Biography is the only true history.
[La biografía es la única verdadera Historia].
Thomas Carlyle. Journal, 13 de enero de 1832.
La biografía como género literario o histórico tiene una larga tradición. Entre sus raíces encontramos las famosas Vidas paralelas de Plutarco, los Evangelios bíblicos y los Hechos de los Apóstoles, entre muchos otros. Sin embargo, no es sino en el siglo XIX cuando la biografía comienza estructurarse de una forma más rigurosa mucho más cercana a la historia que a la literatura. Sin embargo, considerada como un género particular presenta una serie de matices que van desde la simple semblanza o bosquejo biográfico hasta la autobiografía, pasando por la biobibliografía y otras variantes. Aunque la biografía ha sido considerada por algunos autores como una sección o departamento menor de la historia, en años recientes ha comenzado a recuperar cierto grado de prestigio como un recurso que se intersecta con la historia propiamente dicha y le sirve de apoyo.
En el campo de la historia de la medicina en el ámbito mundial y agrupadas en diccionarios abundantes estudios biográficos de figuras médicas se encuentran en el famoso Biographisches Lexikon, editado en Berlín en 1929 y en el monumental Dictionary of Scientific Biography (1970-1980; 16 volúmenes).
En particular en la historia venezolana la biografía ha desempeñado un papel importante. Numerosos historiadores se han ocupado del género prosopográfico ya sea en forma de libros o de artículos biográficos extensos. La extraordinaria obra Diccionario de Historia de Venezuela (editado por la Fundación Polar, 1a. edición en 1988, 2a. edición en 1998) dedica una parte importante de su contenido a biografías de personajes (venezolanos o extranjeros) que han impactado de alguna manera en nuestro discurrir histórico; por otra parte, entre 2005 y 2011 se publicó, bajo la dirección de Simón Alberto Consalvi, la Biblioteca Biográfica Venezolana (patrocinada por la compañía anónima Editora El Nacional y la Fundación Bancaribe) con 150 títulos de notables e influyentes personajes venezolanos (15 de ellos referidos a médicos). En el ámbito de la historiografía médica venezolana, cultivada casi exclusivamente por médicos y otros profesionales de la salud de manera amateur, el cultivo de la biografía como forma de abordar temas históricos de salud ha sido prominente. De hecho, los estudios biográficos han sido una fuente fundamental para acrecentar el acervo histórico de la medicina venezolana. Uno de nuestros primeros médicos historiadores, José M. Vargas, escribió para sus clases de medicina un opúsculo titulado Memoria acerca de la medicina en Caracas y bosquejo biográfico de sus médicos (reproducido en el volumen I, número 1, de la Revista de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, 1953), tradición continuada por la gran mayoría de los integrantes de nuestra sociedad. En el seno de la Academia Nacional de Medicina, el doctor Francisco Plaza Izquierdo en forma acuciosa y disciplinada, se dedicó a colectar la información biográfica de los 295 académicos que pertenecieron a la institución desde su fundación en 1904 hasta 1995. El resultado fue la importante obra "Doctores venezolanos de la Academia Nacional de Medicina. Datos biográficos" publicada en 1996. La segunda edición, actualizada hasta 2013, fue coeditada por los doctores Leopoldo Briceño-Iragorry y Francisco Plaza Rivas. No puede dejar de mencionarse el papel desempeñado por Briceño-Iragorry en la coedición del magnífico Diccionario Biográfico Médico Hispanoamericano (2007, patrocinado por la Academia Nacional de Medicina de Venezuela), el cual contiene más de 3.300 biografías, de las cuales 715 corresponden a médicos de Venezuela, la mayoría de las cuales son de su autoría. Otros conjuntos biográficos médicos se encuentran en obras tales como: Cien médicos venezolanos del siglo XIX en Venezuela (1965), de Ceferino Alegría, 25 vidas bajo un signo (1990) de la periodista Ana Mercedes Pérez, Minibiografías de médicos venezolanos (2003) de Leopoldo Briceño-Iragorry et al. (2003) y Médicos de ascendencia judía en Venezuela (2010) de Abraham Krivoy, para mencionar solo 4 entre varias obras del mismo estilo y tenor. Por otra parte, numerosas biografías médicas se encuentran dispersas en revistas venezolanas ya en forma de obituarios o en artículos originales en variado estilo, enfoque y extensión. En nuestra propia revista, a lo largo de su discurrir por más de 70 años, los estudios biográficos han desempeñado un papel crucial y relevante. A pesar de este loable esfuerzo, tanto individual como colectivo, por recoger la historia de vida de destacados médicos venezolanos o que actuaron en Venezuela, creemos sinceramente que la cifra se queda corta. En otras palabras, y es una experiencia común, que al buscar datos biográficos de un determinado personaje médico de destacada actuación, sea en la docencia universitaria, en la investigación científica, en el ejercicio profesional, o en alguna otra actividad cultural o social, nos encontramos con un "vacío informativo" o con mucha dificultad para recuperar la información pertinente, hecho que de alguna manera debería ser reparado. Es por eso que aprovechamos esta oportunidad para proponer la creación de un repositorio biográfico venezolano que sirva como un recurso informativo médico para diversos objetivos, entre ellos el de servir al desarrollo de la historia de la medicina venezolana. La idea no es nueva y tampoco es original, pero si necesaria. Ya el doctor Aníbal Osuna, basado en experiencia de otros lares, había propuesto en 1989 el establecimiento de un repertorio biográfico de la medicina venezolana, de carácter "específico, regular y permanente", y que fuera la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina quien liderara ese proyecto (Rev. Soc. Ven. Hist. Med. 1989; 38 (56): 141-144). Es evidente que la proposición no cayó en terreno fértil. Ahora, casi 30 años después, sin importar que haya una institución líder o que sea un liderazgo compartido por varias instituciones (por ejemplo, nuestra sociedad, la Academia Nacional de Medicina, la Federación Médica Venezolana, los Colegios Médicos, entre otras) creemos que el repertorio en cuestión sería un importante recurso de singular utilidad en diversos ámbitos. Esperamos que esta vez el terreno donde caiga esta semilla sea verdaderamente fértil; en caso contrario, tendremos que empezar a fertilizarlo.