Irena Sendler fue una destacada trabajadora social y enfermera polaca del siglo XX, que redimensionó a ambas profesiones al servicio de la humanidad. Como activista política durante la Segunda Guerra Mundial, demostró valentía asombrosa al enfrentar en una lucha de proporciones bíblicas al Tercer Reich que quiso despojarle al pueblo judío su historia milenaria, su presencia sobre la tierra y su futuro en el tiempo; al salvar más de dos mil quinientos niños judíos del gueto de Varsovia. Su excepcional legado de bondad sin límite, mantendrá su vigencia en el tiempo por venir como paradigma de ¡El triunfo de la constancia sobre la adversidad!
Palabras clave: Irena Sendler, Tercer Reich, Gueto de Varsovia, niños judíos, el secreto del manzano, Holocausto.
Irena Sendler was an outstanding social worker and polish nurse of the 20th century, who resize both professions to the service of humanity. As a political activist during the Second World War, she showed amazing courage in confronting, in a struggle of biblical proportions, the Third Reich that wanted to strip the jewish people of their millenary history, their presence on earth and their future in time; by saving more than two thousand five hundred jewish children from the Warsaw ghetto. His exceptional legacy of kindness without limit, will maintain its validity in the time to come as a paradigm of the triumph of constancy over adversity!
Keys words Irena Sendler, Third Reich, Warsaw Ghetto, jewish children, the secret of the apple tree, Holocaust.
«La razón por la cual rescaté a los niños tiene su origen en mi hogar, en mi infancia. Fui educada en la creencia de que una persona necesitada debe ser ayudada de corazón, sin mirar su religión o su nacionalidad».
Irena Sendler
Irena Sendler fue una destacada enfermera y una insigne trabajadora social del siglo XX, que con su ejemplo cambió el paradigma de ambas profesiones, al orientarlas al servicio de toda la humanidad (1,2). Se inició como trabajadora social en orfanatos públicos de Varsovia, labor que siempre realizó con dedicación y esmero. Sin embargo, su vocación por ayudar y cuidar al prójimo desamparado la impulsó a realizar un curso en la Escuela de Enfermería de Varsovia, profesión que ejerció como pasión y entrega en la Cruz Roja de su país (2,3).
Su integridad moral la hizo actuar conforme a su conciencia y dedicar su vida para salvar la de miles de niños judíos en tiempo del Holocausto caracterizado por el odio y el desprecio por la vida, sin precedentes en la historia de la humanidad (3); por ello siempre será recordará con admiración y gratitud, como una de las personas más heroicas de la Segunda Guerra Mundial (II GM) (4). Ella representa en su magna dimensión un valioso ejemplo a emular por los profesionales de la Enfermería, que tienen el noble compromiso de proteger en cualquier sitio o lugar; la vida frágil de los débiles y enfermos y entender su sufrimiento, a través del cuidado humano.
Irena Krzyżanowska mejor conocida como Irena Sendlerowa o Irena Sendler, nació el 15 de febrero de 1910 en la ciudad de Otwock, al sudeste de Varsovia, cuyos padres Stanisław Krzyżanowski y Janina Grzybowska conformaban un matrimonio católico y tradicional, del cual ella fue su única hija (4).
Su padre, fue un médico de reconocido prestigio por la incesante labor social que desempeñaba, laboró en el hospital de aquella ciudad y fue muy estimado por judíos humildes necesitados de ayuda. Se caracterizó por su activismo político como miembro del Partido Socialista Polaco (PSP); y ejerció gran influencia en la vida de su hija al inculcarle desde muy niña la solidaridad, el amor y el respeto hacia sus semejantes, sin importar su nacionalidad, condición social o religión (1).
En 1917 su padre de 51 años murió por tifus contraído de algún paciente pobre que otros médicos se negaron a atender (4). Al quedar huérfana, la comunidad judía de Varsovia le ofreció financiar sus estudios universitarios, pero su madre declinó el ofrecimiento. Sin embargo, los lazos de amistad y respeto entre ambas comunidades judía y católica, se estrecharon para siempre.
Posteriormente en 1927 ingresó a la Universidad de Varsovia y comenzó sus estudios de Derecho y posteriormente de literatura polaca; y siguiendo los pasos de su padre, se afilió al PSP. Tiempo después, se opuso a la segregación contra los judíos que en la universidad se toleraba, por lo que fue suspendida de sus estudios durante tres años (4). Tiempo que le permitió profundizar sus estudios autodidactas como filóloga, y conocer las obras de escritores polacos, en las que encontró reflejadas el dolor y el sufrimiento de su pueblo (1).
