El año de 1721 marca un hito fundamental en la historia de la cultura venezolana. Un poco más de un siglo después de su fundación debió transcurrir para que la ciudad de Santiago de León de Caracas lograra finalmente establecer en 1673 una institución de educación superior, el Real Colegio Seminario de Santa Rosa de Lima. Esto se debió principalmente a los denodados esfuerzos del obispo Fr. Antonio González de Acuña, hecho que representa un pilar fundamental de nuestra historia. Otro hito, aun más importante, se dio casi medio siglo más tarde –el 22 de diciembre de 1721, para ser exactos– cuando el rey Felipe V, mediante Real Cédula firmada en Lerma (Burgos) le concedió al Colegio Seminario de Santa Rosa, la facultad para dar grados y erigirse en Universidad con el título de Real y con iguales prerrogativas que la de Santo Domingo. Un año después, el 18 de diciembre de 1822, el papa Inocencio XIII mediante bula apostólica también dio su autorización y protección por lo que la universidad recibiría el título de Real y Pontificia Universidad de Caracas. Esta sería transformada en Universidad Central de Venezuela en 1827 mediante decreto de Simón Bolívar, en su condición de presidente de Colombia, y su primer rector en esta nueva etapa sería el eminente y preclaro doctor José María Vargas.
Trescientos años han transcurrido desde aquella significativa fecha: 22 de diciembre de 1721. No todos ellos han sido de estudio, reflexión, indagación y desarrollo del conocimiento en el seno de la Universidad, puesto que en diferentes épocas, los estamentos oficiales del poder han arremetido contra ella de diferentes formas y maneras, despojándola de sus fueros y llegando incluso a clausurar sus instalaciones. Como un ejemplo, aunque no es el único, solo mencionaremos que durante la dictadura de Juan Vicente Gómez la Universidad permaneció cerrada durante 10 años, entre 1912 y 1922. A pesar de haber sido temporalmente doblegada en esas ocasiones, la Universidad siempre ha reiniciado sus actividades con nuevas ínfulas y más temprano que tarde recuperado su orgullo y altivez para con nuevos bríos, continuar con sus invalorables aportes a la nación venezolana.
Aunque no numerosos, pero si muy significativos, han sido los eventos organizados para conmemorar esta tricentenaria fecha. Un enjundioso y sólido estudio sobre los orígenes de la Universidad ha sido publicado por el historiador y profesor universitario Alberto J. Navas Blanco titulado "El rey Felipe V de España y la fundación de la Universidad de Caracas en 1721, hoy Universidad Central de Venezuela", editado por la propia Universidad. En el paraninfo del Palacio de las Academias, antigua sede de la Universidad Central de Venezuela, la Academia Nacional de Medicina realizó el 16 de diciembre una sesión especial para celebrar este Tricentenario, y elaboró un elocuente y expresivo acuerdo público, respaldando la lucha sostenida por la universidad por su sobrevivencia y persistencia, amenazada implacablemente por los poderosos estamentos oficiales. Por su parte la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, a lo largo de todo este año ha venido recordando, en sus periódicas reuniones, fechas importantes y trascendentales de la historia universitaria, especialmente aquellas relacionadas con la medicina, como un reconocimiento a la sostenida labor de esa institución por el engrandecimiento de la nación.
A pesar de la intensa y profunda crisis que, en diversos ámbitos y por diversas causas, está viviendo Venezuela, en general, y sus universidades en particular, es motivo de gran orgullo y satisfacción para sus egresados, personal activo y estudiantes, y en general para toda Venezuela, que su Universidad Central haya llegado a tan significativa cumbre, para mantener la esperanza de que "con su lumbre de fiel claridad" ilumine nuestro porvenir.