La Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina y su trayectoria

(Discurso de apertura del XI Congreso de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina)

Dr. Luis Herrera García

Numerario Sillón XXVII y Presidente 2017-2019

La Directiva de la SVHM, así como la Comisión Organizadora del XI Congreso, presidida por el Dr. Andrés Soyano López, sienten especial complacencia e inmenso júbilo en expresar a ustedes una cordial bienvenida a las sesiones del máximo evento académico de nuestra querida institución y agradecer su valiosa presencia en esta mañana. A semejanza de aquel Juan Peña –creación literario de Pedro Emilio Coll, para su cuento El diente roto- he pasado largas horas imaginando, diseñando y promoviendo este magnífico encuentro cultural y científico, con el cual ponemos broche final a nuestra gestión al frente de la Sociedad; conmemoramos el Centenario de la muerte del Dr. José Gregorio Hernández, venezolano ilustre por tantos títulos: médico relevante, profesor universitario, investigador talentoso y académico, de excelsas virtudes cívicas y morales. Además y por sobre todo esto, estamos celebrando con el mayor decoro `posible el Septuagésimo quinto Aniversario de fundación de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, nacida para la Ciencia, para la patria y para la gloria, el 28 de julio de 1944.

La errada y frecuente actitud de menospreciar la Historia, haría del mundo –como ha sido y es para muchas personas- un inmenso orfanato, multitud de expósitos, que ignoran totalmente quíenes son sus padres, como llegaron a la vida y como era ella, antes de aquel instante. Así nos lo reafirma el Dr. Ambrosio Perera, uno de los doce ilustres Fundadores, penúltimo de aquella gloriosa pléyade en fallecer y quizás el de más fecunda actuación, por sus 33 años de asidua presencia en la institución. Lo reiteró también el Dr. Soyano, en su Editorial de la Revista correspondiente al año 2018.

El análisis reflexivo de tantas vidas notables, entre los 120 Miembros de Número que hemos formado parte de la corporación, de varios de los 238 trabajos publicados en su Revista, de las Memorias de anteriores Congresos –en particular de los correspondientes a los años 1961, 1984, 1994, 2008 y 2014- y la cercana convivencia con destacados miembros de ella, en los últimos veinte años de mi vida; me permiten dar fe de la noble y consustanciada esencia de la institución. Cuando verificamos que, desde su primer Estatuto, del año 1944, ratificados en su esencia en los sucesivos; fueron definidos con audacia y con talento el Perfil y los Objetivos de la SVHM. Nuestro admirado Profesor de Historia de la Medicina Dr. Ricardo Archila Medina, nos relataba en sus clases como los Doctores Razetti y Dominici vislumbraban en aquel lejano París de finales del siglo XIX, lo que serian la Academia Nacional de Medicina y la Gaceta Médica de Caracas, piedras angulares para el resurgimiento de las Ciencias Médicas, en Venezuela. Segura-mente Dominici –con similares criterios– se aseguró de incluir en aquella pauta estatutaria la creación de una Revista, de una Biblioteca y de Congresos periódicos; como líneas maestras de este organismo, dedicado al estudio y la divulgación de la Historia de nuestra Medicina.

Basado en lo anterior he sostenido que la esencia de esta Sociedad se afirma –de manera tácita o consciente– en la identificación que hacemos sus miembros con esos objetivos. Ellos son el ADN que diseñaron nuestros progenitores, los de 1944 y más tarde los de 1952, también. La más noble materia de que fue constituida la corporación. De la vieja raíz latina Genitor, genitoris, que significa el que engendra –padre o madre– a imitación de Dios y por designio suyo; proceden vocablos como gen y sus derivados, Genital, Genitivo, Progenitor. En el Congreso del 2014 investigamos y divulgamos la vida y obra de los Fundadores y este año lo hicimos con los Reorganizadores. He creído que nuestro Congreso 2019 es un homenaje a quienes dieron vida y alma a la Sociedad, no sólo en el texto de su normativa, sino mejor aún, en sus ejecutorias de los primeros 25 años. Por eso mi vehemente posición ante la Comisión Organizadora para que el estudio de los doce Miembros Reorganizadores mereciera el trabajo de los biógrafos propuestos y que dedicásemos a ello y a ellos, adecuado espacio en nuestro evento culmen.

