Consta de unos breves comentarios sobre la vida y obra del Dr. Miguel Pérez Carreño, con experiencias vividas con su persona y de colegas y amigos que le trataron, así como una pequeña biografía de su trayectoria en su formación profesional, sus logros como Médico, docente, iniciador de técnica quirúrgicas realizadas por primera vez en Venezuela, sus actividades de investigación quirúrgica, haciendo énfasis en su calidad humana y su trato con sus pacientes.
Palabras clave: Vida y obra del Dr. Miguel Pérez Carreño. Eminente cirujano venezolano. Docente. Iniciador de técnicas quirúrgicas. Investigador en cirugía
It consist of brief commentaries on the life and work of Dr. Miguel Pérez Carreño, with experiences lived his person and colleagues and friends who treated him, as well as a short biography of his professional career, his achievements as a teacher, initiator of surgical technique performed for the first time in Venezuela, and his surgical research activities. It also emphasizes his human quality and his relationship with patients.
Keys words Life and work of Dr. Miguel Pérez Carreño. Eminente Venezuelan surgeon. Teacher. Initiator of surgical techniques. Researcher in surgery
Teléfono de habitación: 02122848503. Celular: 04143210319 Correo-e: Jaime.diazbolaos@gmail.com
En la reunión del mes de noviembre de 2019, de la Junta Directiva de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, recibimos una invitación de los Directivos del Hospital Dr. Miguel Pérez Carreño para que participáramos, en la celebración de los cincuenta años de la inauguración, solicité a mis colegas que me permitieran expresar algunos breves comentarios sobre su vida, ya que una amplia biografía, se había mencionado en otras conmemoraciones, y sobre todo, porque lo había conocido personalmente y diversos motivos que expondré en esta presentación.
En mi carrera de medicina, me correspondió la pasantía de cirugía por el servicio de Cirugía I y Cátedra de Clínica Quirúrgica “A”, del Hospital Universitario de Caracas (HUC) que él dirigía. Aunque no tuve la suerte de recibir una clase de su persona, había estudiado parte de su obra escrita titulada “Patología y Clínicas Quirúrgicas”, que consta de cinco tomos y que realizó junto a sus colaboradores, en su mayor parte profesores de la Cátedra y otros profesores del hospital, por otra parte se le conocía por esa estela que en aquel tiempo dejaban los grandes maestros y que impartían respeto y consideración. En el examen final del sexto año, en 1965, junto con mis compañeros, nos encontrábamos en la sala general de mujeres; luego de examinar y realizar la historia del paciente que nos correspondía, había entrado el jurado y de repente se aparece el Dr. Miguel Pérez Carreño y les solicitó formar parte de los examinadores; se imaginan la sorpresa y además el consiguiente temor que a todos nos embriagó. Era un hombre de mediana talla, cabeza grande, pelo negro estriado de blanco, frente amplia, cejas espaciosas, ojos marrones penetrantes, nariz grande gruesa, labios medianos, de sesenta y un año, que interrogó a los tres primeros estudiantes y luego se retiró, lo cual calmó nuestros corazones, que se encontraban en total taquicardia y pudimos continuar el examen con los doctores Augusto Diez Tirado, Antonio Clemente Heimerdinger y Antonio Sucre Alemán. No lo volví a ver ya que un año después desaparecía físicamente.
Realicé mi Posgrado de Cirugía General en ese mismo Servicio, en el cual a diario se le recordaba, no solo por sus dotes como docente, su formación académica, la parte humana que siempre destacó con sus pacientes, con sus colegas, y alumnos, tanto fue su aprecio que estos designaron con su nombre, a la promoción de 1967, de la Escuela “Luis Razetti”. Además tuve la inmensa gratificación de ser acompañado por su hijo Mike Pérez Carreño, simpático como su padre, buen amigo y compañero de tantas vicisitudes durante esos tres años del postgrado, con él conocí a la Sra. Camila de Hagdom, esposa de nuestro biografiado, en su hermosa casa de La Floresta y por supuesto a su ambiente familiar.