En 1931, se casó con el filólogo Mieczyslaw Sendler, de quien llevaría para siempre su apellido. Un año después, ingresó como trabajadora social en el Comité Cívico de Asistencia Social, para las madres solteras y sin trabajo. Sin embargo, en 1935 el comité cesó sus funciones y fue asignada como enfermera a un centro de salud del Departamento de Asistencia Social de Varsovia (DASV),(3) (Fig. 1).
El 1 de septiembre de 1939, se inició la II GM con la invasión de Alemania a Polonia, acontecimiento dramático que para siempre le cambió su vida. Para entonces, más de 3 millones de judíos residían en ese país y de ellos, 450.000 en su capital (5). Ese mismo año, fue nombrada Administradora Superior del DASV, responsable de comedores que ofrecían alimentos y abrigo a huérfanos, ancianos, pobres y enfermos y posteriormente albergue para los desplazados por la guerra (3).
Poco después, comenzó su actividad política clandestina ayudando a muchas familias judías con alimentos y ropa; a cuyos miembros les falsificaba las cartillas de racionamiento para que apareciesen con nombres católicos y se beneficiaran de la caridad municipal (1,3).
El 12 de octubre de 1940 la radio polaca difundió un comunicado alemán por el cual todos los judíos de Varsovia, tenían que presentarse antes de finalizar el mes, en un solo sector de la ciudad, conocido como el Gueto de Varsovia (GV) (en polaco: Getto warszawskie), el cual por extensión de más de 3 Km2 equivalente al 2,4 % del territorio de Varsovia, representó el mayor espacio de concentración judía construido en Europa por la Alemania Nazi durante la II GM (6,7). Cuatro días después, comenzó el traslado de judíos polacos y posteriormente se agregaron los deportados de Alemania y de países europeos ocupados (8). Posteriormente al mes después, fue cerrado y vigilado por miembros de las Schutzstaffel (SS), organización paramilitar nazi encargadas de su custodia. (9) Allí se levantó un muro de ladrillos de 18 kilómetros de largo y 3 metros de alto, rematados en su cima con fragmentos de vidrios y alambres de púas, que lo cerró por completo (10).
Para 1941, la población del GV era de 445.000 judíos –incluidos más de 100.000 niños, 75% de los cuales estaba enfermos y desnutridos. (Fig. 2).
Un año después estaban recluidos allí todos los judíos de la ciudad (7). Paulatinamente sus condiciones comenzaron a ser insoportables. La desproporción entre su población y su superficie, ocasionó epidemias, hambre y miseria (9). Las instalaciones sanitarias eran insuficientes y el hedor a muerte impregnaba el ambiente. De este modo, la población judía se transformó en una población agonizante ya que era habitual la muerte por hambre de muchos confinados (7,10). Cada edificio del GV albergaba más de 400 personas y en cada habitación vivían hacinadas 6 o 7. Las raciones de alimentos para los judíos eran de 184 calorías/día en contraste a la recibidas por los integrantes de las SS de 2.400 calorías/día. Muchas madres ocultaban la muerte de sus hijos para conseguir la ración de comida que a ellos les correspondía (11). Sin comida, calefacción ni medicinas, cada día fallecían decenas de personas. Entre 1940 y 1942, 83.000 judíos habían muerto de hambre o por enfermedades y en las calles era frecuente observar cadáveres desnudos o envueltos en papeles sucios, antes de ser enviados a fosas comunes (12). En julio de 1942 las SS iniciaron deportaciones masivas de judíos hacia el campo de exterminio de Treblinka (CET), en dos meses más de 300.000 judíos habían sido trasladados; un año después, solo quedaban 50.000 personas (13).
En 1940, se impresionó al conocer las condiciones deplorables del GV y de inmediato comenzó a socorrer a los judíos asumiendo el riesgo implícito de muerte que eso conllevaba (13). Inicialmente a través del DASV les suministró alimentos, ropa y medicamentos que ingresaba como contrabando. Luego obtuvo permiso especial de las SS, que la autorizaba a ejercer como enfermera e ingresar al GV con sus ayudantes, para encargarse de su limpieza, atender enfermos, enterrar cadáveres y evitar así, una epidemia de tifus que podría originarse debido a las condiciones insalubres (14). Antes de ingresar al GV se colocaba un brazalete con la Estrella de David como demostración de solidaridad con los judíos, y no motivar desconfianza entre muchas familias que no la conocían (4).