Cito de nuevo al Dr. Perera, quien en su Discurso de 1964 (1) nos dejó en pinceladas, el retrato moral de algunos de quienes lo acompañaron como Fundadores: “Puedo afirmar que el eclipse de sus personas, no significa el olvido de los nombres de quienes fuimos quijotes de este ideal. El nombre de Dominici –el clínico filósofo, de aúrea pluma, de ejemplar austeridad y agilidad en el diagnóstico. De Risquez, paciente monje de la experimentación biológica y fervoroso cultor del optimismo. De Dávila concienzudo historiógrafo, organizador experto y valiente expositor de sus ideas. De Carbonell, el múltiple, de inteligencia agustiniana; el profesor justo que jamás midió al discípulo con la vara de su opinión; el sabio –quizás a veces vanidoso de su pluma- de actitud modesta, a quien la inmensidad de su talento y la honestidad de su consciencia, llevaron al sincero reconocimiento del error, en la suprema hora; el que fue mi maestro admirado y entrañable amigo, para qien en este momento tengo conmovedora memoria. De Díaz González, el de la idea forjadora de esta sociedad. Y de los demás compañeros, a quienes el imperio del tiempo me impide dedicar especial recordación.”

Cuando propusimos a la Asamblea las líneas de acción de esta Directiva y cuando leímos ante ella el Discurso de toma de posesión; propusimos celebrar el XI Congreso como la apoteosis de los primeros 75 años de vida de la Sociedad y hacerlo en este Palacio de las Academias nacionales, en el cual nos fue otorgada una sede, desde mayo de 1953, por decisión del Consejo de Reforma de la Universidad Central, presidido por el Académico Julio García Alvarez (1893-1953) Pese a la fallida iniciativa de 1988, me atrevo a aseverar que la Sociedad de Historia de la Medicina –con todo el aval de sus evidentes realizaciones, de la perseverancia de insignes miembros y su prestigio, consolidado de institución de notable decoro y tradición; no pretende ser una academia, de manera formal y legal. Tendría perfecto derecho y títulos para serlo, pero sobran razones para mantenernos en los criterios y valores que nos dieron vida. Bastaría con leer los discursos de los Drs. Perera o Príncipe, en la Sesión Solemne celebrada en el viejo auditorio de este Palacio, el 28 de julio de 1964. Considero que son parte del valioso acervo de la SVHM, legado de aquellos nuestros sabios Progenitores.

1. Bruni B, Perera A, Príncipe A. En los 20 años de la Sociedad Venezolana de la Historia de la Medicina. Rev Soc Venez Hist Med. 1964-1965; 12-13: 117-128

De otra parte, la grave y prolongada crisis de la república, desde hace una década, nos ha obligado a esta celebración austera, franciscana, acaso por afinidad recurrente e impensada de quienes fundaron acá el primitivo convento colonial, en el siglo XVI.

La última sesión de la sociedad, en su primera etapa, había tenido lugar el 3 de julio de 1945. Como las precedentes, tuvo por sede la biblioteca del Instituto de Ciencias Experimentales, en el Nº 36 de la avenida Norte, a las seis de la tarde. Debió ser muy breve, pues era patente el duelo que afligió a sus miembros, ante el penoso fallecimiento del Sub Director, Dr. Diego Carbonell (1884-1945) Hubieron de transcurrir siete años, antes de que pudiese sesionar de nuevo. En ese lapso morirían los consocios Jesús Rafael Risquez (1947), Vicente Dávila (1949) y Jesús Sanabria Bruzual (1950) No están documentados, pero presumimos que hubo fallidos intentos de lograr el quórum reglamentario de cinco Miembros, para poder proseguir la tarea que tanto les ilusionaba. El gobierno de Isaías Medina se esforzaba por conciliar las enfrentadas posiciones de los militares y los lideres de nacientes partidos políticos, para la escogencia de un candidato presidencial. Tres meses después de la fecha citada, se produce el golpe cívico militar del 18 de octubre. Ya el Dr. Rojas Contreras estaba consagrado a la creación de su mayor proyecto gremial: la Federación Médica Venezolana. El mismo día en que se instalaba dicho organismo en Maracaibo, miles de caraqueños celebraban en las calles la liberación de París. Otro consocio y Secretario de Actas, el Dr. Díaz González se marchó a Roma, como Embajador ante la Santa Sede. El 15 de diciembre de 1948, culminado el trabajo de la nueva Constitución, se elige al escritor Rómulo Gallegos Presidente de la República, el primero de nuestra historia por votación popular. Lamentablemente a los once meses los militares le arrebatan el poder, pero dos años después, en aparente golpe palaciego, el Teniente Coronel que presidía la Junta de Gobierno, muere asesinado.