Creo que lo más conveniente para relatar su personalidad, es obtener opiniones de quienes estuvieron a su lado, ya sea en el trabajo, en la docencia, en general su vida diaria, por lo cual paso a relatar lo siguiente: Al cumplirse los cien años de su nacimiento, en el 2004, el Dr. Elías Rodríguez Azpúrua, al formular unas palabras de reconocimiento expresó “Estamos profundamente orgullosos y es para nosotros un privilegio poder rendirle este homenaje a un gran maestro, quizás una de las figuras más importantes de la cirugía y de la medicina nacional”. Era una persona sencilla, que sentía un gran respeto por su prójimo, no tenía distinción social entre el pobre y el rico a la hora de atender a sus pacientes, y ponía en práctica la honestidad en el plano personal y profesional, uno de sus rasgos esenciales era en el buen sentido del humor, tratando de darle al ambiente un toque de alegría.
Continúa él Dr. Elías Rodríguez Azpúrua: “El maestro Miguel Pérez Carreño tenía madera y estructura de médico, lo que se manifiesta en la seguridad y confianza con la cual emitía su juicio profesional y, con la paciencia con la cual oía al enfermo. Fue un maestro en la relación médico-paciente” (1).
En su libro sobre “Los Presidentes de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Venezuela” el Dr. Oscar Agüero, manifestó: “El Dr. Miguel Pérez Carreño, fue un hábil cirujano general, excelente docente, avezado investigador clínico, sumamente sencillo y simpático, ameno conversador, viajero incansable” (2).
El Dr. Antonio Clemente, quien lo trató mucho, y trabajó en el mismo Servicio de Cirugía del HUC, me comentó este relato: Cuando conocí al Dr. Miguel Pérez Carreño, vivía en una quinta de dos pisos al lado de la Nunciatura del Vaticano, en la primera cuadra que sube de la Plaza de La Estrella hasta el Colegio La Salle de La Colina, esta calle Principal hoy es llamada Avenida La Salle de la Urbanización Los Caobos, tenía dos vías una hacia el norte y otra hacia el sur, los Pérez Carreño vivían en la segunda, allí lo visité dos veces. De este sitio se mudó a Valle Arriba, una hermosa casa, de una sola planta cerca del Club, con un gran jardín. Él tenía una habitación cerca del salón comedor y en ella había una hamaca donde habitualmente dormía la siesta. En su vida diaria y ratos libres gustaba mucho sentarse a conversar con los amigos y colaboradores, tenía un lenguaje muy cordial que atraía a la gente. Allí falleció y la ceremonia de entierro se celebró en la casa, con la urna en un pedestal de la sala principal, hicimos guardia de honor en las cuatro esquinas, alternando con los otros miembros de la cátedra y alumnos del pre y posgrado (3). A su muerte hubo conmoción en la ciudad. Su urna fue trasladada al paraninfo del Palacio de las Academias, por haber sido Individuo de Número, de la Academia Nacional de Medicina (ANM), su compañero de curso el Dr. Carlos Travieso, pronunció un emocionado discurso del cual reproduciremos dos párrafos: “Miguel Pérez Carreño fue ciertamente un personaje extraordinario. Fuera de lo común. Procedió siempre y en toda circunstancia como un gran señor”… “Su simpática figura de forjador de juventudes médicas, tendrá necesariamente que perpetuarse en el tiempo, como lección permanente para las actuales generaciones y ejemplo estimulante para las futuras” (4).
Se ha escrito mucho sobre el Dr. Miguel Pérez Carreño, cuya biografía se puede encontrar hoy en muchas publicaciones, redes sociales, y en internet. Posiblemente muchas generaciones de médicos y cirujanos, luego de 53 años de su óbito, no lo conocen, apenas cuando se refieren al apelativo de este hospital o han leído sus libros, por consiguiente, haré una pequeña reseña de su vida y sus meritorios logros.
Nació en la ciudad de Valencia, estado Carabobo, el 28 de septiembre de 1904, hijo de un conocido Médico y Abogado, el Dr. Luis Pérez Carreño, nacido en Montalbán, quien fuera Miembro Correspondiente de la ANM en el puesto Nº 10, y la valenciana Encarnación Espinal de Pérez. Provenía de una ilustre ascendencia ya que estaba emparentado por parte de los Carreño con Simón Rodríguez, maestro y amigo del Libertador y de la insigne pianista Teresa Carreño. Para esa época Valencia no era la ciudad que luego se convertiría en industrial, el núcleo inicial se localizaba alrededor de la Iglesia de la Candelaria, su crecimiento urbano se orientó hacia el sur compartiendo el típico trazado en forma de damero (5).
