buena Vista” hoy

Para llegar a lo que fue la finca Buena Vista (actualmente dentro del parque Nacional El Ávila), un punto importante de referencia es la plaza Bolívar de San José de Galipán (47). Hasta allí se puede llegar en vehículos de motor apropiados por varias carreteras: desde Caracas, entrando al parque Nacional El Ávila, vía Cotiza y Los Venados, o desde el Litoral, vía Punta de Mulatos en La Guaira o desde Macuto. A partir de la plaza Bolívar de San José, una vereda angosta nos lleva en continuo ascenso hasta el sector La Alpargata (aproximadamente 1.115 metros desde San José). Se continúa el ascenso por un trecho para luego bajar por una vereda de fuerte pendiente que nos lleva directamente a lo que fue la entrada de campo de la hacienda, de lo que solo queda un fragmento de muro coronado por un arabesco. En esta pequeña explanada se encuentran los restos de lo que fue la casa principal, el laboratorio, las dependencias del servicio y una caballeriza, además de una especie de fuente o depósito de agua.

A unos 300 metros, justo sobre el borde de un precipicio, farallón u hondonada, se encuentra el panteón, relativamente bien conservado, desde donde se tiene una muy buena vista de gran parte de la costa. Después de la muerte de Amalia Weimann, el sepulcro, panteón o mausoleo Knoche fue profanado y desaparecieron los restos embalsamados y hasta las lápidas con las inscripciones fueron destrozadas. Igualmente, la casa sufrió los efectos del vandalismo de los buscadores de tesoros o entierros o de personas dedicadas al ocultismo, la santería o a las prácticas de la magia negra. Sólo se conserva de Knoche el recuerdo de un extraño y misterioso personaje, convertido en figura legendaria.

Bibliografía

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