En medio de esa difícil coyuntura nacional, los consocios que sobreviven, entran en conversaciones con un grupo de once jóvenes médicos quienes junto al político y escritor Mario Briceño Iragorry aceptan el reto de reinstalar la Sociedad de Historia de la Medicina. Según narra el acreditado consocio y cronista de la corporación, el grupo de cinco Fundadores –los requeridos para formar quórum, conforme al Estatuto de 1944, Drs. Santos Dominici (83 años), Víctor Ovalles Carlomán (92 años), Santiago Rodríguez (80 años), Ambrosio Perera (47 años) y Juan Iturbe (68 años); se reúnen la tarde del domingo 16 de junio de 1952, en la casa del Dr. Ovalles, situada en la plaza del Panteón y logran el objetivo de reinstalar la SHM, juramentando a doce nuevos miembros y elegir una nueva Directiva, que presidió el Dr. Salvador Córdoba. Sin duda, una generación más joven asumió el mando de nuestra corporación y lo conservará durante los siguientes cuarenta años. En esa pléyade de los Reorganizadores figuraron tres profesores de Historia de la Medicina, Drs. Ceferino Alegría, Ricardo Archila y Miguel Zúñiga.

Dos semanas más tarde, el 30 de junio –también domingo- volverán a reunrse, esta vez en la nueva sede del Colegio de Médicos del Distrito Federal, a la entrada de la urbanización Los Chaguaramos y eligen una Directiva, en la cual no incluyen a ninguno de los Fundadores. El Dr. Dominici, relevante figura de la medicina venezolana fue designado por unanimidad Director Honorario. Acompañaron al Dr. Salvador Córdoba, los Drs. Miguel Zúñiga, Ricardo Archila, Franz Conde Jahn y Marcel Granier, quienes fueron reelectos en julio de 1953, por un período de dos años, conforme a reforma estatutaria decidida por la Asamblea. Desde entonces, la SVHM se ha mantenido activa y ha alcanzado indiscutibles triunfos, en medio de los más diversos avatares.

Señores: al declarar solemnemente instalado nuestro Undécimo Congreso de Historia de la Medicina, reitero ante ustedes la satisfacción que experimento por la jornada que iniciamos, así como el agradecimiento personal y corporativo a los honorables Directivos de la Academia Nacional de Medicina, en la persona de su Presidente y apreciable consocio, Dr. Leopoldo Briceño-Iragorry y a quienes le acompañan en la Junta Directiva. Concluyo esta salutación, cediendo otra vez la palabra al Doctor Ambrosio Perera (1), venerable Miembro Fundador, en su Discurso de hace ahora 55 años, en este mismo Palacio de las Academias:

“…Puede contar la Sociedad con nuestra gratitud y nuestros consocios con el reconocimiento por la esplendidez de su legado. … Y sobre todo, con el permanente esfuerzo por hacernos dignos de la preclara alcurnia de esta noble institución”

Con inocultable emoción e implorando sobre ella las bendiciones divinas, auguro larga, vigorosa y fecunda vida a nuestra querida cumpleañera, la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina, que celebra con júbilo sus primeros setenta y cinco años.