Cursó primaria en el colegio Bouquet y el bachillerato en el Colegio Federal de Valencia, realiza sus estudios de medicina en la Universidad Central de Venezuela (UCV), donde obtuvo el título de Doctor en Ciencias Médicas en 1926. Ya desde su tránsito como estudiante de medicina comenzó su interés en la docencia, como Monitor de Clínica Quirúrgica. Viaja a New York siendo interno del Hospital New Rochelle, se traslada a Europa efectuando cursos de perfeccionamiento en París y Viena. A su regreso a la capital, trabaja en el Hospital Vargas de Caracas, en su periplo como residente. Jefe de trabajos prácticos de Anatomía Topográfica y Medicina Operatoria. Adjunto del Servicio de Cirugía 1. Jefe de Clínica Quirúrgica por oposición. Al inaugurarse el HUC en 1956, pasa a este centro hospitalario como Jefe del Servicio de Cirugía 1 y Jefe de la Cátedra de Clínica Quirúrgica “A” hasta 1966. Decano de la Facultad de Medicina (1942-1944); al mismo tiempo ejerció la medicina en la Policlínica Caracas y el Grupo Médico Bucaral. Ejerció el cargo de tercer Presidente de la Sociedad Venezolana de Obstetricia y Ginecología en 1942. Fue uno de los fundadores de la Sociedad Venezolana de Cirugía, de la cual fue su cuarto Presidente (1948-1949). Creador de los servicios de cirugía en el Hospital de Niños J. M. de Los Ríos en Caracas y también promotor del Leprocomio de Cabo Blanco en La Guaira. Era Fellow del Colegio Americano de Cirujanos, del Colegio Internacional de Cirujanos. Miembro Honorario de los Colegios de Médicos de Anzoátegui, Carabobo y Miranda.
Fue un virtuoso de la cirugía, diestro en su ejecución, e iniciador de técnicas realizadas por primera vez en nuestro país. Publicó más de cien títulos entre trabajos, discursos, folletos y revistas. En 1944 presenta en la ANM un trabajo que venía elaborando desde hacía tiempo, donde describía el síndrome colo-pericolo-apendicular, de germen parasitario, cuya particularidad residía en el tratamiento quirúrgico previo al medicamentoso. Se recibió como Individuo de Número Sillón XXIV en 1954, su trabajo de incorporación se tituló “Obstrucción de las arterias periféricas en Venezuela”. Sus temas de mayor interés fueron: la patología colorectal por poradenia, inició la cirugía sobre bases fisiológicas del sistema arterial periférico, en la cirugía del sistema nervioso autónomo, del simpático en la hipertensión arterial, las vaguectomías para el tratamiento del Síndrome de Banti y la hipertensión portal, resección del nervio pre sacro en el tratamiento de las neuralgias pelvianas, resección del recto con ano contra natura definitivo, el homo injerto de ovario, la nueva técnica del bloqueo linfático en los procesos infecciosos realizado con electro bisturí y asociado a la terapéutica con sulfonamidas, cura radical del prolapso rectal con fascia lata, ligadura de la arteria femoral por gangrena y embolectomía por flebitis posparto, además de otras muchas intervenciones.
Tuvo la oportunidad de dirigir más de veinte trabajos de grado. Fundó el Departamento de Investigaciones y de Cirugía Experimental de la Cátedra de Clínica y Terapéutica Quirúrgica “A”, de la Facultad de Medicina de la UCV, allí entre muchas actividades de investigación quirúrgica hay que destacar la realización de 100 trasplantes renales en perros, que en el futuro dio cabida a realizarlos en humanos y la creación de la Unidad de Diálisis y Trasplante Renal, hoy en día el Servicio de Nefrología y Trasplante. Creó la Clínica de Linfomas en el HUC. Llevó a cabo investigaciones sobre el tratamiento del cáncer con perfusiones, ablaciones glandulares y cirugía experimental (6) (7) (8).
En New York contrajo nupcias con Camila de Hagdom, procreando tres hijos, uno de ellos como hemos mencionado fue médico y cirujano, casado con la Dra. Elizabeth Hernández, médico pediatra, quienes tuvieron dos hijos, el varón es Administrador y la hembra Odontólogo
En su honor, este hospital perteneciente al Instituto Venezolano de los Seguros Sociales lleva su nombre, y también el Hospital Oncológico de Valencia.
Su periplo por esta extraordinaria vida culmina, en Caracas el 22 de junio de 1966, cerrando así una etapa de grandes hombres que han enaltecido la medicina, con su gallardía, la cual ha sido y será un ejemplo para las generaciones futuras y gloria de nuestro país.