El 4 de diciembre de 1942, la resistencia polaca fundó el Consejo para la Ayuda de Judíos (en polaco: Rada Pomocy Żydom), movimiento clandestino conocido como Zegota convirtiéndose en una de sus principales activistas (15). Se le asignó el nombre ficticio de Jolanta y se le ordenó organizar el rescate de los niños. Inmediatamente solicitó ayuda entre sus amigos y en poco tiempo, acudieron: un hombre y veinticuatro mujeres (16).
Sendler y sus ayudantes católicos, ingresaban diariamente al GV para entrevistar a las familias que tenían niños pequeños a quienes les ofrecía asumir el enorme riesgo de sacarlos del GV a fin de preservarles la vida (14). Muchos padres desconfiaban de ella por no conocerla, algunos se resistían por no querer separarse de sus hijos; y otros porque no les garantizaba éxito en su misión. Por otro lado, era demasiado riesgoso encontrar familias polacas que protegieran a niños judíos (7,17).
Durante el año y medio que duro la actividad del GV, junto con sus colaboradores logró evacuar a más de 2.500 niños judíos y salvarlos de una muerte segura (17). La estrategia de evacuación era diferente para cada niño judío; ya que para ubicarlo en hogares católicos, dependía de su aspecto físico, de su edad y de su dominio de la lengua polaca. Por otro lado, las maneras de hacerlo eran: 1. Camuflados en el camión de la limpieza o escondidos en sacos de hortalizas, bultos de granos, cajas de herramientas, cestos de basuras o en rústicos ataúdes. 2. Sacados por los sótanos de casas que limitaban con viviendas polacas. 3. Evacuados por las alcantarillas; 4. Extraídos por una puerta trasera del edificio del juzgado, que conducía al lado no judío de la ciudad. 5. Retirados por una iglesia con dos entradas: una en el lado ario y otra secreta en el GV (7,17).
Sendler contaba para esta arriesgada misión, con la ayuda de una persona de cada uno de los centros del DBSV. Para ellos elaboró miles de certificados de nacimiento y documentos de identidad con firmas falsificadas por funcionarios del DBSV y sacerdotes católicos (14). A los niños les cambiaba sus nombres judíos por otros polacos, para alojarlos en conventos, monasterios y orfanatos y luego con familias polacas (16). Además, a los mayores les enseñaba oraciones cristianas, canciones polacas y como comportarse en una iglesia (17).
Siempre mantuvo la esperanza que al finalizar la II GM, los niños pudiesen recuperar su verdadera identidad y reunirse con sus familias (18). Para ello creó una lista en la que anotaba en trozos de papel, el nombre judío y el nombre católico de aquellos niños; luego guardaba la lista en frascos de vidrio para conservas, que enterraba debajo de un manzano situado detrás de su casa (19,20).
Desafortunadamente para ella, los nazis descubrieron sus actividades en el GV y el 20 de octubre de 1943, la Gestapo violentamente se presentó en su hogar y aunque previamente había ocultado evidencias incriminatorias, fue recluida en la temible prisión de Pawiak, destinada a prisioneros políticos (1,2). Allí permaneció tres meses, fue torturada hasta que le fracturaron los huesos de las piernas y de los pies, que le ocasionaron severas secuelas de por vida (4). Sin embargo, no delató a sus colaboradores ni reveló los nombres de los niños; ni tampoco la ubicación de las familias que los protegían (17). Por ello fue sentenciada a muerte; pero el día de la ejecución el soldado alemán encargado de realizarla, la llevó a un bosque cercano, simulo haberla matado y la dejó escapar (4). La resistencia polaca lo había sobornado, ya que no quería que ella muriese y se llevase consigo la información de todos los niños ocultos (19,20). A partir de ese momento, vivió en la clandestinidad con una identidad falsa hasta el fin de la guerra; lo cual no le impidió continuar ayudando a niños judíos (17).
Una vez concluida la IIGM, Sendler desenterró los frascos escondidos debajo del manzano y le entregó la lista con los nombres de todos los niños al presidente del Comité de Salvamento de judíos Supervivientes, para que pudiesen ser encontrados a través de las familias adoptivas y recuperasen sus verdaderos nombres (21, 22) (Fig 3).
La mayoría de los niños, habían perdido a sus padres en la guerra (14); muy pocos fueron reclamados por parientes sobrevivientes dispersos por Europa y Estados Unidos (23). Otros tantos fueron enviados al Estado de Israel y algunos más permanecieron con las familias polacas que los habían adoptado (21). Sin embargo, todos han conservado durante sus vidas su profundo agradecimiento hacia ella (22,23).
Durante la postguerra, continuó su trabajo en el DBSV en el que utilizó sus dotes organizativas y experiencia como enfermera y trabajadora social (3,4). Creó orfanatos para huérfanos, asilos para ancianos y establecimientos para jóvenes violadas, llamadas gruzinki, a las que los alemanes les habían destruido no solamente su juventud, sino también su dignidad (4). Posteriormente en 1947, se divorció de Mieczyslaw Sendler y tiempo después, se casó con Stefan Zgrzembski, con el que tuvo dos hijos y una hija (4).
En los años 1948-1949, fue vigilada por la policía secreta del gobierno comunista pro soviético, debido a su nexo con la resistencia polaca durante la guerra y porque el gobierno había hecho de la historia judía un tema prohibido para la sociedad (24). Como resultado del frecuente atropello policial nació prematuramente su tercer hijo, Andrzej, quien vivió poco tiempo. Años después, el gobierno comunista les negó a sus otros dos hijos Janka y Adam, el derecho de estudiar en universidades polacas (4).
Por muchas décadas su nombre permaneció desconocido en su país. El gobierno comunista deliberadamente había borrado su hazaña heroica de los libros de historia polaca (25). Por otra parte, en un gesto de humildad que siempre la caracterizó, ella jamás le informó a nadie, aspectos transcendentales de su vida durante el conflicto de la II GM (26).
En 1965, la organización Yad Vashem le otorgó el título de Justa entre las Naciones y la nombró ciudadana honoraria de Israel (27). En 1983, frente al fortalecimiento de la oposición anticomunista en Polonia el gobierno accedió bajo presión a que viajase a Israel a recibir su reconocimiento (28). En ese país en un cálido homenaje, Sendler plantó un árbol en la Avenida de los Justos, como testimonio de su legado protector hacia los niños del pueblo judío.
En 1999 su historia comenzó a conocerse fuera de Polonia por un hecho fortuito. Cuatro alumnas de la escuela de secundaria de la pequeña ciudad Uniontown, del estado de Kansas en los Estados Unidos de América, la descubrieron gracias a su profesor de historia, quien proponía proyectos de investigación acerca de figuras poco conocidas de la historia estadounidense o personas anónimas, cuya vida fuese ejemplo de respeto y tolerancia. El mismo les entregó a las estudiantes un artículo periodístico publicado en esa nación en 1994 denominado: Los Otros Schindlers (en referencia al personaje central de la película estadounidense Schindler's List, 1993); en el que se le mencionaba a ella como la salvadora de 2.500 niños del GV durante los años 1942-43 (29).
Las estudiantes comenzaron a investigar su vida, y solo encontraron una breve reseña por internet, que les reveló que esta valiente heroína del siglo XX de 91 años y desconocida para el mundo, aún vivía modestamente en Varsovia. Para su proyecto del Día Nacional de la Historia en los Estados Unidos, las estudiantes escribieron el texto para una representación teatral que reflejará su proeza y la titularon La vida en un frasco, con la que obtuvieron un éxito rotundo (30). De esta manera la comunidad de Uniontown, con poca diversidad étnica y sin residentes judíos, fue la primera en los Estados Unidos en patrocinar el Día de Irena Sendler (30). Desde entonces, la obra de teatro ha sido presentada centenares de veces en Estados Unidos, Canadá y Europa y adaptada posteriormente como película para la televisión como El Valiente corazón de Irena Sendler (31).
Después de ello obtuvo el merecido -aunque tardío- reconocimiento internacional por su hazaña humanitaria realizada en su país (Fig. 4). En 2003 recibió la Orden del Águila Blanca, la condecoración más prestigiosa concedida en Polonia, por ser una de las grandes heroínas de la resistencia polaca durante la II GM y el Premio Internacional Jan Karski, al Valor y la Compasión, por su coraje extraordinario y su asombrosa hazaña casi anónima, al salvar más judíos que cualquier otra persona durante el Holocausto (32) (Fig. 5).
Posteriormente en 2007, el gobierno de Polonia con el apoyo del Estado de Israel y la Organización de Supervivientes del Holocausto, propusieron su nombre para el Premio Nobel de la Paz, por su envergadura moral frente al infortunio y su admirable hazaña en favor de la humanidad (33). Ella era una de las pocas heroínas vivas de la postguerra y protagonista principal del Holocausto Judío, que había demostrado fe, templanza y valentía asombrosas frente al mal extraordinario que caracterizó el Tercer Reich. Sin embargo, El Comité Noruego del Nobel desestimó su colosal obra humanitaria y no se lo concedió; perdiendo así el mencionado comité, la oportunidad de haberse honrado así mismo.
El 12 de mayo de 2008 (Día Internacional de la Enfermería), la heroína polaca de 98 años conocida como El Ángel del Gueto de Varsovia, falleció en su tierra natal, tras haber vivido su existencia pletórica de nobleza, solidaridad y entrega al prójimo sin límite (34). Tres años después de su muerte, La vida en un tarro apareció impresa como libro (y adaptada a la televisión) y desde entonces ha obtenido nueve prestigiosos premios literarios en Norteamérica (35) (Fig. 6).
En Europa, tanto en Alemania como en Polonia diversas escuelas se enaltecen llevando su nombre. En América, un instituto de enfermería y una escuela de educación secundaria en México, la honran de igual manera (36).
Las dotes organizativas de Sendler fueron excepcionales y asombrosas. Para ella era primordial saber en quién confiar y a quién evadir, pues para trasladar clandestinamente al lado ario fuera del GV, a miles de niños y cambiarles sus nombres originales a través de documentos falsos (7). Para ello, era imperioso contar con cientos de personas que debían arriesgar sus vidas y la de sus propios familiares, a fin de ofrecerles a todos los niños: albergue, alimentación y amparo; la mayoría de las veces en rincones remoto de Polonia. Cualquier error podía costarles la vida tanto a los niños como a sus benefactores y ella jamás cometió alguno. Por esta razón, requirió fuerza de voluntad y energía indescriptible, así como habilidades excepcionales para obtener éxito en tan colosal e increíble empresa (4,14).
Inició su compromiso contra el mal muchísimo antes del comienzo de la IIGM y lo hizo efectivo al iniciarse la terrible política de exterminio del III Reich contra el pueblo judío (37). Su integridad moral la hizo actuar conforme a su conciencia y es por ello que hoy es respetada y admirada en todo el mundo, como una de las personas más heroicas en tiempos del Holocausto Judío (Fig. 7); época caracterizada por el odio y el desprecio por la vida, sin precedentes en la historia de la humanidad (38).
Por otra parte, durante los años que el GV se mantuvo activo, salvar a los niños allí recluidos, significó para ella un compromiso vital colmado de la más genuina solidaridad hacia los judíos a fin de preservar la memoria de su pueblo vulnerable, oprimido y humillado (39). Al concluir la IIGM cientos de sus colaboradores dejaron constancia de su colosal proeza al ratificar en su totalidad sus informes entregados al Comité de Salvamento de Judíos Supervivientes referentes a más de dos mil quinientos niños salvados por ella, de una muerte segura (16,28).
Fue una mujer de profunda fe católica, noble, valiente y con una envergadura moral excepcional; que la impulsó a luchar toda su vida contra la iniquidad y el sufrimiento humano que veía a su alrededor, inspirada en los postulados de su padre (4). Además, fue una destacada enfermera y una insigne trabajadora social del siglo XX, que redimensionó y les otorgó relevancia mundial a ambas profesiones, al orientarlas exclusivamente al servicio de la humanidad (3,40,41).
En una lucha desigual de proporciones bíblicas, Irena Sendler conocida y honrada como El Ángel del Gueto de Varsovia, se enfrentó a un Estado totalitario, poderoso, violento y cruel, temido en Europa y conocido en el mundo como el Tercer Reich; que quiso despojarle al pueblo judío su historia milenaria, su presencia sobre la tierra y su futuro en el tiempo (37,38).
Respetó, cuidó y amó al prójimo sin prejuicios raciales, religiosos, políticos, ni sociales; con su extraordinaria proeza hasta el sacrificio de ofrendar su vida por salvar miles de otras vidas. Con ello entregó un inmenso y noble testimonio del compromiso social asumido por la profesión de enfermería sobre cuidado humano; dejando un legado histórico pleno de amor, bondad, devoción y generosidad sin límite, que trascendió más allá de la comprensión humana. En fin, su heroica y excepcional obra mantendrá su vigencia perenne en el tiempo por venir, como paradigma de ¡El triunfo de la constancia sobre la adversidad!